Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


Escena III

AMPELISCA
-Ya comprendo.
Tocar debo la puerta de esta granja
y pedir agua.
TRACALIÓN
-¿Mas qué voz escucho?
AMPELISCA
-¿Quién es el que a mi vista
parece?
TRACALIÓN
-¿No es aquélla
2700
Ampelisca que sale
del templo?
AMPELISCA
-¿No, es aquél
el Tracalión, de Pleusidipo, paje?
  —670→  
TRACALIÓN
-Es ella.
AMPELISCA
-Es él. A Tracalión saludo.
TRACALIÓN
-Saludo a mi Ampelisca. 2705
¿Cómo lo pasas?
AMPELISCA
-Mal, sin merecerlo.
TRACALIÓN
-Mejor irá.
AMPELISCA
-Conviene
al varón cuando habla verdad en todo.
¿Qué es de tu dueño Pleusidipo?
TRACALIÓN
-¡Vaya!
¿Te burlas? ¿Tal preguntas 2710
dejándolo allí dentro?
  —671→  
AMPELISCA
-Ni está dentro.
Ni se ha dejado ver en este sitio.
TRACALIÓN
-¿No se ha dejado ver?
AMPELISCA
-Ni más ni menos
que la verdad has dicho.
TRACALIÓN
-No lo acostumbro. Pero vamos, dime, 2715
¿la comida está pronta?
AMPELISCA
-¿Qué comida?
TRACALIÓN
-Que habéis sacrificado es cosa cierta.
AMPELISCA
-Tracalión, por tu vida,
¿Sueñas?
TRACALIÓN
-¿No ha convidado
Labrax a Pleusidipo, tu amo al mío? 2720
  —672→  
AMPELISCA
-Nada dices que cause maravilla,
que si engañó a los dioses y a los hombres,
hizo como rufián.
TRACALIÓN
-¿Conque vosotras
no habéis venido a sacrificio alguno,
ni tampoco Labrax?
AMPELISCA
-De cabo a cabo
2725
te lo adivinas.
TRACALIÓN
-Pues, ¿a qué viniste
y cómo estás aquí?
AMPELISCA
-De mil trabajos
y de zozobras mil y de peligros
a la sacerdotisa
de Venus le debemos vernos libres, 2730
que privadas de todo auxilio humano
a Palestra y a mí nos da hospedaje.
  —673→  
TRACALIÓN
-¿Conque Palestra aquí, también, la amada
de Pleusidipo? Lo celebro. Nada
has podido decirme que me diese 2735
gusto mayor. Mas, Ampelisca mía,
¿cuál el peligro ha sido que me cuentas?
AMPELISCA
-Tracalión, nuestra nave
en la pasada noche se fue a pique.
TRACALIÓN
-¿Vuestra- nave? ¿qué nave?
AMPELISCA
-¿Acaso ignoras
2740
cómo quiso Labrax irse a Sicilia
llevándonos a hurto, y puso en ella
su hacienda, toda? Y toda ha perecido.
  —674→  
TRACALIÓN
-¡Oh Neptuno propicio!, te saludo,
gracias te doy; no hay jugador que sepa 2745
rodar el dado como tú. La parte
diste al traidor, que merecida tuvo.
¿Pero el rufián dó está?
AMPELISCA
-Según barrunto
se murió de beber. Tales los tragos
con que Neptuno le brindó serían. 2750
TRACALIÓN
-¿De aquella copa grande, formidable
que el convidado rechazar no puede?
Entiendo. ¡Oh cuánto te amo,
cómo eres deliciosa, mi Ampelisca,
y cuán almibarado es lo que dices! 2755
Pero Palestra y tú, ¿cómo escapasteis?
AMPELISCA
-Te lo diré. La nave arrebatada
por la tormenta en contrapuestas rocas
iba a dar; yo y Palestra
saltamos temerosas, al esquife; 2760
—675→
yo el cable que al bajel le aseguraba
desato al punto; y mientras que los otros
sólo al peligro de la nave atienden
la tempestad nos lleva a la derecha
más y más alejándonos. Batidas 2765
por el mar, por el viento,
temiendo perecer cada momento.
Pasamos esta noche pavorosa;
y a la mañana casi ya perdida
toda esperanza, y casi ya sin vida 2770
nos echó la tormenta a la ribera.
TRACALIÓN
-Suele Neptuno hacer de esta manera.
Es edil fastidioso
que arroja toda mala mercancía.
AMPELISCA -¡La maldición del cielo en tu cabeza! 2775
TRACALIÓN
-En la tuya más bien querida mía.
No me engañaba ese rufián bergante.
—676→
Bien se lo dije al deshonrado amante.
Nací para adivino y he de sello.
Dejareme crecer barba y cabello. 2780
AMPELISCA
-¿Y tu amo que lo supo, o tú siquiera,
por qué al rufián dejasteis que se fuera?
TRACALIÓN
-¿Qué pudo hacer?
AMPELISCA
-Donosa
pregunta, ¡por mi vida! ¿No la amaba?
Tuviérala a la vista noche y día. 2785
Hiciérale perpetua centinela.
Pero fue su cuidado, ¡vive Cástor!,
lo que eje amor.
TRACALIÓN
-¿Qué dices tú?
AMPELISCA
-Digo
lo que el hecho demuestra.
  —677→  
TRACALIÓN
-¿Ignoras, dime,
lo que pasa en los baños? cada uno 2790
cuida de que el vestido no le hurten;
y se lo hurtan; porque observa a todos,
y los ladrones sólo a él observan.
Pero llévame a ella. Verla quiero.
AMPELISCA
-Entra al templo, y verasla, que sentada, 2795
la mano en la mejilla,
no hace más que llorar.
TRACALIÓN
-¡La pobrecilla!
¿y por qué llora?
AMPELISCA
-Te diré, la causa
de su dolor ha sido, una cestilla
que cuidosa guardaba, 2800
que consigo llevaba,
—678→
esperando con ella que algún día
a conocer sus padres llegaría;
y con harto motivo piensa ahora
que en la mar pereció; por eso llora. 2805
TRACALIÓN
-¿Dónde guardarla en el bajel solía?
AMPELISCA
-Quitósela el rufián, porque temía
que por ella a sus padres descubriese,
y en su valija la encerró.
TRACALIÓN
-¡Descaro
insigne! pretender que viva esclava 2810
la que debe ser libre.
AMPELISCA
-En la valija
iba pues la cestilla de Palestra,
y de Labrax el oro y las alhajas
y todo fue al profundo con la nave.
TRACALIÓN
-Pudo alguno (¿quién sabe?) 2815
la valija atrapar, saltando al agua.
  —679→  
AMPELISCA
-Palestra en fin se duele y se lamenta
de que ya para siempre la ha perdido.
TRACALIÓN
-Por eso mismo importa verla y darle
en su aflicción consuelo, 2820
que tal vez a gran duelo
felicidad sucede inesperada.
AMPELISCA
-Antes el que esperanza tuvo alguna
se la birló, mil veces la fortuna.
TRACALIÓN
-A lo menos, un ánimo contento 2825
es de la desventura
el mejor condimento.
Pero con tu licencia
voy al templo.
AMPELISCA
-En buena hora. Yo el encargo
de la sacerdotisa 2830
—680→
a cumplir voy, trayendo del cortijo
el agua, pues me dijo
que dada me sería,
si al vecino a su nombre la pedía.
Y en verdad que no he visto nunca anciana 2835
más digna y respetable, ni a quien tanto
deba el cielo y la tierra ser propicios.
¡Cuán liberal, y pronta, y cariñosa,
nos acogió mojadas, doloridas
y de todo favor necesitadas! 2840
Más atenta y solícita una madre
no pudo ser. La túnica ella misma
se asegura, y el agua pone al fuego
para servirnos de lavar. Conviene
la que a buscar mandó llevarle luego. 2845
¡Hola!, los del cortijo,
¡abrid! ¿Ninguno me oye? ¿No hay quien salga?

