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261

Los datos que siguen acerca de las actividades de don Juan de Austria y sus relaciones con el marqués de Mondéjar están tomados de la correspondencia de don Juan publicada en CODOIN, XXVIII. Cuando en el texto aparezca sólo un número de página, entiéndase que me refiero a este volumen.

 

262

Vid. por ejemplo, una autoridad antigua, Baltasar Porreño, Historia de D. Juan de Austria, ed. A. Rodríguez Villa, Sociedad de Bibliófilos Españoles, Madrid, 1899, p. 143; y una autoridad moderna, L. Fernández y Fernández de Retana, España en tiempo de Felipe II, II, Historia de España, dirigida por R. Menéndez Pidal, XIX, 2, Madrid, 1958, p. 175.

 

263

Sobre el marqués de Mondéjar, vid. la amplia biografía que le dedicó su descendiente don Luis Ibáñez de Segovia, marqués de Mondéjar, Historia de la Casa de Mondéjar, Colección Salazar, Biblioteca de la Real Academia de la Historia, ms. B. 75 (signatura moderna 9/185), folios 144 v.º-333; sobre su desempeño como Virrey de Nápoles, vid. José Raneo, Libro donde se trata de los vireyes lugartenientes del Reino de Nápoles, y de las cosas tocantes a su grandeza, CODOIN, XXIII, páginas 239-245. La opinión de Raneo es altamente elogiosa, pero la templó mucho, y con justicia, su editor moderno, don Eustaquio Fernández de Navarrete.

 

264

A menos que haya indicación en contrario, todos estos datos están tomados de la interesantísima carta del príncipe don Juan a Felipe II, Nápoles, 6 de septiembre de 1575, CODOIN, XXVIII, pp. 205-215.

 

265

A. González Palencia y E. Mele. Vida y obras de D. Diego Hurtado de Mendoza, Madrid, 1941, I, p. 33. El don Francisco de Mendoza mencionado en la carta será celebrado por el propio Cervantes uno años más tarde, en el Canto de Calíope de su Galatea, vid. mi edición, Madrid, 1961, II, p. 192.

 

266

Gentiles hombres viejos y gentiles hombres nuevos, o bien Pórtico de San Lucas y Pórtico de San Pedro, eran la última muestra de las empecatadas banderías genovesas (nobles y plebeyos, Fregosos y Adornos, etc.), y los gentiles hombres viejos, capitaneados por Juan Andrea Doria, recibían el encubierto apoyo español. Las hostilidades cesaron en octubre de 1575, y todo se compuso con una nueva constitución en la primavera de 1576, vid. Sir William Stirling-Maxwell, Don John of Austria, Londres, 1883, II, pp. 28-53.

 

267

Carta de Escobedo a Felipe II, Nápoles, 6 de septiembre de 1575, CODOIN, XXVIII, p. 217.

 

268

Lo confirma Escobedo en su carta recién citada: «No se resolvió ni se ha resuelto [el marqués de Mondéjar] hasta agora en más que dar la compañía que va en estas galeras», ibid., p. 218. Allí describe la sequedad y dureza de trato de Mondéjar, y días más tarde, asimismo en carta a Felipe II, dirá: «El Visorrey está casado con su parecer y [...] ni cartas ni patentes le sacarán dél [...]. Es vidriosísimo y puesto en el más subido punto de vanidad que jamás viere nadie», Nápoles, 28 de septiembre de 1575, ibid., p. 234. Felipe II, mientras tanto, en su escritorio del Escorial, garrapateaba al margen de la carta anterior de Escobedo: «Mucho me pesa desto, que es muy mal negocio, muy bien es me lo acordéis para ver lo que convendrá en ello», ibid., p. 219.

 

269

Vid. carta de Felipe II al bailío de los florentinos en Constantinopla, 12 de marzo de 1565, dándole las gracias por el dinero que había prestado para el rescate de don Sancho de Leiva y otros, CODOIN, XXIX, p. 70.

 

270

En el trasfondo de estos años de la vida de Cervantes está la figura del duque de Sessa, a quien debo dedicar al menos esta nota. Ya queda citada (supra) la información que dio el duque en Madrid a favor de Cervantes, pocos meses antes de morir, y es sabido que cuando Cervantes partió de Nápoles llevaba cartas de recomendación del duque. El destino casi unió a protector y protegido en circunstancias extraordinarias, pues el duque de Sessa, achacoso y todo, se ofreció a ir a España a recoger el dinero que necesitaba don Juan de Austria (carta del príncipe al rey, Nápoles, 6 de septiembre de 1575, CODOIN, XXVIII, p. 203). Por lo demás, quiero deshacer varios errores que se vienen perpetuando acerca de este protector de Cervantes. Desde la época de Martín Fernández de Navarrete (Vida de Cervantes, p. 32) se repite que tan ilustre personaje se llamaba «D. Carlos de Aragón, duque de Sessa y de Terranova, Virrey de Sicilia». En esta afirmación hay casi tantos errores como palabras. El duque de Sessa que por dos veces escribió a favor de Cervantes era don Gonzalo Fernández de Córdoba, III duque de Sessa y III duque de Terranova, íntimo amigo de don Juan de Austria, y que murió en 1578. El ducado de Terranova que ostentaba era título de Nápoles concedido a su abuelo el Gran Capitán en 1497. Nunca fue virrey de Sicilia ni de Nápoles, aunque sí fue gobernador militar de Milán. Con su amigo don Juan de Austria, y con su protegido Cervantes, participó en la victoria de Lepanto. Don Carlos de Aragón sí fue virrey de Sicilia, y también duque de Terranova, de donde viene probablemente la confusión. Pero el ducado de Terranova de don Carlos de Aragón fue creación de Felipe II en 1561, y era título de Castilla. Don Carlos de Aragón fue virrey de Sicilia y después de Cataluña, y murió en 1599, vid. Memorias del Cautivo en la Goleta de Túnez, ed. P. de Gayangos, Sociedad de Bibliófilos Españoles, Madrid, 1875, p. 33; fue virrey de Sicilia de 1571 a 1577 (los años italianos de Cervantes), mientras que el III duque de Sessa no fue nunca virrey de Sicilia, vid. H. G. Koenigsberger, The Government of Sicily Under Philip II of Spain, Londres, 1951, p. 199. Aunque el error de hacer a Sessa virrey de Sicilia lleva ya siglo y medio de vigencia (de Fernández de Navarrete a Astrana Marín, II, p. 379, por lo menos), quizás esta nota ayude a desterrarlo. Nada tuvo que ver don Carlos de Aragón, I duque de Terranova, con Cervantes; don Gonzalo Fernández de Córdoba, III duque de Sessa y III duque de Terranova, sí, y esto enaltece aún más su honrosa memoria. Por lo demás, hay que corregir también el repetido error de hacer al duque de Sessa, cuando no virrey de Sicilia, al menos de Nápoles, o aun de Italia, título totalmente inexistente (vid. J. Fitzmaurice-Kelly, Miguel de Cervantes Saavedra, Oxford, 1917, página 51; A. F. G. Bell, Cervantes, p. 66): no fue nada de eso nunca. Buen resumen bibliográfico del III duque de Sessa en A. G. de Amezúa, Lope de Vega en sus cartas, Madrid, 1935, I, pp. 4-6.