Nuevas bibliográficas de la «Tragicomedia de Calisto y Melibea» (Zaragoza, Jorge Coci, 1507)
Patrizia Botta
Universidad de Roma «La Sapienza»
Víctor Infantes
Universidad Complutense de Madrid
El verano de 1998 surgió una sorpresa bibliográfica de muchos quilates para los interesados en la Celestina: en un catalogue inglés se ofrecía un ejemplar de la obra de Fernando de Rojas impresa por Jorge Coci en Zaragoza en 15071. No es frecuente que libros de tal envergadura salgan a la venta pública, por ello, su aparición creó una lógica expectación entre los bibliógrafos y críticos dedicados al texto castellano2; además, y ahí radica su singular importancia, la edición estaba completa y en perfecto estado de conservación, proveniente de la biblioteca del jurista y bibliófilo francés Benoît le Court (c. 1500-1565). El precioso volumen, encuadernado de época en España en piel marrón clara, contenía, tras la Tragicomedia, otras tres piezas de cierta enjundia bibliográfica: la Estoria del conde Fernán González (Toledo, sucesores de Pedro Hagenbach, 1511)3, la Égloga en la qual se representa el Amor de Juan del Encina (Toledo, Juan de Villaquirán, c. 1513-1520)4 y Las leciones de Job en caso de amores de Garci Sánchez de Badajoz (¿Burgos?, c. 1515)5; caben pocas dudas de que la pieza se formó con una buena muestra de la literatura española de comienzos del siglo XVI: una obra de éxito reconocido ya en 1507 como la Celestina, una historia caballeresca breve de tema nacional, una obra teatral de Enzina y un pliego suelto poético de una autor de fama. Envidiadísima miscelánea de las que hacen lectores y biblioteca6.
Se conocía
hace tiempo un único ejemplar de esta impresión
zaragozana de 1507 descrito por primera vez gracias al infatigable
Salvá quien lo vio en poder de su amigo Manuel de
Bofarull7,
aunque se trataba de un ejemplar incompleto que empezaba en la
signatura «av», es decir en la hoja 5r, y de él
tomaron la noticia otros bibliógrafos que no pudieron
entonces ver la pieza (Sánchez, Penney), porque, en palabras
de Palau, los libros de Bofarull «fueron
malvendidos entre varios libreros de viejo»
8.
Por fin en los años sesenta se localizó entre los
libros de Eduardo Fernández de San Román, primer
Marqués de San Román, quien había donado su
biblioteca por disposición testamentaria en 1887 a la Real
Academia de la Historia9
y en este depósito madrileño lo citan ya Simón
y Norton10,
con la signatura 2.7.2/3566, aunque falto de esas cuatro primeras
hojas que ya señalara hace más de un siglo don
Vicente Salvá. No pasó desapercibida su importancia
para Herriott, quien, antes lógicamente de la
monografía de Millares, maneja el «Catálogo de
la Biblioteca del Excmo.
Señor Don Eduardo Fernández San Román»
manuscrito donde se ubicaba el ejemplar11,
ni para Berndt-Kelley unos años después12.
Su importancia en la compleja historia editorial de la obra y su especial significación en el stemma de la transmisión del texto colocan a esta impresión en un lugar determinante a la hora de abordar cualquier problema ecdótico y bibliográfico relacionado con el texto de Rojas13.
No es casualidad que hace apenas dos años, uno de los más cualificados conocedores de los avatares de los múltiples problemas de la obra haya elegido, con criterios textuales y editoriales suficientes, esta impresión para una reciente aparición de la obra14; la impresión de Coci es sin duda una de las piedras angulares del conocimiento bibliográfico de la Celestina.
