Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —140→  

ArribaAbajoDe la ausencia y la muerte




Las diez de la noche son


ArribaAbajo    *Las diez de la noche son,
corazón, y no dormís;
sentís como enamorado,
como discreto sufrís.




Lágrimas que no pudieron


ArribaAbajo    *Lágrimas que no pudieron
tanta dureza ablandar,
deben volver a la mar
pues que de la mar salieron.




Mañana, cuando me vaya


ArribaAbajo   *Mañana, cuando me vaya,
¿con qué corazón me iré?
A cada paso que diere
por tu ausencia lloraré.




Piensas que con alejarte


ArribaAbajo   Piensas que con alejarte
he de olvidarte, mi amor,
como si fuera posible
borrarte del corazón.




No me resigno a tu ausencia


ArribaAbajo    No me resigno a tu ausencia,
no dejo, no, de llorar;
los montes que nos separan
¡quién los pudiera allanar!




Hermosa flor de limón


ArribaAbajo   Hermosa flor de limón,
me diste tu medicina;
pero clavaste la espina
más honda en mi corazón.




Cielo estrellado, ¿no viste


ArribaAbajo   Cielo estrellado, ¿no viste
por dónde mi bien pasó?
Solitario me dejó
como un pajarillo triste.

  —141→  


Ay, dulce suspiro mío


ArribaAbajo    ¡Ay, dulce suspiro mío
que el amor hizo nacer!
No quisiera más placer
que hallarme donde te envió.




Si acaso el cuerpo volara


ArribaAbajo   Si acaso el cuerpo volara
cual vuelan los pensamientos
me remontara a los vientos
hasta que a mi bien hallara.




Una piedra, con ser piedra


ArribaAbajo   Una piedra, con ser piedra,
al golpe del eslabón
hecha lágrimas de fuego,
¿qué no hará mi corazón?




No es bronce tu corazón


ArribaAbajo   No es bronce tu corazón,
ídolo del alma mía,
que al fuego de mi pasión
el bronce se desharía.




En el mar de la pasión


ArribaAbajo   En el mar de la pasión,
náufrago, busqué una tabla;
me la dio tu compasión,
¡salvo estoy, prenda del alma!




Amor, ¡amor de mi vida!


ArribaAbajo   Amor, ¡amor de mi vida!
De mi alma consuelo ¡amor!
Desde tu eterna partida,
todo es para mí dolor.




Marinero soy de amor


ArribaAbajo   Marinero soy de amor,
y en un piélago profundo
navego sin esperanza
de llegar a puerto alguno.




Cuando yo perdí mi amor


ArribaAbajo   Cuando yo perdí mi amor,
todo, todo lo perdí;
sólo el dolor me quedó
cuando sin nada me vi.

  —142→  


Malhaya quien dijo amor


ArribaAbajo    ¡Malhaya quien dijo amor
a un infierno conocido,
donde un amante padece
pena de daño y sentido!




Malhaya quien dijo amor


ArribaAbajo    ¡Malhaya quien dijo amor
pudiendo decir veneno!
¡Malhaya quien se enamora
de prenda que tiene dueño!




Cuando a ti te estén llevando


ArribaAbajo    Cuando a ti te estén llevando
a casarte donde el cura,
a mí me estarán velando
y abriendo la sepultura.




Como el solitario


ArribaAbajo   Como el solitario,
      andaré a buscar
las torres más altas
      para allí llorar.
Me subo a los montes  5
      por verte pasar;
te cubren las nubes,
       ¡me pongo a llorar!




Cuando me vaya


ArribaAbajo   Cuando me vaya,
       cuando me muera,
el bien harasme
       de no llorar,
porque tu llanto,  5
       negra hechicera
puede a los muertos
      resucitar.




Me sacarán de mi casa


ArribaAbajo    Me sacarán de mi casa,
me llevarán al panteón
y tú borrarás mi nombre
de tu ingrato corazón.




Si algún día tu pisares


ArribaAbajo    Si algún día tu pisares
la tierra de mi sepulcro,
—143→
hecha un suspiro y recuerda
que cuando vivo fui tuyo.




Estoy vivo y no lo creo


ArribaAbajo   Estoy vivo y no lo creo,
pues que te he visto morir.
¡Ay! que uno puede, ya veo,
sin el corazón vivir.




Sabe que después de muerto


ArribaAbajo    Sabe que después de muerto
mi alma a verte ha de venir
y a preguntarle a tu pecho
si hace memorias de mí.




