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ArribaAbajoLa cometa


(1846)


    Por la región del viento,
una bella Cometa se encumbraba;
y ufana de mirarse a tanta altura
sobre el terreno asiento,
que habita el hombre y el servil jumento,  5
de esta manera entre sí misma hablaba:

    ¿Por qué la libertad y la soltura,
dada a toda volátil criatura
esta cuerda maldita,
tan sin razón me quita?  10
¡Ah; qué feliz estado fuera el mío,
si espaciarme pudiese a mi albedrío
por esa esfera luminosa y vaga
del aire, imprescriptible patrimonio
—257→
de lo volante, en brazos de Favonio,  15
que amoroso me halaga;
y ya, a guisa del águila altanera,
al sol me remontase, ya rastrera
girase, como suelto pajarillo,
de jardín en jardín, de prado en prado,  20
entre el nardo, la rosa y el tomillo!
¿A qué el instinto volador me es dado,
si he de vivir encadenada al suelo,
juguete de un imbécil tiranuelo,
que, según se le antoja,  25
o me tira la rienda, o me la afloja?
¡Pluguiese a Dios viniera
una ráfaga fiera
que os hiciese pedazos,
ignominiosos lazos!»  30

    Oyó el Tonante el temerario voto.
Viene bufando el Noto.
La cuerda silba, estalla... ¡Adiós, Cometa!
La pobrecilla da una voltereta;
cabecea, ya a un lado,  35
—258→
ya al otro; y mal su grado,
entre las risotadas y clamores
de los espectadores,
que celebran su mísero destino,
de cabeza fue a dar en un espino.  40

    De esta pandorga, tú, vulgo insensato,
eres vivo retrato,
cuando a la santa ley, que al vicio enfrena,
llamas servil cadena;
y en licenciosa libertad, venturas  45
y glorias te figuras.

  —259→     —256→  

Texto B relacionado con la redacción de 1846:




La cometa


Una Cometa, que a favor del viento
por la región etérea se encumbraba,
engreída de verse en tanta altura,
consigo misma de esta suerte hablaba:
VPor qué la libertad del movimiento
* dada a toda volátil criatura,
* tan sin razón me quita
* esta cuerda maldita?

    ¿Por qué de esta manera mi persona
Xse embarga y aprisiona?
¡Oh qué destino venturoso el mío,
si pudiese, dejada a mi albedrío,
por los aires cruzar, exenta y vaga,
—257→
en alas de este blando cefirillo
XV* que amoroso me halaga;
¿acaso no pudiera
cual águila altanera
osadamente remontarme al cielo,
o viajar, como el suelto pajarillo,
XXde vergel en vergel, de prado en prado?
¿Es justo que un imbécil muchachuelo
así me ataje el vuelo?
¿A qué el instinto volador me has dado
oh próvida natura,
XXVsi condenada a sujeción tan dura
he de vivir? ¡Pluguiera a Dios viniera
una súbita ráfaga que hiciera
la cuerda reventar, y de la mano
de ese rapaz tirano
XXXque conmigo se huelga, me librara!



Escuchó Jove el voto:


(¡valiera más que nunca lo escuchara!)
* Viene bufando el Noto.
¡La cuerda silba, estalla, adiós Cometa!
XXXVLa desgraciada dio una voltereta,
cabecea ya a



xiv Primera redacción tachada:


en brazos del süave cefirillo



xxi Tachado rapazuelo y sustituido por muchachuelo.

xxxvi Aquí se interrumpe el manuscrito del cual se transcribe esta redacción.






ArribaAbajoLa moda111


    Quise más de una vez, en mala hora,
escribir una página, Isidora,
que detener tu vista mereciera.
Desoyome mi Musa. Toda entera
me pasé, te lo juro, esta mañana,  5
hilando coplas con tenaz porfía.
-Musa, son para el álbum, le decía,
de una joven beldad. -¡Plegaria vana!
No me salió una sola ni mediana.
-Para este bello altar que se atavía  10
con tanta flor de amena poesía,
entretejer una guirnalda quiero,
digna de la deidad que en él venero.
—260→
Es (tú lo sabes) cosa
de obligación forzosa.  15
Si agradable te fue mi culto un día,
te ruego, te conjuro, te requiero,
amada Musa mía,
que lo muestres ahora; y si ya cesas
de mirarme propicia, este postrero  20
favor te pido sólo. -¡Ni por ésas!

    Despechado, el papel hice pavesas;
al tintero, la pluma consignaba;
y ofrecerle pensaba,
por único tributo, humilde excusa  25
la culpa echando a la inocente Musa,
como es costumbre en semejantes casos;
cuando acercarse miro a lentos pasos
una, no sé si diga ninfa, diosa,
aparición, fantasma: caprichosa  30
forma que cada instante
de color, de semblante,
y de tocados, y de ropas muda:
—261→
ora triste, ora alegre, ora sañuda;
ya pálida, ya rubia, ya morena.  35
Tan presto por el cuello y las espaldas
derrama en ondas de oro la melena;
tan presto, en trenzas de ébano cogida,
adórnala de joyas y guirnaldas;
y tan presto ¡qué horror! encanecida  40
la lleva; o sin piedad la troncha y tala,
y de prestados rizos hace gala.
Ora el ropaje en anchuroso vuelo
desplega; y va arrastrando luenga falda
verde, azul, carmesí, purpúrea, gualda,  45
de gasa, de tisú, de terciopelo.
Señala luego en mórbido relieve
su figura gentil basquiña leve.
Sus ojos aprisiona en blanco velo,
—262→
pudibunda beata,  50
que hace de más valor lo que recata.
Y un momento después, traviesa niña,
ríe, retoza, guiña;
no sabe tener quieta
su pupila de fuego;  55
busca y rehuye luego:
cuanto más melindrosa, más coqueta.