La complejidad que representa el estudio pormenorizado del nuevo ejemplar, y de las otras obras en él contenidas, requiere más espacio del que ahora se nos antoja razonable; pero la importancia de este testimonio editorial no puede pasar desapercibida para entender mucho mejor algunos de los problemas que representa la transmisión de la obra, por ello se hace necesario ofrecer a todos los estudiosos el contenido de esos cuatro folios iniciales hasta ahora ignotos, que se abren con un grabado desconocido. La portada de Coci ostenta un taco xilográfico (820 x 990 mm. aproximadamente) enmarcado por piezas, dos modelos vegetales iguales para la inferior horizontal y la vertical izquierda, en donde han sido necesario completar la altura con dos piezas, y dos modelos geométricos iguales para la superior horizontal y la vertical derecha, en donde igualmente ha sido necesario completar la altura con dos piezas. La escena recoge un interior de casa noble en donde aparecen dos figuras, un hombre arrodillado en actitud de petición ante una dama sentada sobre un banco con baldaquino semicircular; al pie de cada personaje, en composición tipográfica con los mismos tipos de la edición se han colocado las leyendas de «(Calisto)» y «(Melibea)»15. La ilustración no vuelve a utilizarse en ninguna edición de la obra de Rojas16 y tampoco corresponde a ninguna de las escenas de la Tragicomedia, los protagonistas se ven siempre en el exterior, y como es habitual se ha aprovechado un taco existente para ilustrar, con mejor o peor fortuna y adecuación, la portada de la edición; no aparece tampoco en las obras que hemos cotejado de Coci que tienen ilustraciones, pero en cualquier caso pretende reflejar, por medio de la escena galante de una pareja, una cierta afinidad temática con lo que a continuación se expresará en el título.
[V. I.]
La importancia de Zaragoza 1507 en la historia textual celestinesca y su altura en el stemma17 otorgan a este testimonio una posición privilegiada a la hora de reconstruir el texto primitivo ya en el siglo pasado el único ejemplar hasta ahora conocido, el madrileño de la Academia de la Historia (en adelante Zm), llamó la atención de los editores y sirvió de base a una edición importante como la mencionada de Gorchs, que marca, tras pocos años de la de Amarita18, el nuevo florecimiento decimonónico del interés hacia La Celestina (= LC), adormilado durante más de un siglo, y que de repente abre camino a una gran galería de estudios y ediciones como nos muestran las bibliografías19.
Tras desaparecer Zm (en realidad, tras nunca desaparecer) y luego «reaparecen» con la nota de Simón en los años 60, la noticia de su existencia llega en época madura y coge al público ya sensibilizado con los problemas de la génesis y de la tradición textual celestinesca, cuando ya estaban en marcha las principales pesquisas, con la labor de Herriott o los primeros trabajos de Scoles20, y en general en un clima de gran fervor de estudios específicos, con la monografía de Lida en primer término21.
Tras señalar la importancia de Zm, entre los estudiosos de La Celestina, fue el propio Herriott quien primero lo estudió en un trabajo de 1966 en el que daba los resultados de una collatio parcial que iba llevando a cabo y que confirmaba sus suposiciones acerca de la tradición primitiva de la obra22. Por tanto, entendió en seguida la importancia del testimonio para la reconstrucción del texto originario. Sin embargo, lo que siguió después no fue un exploit de estudios específicos sobre el texto recién hallado. Zm mereció apenas un artículo de Berndt Kelley sobre el ejemplar y sus grafías23, luego varios proyectos de ediciones nunca concretados, y por fin la edición de Dorothy Severin para la editorial Cátedra24, pasando luego a servir de base para las Concordancias, de Rank y O'Neill primero, y de Lobera después25.
Entre los editores, las lecturas de Zm tuvieron gran cabida en la edición crítica de Marciales26, que a menudo las prefiere frente a las demás de la tradición. Pero Zm no ha tenido la misma suerte con otras ediciones críticas. En general se le ha considerado un testimonio aislado, arcaico, lingüísticamente muy connotado y arduo de editar, que nos entregaba una Celestina extraña27, y de hecho se ha seguido dando la preferencia a la edición de Valencia 1514 (= P), retocada y pulida por Alonso de Proaza28, o bien a la Comedia primitiva, Burgos 1499 (= B), incluso mezclando ambos textos, B y P29, como otrora ya hiciera Cejador30.
Pero más allá de sus «fealdades» lingüísticas, Zm tiene capital importancia en la historia textual celestinesca. Resulta ser no solo por su fecha fidedigna- el primer testimonio en 21 actos conservado (tras la destronización de las «falsas 1502» y la consiguiente prioridad de N, la traducción italiana de 1506), sino también -por lo incorrupto de sus lecciones que coinciden en su mayoría con la Comedia- el testimonio textualmente más antiguo (pese a N), el más alto de la versión en 21 actos y el más cercano a la voluntad última del autor. En la edición en prensa31, Zm ha servido de base principal al texto crítico que se ha constituido a partir de las primitivas, y se le ha preferido, por mejor, aun cuando estaba solo frente a la tradición.