  —681→  

Escena IV

CEPARNIO
-¿Quién es el que esos golpes da a la puerta?
AMPELISCA
-Yo soy.
CEPARNIO
-Pardiez. Ventura es ésta mía.
Es linda, ¡vive Pólux!, la raposa. 2850
AMPELISCA
-Joven, ¡salud!
CEPARNIO
-Y a ti, la jovencita,
saludos mil.
AMPELISCA
-Yo vengo...
CEPARNIO
-Te hospedaré, si vienes. Mas ¿qué cosa
—682→
buscas en esta granja, amada mía,
guapa, donosa?
AMPELISCA
-Demasiadamente,
2855
te propasas conmigo.
CEPARNIO
-¡Vive Jove!,
que de la misma Venus eres copia,
eres la imagen propia.
¡Qué gallarda figura!
¡Qué ojuelos habladores! ¡Qué trigueña 2860
lozana tez! ¡Qué cuello de cigüeña!
De cisne iba a decir. ¡Qué hermoso seno!
AMPELISCA
-¡Aparta!
  —683→  
CEPARNIO
-¿Por qué esquivas
y mis caricias huyes?
AMPELISCA
-Nos hablaremos otra vez, si quieres. 2865
Concede ahora o niega lo que pido.
CEPARNIO
-¿Qué cosa?
AMPELISCA
-¿No lo infieres
de lo que ves en mí? Por agua envía
la venerable anciana,
Sacerdotisa del vecino templo. 2870
  —684→  
CEPARNIO
-Y yo que soy el mozo
Sacerdotiso del vecino pozo
cavados con los picos
nuestros, y con sudor de nuestra frente,
dígote que una gota 2875
no has de llevar, si no me ruegas blanda
y cariñosamente.
AMPELISCA
-¿Mezquino eres conmigo
de lo que el enemigo al enemigo
es liberal?
CEPARNIO
-¿Y tú niegas mezquina
2880
lo que le da al vecino la vecina?
AMPELISCA
-Después dirás que te gusta, bien mío.
CEPARNIO
-¡Bueno va! Soy su bien, pero de balde
no quiero, vida mía, ser amado.
El agua te diré.
AMPELISCA
-Dámela luego.
2885
CEPARNIO
-En el momento. Un solo instante aguarda.
  —685→  
AMPELISCA
-La anciana, al ver que tanto el agua tarda,
-¿que pensará? ¡Qué miedo
me da la mar, de solamente verla!
Mas en la playa, ¡oh dioses!, a lo lejos 2890
qué es lo que miro, ¡ay triste! Los dos viejos,
el siciliano y el rufián malvado
sin duda son. Mayor desgracia ahora
nos amenaza, que pensar pudimos.
Aprisa corro a casa, 2895
a decir a Palestra lo que pasa
para que al sacro altar nos acojamos
antes que llegue el viejo, y nos agarre.
No hay un momento que perder. Corramos.