    Suspenso, absorto estaba yo pensando
si era ilusión aquello; y lo estuviera,
sabe Dios hasta cuándo,  60
si ella misma por fin no me dijera:
-Nadie puede sacarte del empeño
en que te ves, sino mi numen solo.
El arte de agradar yo sola enseño.
Ríete de las Musas y de Apolo.  65
Si aplaudido un poeta en boga está,
y ante los ojos de las damas brilla,
y con el loro, el gato y la perrilla,
divide los honores del sofá,
débelo todo a mí, que, cuando tomo  70
—263→
esta mágica vara, lo más pobre
hago rico, y trasmuto el oro en cobre.
Sea su entendimiento agudo o romo,
tosco o pulido, vista larga o corta,
ingenio estéril o feraz, no importa,  75
todo aquel que se viste mi librea,
altivo, ufano, espléndido campea.
Y a más de cuatro orates
coronas di tempranas,
que, a despecho de críticos embates,  80
durarán (no lo afirmo) tres semanas.
Por no cansarte más, yo soy la Moda.
Oye; y aprenderás mi ciencia toda.
En tres o cuatro prácticas lecciones,
voy a especificar mis opiniones;  85
y podrás expedirte en el presente
caso, y en los demás, gallardamente.
—264→

    -¿Una leyenda o cuento
es a lo que dedicas el intento?
Manos a la labor; o da principio  90
con gran proemio de elegante ripio;
o si te place, empieza
con esa nonchalance de buen tono,
con ese aire de lánguido abandono
de quien al despertar se despereza,  95
como si del lector no hicieses caso,
ni de la historia; y cuando paso a paso,
por entre mil rodeos,
ambages y floreos,
llegue al fin el momento de contarla;  100
y ya el lector dé al diablo tanta charla;
allá como a la octava ciento y cuatro,
mudarás de teatro,
y en una digresión... (importa un pucho
que no tenga que ver poco, ni mucho,  105
—265→
con el sujeto, porque, amigo, hoy día
¿qué es para un escritor de fantasía,
en resumidas cuentas, el sujeto?
Es una percha cómoda, de donde
cuanto en su seno tu cartera esconde;  110
estudio, ensayo, informe mamotreto,
puedes colgar sin el menor empacho.
Uno de mis pupilos,
excelente muchacho,
ha escrito en diversísimos estilos  115
composiciones vastas, panteísticas,
escépticas, católicas y místicas,
patrióticas, y báquicas, y eróticas,
miríficas y exóticas;
y se propone hacer una leyenda  120
en que bonitamente las ensarte
todas, sin que aparezca en nada el arte
(que es lo que más a un genio recomienda),
dando en ella a lectores eruditos,
que tengan razonables apetitos,  125
una merienda monstruo, una merienda
con variedad de platos estupenda).
Pues, como digo, en una
digresión... (cuanto menos oportuna
mejor); produces de esa  130
suerte mayor sorpresa,
que es en el arte un mérito sublime,
a que debe aspirar todo el que rime.
Era una transición obra de suma
dificultad para la inhábil pluma  135
de aquellos escritores desdichados
de los tiempos pasados.
Era, como ponerlos en un potro,
el tener que pasar de un tema a otro,
de modo que el lector inteligente,  140
con movimiento el más süave y blando,
—266→
se hallara, sin saber cómo, ni cuándo,
arrebatado a un mundo diferente.
En esto, como en todo,
los modernos han dado  145
un paso agigantado.
Hácese de este modo:
¿hay que pasar de un baile, por ejemplo,
a una batalla, de un mesón a un templo,
de una choza a un palacio soberano?  150
Se pone en medio un número romano.
Por tan sencillo arbitrio, como ése,
al discreto lector, mal que le pese,
en menos de un segundo,
se le dispara a donde tú le mandes,  155
desde los Pirineos a los Andes,
desde la tierra al Tártaro profundo,
o al bañado de luz coro seráfico,
con más velocidad que va un aviso
por el alambre electro-telegráfico;  160
y sin que de antemano, o al proviso,
se tome la fatiga
de preparar la cosa;
y gruña cuanto quiera y lo maldiga
—267→
el bueno de Martínez de la Rosa;  165
y hágalo con el clásico areopago.
Pero yo mismo sin pensar divago;
de uno en otro paréntesis, me pierdo.
Lo que quise decir, si bien me acuerdo,
es que la línea recta, cuanto puedas,  170
evites; tortüosas las veredas
son que prefiere el consumado artista
para el placer del alma o de la vista.
Como sobre un terreno,
de matorrales y malezas lleno,  175
un raudal serpentino
—268→
va abriéndose camino
lenta y difícilmente;
y aquí desaparece de repente
bajo el tupido monte;  180
y en lejano horizonte,
vuelve a mostrar su clara o turbia onda
para que, a poco trecho,
cuando algunos pantanos haya hecho,
bosque denso otra vez su curso esconda;  185
no de modo distinto,
aunque el fino lector se desanime,
el sujeto camine,
y por entre el espeso laberinto
de las enmarañadas digresiones,  190
se hunda, reaparezca, se zabulla
de nuevo, y nuevamente salga y bulla
hasta llegar al fin que te propones.
Mas ora en filosóficos zigzagues
teológicos, políticos, divagues,  195
o en un rocín aprietes los talones,
lanzándote a remotas excursiones,
o vía recta el argumento vaya,
y la locomotiva,
potencia de no fútil inventiva,  200
quieras tener a raya,
(lo que, si mis preceptos obedeces,
harás muy pocas veces)
—269→
haya sin falta alguna
en tus poemas luna,  205
que esplendorosa o pálida rïele.
¡Oh de la noche solitaria reina!
¿cuál hay que a ti no apele,
vate, que canas peina,
o que rubio mostacho apenas hila?  210
Pero tan socorrida como ahora
nunca fuiste. Vigila
todo autor, toda autora
que a veces aúlla o canta, ríe o llora,
porque la bella luz con que plateas  215
el universo, irradie sus ideas,
desde el que hijo mimado de la fama
ciñe a su frente inmarcesible rama,
hasta el que dice veya por veía
en tosca jerigonza todavía.  220
No deje, pues, de rïelar la luna,
o en el cristal de límpida laguna
que el aura arrulle y que entre sauces duerma.
o en el follaje oscuro de una yerma
—270→
cumbre, recién mojada de rocío,  225
o en bullicioso río
que al voraz oceano,
en que se abismará, corre anhelante,
¡imagen, ay, del existir humano!