Sin embargo, el único ejemplar conocido (Zm) estaba falto de los primeros folios, con todos los Preliminares (el Título, la carta de El autor a un su amigo, las Octavas Acrósticas y el Prólogo interpolado para la redacción del texto en 21 actos). Y que se tratase no ya de una laguna textual de la edición sino más bien de un defecto material del ejemplar (caída accidental de folios iniciales) lo sabíamos todos, por dos razones: la primera, el traer todos los Materiales Finales32, y no ser por tanto un «solo texto» como lo era B33, o como prometía ser el fragmento de Palacio ( = Mp)34. La segunda, el traer, en el recto de su primer folio conservado, con el Síguese y lo restante, la signatura «av» que detectaba cuál era la estructura material del pliego: faltaban claramente los folios 1 a 4 de la signatura «a» (precisamente los que constan en el nuevo ejemplar, el toledano de la Biblioteca del Cigarral del Carmen -en adelante Zt-, que a su vez lleva el Síguese en el fol. «av» recto).
Frente a esta carencia, en las ediciones hasta ahora llevadas a cabo y en la misma en prensa, se suplía el hueco textual de Zm con otros testimonios, o las dos Comedias con Materiales Preliminares (C, Toledo 1500, y D, Sevilla 1501), y derivando el Prólogo de una Tragicomedia, en general P, Valencia 1514, o bien acudiendo a ésta para todo material inicial.
Con la feliz reaparición de Zt portador de todos los Preliminares, ya no necesitamos acudir a nada más35 y podremos, en adelante, confiar en sus lecciones primitivas también para estas partes. Ofrecemos, por tanto, su principal novedad: los cuatro folios primeros del texto celestinesco según su más antiguo testimonio, completo, en 21 actos36.
Frente a la imposibilidad de dar un facsímil y de tener el público acceso, por ahora, al original o al microfilm, vista la importancia del hallazgo nos parece que lo prioritario es dar cuenta cabal del documento, y por tanto, aun tratándose de un impreso sin mayores dificultades de lectura, optamos por presentar una edición diplomática lo más posible fiel y rigurosa (sin la correspondiente versión regularizada, por razones de espacio, y por ser muchas las ediciones modernas con las que el lector ya tiene accesible el texto).
En la transcripción se mantienen todas las características del original, desde lo más externo, material, a lo más textual, de contenido, a saber: las planas (1 a 8), la medida de los renglones, los cuerpos tipográficos diferenciados, los calderones, los espacios blancos, la disposición de versos con el primero sangrado, la manera de colocar las rúbricas, las líneas y las letras abarcadas por las iniciales, y naturalmente todas las lecturas con sus erratas y sus errores, las grafías, la separación o unión de palabras, la puntuación, las mayúsculas, las marcas de separar sílabas en final de renglón, etc.
La única intervención es la solución de abreviaturas, indicando con cursivas las letras compendiadas y con et el signo tironiano.
Además se introducen los signos diacríticos siguientes:
- en el texto:
- —el signo (¶) para indicar el calderón;
- —la barra cortada (ł) en final de renglón para indicar la marca de separación en sílabas (distinta de la barra simple que es uno de los signos de puntuación de Zt);
- —en negrita se señala la doble redacción, o sea lo que es un añadido o una variante de la Trag respecto a la Com37;
- al margen: se numeran los renglones de cada plana;
- al pie: se da la numeración de planas y de folios.
Cuando se comenten las variantes, para agilizar las referencias, se indicará tan solo el número de la plana (1 a 8) seguido por el del renglón. Ejemplo:
5.3 = fol. a3r, Octavas Acrósticas, renglón 3.
