31
Cf. carta de 29 oct. 1903, en Epistolario, II: 394.
32
Cf. carta de M. de Unamuno a Palma de 18 abr. 1904, ibid., II: 396; véase también Fogelquist: 39-41, sobre Unamuno y otros críticos españoles de la Academia.
33
Cf. ibid., I: 277.
34
Cf. Holguín Callo: «Palma y Riva-Agüero: calas a su amistad»: 116-17; y Pacheco Vélez: «Unamuno y Riva-Agüero: un diálogo desconocido».
35
Cf. carta a A. Rubió y Lluch de 20 feb. 1906, en Epistolario, I: 443.
36
Cf. «Charla de viejo» (1902), en MUTP: 526-27.
37
Cf. ibid.: 528-29.
38
Cf. Palma: Epistolario, I: 547 y ss.; y Holguín Callo: «Palma y Riva-Agüero...» cit.: 121-23. A fines de 1892, Palma, en el seno de la Academia Española, ante el rechazo de algunos americanismos que propusiera, había manifestado que la Academia del Perú no se volvería a reunir, y en set. del mismo año, desde Lima, afirmó que se había declarado en receso... (cf. Díaz Plaja: 49; y Palma: Epistolario, I: 87). ¿Qué parte tuvo el viejo limeño en el largo letargo que afectó a dicha institución?
39
Un panorama
más completo: «Lo que más
contribuyó a hacer renacer el sentimiento de afecto filial
hacia España y a despertar en los hispanoamericanos la
conciencia de su deuda cultural a España fue la crisis que
produjo la guerra del 98. Esa crisis hizo también que los
españoles se arrepintieran del descuido en sus relaciones
con sus descendientes americanos y que buscaran una
reconciliación con ellos. En la hora de su tragedia
sintieron el consuelo de no estar solos, de poder contar con la
simpatía de los hispanoamericanos...»
(cf. Fogelquist: 30).
40
Cf. carta a A. Rubió y Lluch de 1.º ago. 1901, en Epistolario, I: 440.