    Un ay de cuando en cuando es importante.  230
Por lo pronto, hará ver que tienes hecho
de hebras delicadísimas el pecho,
blandas en sumo grado y sensitivas;
y no será preciso que te afanes,
y los sesos que tengas los devanes,  235
buscando frases nuevas, expresivas
con que secretos íntimos reveles
del corazón. Atente a tus rïeles;
y pon de trecho en trecho uno o dos ayes,
cuando la cuerda del dolor ensayes.  240

    Tras un cuadro de vívidos colores
en que retrates lúbricos amores,
encaja bellamente una homilía
contra la corrupción social; y luego
que a la ya inaguantable tiranía  245
de este gobierno jesüita, godo,
que lo Inficiona y lo agangrena todo,
lances una filípica de fuego,
llora la servidumbre de la prensa,
que prohíbe decir lo que se piensa,  250
—271→
y por ninguna hendrija
permite que respire uno siquiera
(sábenlo los lectores demasiado),
útil verdad, de tantas que cobija
en sus profundidades tu mollera;  255
es el cuadro encantado
que se descubre en más dichosa era.
Leyendo tan espléndida bambolla,
habrá mil que suspiren por el día
en que eches a volar la fantasía  260
que tu medula cerebral empolla.

    Si el tono blando tomas,
conviene que derrames
profusamente aromas,
y que todas las voces embalsames  265
de azahares, jazmines y azucenas,
y que de olores la nariz abrumes.
«Sacudir las alillas pueda apenas
el céfiro, agobiadas de perfumes.
Bello concepto, a que echarás el guante,  270
aunque no faltará tal vez pedante
que a Byron lo atribuya.
¡Necios! ¡cómo si fuera culpa tuya
que, cuando para ti del cielo vino,
Byron lo interceptase en el camino!  275

    Es de rigor que llores
alguna pobre niña arrebatada
en verdes años ¡ay! a los amores.
—272→
Su imagen adorada
de tu memoria un punto no se aparte;  280
y para más desgracia atormentarte,
y de esas penas aguzar la punta,
dirás que la difunta
era un ángel de amor, era un modelo
de perfección, en que vació natura  285
toda virtud, y gracia, y hermosura;
divina joya, incomparable perla,
que, para tu regalo y tu consuelo,
quiso envïar expresamente el cielo
a un mundo vil, indigno de tenerla;  290
y con estos elogios, y otros tales,
conocerán las damas lo que vales,
y el tuyo propio harás sin que te cueste
una sola palabra
que tu modestia en lo menor moleste,  295
¡Sólo con un diamante otro se labra!

    Tenga abundante acopio
de ensueños tu paleta.
Nada más de mi gusto, ni más propio.
Cual suele de abejillas tropa inquieta  300
volar entre el tomillo y la violeta,
así acudir se ve legión alada
de ensueños en la silla o la almohada
de todo aquel que el inspirado pecho
a su pupitre arrima,  305
o se desvela en solitario lecho,
dándole caza a la difícil rima.

    Pero lo que en el día
logra aplauso mayor, es una cosa
—273→
que se suele llamar misantropía.  310
Huye a la selva umbrosa,
o más bien a la selva que desnuda
de su follaje la estación sañuda;
oculta allí el hastío que devora
tu gastada existencia; el negro tinte  315
que los odios fantásticos colora,
de cada objeto alrededor se pinte.
Huye a donde jamás hiera tu oído
el eco envenenado, aborrecido,
de humana voz; allí donde la roca  320
amortaja de nieves su cabeza
titánica; o allí donde bosteza
de apagado volcán lóbrega boca.
—274→
¿Ves cómo ya el postrero
rayo del sol expira en el otero,  325
y al entreabrirse cárdenos nublados,
de tempestad preñados,
lámpara sepulcral arde el lucero
sobre la tierra que la sombra enluta?
Huye al amigo seno de la gruta.  330
Medita allí, cavila;
y de tu pecho el negro humor destila
sobre todos los seres gota a gota;
y llama al mundo en que naciste, infierno,
de que fue a Lucifer dado el gobierno  335
para jugar con él a la pelota,
y con este menguado, pobre, triste,
infinitesimal átomo humano,
discorde unión de espíritu y materia,
que monarca se cree de cuanto existe,  340
porque le cupo el privilegio vano
de conocer él mismo su miseria.
Todo allí muerte, esplín, hondo fastidio,
no el que con el champaña se disipa,
o con el humo de cigarro o pipa,  345
sino el que pensamientos de suicidio
engendra; y logren sólo distraerte
impresiones de horror, de duelo y, muerte.
O el ronco trueno música te sea,
y de encontrados vientos la pelea,  350
y de natura atormentada el grito
cuando sobre sus bases de granito
el bosque secular se bambolea;
o el esquilón distante
que llora la agonía  355
del moribundo día,
aunque de plagio se te queje el Dante;
o del buho el fatídico graznido,
que por la soledad pavor derrama:
o el gemir de la tórtola que llama,  360
y llama sin cesar... y llama en vano,
en el desierto nido,
—275→
al esposo querido,
que presa fue de cazador villano.