Para las correspondencias, ofrecemos el siguiente esquema:
Plana | Folio | Contenido | Renglones |
.1. | fol. a1r | Título | (rr. 1-6 =31-36) |
.2. | fol. a1v | Carta | (rr. 1-38) |
.3. | fol. a2r | Carta | (rr. 1-7) |
a2r | Octavas acrósticas | (rr. 8-38) | |
.4. | fol. a2v | Octavas acrósticas | (rr. 1-38) |
.5. | fol. a3r | Octavas acrósticas | (rr. 1-31) |
a3r | Prólogo | (rr. 32-37) | |
.6. | fol. a3v | Prólogo | (rr. 1-38) |
.7. | fol. a4r | Prólogo | (rr. 1-38) |
.8. | fol. a4v | Prólogo | (rr. 1-38) |
En todos los comentarios se omite, para Zt, la indicación de cursivas, negritas y demás signos, así como de su unión o separación de palabras, para agilizar, y, para las demás ediciones primitivas, las variantes se transcriben parcialmente regularizadas (u/v, i/y/j, etc.) porque en esos casos lo que interesará será la comprensión inmediata del contenido.
Damos a continuación la edición del texto, según los criterios expuestos, a la que sigue un breve examen de las grafías y un estudio de las variantes que Zt presenta con respecto a la tradición conocida.
[Grabado]
Las peculiaridades gráficas de Zt en estos cuatro folios coinciden con los que son los hábitos de Zm a lo largo de todo el ejemplar, ya señalados por Herriott y Berndt Kelley y conocidos por quienes lo han consultado. En efecto aquí también se encuentra la s líquida sin vocal protética (stilo, studio, screuir, scritura, scriuio, scuelas, sculpidas, spanta, specias, specialmente). También se confirma la preferencia por la ç ante vocal anterior (ençerrados, mançebos , noçibles, açierte) y frente a velar (çuziuelo), la que es una grafía si no privativa de Z ante la tradición, a lo menos fácilmente delatora de sus cajistas (cfr. en otros folios de Zm çurujano, çuzias, çoffrir). Una vez más tiende al seseo (ofresco, conoscays, assasvezes) y vuelve a usar s por x (estraño, estremos, estiende), y por otra parte l por ll (toruelinos). Y como en otros folios de Zm, prefiere h a f (hasta), o g a j (ageno), e y en función de semivocal (retrayda, donayres, vereys), a la vez que en la terminación verbal continúa prefiriendo -és frente a -éis (culpes) y en la conjunción la forma nin a la generalizada ni38.
Por lo que atañe a h ortográfica, el verbo haber alterna con o sin ella, y lo mismo ocurre en otras palabras (ystoria frente a humanidad, honor, reprehender), sin que falten casos de ultracorrección (hedificios, hedad, lo que también se da en las geminadas: communes). Asimismo no usa ph (filosofo), ni por otra parte -ll final etimológica (mil), y presenta algún error de grafía en las citas latinas (imortales), a la par que ofrece algunos rasgos quizá de regionalismo (vid. infra, variantes).
Al mismo tiempo, prefiere en general las grafías cultas y etimológicas, como el dígrafo sc frente al simplificado c (lasciuos, nascen, crescidos, parescer, merescer), o la conservación de bs, ns (absentes, monstrando), o bien las geminadas originarias (attrae, affirmaremos, affectos, apollo), o el dígrafo ch que además de ir en christo, nobilita nombres como petrarcha, echeneis, junto con la conservación de pt (scriptores), y la del etimológico ct donde otros testimonios nos dan la forma simplificada (subjecto, detractores) o la vocalizada ya sea con yod (delectable), ya sea con wau (acto, actor). Y luce, por lo culta, la forma vndas en frase castellana.
Llaman la atención los fragmentos con citas latinas de Petrarca, por su escritura sumamente abreviada, a la latina, y ello, si no venía de la fuente, nos muestra un cajista vezado en acrobacias de lecturas y escrituras arduas, un entendido. En las palabras castellanas en proporción menguan las abreviaturas, y sin embargo en ellas se encuentran extensiones de grafías latinas («aialias», «bñficio» o las terminaciones -ones: varões, razões, cogitaciões, dissensiões, halcões, condiciões; -anes: gauilães; -anos: milãos). Por lo demás las abreviaturas son las usuales en otros testimonios (con tilde para nasal, con p+vocal+r, con posesivos nuestro y vuestro, con tilde sobre velar q, etc.), y, en cuanto a su ubicación, escasean en el título y no suelen darse en los versos -donde huelga el espacio y no hay razón de acortar-, y como siempre, aumentan hacia el final del folio, cuando en los últimos renglones hay que apretar para que todo quepa.