Escena V

CEPARNIO
-¡Dioses! Jamás creí que placer tanto 2900
pudiera dar el agua. ¡Qué delicia
al sacarla del pozo! Mucho menos
hondo me ha parecido que otras veces.
¡Qué fácilmente y qué de buena gana
me pareció subir! Guárdeme el cielo 2905
de mirada envidiosa.
—686→
¿Pero en amor no es mucho, andar el mío?
Hoy empecé no más y ved. Hermosa.
Tienes el agua aquí. Con el cariño
que yo la traigo, te la llevas ahora. 2910
Mas, ¿dónde estás? Ya entiendo, me enamora.
jugando está conmigo al escondite.
Donosa, toma; toma, hermosa, el cántaro.
¡Dónde te ocultas! Basta ya de juego.
¿Lo recibes o no? Por más que miro 2915
no la diviso; divertirse quiere.
En medio del camino dejaréselo.
Pero no; que si alguno se llevara
este de Venus cántaro sagrado
caro probablemente me costara. 2920
¿Si acechanzas la pícara me pone
para que el santo vaso de la diosa
se encuentre en mi poder, y al magistrado
pague yo con la vida el sacrilegio?
Porque marcado está con letras: dice 2925
sin duda de quién es. Entregarelo
a la sacerdotisa. Voy al templo.
Oyes Ptolemocracia -Aqueste cántaro
me trajo una mujer desconocida.
Tómale. Buen negocio, ¡por mi vida! 2930
Datos el agua y además traerla.

  —687→  

Escena VI

LABRAX
-El que quiera pedir de puerta en puerta
vida y hacienda al Dios Neptuno fíe,
y no se maraville, si se viera
tan bien parado como yo me veo. 2935
¡Oh Libertad que nunca el pie pusiste
con Hércules a bordo de la nave,
qué discreta anduviste!
¿Dónde se queda el huésped malhadado
que me perdió? Mas hele aquí que viene. 2940
CÁRMIDES
-¿A dónde, hombre, caminas tan aprisa?
¡El cielo te confunda! No me es dado
a ese paso seguirte.
LABRAX
-A Jove eterno
pluguiera que primero que te viese
allá en Sicilia hubieres perecido 2945
en una cruz; pues por tu causa arrastro
esta vida infeliz.
  —688→  
CÁRMIDES
-Y al sumo Jove
pluguiera que primero que yo entrase
en tu casa y contigo el pan partiese,
un hondo calabozo me hospedara. 2950
El cielo quiera, en tanto que vivieres
huéspedes tales darte cual tú eres.
LABRAX
-Condújote a mi hogar fortuna impía
¡que a bribón semejante diese oídos,
y de mi patrio suelo me sacase, 2955
y con él me embarcase, un navío
para perder aún más de lo que tuve!
CÁRMIDES
-Qué extrañas zozobrase
la nave si era en ella conducida
la maldad misma y tanta hacienda ajena 2960
malvadamente habida.
  —689→  
LABRAX
-Con tus zalamerías me embaucaste.
CÁRMIDES
-La cena de Tïestes y Tereo
no fue más que la tuya, abominable.
LABRAX
-¡Qué bascas! ¡Ay de mí! Tenme te ruego. 2965
CÁRMIDES
-No vomitarás el pulmón.
LABRAX
-Palestra,
¿dó estás? ¿y tú, Ampelisca?
CÁRMIDES
-De los peces
en el profundo mar son alimento.
LABRAX
-¡Con tus falsas magníficas promesas,
a la mendicidad me has conducido! 2970
  —690→  
CÁRMIDES
-Gracias darme debieras,
que salado te hice
de insulso y desabrido que antes eras.
LABRAX
-¡Yete!, ¡de mí te apartes!
¡tu cabeza, follón, maldita sea! 2975
CÁRMIDES
-¡Dilo a la tuya, malandrín!
LABRAX
-¡Ay mísero!
¿Hombre más desgraciado habrá en el mundo?
CÁRMIDES
-Sin duda; y yo lo soy.
LABRAX
-¿De qué manera?
CÁRMIDES
-Como yo no creo justo que lo fuera
y tú sí.
LABRAX
-Venturoso esparto, esparto
2980
que la palma se lleva de lo seco.
CÁRMIDES
-Parece que los miembros ejercito.
Según que sacudiéndome tirito
con la lengua y la voz chisporroteo.
  —691→  
LABRAX
-¡Qué frío y destemplado 2985
es tu baño, Neptuno;
que aún con la ropa encima, estoy helado
qué escasa el agua tibia en tu morada
y qué tragos salados
a los huéspedes das!
CÁRMIDES
¡Afortunados
2990
mil veces los herreros
que sudan de calor!
LABRAX
¡Oh!, ¡quién tuviera
del ánade la suerte
que nadando en el agua se divierte
y sale a tierra con la pluma enjuta! 2995
CÁRMIDES
-¡Oh!, ¡quién para tarasca se alquilara
de alguna tierra!
LABRAX
-¿Y bien?
CÁRMIDES
-Nadie sonara
los dientes como yo. Bien empleado
me tengo el zabullir; a nadie culpo.
  —692→  
LABRAX
¿Y por qué a ti?
CÁRMIDES
-Por atreverme, ¡ay triste!
3000
a embarcarme contigo,
que desde el fondo el mar me revolviste.
LABRAX
-¿Y tú a mí no dijiste
que era grande en Sicilia la ganancia
de mi comercio en meretrices bellas 3005
y que iba a ser riquísimo con ellas?
CÁRMIDES
-Y tú, sucio animal, ya imaginabas
que cosa fácil era
devorar la Sicilia toda entera.
LABRAX
-Tú que llevabas mi tesoro amado, 3010
mi oro, mi plata, ¿qué ballena impía,
hambrienta te tragó, valija mía?
  —693→  
CÁRMIDES
-La que tragó el bolsón de plata neta
que llevaba guardado en la maleta.
LABRAX
-¡Ay dioses! ¡Cuál me veo 3015
reducido a esta túnica tan sólo
y esta mísera capa!
¡Perdido soy!
CÁRMIDES
-Desgracia igual me cupo.
En tu miseria te acompaño.
LABRAX
-¡Al menos
quedárame Palestra, me quedara 3020
Ampelisca y no tanto me quejara!
¡Y si me viese Pleusidipo ahora
que en fe de aquella venta engañadora
arras me dio, ridículos (?)
vive Jove, estaríamos!
CÁRMIDES
-¿Qué tienes,
3025
necio, de qué lloras? pues que la lengua
te queda, ¿que mintiendo, a todos pague?