    Pero no es bien que mucho te demores  365
en silvestres y rústicas escenas,
que huelen a la edad de los pastores,
cuando andaban Belardos y Filenas
cantando a las orillas de los ríos
insulsos inocentes amoríos.  370
¿Inocencias ahora? Nada de eso
en un siglo de luz y de progreso.
Loca algazara aturda
en infernal zahurda,
do el adusto Timón, medio beodo,  375
haga de todo befa, insulte a todo;
y brillen entre copas las espadas,
y se mate, y se ría a carcajadas;
y retumbe en satánicos cantares
audaz blasfemia, horrífica, inaudita,  380
que es para ejercitados paladares
una salsa exquisita.

    Mucho más dijo la parlera Diosa,
sin que de tanto embrollo
de lindos disparates, otra cosa  385
engendrarse pudiera en mi meollo,
que confusión, y vértigo, y mareo.
En el estado que me vi, me veo;
impotente la voz, el alma seca,
y por añadidura, una jaqueca.  390
Pero, para decir, bella Isidora,
que eres un ángel que la tierra adora,
que sabes ser honesta y ser amable,
¿ha de ser necesario que me empeñe
por selvas y por riscos, que me ensueñe,  395
que me arome, y por último, me endiable?
Antes seguro estoy de que sería
imperdonable insulto
el ofrecerte semejante culto.
Si ya no soy ni aquello que solía,  400
pues de la frente que la edad despoja,
huye, como el amor, la poesía,
—276→
puedo hablar a lo menos el lenguaje
de la verdad, que, ni al pudor sonroja,
tu hacer procura a la razón ultraje.  405
Aunque de la divina lumbre, aquella
que al genio vivifica, una centella
en mi verso no luzca, ni lo esmalte
rica facundia, y todo en fin le falte
cuanto en la poesía al gusto halaga,  410
lo compone benigna una alma bella
que de lo ingenuo y lo veraz se paga.

  —277→     —259→  

1-3. Primera redacción:


* Quise más de una vez, en mala hora,
escribir una página, siquiera,
que detener tus ojos, Isidora,
Por algunos momentos mereciera.



8. Primera redacción:


de la bella Isidora». Ni por ésas,



Tacha Ni por ésas y escribe: Empresa vana!

10-23. Primera redacción:


«Para este altar, que ufano se atavía
* con tanta flor de amena poesía,
Musa, tejer una guirnalda quiero,
* digna de la deidad que en él venero.

  —260→  
Es. tú lo sabes, cosa
de obligación forzosa.
Si grato, pues, amada musa mía
le fue mi culto un día,
te ruego, te conjuro, te requiero
que me asistas ahora; y si ya cesas
de mirarme benigna, este Postrero
favor te pido sólo». Ni por ésas.
Sorda a mi ruego vano (?). Ya al tintero
¡a pluma despechado consignaba,
Enmiendas a esta primera redacción:
Musa, para este altar, que se atavía
con tanta flor de poesía galana.
Si no mísera pues benigna y pía
y agradable te fue mi culto un día
Despechado, al tintero
la maldecida pluma consignaba,



26. Primera redacción:


la culpa echando a la rebelde Musa,



27. Siguen estos versos tachados:


cuando hete aquí. No pienses que lo invento
Es la pura verdad lo que te cuento.



28. Primera redacción:


Veo que se me acerca, a lentos Pasos,



35. Primera redacción:


y de ropajes y de galas muda;



  —261→  

37-49. Primera redacción:



descuelga en ondas de oro la melena;
tan presto de tocados, de guirnaldas,
la cubre, en negras trenzas recogida;
y tan presto, encanecida ¡qué horror!
la ostenta. Arrastra ahora largas faldas
y de prestados rizos hace alarde.

El suelo barre ya con luengas faldas
azules, carmesíes, rojas, gualdas.
Apretada basquiña, corta, leve,
señala ahora en mórbido relieve
la figura gentil. Inclina al suelo
la vista aprisionada en bruno velo,



Enmiendas a esta primera redacción:


y tan presto de joyas, de guirnaldas,


y cubierta de joyas, de guirnaldas,


la ostenta, en negras trenzas recogida;


la ostenta en trenzas de ébano, cogida



había comenzado a redactar este verso así:


la muestra, en negr[as]


la muestra, Para troncharla más tarde


la muestra, o sin piedad la troncha y tala



Comenzó a redactar el quinto verso, así:


Tan presto luengas faldas


Ahora luengas faldas



Luego le hizo las modificaciones que se dan a continuación:


Si arrastra ahora sueltas, luengas faldas,


Da a sus vestidos anchuroso vuelo,
o arrastra luengas faldas,


Ya a sus vestidos da anchuroso vuelo,



  —262→  

Los últimos versos sufren también varias enmiendas:


azules, carmesíes, verdes, gualdas


carmesíes, azules, verdes, gualdas,
y apretada basquiña, corta y leve
ora señala en mórbido relieve



62. Comenzó a redactar este verso así:


-Nadie sacarte puede



64. Primera redacción:


El arte de escribir yo sola enseño.



Siguen dos versos tachados, no incluídos en la redacción definitiva del poema:


Yo enseño a dominar las opiniones,
a Pesar de Epictetos y Catones.



66-72. De estos siete versos hay varias redacciones, entre las cuales unas están sin tachar. En el texto se deja la misma que tomó Amunátegui, por considerarla definitiva.



Por mí sola un poeta es aceptado
y de las damas a los ojos brilla,
y hasta con la pelota o la perrilla
divide los honores del Estrado.
Cuando a la diestra tomo
* esta mágica vara, lo más pobre
hago (ileg.) rico, hago oro el cobre.
—263→
Si piensas que un poeta en boga está,
y que su libro a las hermosas grato
logra con la perrilla o con el gato
dividir los honores del sofá

Piensas que si un poeta en boga está,
y ante las damas brilla,
que con el loro, el gato, la perrilla
divide los honores del sofá.
¿Lo debe a nadie sino a mí?