Ya se murió la que amé


ArribaAbajo    Ya se murió la que amé,
la que adoré con pasión;
y ahora no sé lo que haré
de mi pobre corazón.




Todas las noches en sueños


ArribaAbajo    Todas las noches en sueños
veo a mi muerta querida.
¡Cómo quisiera pasarme
durmiendo toda la vida!




Desde el día de tu muerte


ArribaAbajo    Desde el día de tu muerte23
dicen las rosas del río
que en vez de darme sus flores
no me han de dar sino espinas.




Cuando algún día te mueras


ArribaAbajo   Cuando algún día te mueras,
en tu almohada he de poner
mi corazón desgarrado,
a que te entierren con él.




Desde que perdí


ArribaAbajo   Desde que perdí
       la luz de tus ojos,
todo es para mí
       pesares y enojos.

  —144→  


Cuando doblen las campanas


ArribaAbajo    Cuando doblen las campanas,
no pregunten quién murió;
sin tu amor, ingrato dueño,
¿quién ha de ser sino yo?




Ayer, en mi carta


ArribaAbajo    Ayer, en mi carta,
que te amaba dije;
mas no dije, niña,
todo cuanto quise;
expresa un amante  5
lo que siente su alma;
y más cuando tiene,
como tengo yo,
con tanta amargura
mezclado su amor.  10




ArribaAbajoTristezas y lágrimas




Para qué quiere el ciego


ArribaAbajo   ¿Para qué quiere el ciego
      casa pintada
y a la calle balcones
       si no ve nada?




Pasaron mis alegrías


ArribaAbajo   Pasaron mis alegrías,
      como ajenas;
sólo me han quedado penas,
      como mías.




No se me acerque nadie


ArribaAbajo    No se me acerque nadie,
      ¡háganse a un lado!
Tengo un mal contagioso:
      soy desdichado.




Ves la avenida negra


ArribaAbajo   ¿Ves la avenida negra
       de la quebrada?
Así corre mi vida,
       ¡tan desdichada!

  —145→  


Madre que en el cielo estás


ArribaAbajo    ¡Madre que en el cielo estás,
calma mi dolor profundo!
Amor hallaré en el mundo;
amor de madre, jamás.




La tristeza que yo tengo


ArribaAbajo    La tristeza que yo tengo
no es tristeza así nomás;
mi alma está como una noche
que no se aclara jamás.




Yo me muero de hambre y sed


ArribaAbajo    Yo me muero de hambre y sed
y no tengo agua ni pan;
yo me encanijo de frío
y nadie un trapo me da.




Negro tengo el corazón


ArribaAbajo   Negro tengo el corazón
calcinado por las penas,
pues no es sangre sino fuego
lo que corre por mis venas.




Soy el herido sin llaga


ArribaAbajo   *Soy el herido sin llaga,
soy el muerto sin acero;
sufro golpes cada día
como el yunque de un herrero.




La noche de mi dolor


ArribaAbajo   La noche de mi dolor
no tiene ni una estrellita
que con su lumbre bendita
algo mitigue su horror.




Suspiro porque mis penas


ArribaAbajo    Suspiro porque mis penas
si no suspiro se aumentan;
que las penas sin suspiros
con más dolor atormentan.




Cuándo querrá la fortuna


ArribaAbajo   ¿Cuándo querrá la fortuna
un milagro hacer conmigo,
levantándome una vez
de las muchas que he caído?

  —146→  


Ni en el sueño encuentro alivio


ArribaAbajo    Ni en el sueño encuentro alivio,
¡oh suerte, tirana y fiera!,
que aun en sueños me persiguen
los fantasmas de mis penas.




Nadie con dulces palabras


ArribaAbajo   Nadie con dulces palabras
podrá mi pena aliviar;
pues no es posible que nadie
endulce el agua del mar.




No hay corazón como el mío


ArribaAbajo    No hay corazón como el mío
que sufre y calla su pena;
corazón que sufre y calla
es muy raro aquí en la tierra.




De qué me sirve el llorar


ArribaAbajo   ¿De qué me sirve el llorar,
de qué me sirve el gemir,
si nunca he de conseguir
mi dicha resucitar?




Qué largas las horas son


ArribaAbajo    *¡Qué largas las horas son
en el reloj del afán!
¡Y qué poco a poco dan
alivio a mi corazón?




¡Oh loca esperanza vana!


ArribaAbajo    ¡Oh loca esperanza vana!
¡Cuántos días ha que estoy
aguardando el día de hoy
y esperando el de mañana!