  —694→  

Escena VII

CEPARNIO
-¿Qué será que a la estatua de la diosa
abrazadas están las dos mujeres?
¿A quién temer pudieran? Esta noche 3030
dicen que el mar las arrojó a la playa.
LABRAX
-¿Esas mujeres, donde están, mancebo?
CEPARNIO
-En el templo de Venus.
LABRAX
-¿Cuántas?
CEPARNIO
-Tantas
como tú y yo.
LABRAX
-Son mías.
CEPARNIO
-Eso no sé.
  —695→  
LABRAX
-¿Qué traza tienen?
CEPARNIO
-Bellas.
3035
LABRAX
-Jóvenes, ¿es verdad?
CEPARNIO
-La verdad pura
es que me cansas ya. ¡Qué gentecita!
ve a verlas tú.
LABRAX
-Las mías
seguramente son, amado Cármides.
CÁRMIDES
-¿Qué me va a mí? Maldígate 3040
Jove, si son; y si no son, confúndate.
  —696→  
LABRAX
-Al templo voy.
CÁRMIDES
-¿No fueses al abismo?
Tú, mancebo, que ves mi triste estado,
apiádate de mí. Dame, te ruego,
dónde un momento duerma.
CEPARNIO
-Donde quieras
3045
puedes hacerlo; en esta playa nadie
tiene dominio.
CÁRMIDES
-¡Qué! ¿no ves los húmedos
vestidos que me cubren?
Llévame a casa y dame ropa enjuta
que me abrigue, entretanto que la mía 3050
se seca al sol y espero
que he de poder pagártelo algún día.
CEPARNIO
-Sólo aquel saco tengo, que de capa
me sirve cuando llueve,
tómalo, si te place; yo tu ropa 3055
a secar llevaré.
  —697→  
CÁRMIDES
-¿Quieres acaso
que, porque hube en las olas bancarrota,
la haya en tierra otra vez?
CEPARNIO
-No doy un bledo
por banca tuya rota o la cabeza
que fuera; no hayas miedo 3060
si no soltaras prenda, que te fíe
el valor de un comino; vivas o mueras
sudes o tirites, como más te cumpla.
¡Meter en casa yo persona extraña!
-¡Bella proposición! No quiero; y basta. 3065
CÁRMIDES
-¡Déjame ya! Por mercader le tengo
de esclavos, según es piadoso y blando
de corazón. Mas ¿qué me estoy temblando
aquí con estas ropas empapadas?
Iré al templo de Venus, y la zorra 3070
—698→
dormiré del banquete de Neptuno
que con salados vinos griegos quiso
a fuerza de beber que reventásemos.
Cierto, que si demora
la fiesta un poco más, allá dormimos. 3075
Casi muertos salimos.
Veré qué hace en el templo a la hora esta,
el otro convidado de la fiesta.