En cuanto a la puntuación, en estos folios Zt usa:
- -(.) equivalente a punto final, o a dos puntos;
- -(:) equivalente a coma;
- - (/) a menudo con valor disyuntivo;
- - (?) como interrogación.
Hay casos en que el punto falta, como en 6.20 nosotros El verano, y en 6.30 enla mar Pues.
Entre los demás signos con valor lingüístico, se dan guiones (-) y barras cortadas (ł) para separación de sílabas en final de renglón (aunque no siempre consten y sean mayoritarias las palabras separadas sin señal ninguna).
En cuanto a las mayúsculas, no siguen necesariamente el punto final (excepto en algunos casos), y los nombres propios suelen ir sin ellas, si bien a veces aparezcan (Calisto, Melibea, Milan, Juan de mena, Rodrigo cota, Salamanca, Dedalo, Jesu christo, Eraclito, Francisco petrarcha, Aristoteles, Plinio, Lucano, Indico)39, y luzcan para el título objeto de discusión (Comedia, Tragedia, Tragicomedia).
En resumidas cuentas, los ejemplos aducidos confirman los consabidos hábitos de Zm y destacan una vez más una postura gráfico-lingüística a medio camino entre cultismo y arcaísmo (no sabemos si del cajista o del modelo).
Stemma40 (ediciones primitivas)
Con estos cuatro folios y en sus ocho planas Zt nos da un total de 270 renglones y unas 2600 palabras aproximadamente.
Por lo que concierne al texto que nos transmite, hay que decir ante todo que en el plano de la doble redacción, como se ha visto ya por las negritas, Zt documenta todas las intervenciones (añadidos, supresiones y retoques autoriales) que modifican el texto primitivo en 16 actos, a saber41:
|
Como se ve, Zt es portador de la segunda redacción (= Trag) ya que tiene todas las intervenciones que se aportan a los Preliminares. Todas salvo dos, de las que hablaremos luego.
Dejando de lado, por el momento, la doble redacción, veamos qué texto de la Trag nos transmite Zt en sus primeros folios. Hay que decir, de entrada, que presenta numerosas variantes respecto a los testimonios posteriores, confirmando con ello la postura alta, arcaica y aislada del resto de las ediciones en 21 actos, ya demostrada por Zm. Siendo la tradición textual de la Trag algo muy complejo y no pudiendo dar cuenta cabal ahora de todas las variantes sucesivas (ni lo requiere la circunstancia porque no es ésta una edición critica de los primeros folios43), nos limitaremos a reseñar sus principales diferencias con respecto a P (= Valencia 1514), que es la primera edición que le sigue en altura en el stemma, y que hasta ahora ha servido de base para editar los Preliminares en nuestros días (advirtiendo por otra parte que Zt y P no comparten los retoques posteriores de las «falsas 1502» -HIJKLM-, lo cual a su vez justifica que aquí de esos retoques tardíos no se dé cuenta). Veamos pues el texto de Zt y de P, frente a frente, y cuando sea necesario, de Zt frente a toda la tradición (= edd.).
