|
|
|
|
Melancólica enlutada, |
|
pálida virgen soñada |
|
por mi ardiente corazón, |
|
�porque mata, tu mirada |
|
la velas con el crespón? |
|
El alma a tus ojos llega |
|
cuál mariposa a la luz, |
|
loca, deslumbrada, ciega... |
|
y a tus amores se entrega |
|
como el mártir a la cruz. |
|
Pero no tornes airada |
|
tu dulce faz con enojos, |
|
porque mi alma enamorada |
|
cual tú quedará enlutada |
|
por el desdén de tus ojos. |
|
�Pudieras ver un delito |
|
en el amor infinito |
|
que, al verte, mi alma sintió? |
|
�Si el amor está bendito |
|
desque el mundo redimió...! |
|
�Y yo te amo! En fuego intenso |
|
ardió el corazón inmenso |
|
al rayo de tu mirar, |
|
y se quema como incienso |
|
en el ara de tu altar. |
|
Eres la virgen sagrada |
|
del alma de un soñador, |
|
y veo la tierra alumbrada |
|
por la luz de tu mirada |
|
y la llama de mi amor, |
|
Flota doquier en el viento. |
|
tu esplendorosa visión, |
|
llevo en mi oído tu acento, |
|
tu ser en mi pensamiento, |
|
tu amor en mi corazón. |
|
|
|
La de los negros cabellos, |
|
la de negra vestidura, |
|
la de negros ojos bellos, |
|
negra será como ellos |
|
de mi amor la desventura |
|
No; tú no puedes querer |
|
que para siempre mi ser |
|
se sepulte en el dolor... |
|
�Si el alma de la mujer |
|
es una alma toda amor! |
|
Y amor revela, señora, |
|
amor oculto que llora, |
|
esa palidez ardiente |
|
que marchitando tu frente |
|
tu semblante descolora. |
|
Hondo, secreto quebranto |
|
revelan tus ojos bellos: |
|
�qué hermoso será, su llanto! |
|
�Y cuán acerbo el encanto |
|
de las lágrimas en ellos! |
|
Tus lágrimas sin enojos, |
|
de tu alma líquidas perlas |
|
�oh! �quién pudiera de hinojos, |
|
cuando asoman en tus ojos |
|
con los labios recogerlas! |
|
�Quién pudiera consolarte |
|
en tus horas de sufrir, |
|
y vivir para mirarte, |
|
y mirándote, adorarte, |
|
y adorándote, morir...! |
|
|
|
Mas es en vano mi queja, |
|
en vano son mis dolores, |
|
en vano al pie de tu reja |
|
cada noche mi alma deja |
|
tanto suspiro de amores... |
|
En vano mi vista ansía |
|
tu presencia soberana... |
|
Sola gime el alma mía |
|
ante la calma sombría |
|
de tu cerrada ventana. |
|
Y esa tristeza doliente |
|
que mal encubre el crespón |
|
de tu velo transparente... |
|
�Hay palidez en tu frente |
|
porque hay en tu alma pasión...? |
|
�Guarda acaso tu memoria |
|
el recuerdo de una gloria |
|
que tu corazón soñó? |
|
�Es acaso alguna historia |
|
de un amor que ya pasó? |
|
Si es un amor escondido, |
|
perdona... y deja al olvido, |
|
mis versos y mi pasión... |
|
�Dilos sabe si te he querido |
|
y te llora el corazón! |
|
Pero yo la amo, �Dios mío! |
|
quiero, olvidarla... y no puedo; |
|
sin ella veo tan vacío, |
|
tan estéril y sombrío |
|
el mundo... que tengo miedo. |
|
Tú, Señor, que a su mirada |
|
diste esa llama sagrada |
|
que enciende un amor inmenso, |
|
haz que sepa, enamorada, |
|
lo que siento, lo que pienso. |
|
�Haz que entienda, como va, |
|
que soy un alma cautiva |
|
que, en sus altares se inmola, |
|
que quiero que en ella viva |
|
divina, inmortal y sola! |
|
�Oh! la de negros cabellos, |
|
la de negros ojos bellos, |
|
que mal apaga el crespón: |
|
deja que iluminen ellos |
|
la noche del corazón. |
|
Un solo, instante siquiera |
|
de ser amado. Y, después..., |
|
�que, tanta dicha me hiera, |
|
y que exhale, cuando muera, |
|
mi alma en un beso a tus pies! |
|
|
|
|
La luna esplendente |
|
su luz transparente |
|
derrama en mi sien, |
|
las flores, mecidas |
|
por auras perdidas |
|
se besan dormidas |
|
en dulce vaivén. |
|
|
|
�Qué nubes tan blancas, flotando en el cielo, |
|