¿A otro que a mí lo debe?
Lo que yo apruebo es lo que el mundo aprueba.

Y en tres o cuatro fáciles lecciones
voy a exponerte mi destreza toda

Si tal vez un Poeta en boga está,



78-81. Primera redacción:


A intrépidos petates,
coronas doy tempranas,
a despecho de críticos embates,
podrán jurar muy bien cuatro semanas,
Y qué es sin mi favor el literato.
Un hombre sin principio, sin boato,
un rancio pedagogo, un estafermo,
nacido para el charco o para el yermo.



El cuarto verso tiene otra redacción:


brillan, con mi opinión los disparates.



83. Primera redacción:


Oye, y en breve rato
aprendida tendrás mi ciencia toda;



87. Otra redacción:


caso, y en los demás, lucidam[ente]



  —264→  

88-92. Primera redacción:


¡Manos a la labor! Hacer una oda,
una canción, leyenda, historia o cuento
sobre cualquier materia,
patética o sublime, bufa o seria,
séase o no apropiada a tu talento;
y le darás principio
con gran proemio de vistoso ripio;
o si te agrada, empieza
con aquella franqueza



En el cuarto verso tacha bufa y escribe alegre.

89. En el manuscrito se lee: es a lo que dedicas tu talento?

Dejamos en el poema, el texto dado por Amunátegui, porque desconocemos en qué basó la lectura de el intento por tu talento.

93-94. Primera redacción:


con citar nonchalance de buen tono,
y aquel aire de lánguido abandono



100-101. Primeros intentos de redacción:


llegue por fin a la ocasión precisa


llegue por fin la hora de contarla;


el punto de contarla;


y que del tiempo se abusa


y dé a todos los diablos tanta charla;


y se aburra y dé al diablo tanta charla;


y el lector dé a los diablos tanta charla;



  —265→  

106-107. Primeros intentos de redacción:


en una obra de ingenio y fantasía,
¿qué se imagina que es el tal sujeto?



115. Primera redacción: ha escrito en todo género de estilos

118. En el manuscrito se lee:


satíricas, y báquicas, y eróticas,



  —266→  

142-146. Primera redacción:


por un maravilloso oculto puente
* se hallara, sin saber cómo ni cuándo,
transportado a una escena diferente.
En eso, como en todo,
en esta venturosa edad se ha dado
* un paso agigantado.



Enmienda el verso penúltimo:


la edad presente ha dado



149. Primera redacción:


a una función marcial, de un bosque a un templo.



152-185. Primera redacción:


Por un tan simple arbitrio, como ése,
el discreto lector, mal que te pese,
tendrá que dispararse a do le mandes;
* desde los pirineos a los Andes,
desde el terreno asiento
a los coros seráficos,
can la celeridad que el pensamiento
vuela por los alambres telegráficos,
y sin que tú te esfuerces
en preparar la cosa
* y gruña cuanto quiera y lo maldiga
—267→
* el bueno de Martínez de la Rosa;
y todo el dueto clásico
* y hágalo con el clásico areopago.
* Pero yo mismo sin pensar divago;
de una en otra digresión me pierdo.
Lo que quise decir, según recuerdo,
* es que la línea recia, cuanto puedas,
* evites; tortüosas las veredas
* son que prefiere el consumado artista
para halagar la vista.
Como sobre un terreno enmarañado
* de matorrales y malezas lleno,
un raudal serpentino
con gran dificultad se abre camino,
de repente se pierde
bajo el ramaje verde;
* y en lejano horizonte,
* vuelve a mostrar su clara o turbia [onda]
para que el denso monte
a pocos pasos otra vez le esconda



Otros intentos de redacción de algunos versos de este fragmento:


Por ese arbitrio natural


Por un medio tan fácil como ése
haces que el lector, mal que le pese
vaya en un santiamén


irá veloz a donde tú le mandes


irá veloz a do le mandes


se dispara a doquiera que le mandes


tiene que dispararse a do le mandes;
con la velocidad que el pensamiento


y de lo que decía no me acuerdo.


y lo que iba a decir ya no recuerdo.


de lo que iba a decirle no me acuerdo.

  —268→  
de maleza, un hilo cristalino
se abre difícil[mente]


hace difícilmente su camino



Los seis últimos versos presentan estos otros intentos de redacción:


* bajo el tupido monte;
y en distante horizonte,
otra vez a la luz su curso ofrece


nuevamente a la luz su curso ofrece


a la lumbre solar de nuevo ofrece
su clara o turbia onda,
para que nuevamente
bajo la densa ramazón se esconda;


la densa ramazón su curso esconda;



196. Lo comenzó a redactar:


o en tu Pegaso



  —269→  

204-207. La primera redacción es ilegible, por las tachaduras. En segunda redacción escribe:


O en caprichosos, rápidos zigzagues
Y excursiones erráticas divagues.
No falta en obra alguna
la inspiradora antorcha de la luna,
que de dulces tristezas es fecunda
ya en placentera luz el orbe inunda
o pálida rïela.
¡Oh de la noche vaporosa reina!


¡Oh del nocturno imperio que es la reina!


* que esplendorosa o pálida rïele
y de dulces tristezas es fecunda


No falta en obra alguna
en que mi numen creador te infunda,
cerca del genio del amor, la luna,
que de dulces tristezas es fecunda
la inspiradora antorcha de la luna.