ArribaAbajoActo III


Escena I

DÉMONES
-¡Cómo burlan los dioses a los hombres
poniéndoles delante de los ojos 3080
portentosas figuras, que aun durmiendo
—699→
descansar no nos dejan! Yo lo diga
que esta noche pasada un sueño extraño
tuve y jamás oído. Pareciome
hacia un nido trepar de golondrinas 3085
afanada una mona; no pudiendo
a las aves llegar; a mí se viene;
y una escala me pide; yo respondo
que nacidas de Progne y Filomela
eran, como yo soy, de Atenas hijas. 3090
Que no les haga daño le suplico.
Irritada la mona
amenazarme semejaba; intenta
llevarme al juez. Yo entonces no sé cómo
la estrecho cuerpo a cuerpo, y en cadenas 3095
logro poner la pésima alimaña.
—700→
Lo que esto significa, no he podido
conjeturarlo. ¿Pero qué rüido
es aquél en el templo? Cosa extraña
parece. 3100


Escena II

TRACALIÓN
-Cirenenses compatriotas,
labradores, vecinos, habitantes
de esta comarca, vuestro auxilio imploro.
Amparad al que gime desvalido.
Reprimid, vindicad un atentado. 3105
¿Dejaréis que la fuerza del malvado
sobre los inocentes prevalezca,
que la infamia del crimen aborrecen?
¡Dad escarmiento a la insolente audacia!
¡Proteged a la tímida modestia! 3110
Venid, corred al templo de la Diosa.
A los que cerca estáis favor os pido;
y cuantos mi reclamo hayáis oído.
—701→
Socorred a los tristes, que se ponen
según antiguo rito 3115
bajo la guarda de la madre Venus
y su sacerdotisa. A la injusticia
antes que llegue a vos, torced el cuello.
DÉMONES
-Hombre, ¿de qué se trata?
TRACALIÓN
-Humilde abrazo
quienquiera que tú fueras 3120
tus ancianas rodillas.
DÉMONES
-Pero, ¡deja
mis rodillas y dime qué sucede!
¿Qué tienes? ¿Por qué gritas de ese modo?
TRACALIÓN
-Y te ruego y te pido y te suplico.
Así este año te crezca la hortaliza 3125
y sin contrario viento
llegue al puerto de Capua el cargamento
que allí enviaste de ella; y no se diga
que importuna legaña
tus ojos ni tus párpados empaña. 3130
DÉMONES
-¿Quién oyó semejante
deprecación...? ¿Deliras?
  —702→  
TRACALIÓN
-Y así cojas
de rábano semillas por fanegas;
que me escuchas atento, buen anciano.
DÉMONES
-Y yo por tus espaldas, tus talones 3135
y tus piernas te ruego, así te venga
de varas de olmo próspera vendimia
y una cosecha cojas de azotainas
a todo tu sabor, que no me tengas
suspenso por más tiempo. Acaba, dime, 3140
¿qué quieres?
TRACALIÓN
-¿Me maldices, cuando sólo
felicidades para ti deseo?
DÉMONES
-No es maldecirte, amigo, descarte
lo que mereces.
TRACALIÓN
-Oye, pues.
  —703→  
DÉMONES
-Despacha.
TRACALIÓN
-Dos jóvenes mujeres, inocentes, 3145
han menester tu protección y amparo;
a quienes contra ley, contra derecho
en el templo se ha hecho
y se hace ahora desafuero insigne.
La misma venerable 3150
sacerdotisa indigno ultraje sufre.
DÉMONES
-¿Quién es tan temerario que se atreva
a vejar de ese modo
a la sacerdotisa y qué mujeres
son ésas y qué agravio se les hace? 3155
TRACALIÓN
-Ambas asidas de la estatua santa
están, y un malandrín facineroso
quiere de allí arrancarlas; una y otra
la libertad reclaman.
  —704→  
DÉMONES
-Y el que tanto
al templo y su ministra desacata 3160
¿quién es?
TRACALIÓN
-Un hombre de delitos lleno,
de fraude, y parricidios, y perjurios;
violador de las leyes insolente,
impuro, desalmado, y por decirlo
de una vez, un rufián. Ocioso fuera 3165
deciros más.
DÉMONES
-Un hombre pintas digno
de la ira celeste.
TRACALIÓN
-Que apretando
a la sacerdotisa
misma las fauces por un tris la ahoga.
DÉMONES
-Costarle ha caro. ¡Fuera! ¡Salid fuera! 3170
Turbalión, Esparax; ¿dó estáis?
TRACALIÓN
-¿Qué tardas?
¿Que no vas, y a las míseras acorres?
  —705→  
DÉMONES
-¡Basta! Seguid vosotros.
TRACALIÓN
-Que le arranquen
los ojos como suelen a las jibias
en la cocina.
DÉMONES
-Asidle y arrastrando
3175
cual degollado cerdo,
sacadle de los pies.
TRACALIÓN
-Oigo el tumulto,
ya con los puños al rufián adoban.
¡Cómo verle sin dientes las encías
me fuera grato! Pero ya del templo 3180
salen despavoridas las mujeres.