festonan de plata la bóveda azul! |
|
La noche ha olvidado su manto de duelo, |
|
y, pálida virgen, cubriose de un velo, |
|
tejido de luz. |
|
|
|
Apenas se siente |
|
cruzar el ambiente |
|
la brisa fugaz. |
|
Ni canto, ni ruido, |
|
ni un eco perdido |
|
del mundo dormido |
|
perturban la paz. |
|
|
|
Es la hora en que vierten su copa de olores |
|
las castas corolas cerradas al sol; |
|
es la hora en que el alma sedienta de amores |
|
derrama en el aura que besa las flores |
|
suspiros de amor. |
|
|
|
Si no sabe el hombre |
|
tu místico nombre |
|
amor, ni tu voz, |
|
pregunte al riachuelo |
|
y al ave en su vuelo, |
|
�pregúntele al cielo, |
|
pregúntele a Dios,! |
|
|
|
�Amor! Este nombre lo escribe la aurora, |
|
lo dicen serenas las ondas del mar, |
|
el ave que canta, la fuente que llora, |
|
la estrella que brilla y el alma que adora... |
|
�Vivir es la dicha! �Vivir es amar! |
|
�Amar! En el alma llevar escondida |
|
la fe de la dicha, la luz de la vida, |
|
el rostro de un ángel que se hizo, mujer. |
|
Sentir la existencia flotando perdida |
|
entre olas de rosas, de luz y placer. |
|
Mirar por las noches las bancas estrellas, |
|
y luego, en el alma, más dulces que ellas |
|
dos ojos queridos, luceros también. |
|
Soñar con caricias, con blandas querellas |
|
con trémulos besos que abrasan la sien. |
|
Mirar cuál desmayan dos lánguidos ojos, |
|
besar una frente bañada en sonrojos, |
|
dos manos que quieren la faz esconder; |
|
beber en dos, labios ardientes y rojos |
|
el tibio suspiro que exhala el placer. |
|
Amar cual las aves que tienden su vuelo, |
|
en nido de flores dos almas juntar, |
|
trayendo a este mundo de llantos y duelo |
|
las horas divinas, los sueños del cielo, |
|
las dichas sin nombre... �Vivir es amar! |
|
|
|
En tanto las nubes prosiguen su vuelo, |
|
oleadas de plata del piélago azul. |
|
Se envuelve dormida la noche en su velo, |
|
y pienso mirando los astros del cielo |
|
que el alma es un astro y amor es su luz. |
|
|
|
|
�Oh blanca niña de los labios rojos, |
|
pálida estrella que en mi noche brilla, |
|
cuando me miran tus divinos ojos |
|
siento como que mi alma se arrodilla! |
|
Siento que me ilumina tu presencia |
|
con la luz virginal de la alborada, |
|
y que una ola de luz es mi existencia |
|
bañada por el sol de tu mirada. |
|
Siento que me trasformo, que otra vida, |
|
vida sagrada dentro mi alma brota, |
|
cuando de blanco sideral vestida |
|
tu casta imagen en mi sueño flota. |
|
|
|
Te vi pasar iluminando al día; |
|
y a cada paso que tu pie avanzaba |
|
de delicia mi ser se estremecía, |
|
y me sentía feliz... porque te amaba. |
|
Que es bello para el alma en que se encierra |
|
la inmensa sed de la pasión que abrasa, |
|
tener un sueño y al cruzar la tierra |
|
ver ese sueño en la mujer que pasa. |
|
Mujer a otra mujer incomparable, |
|
mujer de bendición y poesía, |
|
mujer de luz a quien tocar no es dable, |
|
la mujer ideal del alma mía. |
|
|
|
Sin ti yo fuera en la desierta vida |
|
la sombra desolada de tu sombra, |
|
mirada en llanto que te ve perdida, |
|
boca que besa de tu pie la alfombra. |
|
Yo fuera sin tu amor como el creyente |
|
que muere solitario en el tormento, |
|
pálida y rota de dolor la frente, |
|
pero, fijo en su Dios el pensamiento. |
|
Pero viniste a mí, me levantaste |
|
contigo y hasta ti con tu ternura, |
|
y aquí, dentro del alma, te encerraste |
|
con la infinita luz de tu hermosura. |
|
Contigo y junto a ti quiero sentarme |
|
al festín del Amor, la frente erguida; |
|
y apurar de tu mano hasta embriagarme |
|
la copa de delicias de la vida. |
|
�Sol de la juventud, en sus amores |
|