El viento de la desgracia


ArribaAbajo    El viento de la desgracia
que en mi jardín penetró,
se llevó todas las flores
y sólo espinas dejó.




Hasta cuándo, inmenso mar


ArribaAbajo    ¿Hasta cuándo, inmenso mar,
he de navegar sin viento?
¿Hasta cuándo he de penar
en el centro del tormento?

  —147→  


La campana está avisando que la muerte va llegando


ArribaAbajo    La campana está avisando          que la muerte va llegando
      ¡tan... tan... tan!
A uno visita hoy la muerte          pero la campana advierte:
      ¡tan... tan... tan!
que de cualesquiera modos          la visita tendrán todos,  5
      ¡tan... tan... tan!
¡y al que mañana la aguarde          tal vez le llegue esta tarde!
      ¡tan... tan... tan... tan...!




¡Válgame el Dios de los cielos!


ArribaAbajo   ¡Válgame el Dios de los cielos!
¿Qué me querrá suceder
que hasta los pozos se secan
cuando me acerco a beber?




Las penas que me maltratan


ArribaAbajo    Las penas que me maltratan
son tantas que se atropellan;
mas, aunque al chocar se mellan,
ni se mueren ni se matan.




¡Válgame el Dios de los cielos!


ArribaAbajo    ¡Válgame el Dios de los cielos!
El corazón se me salta,
y él es siempre el infalible
profeta de mis desgracias.




Rosa me llamó mi madre


ArribaAbajo   Rosa me llamó mi madre
¡para ser tan desgraciada!,
pues no hay rosa en este mundo
que no muera deshojada.




Dos corazones heridos


ArribaAbajo    Dos corazones heridos
por la misma enfermedad,
ambos se dieron la muerte
por no decir la verdad.




Ya que no tengo valor


ArribaAbajo    Ya que no tengo valor
me voy a buscar la vida;
que esta vida sin amor
es ya una luz consumida.

  —148→  


Me estoy yendo a tierra abajo


ArribaAbajo    Me estoy yendo a tierra abajo
porque ésa es la tierra buena;
allí, pronto, con la fiebre,
cualquier infeliz despena.




Por mayo vienen las flores


ArribaAbajo    Por mayo vienen las flores;
por agosto, las cosechas;
por diciembre, el Niño Dios,
¡y, en todo el año, mis penas!




Cuando mi pena aquí dentro


ArribaAbajo    Cuando mi pena aquí dentro
se encuentra con el sentido,
suspiro es aquel sonido
que resulta del encuentro.




Árbol fui verde y hermoso


ArribaAbajo   Árbol fui verde y hermoso
y en un tiempo florecía;
he perdido hojas y flores,
¡ya no soy el que solía!




Un mar de pesares tengo


ArribaAbajo    Un mar de pesares tengo,
aquí, en el fondo del alma;
cuando sube la marea
por mis ojos sale el agua.




Tu vida es un dulce río


ArribaAbajo   Tu vida es un dulce río,
y la mía, mar amarga.
¡Ay! recuerda que los ríos
todos en la mar desaguan.




Parece que los pesares


ArribaAbajo   Parece que los pesares
sólo para mí se han hecho;
los siento entrar en mi pecho
como el agua entra en los mares.




Cuándo calmarán mis ansias


ArribaAbajo   ¿Cuándo calmarán mis ansias
y el aire de mi suspiros?
¿Cuándo la razón será
superior a mis delirios?

  —149→  


Mi vida vive muriendo


ArribaAbajo    Mi vida vive muriendo;
si muriese, viviría,
porque muriendo saldría
del mal que sufre viviendo.




El rondador en la boca


ArribaAbajo   El rondador en la boca,
me voy por el callejón
a ver si se van las penas
de mi pobre corazón.




No temas, no, que las penas


ArribaAbajo    No temas, no, que las penas
a buscarte puedan ir;
mi pecho les ha gustado
y dél no quieren salir.




ArribaAbajoCelos y desdenes




El jardín de mis amores


ArribaAbajo   El jardín de mis amores
cerrado lo tengo yo;
y en él sólo es hortelano
mi celoso corazón.




Soy tan celoso que cuando


ArribaAbajo    Soy tan celoso que cuando
sale el sol para alumbrarte
me parece que sus rayos
pretenden enamorarte.




A la vida de mi vida


ArribaAbajo    A la vida de mi vida
muerta la quisiera ver
y en unas andas tendida,
y no en ajeno poder.