Con respecto a la calidad de la impresión hay que decir que Zt ofrece en estos folios numerosas erratas, errores, y rasgos quizá lingüísticos que P no tiene, y de los que damos cuenta a continuación:
|
Comparte con P (por poligénesis, o bien por venirles de más arriba en el stemma) una lección peor que luego se corrige en las ediciones posteriores (por conseja, preferible en el contexto):
-6.34 consejo de tras el fuego |
A pesar a sus defectos, inevitables en cualquier testimonio, y que en todos los casos se podrán corregir a la luz de la tradición, Zt ofrece una serie de lecciones en las que demuestra tener un texto mejor entre las demás Tragicomedias (como ya se sabía por Zm), y sobre todo un texto mejor que P, ya que le opone lecciones más antiguas, que coinciden con la Com, o bien que le colocan fuera de sus lectiones singulares (ya sea erratas o errores, ya sea retoques, ya sea grafías suyas peculiares47). Las lecciones de P que Zt no tiene, y que habrá que desechar en ediciones futuras, son las siguientes:
|
Por lo que atañe a la separación de P coincidiendo con la Com en lección mejor, señalamos:
- 4.28 mouime a acabarla C D Zt : movime acabarla P + edd post. - 2.33 fin baxo que le pongo C Zt : lo pongo D P + edd post.49 |
Cabe señalar dos casos más, que podrían parecer cambios redaccionales de la Trag, y que a la luz de Zt no lo son. Retomamos pues las dos «intervenciones» dejadas pendientes más arriba. Se trata de dos supuestos retoques de redacción que Zt no comparte con P (+ edd. post.), para concordar una vez más con la Com, y son los siguientes:
-4.25 dando razon C D Zt : dando razones P + edd. post. -5.5 no vi C D Zt : no vide P + edd. post. |
El primero, razones, se halla en una rúbrica, y tal vez sea retoque no autorial sino editorial debido al celo de correctores posteriores que ajustan el titulillo al contenido («una cosa bien escusada...», etc.50). En efecto, podía llamar la atención la discordancia entre «la» razón por que se mouio a acabar esta obra y las «tres» explicaciones declaradas en la copla a seguir, vv. 3-5 («es la primera... la otra... y es la final»), regidas por de más por razones en el v. 2, lo cual, volviendo a la rúbrica, llevaría a corregir la forma singular por la plural. Pero Zt no participa de este reajuste lógico, ni pudo desecharlo intencionalmente (por inerte), ni pudo derivarlo de la Com, contaminando (lo que no suele hacer). Todo lleva a pensar que la lectio en el arquetipo de la Trag -como en la Com- era razon (no importa si de autor o de «impressores» siendo rúbrica), lectio que registra y documenta Zt, con suma diligencia como siempre, y que luego se modifica (razones) y pasa a ser uno más en la larga serie de retoques estilísticos que se aportan a la nueva redacción en 21 actos, por manos distintas y en distintas fases.
El segundo, vi contra vide, es quizá un error de Zt (puesto que el verso le resulta corto) que copia tal cual del modelo, sin guardar relación con la Com (por llevar Zt en lengua romana y no la lección terenciana de la Com). Ahora bien, para la primera parte de este verso también en la Com se daban lecciones hipométricas
jamas (-) no vi sino terenciana C jamas yo no vi(-) terenciana D |
que dejan pensar en una corrupción del original que primero da lugar a soluciones singulares en C y D, y luego en la Trag origina un cambio de redacción, en lengua romana, que amén de ser glosa de una difficilior, también trata de resolver la dificultad silábica del terenciana antiguo. Pasa la corrección autorial, documentada en Zt, pero sigue habiendo problemas con las sílabas
jamas yo no vi en lengua romana Zt |
que luego el vide común a P y edd. post. intenta arreglar métricamente (aun redundando con el vido del verso a continuación). Si es correcta nuestra hipótesis, vide es un retoque editorial posterior, que deja fuera Zt por copiarse éste (o su modelo) en una fase anterior a su formación51.
Pasemos, por fin, a las mayores novedades textuales que este ejemplar ofrece, entre las que destacan dos lecciones mejores de Zt frente a la tradición que permiten corregir el texto.
La primera está en un pasaje corrupto en toda la tradición (Com y Trag), un error de concordancia entre el género masculino de otros y su referente femenino particularidades, que en el texto se daba dos veces seguidas, siendo por tanto doble el error:
de algunas sus particularidades salian deleitables fontezicas de filosofía, de otros agradables donaires, de otros avisos y consejos |
Lo que en las ediciones modernas se solía corregir por concordancia tiene ahora el apoyo de la lección de Zt que reza en ambos casos otras (2.25).