siempre tu rayo el corazón inflame! |
|
�Primavera del alma dame, flores |
|
que al son del arpa y a sus pies derrame! |
|
Id, raudos genios del insomnio ardiente, |
|
y de mis labios, de pasión encesos, |
|
llevad, llevad para su casta frente |
|
una corona de inmortales besos. |
|
en tanto que en el éter suspendida, |
|
ampo de luz entre la sombra rota, |
|
Ella, de blanco sideral vestida, |
|
entre la bruma de mi sueño flota. |
|
|
|
|
Pensar. Decidme �qué nombre |
|
se puede dar en la tierra |
|
al infinito que encierra |
|
el pensamiento del hombre? |
|
El relámpago que prende |
|
su centella en el vacío, |
|
para seguir es tardío |
|
el vuelo que el alma tiende. |
|
El alma, al soplo divino, |
|
cual átomo sideral, |
|
se pierde en el torbellino |
|
de la vida universal. |
|
Ya, de lo inmenso desierta, |
|
abarca las soledades |
|
y entre las nubes se asienta |
|
al tronar las tempestades. |
|
Ya, raudal de inspiración |
|
que deja fulgentes rastros, |
|
navega como los astros |
|
entre Dios y la creación. |
|
Y en sus vuelos vagabundos |
|
del ideal único, en pos, |
|
rasga el velo de los mundos |
|
para llegar hasta Dios. |
|
Para ella es ese mensaje |
|
de sagrada inspiración |
|
que en misterioso lenguaje |
|
murmura la creación; |
|
desde ese trueno que airado |
|
retumba en el firmamento, |
|
hasta el suspiro del viento, |
|
en una flor apagado. |
|
Para ella escribe la aurora |
|
letras de luz en el cielo, |
|
para ella se borda el velo |
|
de la noche inspiradora, |
|
|
|
para ella esa voz que nombra |
|
al Ser que el misterio esconde, |
|
a quien escucha y responde |
|
entre el silencio y la sombra. |
|
�Qué importa que sola viva? |
|
�Qué importa que sola vaya? |
|
Es una ola fugitiva del mar |
|
que no tiene playa. |
|
�Qué importa la niebla densa |
|
a su vuelo vagabundo, |
|
si altiva, creadora, inmensa, |
|
lleva en sí misma su mundo? |
|
El alma la luz encierra, |
|
el soplo, de Dios la enciende, |
|
y es la lámpara que prende |
|
para su altar en la tierra. |
|
Tras un destierro maldito |
|
levanta libre su vuelo, |
|
águila del infinito, |
|
para perderse en el cielo. |
|
|
|
�Amar! Duplicar la vida, |
|
escalar el firmamento, |
|
llevar en el pensamiento |
|
toda la gloria escondida. |
|
�Amar! Perder, anhelante, |
|
de la existencia la calma, |
|
por el inefable instante |
|
de dar un alma a su alma. |
|
|
|
Beber con loca pasión |
|
de unos ojos celestiales |
|
las lágrimas virginales |
|
que brotan del corazón. |
|
|
|
Adormirse dulcemente |
|
bajo unos labios encesos |
|
sintiendo sobre la frente |
|
una corona de besos. |
|
Dentro, del alma sentir |
|
otra alma, de que se es dueño; |
|
sonar... y adorar un sueño, |
|
morir de amor y vivir. |
|
�Amar! Destellar el día |
|
como el sol en la creación, |
|
hacer de luz y armonía |
|
un ambiente al corazón. |
|
�Amar! �Quién puede decir |
|
lo que es la vida de amar...? |
|
Tener el cielo... y sufrir... |
|
�Vivir llorando... y gozar! |
|
|
|
�Pensar! �Amar! Y siempre, y sin medida, |
|
el dominio, ensanchar del sentimiento |
|
más allá de la tierra y de la vida... |
|
esta es la ropa de que estoy sediento. |
|
�Sufrir...? �Qué importa...! El llanto derramado |
|
es purificación, es el bautismo |
|
que necesita el corazón manchado |
|
para alzarse a la fe del idealismo. |
|
Suframos... Dios lo quiere; pero amando; |
|
Dios está allí donde el dolor empieza, |
|
do él alma atribulada está apurando |
|
su cáliz desbordado de tristeza... |
|
Espíritu de luz y de consuelo, |
|
inspiración que por mí sien resbalas, |
|
cuando mi alma levantas hasta el cielo, |
|
pensamiento, y amor �no son tus alas? |