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170

DOZY, Histoire, IV, 179. (N. del A.)



 

171

DOZY, Recherches, 98. (N. del A.)



 

172

Ibid., 88. (N. del A.)



 

173

IBN JALLIKAN. (N. del A.)



 

174

La semejanza que hay entre muchos rasgos y pensamientos de esta composición y las famosas coplas de Jorge Manrique no puede, en mi sentir, considerarse como mera coincidencia. Así, pues, yo creo que Jorge Manrique hubo de conocer e imitar los versos del poeta arábigo-rondeño. Esta idea, que tuve desde luego, me motivó a traducir la bellísima elegía de Abu Bakr en el mismo metro y con la misma combinación rítmica de las coplas citadas. Después he sabido que, hace ya años, tradujo en prosa la mencionada elegía, y la publicó en un periódico, el Sr. D. León Carbonero y Sol, catedrático de la lengua arábiga en la Universidad de Sevilla. No he podido hallar aún la traducción, que según me han dicho, va acompañada de algunas observaciones, en las cuales el señor Carbonero se muestra también inclinado a creer que Jorge Manrique imitó los versos arábigos.

Mi traducción en verso, como todas las otras que van insertas en este volumen, no puede menos de ser algo libre; no puede ceñirse a la letra del original, tanto porque estando en verso tiene que variar a veces el giro de la frase para ajustarle a la medida y a la rima, cuanto porque está hecha de otra traducción en verso, en la cual, a pesar de lo flexible que es la lengua alemana, es indudable que Schack debe haberse tomado algunas libertades. Con todo, yo creo haber sido fiel al sentido y al espíritu, acaso mucho más que si me hubiese ceñido servilmente a la letra. (N. del T.)



 

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Este Karún es el Coré de la Biblia, el que se rebeló contra Moisés, por lo cual se le tragó la tierra; pero mucho más poetizado por la fantasía de los árabes. Según ellos, era riquísimo. Sabía la alquimia y tenía todo el oro que deseaba. Parece que construyó un palacio todo cubierto de oro. Las puertas eran macizas de este metal. Su obstentación era extraordinaria. Salía de paseo en una mula blanca, enjaezada con riquísimos paramentos. Iba vestido de púrpura, y siempre se mostraba en público con un séquito de cuatro mil de a caballo, todos también elegantemente vestidos. Mahoma, en el Corán, habla con frecuencia de este Karún. (N. del T.)



 

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La traducción alemana, además de citar a Ad, cita a Kathan y su poderío. Confieso no haber podido averiguar qué cosa o personaje haya sido este Kathan. Tal vez equivalga a Kethin o Cethin, nombre con el que el libro de los Macabeos designa la Macedonia o el imperio de Alejandro Magno.- En cuanto a Ad, a los pueblos de Ad, nada hay más a menudo citado en el Corán. Lo mismo sucede con los pueblos de Tamud. Estos pueblos desdeñaron los avisos que Dios les envió por medio de sus profetas, perseveraron en sus maldades, y Dios los castigó con un viento impetuoso, que arrasó sus ciudades y los aniquiló a todos.- Muchos comentadores del Corán suponen que los hombres de Ad eran gigantes, algunos lo niegan. Sin embargo, todos convienen en que eran poderosos y ricos en extremo. La capital de su Estado se llamaba Iram. Una vez reinó allí un rey cuyo nombre era Saddad, quien, habiendo oído hablar del paraíso y de sus delicias, quiso hacer algo mejor en Iram, y edificó alcázares y creó jardines tan portentosos de hermosura y de magnificencia, que parecían sobrepujar a los del Paraíso. La mayor ponderación que pueden hacer los poetas árabes de un lugar encantador es compararle a los jardines de Iram. Pero ya hemos dicho que Dios destruyó todo esto, en castigo de los pecados de los pueblos de Ad. (N. del T.)



 

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Dice literalmente el traductor alemán que Arabia se siente amenazada y que tiembla la montaña de Uhud. Lo mal que suena en castellano el nombre de esta montaña no ha consentido que yo le miente en mis versos. La montaña de Uhud está cerca de Medina, y en su falda fue vencido Mahoma por los de la Meca, el año 3 de la hégira. (N. del T.)



 

178

'Almimbar', es lo mismo que 'púlpito'. Ya el Duque de Rivas, en El moro Expósito, emplea esta palabra como castellana. (N. del T.)



 

179

Acaso los escrupulosos hallen una impropiedad en hablar de los altares domésticos entre los mahometanos. La traducción alemana dice capillas de cama, esto es, adoratorio u oratorio de la alcoba. (N. del T.)



 
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