221-224. Primera redacción:


* Pero yo mismo sin pensar divago
y de una en otra digresión me pierdo.
¿No hablaba de la luna? (ya me acuerdo).
Haz que rïele en el cristal de un lago
que el aura arrulle y entre sauces duerma,
o en el verde tapiz de alguna yerma



  —270→  

241-257. Primeros intentos de redacción:


* Tras un cuadro de vívidos colores
* en que retrates lúbricos amores,
* encaja bellamente una homilía
* contra la corrupción social; y luego,
escribe una filípica de fuego
contra la abominable tiranía
que no deja salir una siquiera
de las verdades mil, que en su mollera
se cocinan; encantado
tesoro, destinado
a enriquecer más venturosa era.


* Tras un cuadro de nítidos colores
* en que retrates lúbricos amores,
* encaja bellamente una homilía
* contra la corrupción social; y luego,
que a la ya intolerable tiranía
de este gobierno jesüita, godo,
que a tu fecunda voz pone un candado,
—271→
que no deja salir una siquiera
de las verdades mil que en tu mollera
se cocinan; encantado
tesoro, destinado
a enriquecer más venturosa era.


Contra el gobierno torpe, corrompido,
que lo compra todo y lo deprava
y tiene en hierros la verdad, y esclava
la prensa y la conciencia


la conciencia y la prensa


y tiene la nación la prensa esclava



277. Primera redacción:


alguna tierna niña arrebatada



  —272→  

283-284. Intentos de redacción:


harás de la difunta
angélica modelo


* dirás que la difunta
era un cabal modelo



306. Primera redacción:


o que da vueltas en mullido lecho



309. Siguen varios intentos de redacción de versos tachados, bastante inconexos:


Apenas uno toma,
Para escribir, asunto,
—273→
en aquel mismo Punto,
de los ensueños la bandada acosa;
cogerás en el aire cuantos quieras.


Pueda coger al vuelo
cuantos vengan a pelo,
que pasaporte franco y libre tienen


cuantos quisieras y no importa nada
que no vengan a pelo.


Puedes coger al vuelo;
y como pasaporte franco tienen


pues pasaporte libre y franco tienen
y nadie el tiempo gasta
de decir lo que son


darás muestra de todo, y nadie gasta
una línea en decir a lo que vienen.
Embuchas (?) a granel; con eso basta.


Para escribir, no bien se toma asunto


para escribir no bien elige asunto


no bien algún poeta elige asunto


no bien para escribir escoge asunto
algún ingenio, citando
tiene a la memoria la bandada.


Cuantos quisieras, vengan o no a pelo,
puedan coger al vuelo.


puedas coger al vuelo
cuantos quisieras o no, a pelo,


Cuantos quisieras y no importa un pito



  —274→  

335. Primera redacción:


de que sólo Satán tiene el gobierno



349. Al margen figuran unos versos totalmente ilegibles.

  —276→  

406-410. Intentos de redacción:


Aunque en mi tosco verso dos reales
de inspiración no luzca, ni lo esmalte
* rica facundia, y todo en fin le falte,
cuando en obras de ingenio al justo vales
yo sé que lo veraz


Aunque, a mi tosco verso una centella
de inspiración no luzca, ni la esmalte
* rica facundia, y todo en fin le falte,
cuando ya a la razón y al gusto halaga
yo sé que lo veraz








ArribaAbajoDiálogo entre la amable Isidora y un poeta del siglo pasado112



POETA

Aquel tributo que mi pobre ingenio
ha ofrecido, Isidora, consagrarte...

ISIDORA

Me lo has hecho aguardar todo un trienio,
y pudiera mandarte
que fueras con tu música a otra parte;  5
pero con una condición lo admito:
que tenga de lo nuevo y lo bonito.

POETA

¿De lo bonito y de lo nuevo sólo?
A tus influjos me encomiendo, Apolo,
para salir de tan terrible aprieto:  10
inspírame un soneto,
que el fino gusto de Isidora apruebe.

ISADORA

¿Sonetos en el siglo diez y nueve?
—278→

POETA

Un romancito, pues, en asonante...

ISADORA

Es cosa de poeta principiante,  15
que el oído desgarra,
y merece cantarse con guitarra.

POETA

Pero si no sé más, querida mía.
¿Cómo de tan estéril fantasía
creaciones hermosas  20
podrán salir? No da el espino rosas.

ISADORA

Todo cuanto me digas es en vano.
En estas hojas, con tu propia mano,
algo que a los lectores interese,
algo que de ponerse digno sea,  25
después de estas dos emes y esta ese,113
has de escribir; lo exijo.

POETA

¡Fuerte empeño!
Mas aguarda; una idea
me ocurre de improviso.
Fingiré que adormido en blando sueño  30
se presenta a mi vista un paraíso,
donde...

ISADORA

Toma la pluma, pues, y al caso.

POETA

  (Escribiendo y declamando.) 

-«Sobre la verde falda
del erguido Parnaso,
—279→
guiaba yo mi vacilante paso,  35
tejiéndote, Isidora, una guirnalda,
cuando de ninfas majestuoso coro,
sueltos sobre la espalda
alabastrina, los cabellos de oro
coronados de flores,  40
con ropas que robaron sus colores
a la primera luz de la mañana,
con cítaras de etérea melodía,
que arroba en dulce rapto el alma humana...»