Escena III

PALESTRA
-Ahora sí de todo auxilio, acorro,
favor, amparo u orfandad completa;
ni un rayo de esperanza se divisa,
ni salvamento, ni refugio alguno 3185
do acogernos podamos aparece.
¡Que venga el amo en tan aciaga hora
y nos haga en el mismo santuario
injuria tal! Impío, temerario
—706→
arrojando a empellones la sagrada 3190
ministra de la diosa, y el asilo
íntimo profanando de su templo
como aparta, con bárbara violencia,
de la divina estatua.
¿Qué es pues lo que nos resta 3195
en esta angustia, en esta
desesperada suerte,
sino morir? La muerte
es lo mejor en la miseria extrema.
TRACALIÓN
-A consolarlas voy. ¿Qué dolorida 3200
lamentación es ésa?
PALESTRA
-¿Quién nos llama?
TRACALIÓN
-¡Ampelisca!
—707→
-¿Quién eres?
AMPELISCA
-¿Quién pronuncia mi nombre?
TRACALIÓN
-Mírame y lo sabrás.
PALESTRA
-¡Oh mi postrera
esperanza!, ¿qué tardas? ven, acaba 3205
esta vida infelice.
TRACALIÓN
-¡Deja el llanto!
¡Ten valor!
  —708→  
PALESTRA
-Si es que a tanto
no llega ya la fuerza que me oprime
que aun me vede el morir.
TRACALIÓN
-Calla, deliras.
PALESTRA
-No, no te empeñes más en consolarme. 3210
AMPELISCA
-Si otro auxilio que darme
no tienes, que palabras vanas, ¡déjame!,
Tracalión esto es hecho.
PALESTRA
-Estoy resuelta.
Antes matarme quiero
que tolerar segundo asalto... Pero 3215
¡ay de mí! Soy mujer, fallece el ánimo.
Me hace temblar el miedo de la muerte.
  —709→  
TRACALIÓN
-Aunque es triste sin duda
el estado en que os veis, cobrad aliento.
Conservad la esperanza.
PALESTRA
-¿Qué esperanza?
3220
¿De dónde haberla?
TRACALIÓN
-No temáis, os digo.
junto a este altar sentaos.
AMPELISCA
-¿De qué puede
servirnos el altar, cuando la diosa
misma no ha sido a protegernos parte,
y de sus pies nos arrancó el malvado? 3225
TRACALIÓN
-Sentaos. Yo os defiendo.
Sirva de ciudadela el ara; el muro
me toca a mí guardar. Con el auxilio
de Venus nada temo.
  —710→  
AMPELISCA
-A tus consejos
obedecemos. Alma Venus, oye 3230
el ruego que llorosas te enviamos,
abrazando tu altar arrodilladas.
Bajo tu guarda acógenos, defiéndenos,
a los perversos que tu templo santo
desacataron, da condigna pena. 3235
¡Oh!, déjanos tocar tu ara sagrada,
y si náufragas, míseras, desnudas
de todo, a tu presencia no venimos
cual fuera menester, no a desacato
lo imputes, ni por eso menos pía 3240
nuestra plegarla escuches.
TRACALIÓN
-Nada pide,
que no sea justo y que implorar no deba.
Perdonarlas te cumple; desvalidas,
de la mar arrojadas
hija del mar tu protección imploran. 3245
—711→
Mas he aquí el anciano,
vuestro patrono y mío.


