1
Véase Bizarri, 1990, p. 178.
2
Stroseztki, 1997.
3
Y sigue vigente
cuando Redondo (1979) presentó su volumen sobre L'Humanisme dans les lettres
espagnols y cuando J. Pérez (1988) ensaya su
inteligente definición del humanismo. Pero sigue valiendo el
aserto de P. O. Kristeller (1955, p. 8): «In present discourse,
almost any kind of concern with human values is called humanistic
[...] in a fashion which defies any definition of the bassic
clasicist meaning of Renaissance
humanism»
.
4
Sobre Humanismo y pensamiento cristiano véase Trinkaus, (1988, p. 344) y Camporeale (1993, p. 101, n. 2). D'Amico (1988, p. 351-352) reflexiona sobre la imprecisión y lo problemático del término Christian Humanism.
5
Pérez (1988) plantea la oposición de los estudios humanos a la teología o los estudios bíblicos, como lo profano se opone a lo sagrado.
6
López Poza, 1997, p. 66-67.
7
Ch. Trinkaus
(1988, p. 328) recuerda
cómo los humanistas se sabían miembros de una
Respublica
Christiana y debieron afrontar la necesaria
adaptación de la doctrina cristiana. D'Amico, (1988,
p. 351): «Con demasiada facilidad se opone a un humanismo
pagano otro cristiano, lo que hace un flaco favor a los humanistas
y confunde a la moderna historiografía. La idea de que hubo
un humanismo cristiano opuesto a otro pagano es
anacrónica»
(mi traducción).
8
La abundante iconografía de san Jerónimo en su studiolo y las representaciones similares de Erasmo o Lutero apuntan a este carácter de modelo de imitación. Llama la atención Jacob (1965, p. 448) sobre la creciente presencia de textos de Agustín, Jerónimo, Ambrosio y Crisóstomo en las bibliotecas medievales en los días del Petrarca.
9
Belarte Font
(1992, p. 381-382) define en
términos morales el humanismo cristiano de Vives. Muy
recientemente Clark (2002, p.
333) define el humanismo cristiano de san Agustín como un
«aprecio del ser humano como
esencialmente buenos»
, de forma que «un acercamiento humanista al mundo se
centrará en los derechos y los intereses del
individuo»
.
10
Del hermoso libro
de Rico (1993, p. 145) se extrae
un sentido del humanismo cristiano que toma a Erasmo como
paradigma: «El núcleo de la
religiosidad erasmiana es asimismo el núcleo de la
religiosidad característica de los
humanistas»
.