ISADORA

Jesús! ¡Qué altisonante algarabía!  45
Amigo mío, en lengua castellana,
ésa se llama entrada de pavana.
¿No ves que tus poéticos primores
son estrujadas flores
de que cualquiera nene  50
en este siglo innovador se mofa?
Apostaré que en la siguiente estrofa
vas a beber las aguas de Hipocrene.
Guía, por Dios, tu vacilante paso
lo más lejos que puedas del Parnaso.  55

POETA

Eso yo lo sabré, sin que lo mandes.
Mas, si te place, hagamos una cosa.
Dame un asunto tú, no de los grandes
que pidan alto ingenio, estilo fuerte,
inspiración fogosa,  60
sino sencillo, fácil, en que acierte,
no a idealizar angélica armonía
(eso a tu voz divina sólo es dado),
no a contentar tu gusto delicado,
a que dan cuatro idiomas alimento  65
(¿cupiera en mí tan alto pensamiento?),
sino a probar lo que conmigo vales;
pues dócil a tu imperio soberano,
tomo otra vez con atrevida mano
la lira, que en las ramas funerales  70
de sauces lloradores, monumento
—280→
de una temprana tumba, colgué un día114.
Juré que nunca más la tocaría;
quebrantaré por ti mi juramento.
En suma, sólo pido  75
que tú me des el tema.

ISADORA

Concedido.

POETA

¿Cuál es?

ISADORA

-Amor.

POETA

-¡Jesús!

ISADORA

-¿Qué es lo que temes?
¿Pido yo por ventura que en las aras
del ciego dios, profano incienso quemes?
¿Pido que a lo Petrarca o lo Macías  80
le entones quejumbrosas elegías?
Comprendo bien que ajeno lo estimaras
de ti y de mí; mas dime, ¿qué tendría
la propuesta materia
—281→
de impropia ni de ingrata  85
para la cosquillosa fantasía
de la más zahareña mojigata
que allí vertida viese alguna seria
máxima de moral filosofía?

POETA

¿Conque un sermón en verso? ¡Linda cosa  90
por cierto para el álbum de una hermosa!

ISADORA

Sai che lá corre il mondo, ove piú versi
di sue dolcezze il lusinghier Parnaso
e che'l vero condito in molli versi
i piú schivi, allettando, ha persüaso.  95

POETA

¡Basta! Me rindo al Tasso;
me rindo a ti. Permite solamente
que hurtada inspiración mi verso aliente.

 (El poeta traduciendo del italiano.)115 




  —282→  


ArribaAbajoLa corte de amor


(Texto A)116


    Solemne audiencia un día
daba el Amor; servía
Capricho de portero
y a Dama y Caballero
que de su gusto era  5
fácil entrada abría.
Con los demás hacía
de diversa manera.
Vestida entró de gala
Juventud en la sala  10
y ocupó la testera.
—283→
Entraron Risa y juego
y se salieron luego.
La Gracia a la Hermosura
llevaba de la mano,  15
y le alcanzó Ventura.
Llega con gesto ufano
Necedad, y se engríe
porque el Amor se ríe.
Mas ya del Chisme aleve  20
se oye el susurro leve,
y van tras él llegando
en bullicioso bando
Sospechas y Recelos
y pendencieros Celos.  25
La Lisonja apercibe
su más meliflua charla,
y gran placer recibe
Amor al escucharla,
Triscaban la Alegría  30
y la Coquetería,
y con semblante huraño
acecha el Desengaño.
Va el Rendimiento tímido,
que aún del desdén se paga;  35
va la Traición que pérfida
a los que vende halaga.
Fe, Modestia, Inocencia
lograron corta audiencia;
y avergonzadas salen  40
de lo poco que valen.
—284→
La Locura no falta,
que de Cupido era
antigua consejera
y tiene allí vara alta.  45
Alrededor del trono
Querellas y Suspiros
cantando en flébil tono
hacen variados giros,
y mézclanse en la Danza  50
Consuelo y, Esperanza.

    Falta entre tanta gente
la Razón solamente,
porque el Ujier Capricho
que es un perverso bicho  55
no está en buena harmonía
con la señora mía,
y anunciarla rehusa
con una y otra excusa.
Al cabo fue preciso.  60
—285→
«La Razón allí fuera
(dice) su turno espera,
y si le dais permiso
hablar con vos querría
antes que se haga tarde».  65
Responde Amor: «Que aguarde,
o que vuelva otro día».



  —286→  


ArribaAbajoLa corte de amor


(Texto B)


    Solemne audiencia un día
daba el Amor; servía
Capricho de portero
y, solamente abría
a Dama o Caballero  5
que bien le parecía.
Juventud en la sala
vestida entró de gala
y ocupó la testera.
Entraron Risa y juego  10
y se salieron luego.
Llevó de compañera
la Gracia a la Hermosura,
y le alcanzó Ventura.
—287→
Esperanzas, temores,  15
ilusiones que ostentan
del Iris los colores,
deseos que atormentan
placeres que embriagan.
Requiebros y suspiros  20
en torno el numen vagan
en fantásticos giros.
Mas hete al Chisme aleve,
que todo lo remueve;
tras su susurro blando  25
llegan en fiero bando
Sospechas y Recelos
y pendencieros Celos.
Fe, Constancia, Inocencia
lograron corta audiencia.  30
Ruborizadas salen
viendo cuán poco valen.
La Locura no falta,
que de Cupido era
antigua consejera  35
y tiene allí vara alta.
Y el traidor Fingimiento
que a los que muerde halaga,
y el fino Rendimiento
que aun del desdén se paga,  40
el presumido Entono
—288→
que del triunfo se precia,
el pérfido Abandono,
la Confianza necia
cercan el áureo trono.  45

    Falta entre tanta gente
la Razón solamente,
y fue que el tal Capricho
que es un perverso bicho,
nunca en buena harmonía  50
con la señora mía,
dar al Amor no quiso
de su llegada aviso.
Al fin, como precisa
cosa «Una noble dama»  55
(con solapada risa
le dijo) «aguarda afuera.
Doña Razón se llama
que la admisión espera».
—289→

    Cuando hubo el nombre oído  60
turbose el tiranuelo;
confuso y amorrido
los ojos baja al suelo:
¿Pero por qué cobarde
le he de temer?» decía.  65
«Entre... mas no... ya es tarde.
Di que venga otro día».

