21
Cf. «Neologismos y americanismos»: 226. Alberto Tauro se ha ocupado de las circunstancias de esta publicación y de la preocupación lingüística de su autor en el artículo «Ricardo Palma y una batalla por el léxico».
22
Por ellas, Rama considera a Palma el hispanoamericano más explícito entre todos los que transmitieron sus impresiones de las fiestas colombinas (cf. «Las relaciones...» cit.: 920). La obra contiene algunos cálidos paralelos y semejanzas entre realidades españolas y peruanas, señal de la afinidad espiritual que encontró Palma en la península.
23
Cf. carta a A. Rubió y Lluch de 11 set. 1900, en Epistolario, I: 435-37.
24
Cf. carta a F. P. del Solar, en Santiago, de 16 oct. 1900, ibid., I: 449-50. La reivindicación social del indio, insinuada desde fines del siglo XIX, «casi siempre tenía su acompañamiento de antiespañolismo» (cf. Fogelquist: 69).
25
Cf. carta a A. Rubió y Lluch, de 5 abr. 1901, en Epistolario, I: 438.
26
Cf. carta a B. Pérez Galdós de 23 nov. 1901, ibid., I: 459, 460 y 462-63. En la madrileña revista Nuestro Tiempo, de set. 1901, el argentino Francisco Grandmontagne, a propósito de las relaciones hispano-argentinas, había afirmado que en Buenos Aires pocos se interesaban por los libros españoles, los cuales no podían competir con los franceses y los italianos (cf. Fogelquist: 75y 77). ¿Lo leyó Palma?; en 1897 aquel le envió una novela que sometió a su crítica (cf. Epistolario, II: 321-22).
27
El
académico Eduardo Benot leyó un discurso sobre el
folleto, y la Academia decidió por unanimidad estudiar los
neologismos y considerarlos en el suplemento del
Diccionario que estaba imprimiéndose para circular
desde ene. 1900; «para mí ha sido esta una victoria que
nunca esperé alcanzar. Parece que después de la
pérdida de Cuba y Filipinas, se han convencido los
españoles de que iban por mal camino con su desdén
para todo lo americano. Ahora creo que ya no impondrán el
México con j, y que convendrán en que ustedes, en
ejercicio de su soberanía, escriban su nombre como mejor les
plazca. Curioso era eso de aspirar a imponerles a ustedes en su
casa y a legislar sobre lo ajeno»
(cf. carta a L.
González Obregón de 27 jul. 1899, ibid.,
I: 341).
28
Cf. carta a B. Pérez Galdós de 25 ago. 1903, ibid., I: 464-65. «Si ella [la Academia] persiste caprichosamente en sus intransigencias, va a cosechar el fruto de que se rompa el lazo de la lengua, único que nos liga con España en este siglo» (cf. carta a A. Rubió y Lluch de 27 feb. 1904, ibid., I: 441).
29
Cf. carta a M. L. Amunátegui Reyes, en Santiago, de 4 dic. 1907, ibid., I: p. 372.
30
Así, el
escritor Julio Cejador y Frauca, quien a partir de un ejemplo de
«la gangrena del lenguaje empleado por
los autores americanos»
se preguntaba «¿por qué extrañan que el
Diccionario no dé pasaporte a tan sucia
mercancía?»
; sin embargo, el crítico
estimaba mucho a Palma (cf.
cit. en Fogelquist: 60-61).