La segunda nos llama la atención sobre una lección peor de la tradición, que en nuestros días se sigue imprimiendo incluso sin explicación: entrexeridas (enxeridas en las edd. post.). Zt trae la lección entretexidas52:
-2.29-30 por la gran copia de sentencias entretexidas que so color de donayres tiene |
que nos parece mucho más coherente no solo con la conocida serie de palabras que aluden a la obra en los Preliminares (artificio, lavor, sotil, etc.), sino también con otra mención, en los Acrósticos, de la palabra sentencias que le acompaña, y que vuelve a rodearse de imágenes de telas y tejidos:
-4.37-38
vi que portaua sentencias dos mil |
Y vengamos, por último, a la variante más compleja, la interpolación del título en la que Zt ofrece una lectio totalmente nueva frente a todas las ediciones castellanas, viniendo curiosamente a coincidir con N:
-1.2-3
Melibea [nueuamente añadida lo que hasta aqui
faltaua de poner en el processo de sus amores] la qual Zt |
como se ve, dos adiciones casi idénticas en uno y otro testimonio, colocadas en el mismo punto textual, y que aun sin nombrarlo a las claras, aluden ambas implícitamente a «aquello que» (lo que, quello che) alarga la historia de amor, o sea la gran adición de los cinco actos nuevos, que por ahora no reciben nombre.
En las demás ediciones, hay en este punto una gran pluralidad de soluciones. Hay testimonios que no traen el añadido, que no se podría esperar en las Comedias
[¿om.? ¿def.?]
B |
otros que más tarde mudan el título y no traen subtítulo, como alguna Tragicomedia
Libro de Calisto y Melibea y de la puta vieja Celestina. L |
otras que aluden, en el mismo punto, a otro tema, el de los Argumentos que ¿faltaban? y se han agregado:
Melibea [con sus argumentos
nuevamente añadidos] la qual D |
y otras, como las «falsas 1502», que no ya en este punto sino en otro, más abajo, al final del subtítulo, traen un distinto tipo de indicación, que habla ella también de «añadir» pero «algo» que ahora tiene nombre, el Tratado de Centurio:
alcahuetas y nuevamente añadido el Tratado de Centurio HIJKM (L om., cfr. supra). |
Como se ve, y como han señalado ya los estudiosos, todas insisten en palabras como adición, agiontovi, añadida, añadidos, por tanto en el concepto de agregar «algo» de que hay que hacer publicidad para vender, que sean los Argumentos (que efectivamente faltan en algunas, como Zm), como lo hacen D y P, que sean los cinco actos con el título ya definido de Tratado de Centurio, como lo hacen algunas de las «falsas 1502».
En este contexto, llama la atención la reticencia común a N Zt a no nombrar aquello que se añade pero que claramente alude no ya a los Argumentos sino al «alargamiento», a la historia, al contenido, a la redacción (ambas rezan processo de los amores). Y el no darle un nombre puede significar que «aquello» se acaba de redactar y va sin título, por el momento.
También llama la atención el que vaya, en ambas, una indicación temporal (hasta aqui, fin a qui), esto es, «hasta la fecha», que implica un pasado y un presente en la mente de quien lo escribe.
Pero sobre todo nos parece llamativa la coincidencia de faltaua/manchava, que es una variante exclusiva de ambas, ya que lo temporal podía estar implícito en el nueuamente común a varias otras. Pues bien, «lo que faltaba», imperfecto que tiene una connotación de «deber» (cfr. faltaua de poner en Zt) y de cierta duración en el tiempo, podría ser puesto en relación con las palabras del mismo autor en el Prólogo, cuando explica por qué mete manos segunda vez a la redacción del texto, y, entre otras cosas, vuelve a usar la palabra processo de los amores que consta en el añadido:
8.31-36: mire adonde la mayor parte acostaua y halle que querian que se alargasse en el processo de su deleyte destos amantes sobre lo qual fuy muy importunado de manera que acorde aunque contra mi voluntad meter segunda vez la pluma en tan estraña lauor tan agena de mi facultad |
A la luz de estas coincidencias, y sobre todo a la luz de una misma actitud de quien escribe el Prólogo y el añadido, que insiste en el fastidio, en lo que «debía» agregar por petición general de inoportunos, queremos imaginar que la adición del título, documentada solo por N y Zt, es autorial y la deriva Zt directamente del arquetipo y N, como traductor, de un intermediario muy cercano a éste, mientras que en el futuro se pierde en el resto de la tradición que llevará en el título adiciones de marca editorial, para promocionar la venta. Una lección de autor, que yacía adormilada en N, y que ahora con el hallazgo del nuevo ejemplar exhumamos, para integrarse a futuras ediciones. Mil gracias a la Biblioteca del Cigarral del Carmen.
[P. B.]