  —290→     —280→  

77-88. Otra redacción manuscrita de estos versos. Van seguidos de una estrofa totalmente ilegible:


-¿Cuál es? - Amor - Pardiez, linda materia
Para un Matusalén - Más grave y seria,
no puede ser, que enamoradas canas
no poseo yo, ni propio en mí sería.
Yo te pido verdad, filosofía -
pero tantos y tantos
afamados ingenios han escrito
sobre ese derecho (ileg.) -
Plágialos, que con eso me contento -
¿Me lo Permites tú? - Tal permito -
Pues con esa licencia va de cuento.


  —281→  

92-95. Tasso. - La Jerusalén Libertada, canto I, octava 3.


Sabes que allá va el mundo do se estima
el licor lisonjero del Parnaso,
cuando en sonora y deleitosa rima,
mejora al hombre de virtud escaso.


(Traducción de Juan Sedeño).
(EDICIÓN CHILENA. SANTIAGO).
               


  —282→  

99. Primera redacción:


Audiencia daba un día
Amor


102-104. Primeros intentos de redacción:


que a Dama y Caballero
entrada fácil daba
* que de su gusto era


que a Dama y Caballero
* que de su gusto era
gustosamente abría.


Este último verso fue tachado y sustituido sucesivamente por los siguientes:


La puerta al punto abría.


Prontamente admitía.


105. Otra redacción, que aparece sin tachar en el original:


Con los demás no hacía


  —283→  

120. Primera redacción:


Y van tras él entrando


Tacha entrando y escribe llegando. Sin tachar esta última, escribe de nuevo entrando, y la deja igualmente sin tachar.

127. Primera redacción:


el Dios al escucharla.


128-131. Primera redacción:


Triscaba la Alegría
con la Coquetería,
y acecha en un escaño
ceñudo el Desengaño.


136. Comenzó a redactar este verso con la palabra Locura.

137. Primera redacción:


tuvieron corta audiencia


  —284→  

140. Primera redacción:


Locura allí no falta


114-147. Primera redacción:


* Cantando en flébil tono
* Querellas y Suspiros
* hacen variados giros,


Segunda redacción:


* Cantando en flébil tono
* Querellas y Suspiros
en torno al regio trono
* hacen variados giros,


156-165. Primera redacción:


y anunciarla no quiso.
* Al cabo fue preciso.
«Hay una noble dama,
dice; Razón se llama
y hablaros desearía
si le mandáis que aguarde».
Responde Amor: «Ya es tarde;
di que venga otro día».


Otra redacción de los versos quinto y sexto:


y preguntar me hacía
si permitís que aguarde».


Al dorso del manuscrito intentó Bello nuevas redacciones, sumamente enmendadas. Por las tachaduras es indescifrable el primer intento de redacción. Damos a continuación lo que queda legible:


* Al cabo fue preciso.
Y Pide así el permiso
(ileg.)«Anciana dama,

  —285→  
que la Razón se llama,
y hablaros desearía
* antes que se haga tarde».
Responde Amor:«Que aguarde,
o que vuelva otro día».


«Pide vuestro permiso
(dice) una noble dama
que la Razón se llama,
y hablar con vos querría
de cosas de valía,
* antes que se haga tarde».
* Responde Amor: «Que aguarde...
* o que vuelva otro día».


Cuarta redacción, no tachada:


* «La Razón allí fuera,
señor, su turno espera,
* y si le dais Permiso,
* hablar con vos querría».
«Di que vuelva otro día».


  —286→  

99. Sigue la numeración correlativa, correspondiente a la página 281.

99-104. Primera redacción:


Audiencia daba un día
Amor, y de portero
Capricho le servía,
que solamente abría
la apetecida puerta
* a Dama o Caballero
que a complacerle acierta.


Otra redacción:


Audiencia daba un, día
Amor y le servía
* Capricho de Portero,
que sólo abrir solía
la apetecida puerta


Los dos últimos versos fueron refundidos así:


que sólo abre la puerta


105-109. La primitiva ordenación era: 107, 108, 109, 105, 106.

  —287→  

123-124. Primera redacción:


y en susurro blando
siguen en fiero bando


129-131. Primera redacción:


Y avergonzadas salen
de ver cuán poco valen.
Locura allí no falta


134. Siguen estos versos tachados:


La partera Lisonja,
que de viento se esponja,


Corrige el primer verso:


La pérfida Lisonja


Tacha y vuelve a dejar la redacción inicial.

135-165. Primera redacción:



El fino Rendimiento
* que aun del desdén se paga,
* y el traidor Fingimiento
—288→
que a los que mata halaga,
y el pérfido Abandono
cercan el áureo trono.

* Falta entre tanta gente
* la Razón solamente,
* y fue que el tal Capricho
* que es un perverso bicho,
* nunca en buena harmonía
* con la señora mía,
* dar al Amor no quiso
* de su llegada aviso.
* Al fin, como precisa
cosa, «Una dama espera
* (con solapada risa
dijo) en la puerta espera,
saludarlo quisiera.
* Doña Razón se llama».
Mucho el Amor se altera.
Turbado el rapazuelo
la vista inclinó al suelo
y habló de esta manera:
«Que, por mucho tiempo aguarde,
¡Qué descortesía!
* ¡Entre!... Mas no... ya es tarde.
Di que vuelva otra día».


Enmiendas hechas a los seis primeros versos:


* El pérfido Abandono
y la Confianza necia
y el presumido Entono,
que de triunfar se precia,


  —289→  

158-160. Otras redacciones:



Amor se turba todo
cuando su nombre ha oído.
Cabizbajo, amorrido
respondió de este modo:

Cuando aquel nombre ha oído
Amor se turba todo.
La vista inclina al suelo.
Contesta de este modo:


163. Siguen dos versos tachados:


enojosa, a fe mía,
la visita» decía