Quien te quiere y no te cela


ArribaAbajo    Quien te quiere y no te cela,
miente como adulador;
porque los celos nacieron
hijos propios del amor.

  —150→  


Por si acaso hubiera dicha


ArribaAbajo    Por si acaso hubiera dicha
entre amantes o casados,
el diablo inventó los celos
y ve sus fines logrados.




Los celos de mi mujer


ArribaAbajo   Los celos de mi mujer
me llevan a mal andar;
con ellos me obliga a amar
a quien no soñé querer.




Yo no te entiendo, mi vida


ArribaAbajo    Yo no te entiendo, mi vida,
a quien te quiere no quieres,
y te privas y te mueres
por quien te ultraja y te olvida.




No quiero satisfacciones


ArribaAbajo   No quiero satisfacciones
de un corazón tan ingrato;
más vale que esto se acabe,
donde hay engaño no hay trato.




Mamita, no sea brava


ArribaAbajo    Mamita, no sea brava,
no dé en ser escandalosa;
también supo usted querer,
mamita, cuando era moza.




Mi marido se me ha muerto


ArribaAbajo    -Mi marido se me ha muerto,
¡ay, Dios mío! ¿Qué haré yo?
-Vístase de colorado,
llore la que lo parió.




Mi mujer que era adredista


ArribaAbajo    Mi mujer que era adredista,
en el río se cayó;
afanado por sacarla,
río arriba me fui yo.




La mujer en el amor


ArribaAbajo   La mujer en el amor
es como el indio al comprar:
aunque le den lo mejor,
piensa que la han de engañar.

  —151→  


Bonita eres, criatura


ArribaAbajo    *Bonita eres, criatura,
nadie dice que no hay tal;
¡lástima que el señor cura
no te bautizó con sal!




Yo le pregunté a una vieja


ArribaAbajo    Yo le pregunté a una vieja
si amaba cuando chiquilla,
y ella me dijo a la oreja:
«Hijita, una maravilla».




Ingrata, ¡tirana ingrata!


ArribaAbajo    Ingrata, ¡tirana ingrata!
¿Dónde está tu pensamiento?
Mira que yo soy el mismo
que adorabas otro tiempo.




Quisiera, cuando te veo


ArribaAbajo    Quisiera, cuando te veo
que a otra beldad acaricias,
volverme rayo y centella
y convertirte en cenizas.




Tirano, tirano dueño


ArribaAbajo    Tirano, tirano dueño,
yo no te puedo entender;
ándate con tus mudanzas
a engañar a otra mujer.
De mañana, que me adoras;  5
a poco, ¡qué frialdad!;
de tarde, que me aborreces;
de noche, ¿qué me dirás?




Una matita de malva


ArribaAbajo   Una matita de malva
criaba yo en mi ventana;
una noche la dejé
y no la hallé a la mañana;
pero, sin desconsolarme,  5
otra puse en su lugar;
si también desaparece
¡ojo! yo no he de llorar.




Me quieres, o no me quieres


ArribaAbajo    Me quieres, o no me quieres;
avísamelo con tiempo
—152→
para no estar como alma
que está responsos pidiendo.




Tu amor es como la luna


ArribaAbajo   Tu amor es como la luna,
que ya mengua, que ya crece;
el mío es siempre constante
y como el sol resplandece.




Eres como la tuna


ArribaAbajo   Eres como la tuna,
niña de ojos azules:
por fuera, qué de espinas,
y el corazón, qué dulce.




Todos tienen su mala hora


ArribaAbajo   -Todos tienen su mala hora.
Yo me casé y me amolé...
-¡Ay! calle no más, señora,
señora, no sabe Usté...




Que sí, que no, que verás


ArribaAbajo    *Que sí, que no, que verás;
que hoy, que mañana, que ayer;
que ahora, que cuándo, que nunca...
¿Cómo te podré entender?




No me digas que me quieres


ArribaAbajo    *No me digas que me quieres,
ni digas que me has querido;
dime no más que has mentido
como mienten las mujeres.




Cuando me ves, me acaricias


ArribaAbajo    *Cuando me ves, me acaricias;
me olvidas si estoy ausente;
y es que tus caricias son
misas de cuerpo presente.




Las niñas, son desdeñosas


ArribaAbajo   Las niñas, son desdeñosas;
las de veinte, más tratables;
las de treinta, cariñosas;
las viejas, abominables.