Escena IV

DÉMONES
-¡Sal afuera, hombre impío,
detestable, sacrílego
sobre los hombres todos! Y vosotras 3250
al altar acogeos. ¿Pero dónde
están ellas?
TRACALIÓN
-Aquí.
DÉMONES
-Muy bien. Ahora
acércate y veraslo. ¿De los dioses
piensas también atropellar las leyes?
Dale en la cara.
  —712→  
LABRAX
-Pagaraslo un día.
3255
DÉMONES
-¿Osas también, bribón, amenazarme?
LABRAX
-Reclamo lo que es mío: mis esclavas.
TRACALIÓN
-Elige del senado de Cirenes
un esbirro y decida, si son tuyas
si a la libertad tienen derecho, 3260
y has de ser encerrado en cárcel dura
do tanto mores, que la gastes toda.
LABRAX
-Yo no he pensado en argüir el punto
con un patibulario. Es al anciano
a quien la voz dirijo.
DÉMONES
-No, con ese
3265
que te conoce has de entenderte.
LABRAX
-Sea;
hablo contigo pues.
  —713→  
TRACALIÓN
-Mal que te pese.
Estas mujeres, di, ¿son tus esclavas?
Pues si lo son, acércate a una de ellas,
a la que quieras; tócala tan sólo 3270
con el dedo meñique.
LABRAX
-Y si me llego
y las toco, menguado, ¿qué has de hacerme?
TRACALIÓN
-Grandísimo follón; y perjurísimo,
Te cuelgo, como fuelle pugilístico,
y colgado te muelo con el puño. 3275
LABRAX
-¿Lícito no es en el altar de Venus
tomar yo mis esclavas?
  —714→  
DÉMONES
-No te es lícito.
Védalo aquí la ley.
LABRAX
-Con vuestras leyes
yo no tengo que ver. Sacarlas quiero
a las dos. Y tú, anciano, si las amas 3280
¿cómo no das por ellas tu dinero?
A Venus agradaron.
Pues que lo pague Venus.
DÉMONES
-Para que sepas mi intención, te digo
que si hacerlas violencia la más leve 3285
intentas, chanza o juego que ello sea,
saldrás de tal manera aderezado
de este lugar, que no has de conocerte.
Y si vosotros, al menor aviso,
a una guiñada mía, le dejáredes 3290
—715→
uno solo que sea de los ojos
os cubriré de mimbres como cubren
juncos el arrayán que a Venus llevan.
LABRAX
-Eso es hacerme fuerza.
TRACALIÓN
-¿Tú la fuerza
reprochas, que en delitos y atentados 3295
hierves?
LABRAX
-¿Y tú te atreves a insultarme,
malhechor de tres horcas?
TRACALIÓN
-De tres horcas
soy malhechor, y tú, modelo insigne
de virtud y honradez. Mas no por eso
has de tener esclavas las que deben 3300
ser libres por la ley.
LABRAX
-¿Libres?
TRACALIÓN
-No sólo
libres, sino amas tuyas, ¡voto a Hércules!
—716→
como que de la Grecia tienen sangre,
y ha nacido una de ellas en Atenas
de ingenuos padres.
DÉMONES
-¿En Atenas dices?
3305
TRACALIÓN
-Libre nació, repito, y ateniense.
DÉMONES
-¿Conque es, según refieres,
conciudadana mía?
TRACALIÓN
-Pues ¿no eres
hijo tú de Cirenes?
DÉMONES
-Nacido fui, crïado y educado 3310
en la ateniense Atenas.
  —717→  
TRACALIÓN
-Defiende, pues, anciano, a tus paisanos.
DÉMONES
-¡Oh hija de mi vida
la que en tan tierna edad lloré perdida!
¡Cómo de ti me acuerdas, 3315
cómo por ti suspiro,
cuando a esta joven miro!
¡Ah! de tres años era;
la misma edad tuviera.
LABRAX
-Yo por ambas a dos di mi dinero 3320
al dueño cuyas eran. ¿Que nacieran
en Atenas o en Tebas no me importa,
si tienen de servirme a mí?
TRACALIÓN
-¿Pretendes
que te sirvan, malvado
hijas robadas a familias libres, 3325
y hacer con ellas tu comercio infame?
Aunque a decir verdad la patria ignoro
de la una de ellas, sólo sé que tiene
mejor sangre y merece
mejor suerte que tú, monstruo manchado 3330
con todos los delitos.
LABRAX
-¿Las reclamas
por tuyas?
  —718→  
TRACALIÓN
-Litiguemos
piel a piel, si te place; y si no sacas
más ronchas en la tuya y verdugones
que una nave de guerra tiene clavos, 3335
soy el más mentidor de los esclavos.
Mira después la mía
y venga un ampollero,
y si no la encontrase limpia y pura
y la mejor del mundo para cuero, 3340
no eres tú ni perjuro ni embustero,
¿Qué me detiene ya, desuellacaras
qué no te harto de varas
y te vuelvo una criba?
¿Qué estás en ellas viendo? ¿Qué reparas? 3345
Osa tocarlas, y sin ojos quedas.
LABRAX
-Pues porque me lo vedas,
has de ver que conmigo me las llevo.
DÉMONES
-¿Qué pretendes?
LABRAX
-Vosotros
—719→
¿a Venus invocáis? pues yo a Vulcano 3350
de Venus enemigo.
TRACALIÓN
-¿A dónde vas?
LABRAX
-¿Quién vive aquí? ¡Vecinos!
¡Hola! ¡Vecinos!
DÉMONES
-Si tu mano toca
otra vez esta puerta, te aseguro
buena mies de puñadas en la boca. 3355
UN ESCLAVO
-Se come en esta casa todo, seco.
Y no conoce fuego la cocina.
TRACALIÓN
-Yo daré fuego, y tu cabeza estopa.
LABRAX
-Voy a buscarlo en otra parte luego.
  —720→  
DÉMONES
-¿Y qué piensas hacer con ese fuego? 3360
LABRAX
-La más hermosa hoguera en torno al ara.
DÉMONES
-Para quemarte a ti.
LABRAX
-De asarlas tengo,
de asarlas a las dos, de asarlas vivas.
TRACALIÓN
-Verás cómo te cojo
de la barba, y te arrojo 3365
a las llamas, belitre,
y de tus carnes chamuscadas hago
festín sabroso al águila y al buitre.
DÉMONES
-Ahora caigo en ello; ésta es la mona,
aquella mona del ensueño mío; 3370
y éstas las golondrinas que el bellaco
quiere sacar del nido en que se albergan.
  —721→  
TRACALIÓN
-¿Sabes lo que te pido, buen anciano?
Que las custodies, y que no permitas
que fuerza se les haga, mientras busco 3375
a mi señor, y aquí le traigo.
DÉMONES
-Busca
a tu señor y tráelo.
TRACALIÓN
-Pero advierte
que...
DÉMONES
-Si a tocarlas llega, ha de pesarle.
TRACALIÓN
-¡Cuidado!
DÉMONES
-Ya lo tengo; ve.
TRACALIÓN
-Conviene
que al rufián mismo guardes; y partirse 3380
no lo dejes de aquí, pues prometimos
—722→
o un talento en dinero,
o llevarle, en persona al carnicero.