Bien se puede comparar


ArribaAbajo   Bien se puede comparar
la mujer al pan caliente
que en llegándose a enfriar
ni el diablo le mete el diente.

  —153→  


Por tu causa, gran cochina


ArribaAbajo    *Por tu causa, gran cochina,
ya está el pobre al expirar,
y mañana a sepultar
lo han de llevar con bocina.




ArribaAbajoBurlas y desprecios




Yo le dije: vámonos


ArribaAbajo   *Yo le dije: vámonos;
y ella dijo: vamos pues;
yo no la traje cargada,
ella vino con sus pies.




Si no fueras tan grandota


ArribaAbajo    Si no fueras tan grandota
te daría una camisa,
pero eso es vestir altar
para que otro diga misa.




Suene la orquesta animada


ArribaAbajo   Suene la orquesta animada
y no cese ni un momento,
pues quiero bailar un ¡alza!
con mi adorado tormento.




¿Quién te dijo que me quieras?


ArribaAbajo    *¿Quién te dijo que me quieras?
¿Quién tu voluntad forzó?
En vez de decirme sí,
¿por qué no dijiste no?




Viuda bonita y alegre


ArribaAbajo   Viuda bonita y alegre,
¿quién tu llanto creerá?
Mientras doblan las campanas
tu alma repicando está.




Compadre que a la comadre


ArribaAbajo    *Compadre que a la comadre
bonita sirve y adula,
no está muy lejos de hacerle
a su compadre una nula.

  —154→  


En la cosecha de amores


ArribaAbajo    En la cosecha de amores
me pierdo todos los años,
porque he sembrado imposibles
para coger desengaños.




El que sabe cantar bien


ArribaAbajo    El que sabe cantar bien
no hable mal de aquel que canta;
unos cantan lo que saben,
otros saben lo que cantan.




Cualquiera quiere a un cualquiera


ArribaAbajo    *Cualquiera quiere a un cualquiera,
con interés o sin él;
pero que yo quiera a un viejo,
sin más ni más, ¡ay no sé!




Para la mujer honesta


ArribaAbajo   Para la mujer honesta
tesoro su esposo es;
para la que no, es tesoro
pero quitando la es.




Eres serafín sin fin


ArribaAbajo   Eres serafín sin fin,
Serafín que fin no tienes;
¡dale fin a mi tormento
Serafín que me entretienes!




Amor fino, no seas loco


ArribaAbajo    *Amor fino, no seas loco,
aprende a tener vergüenza;
al que te quiere, querelo,
y al que no, no le hagas fuerza.




Esa mujer que tenía


ArribaAbajo   Esa mujer que tenía
tanto me supo querer,
que me ha dejado sin ganas
de querer a otra mujer.




Cada vez que considero


ArribaAbajo   Cada vez que considero
que tengo un amor ingrato,
no sé cómo no me doy
contra un colchón y me mato.

  —155→  


Si el pecho de cristal fuera


ArribaAbajo    *Si el pecho de cristal fuera,
se vieran los corazones;
no hubieran falsos cariños
ni fementidas traiciones.




Por no acordarme de ti


ArribaAbajo   Por no acordarme de ti
ni con un mal pensamiento,
he de escribir en el agua
y he de firmar en el viento.




Cada vez que considero


ArribaAbajo   Cada vez que considero
el amor que puse en ti,
tengo tanto asco de mí,
¡no sé cómo no me muero!




¡Qué bien, corazón, qué bien!


ArribaAbajo   ¡Qué bien, corazón, qué bien!
Me gusta verte penar,
porque te pusiste a amar
sin saber cómo ni a quién.




El demonio son los hombres


ArribaAbajo    El demonio son los hombres,
suelen decir las mujeres;
sin embargo, todas gustan
de que el diablo se las lleve.




Me dices que soy celoso


ArribaAbajo   Me dices que soy celoso,
¿qué más te quieres, mujer?
Con un granito de celos
es más sabroso el querer.




Tu mujer, moza alegrona


ArribaAbajo   Tu mujer, moza alegrona;
tú, viejo y algo inocente;
verás como de repente
la cabeza te amojona.




Has dicho que no me quieres


ArribaAbajo    Has dicho que no me quieres
porque tengo sangre baja;
si quieres querer a reyes,
cuatro tiene la baraja.

  —156→  


Eso que te dije


ArribaAbajo    *Eso que te dije
       te dije no más,
por ver si me quieres
       un poquito más.
Por tan buen deseo  5
       no es malo mentir;
lo que sí es muy malo
       es no conseguir.