Escena V

DÉMONES
-¿Quieres estarte quieto
con la cabeza rota, 3385
o de tu grado, si es posible? ¡Escoge!
LABRAX
-Viejo, de lo que dices no hago caso.
Las mías a despecho
tuyo, y de Venus y del mismo Jove
por el cabello arrancaré del ara. 3390
DÉMONES
-Tócalas.
LABRAX
-Tocarelas, voto a Hércules.
DÉMONES
-Acércate a este sitio.
  —723→  
LABRAX
-A tus esclavos
manda que se retiren.
DÉMONES
-No por cierto
sino que a ti se lleguen.
LABRAX
-No me place,
¡voto a Pólux!
DÉMONES
-¿Qué harás, si a ti se llegan?
3395
LABRAX
-Dejaréles el campo. Pero sabe
que si te pillo en la ciudad un día,
no me llamo rufián, o he de jugarte
pieza tal, que has de ser toda tu vida
la irrisión y la fábula del pueblo. 3400
DÉMONES
-Hazlo en buen hora, entonces, mas en tanto
arrímate y verás lo, que te pasa.
LABRAX
-¿Qué ha de pasarme?
DÉMONES
-Nada más ni menos
de lo que a tus iguales corresponde.
  —724→  
LABRAX
-No me importa un ardite esa amenaza. 3405
Me las llevo.
DÉMONES
-¿Qué tardas?
LABRAX
-¡Voto a Hércules!
que lo cumpla al instante.
DÉMONES
-¿Sabes cómo?
Turbalión corre a casa; trae corriendo
aquellos dos garrotes.
LABRAX
-¿Qué garrotes?
DÉMONES
-Dos de muy buena ley. Corre, te digo. 3410
Hoy has de ser honrado, cual mereces.
LABRAX
-¡Ay triste! que el morrión perdí en la nave,
¡si lo tuviese aquí! Mas a lo menos,
a mis esclavos puedo hablar.
DÉMONES
-No puedes,
que ya el de los garrotes se aproxima. 3415
  —725→  
LABRAX
-No, sino el del zumbido en las orejas.
DÉMONES
-Tú toma el uno, Turbalión; tú el otro,
Esparax; y apostaos
a los dos lados del altar. Ahora
parad mientes los dos a lo que digo: 3420
Si a las mozas se llega
contra su voluntad, brindadle luego
con ésas de manera
que no lo deje en pie la borrachera;
o lo pagáis los dos. Si las llamare, 3425
responderéis vosotros a su nombre
y si de aquí partirse quiere, hacedle
que le sirvan de grillos los garrotes.
LABRAX
-¿Ni siquiera irme puedo?
DÉMONES
-Ya lo dije
y cuando con su dueño aquel esclavo 3430
que fue a buscarle, vuelva, idos a casa.
Haced cumplidamente lo que os digo.
LABRAX
-¡Cómo se mudan por acá los templos!
El que de Venus era, ya es de Alcides;
pues ha puesto el anciano 3435
dos hércules aquí con clava en mano.
¿A dónde me refugio, cuando guerra
—726→
me hacen a un mismo tiempo mar y tierra?
¡Palestra!
ESCLAVO
-¿Qué me quieres?
LABRAX
-Dos Palestras
el nombre se disputan, a porfía. 3440
Pero la que responde no es la mía.
Oyes Ampelisquita.
ESCLAVO
-¡Guarda! Sigue
del cobarde el consejo,
que es el camino de llegar a viejo.
LABRAX
-Pero a vosotros digo: 3445
¿que yo dos pasos la distancia acorte
podrá seros molesto?
ESCLAVO
-No a nosotros.
  —727→  
LABRAX
-Y a mí.
ESCLAVO
-No, si te guardas.
LABRAX
-¿De qué me guardo?
ESCLAVO
-De infortunio grueso.
LABRAX
-¿Irme podré?
ESCLAVO
-Si a ello llevas gusto.
3450
LABRAX
-Eres hombre de bien, piadoso y justo.
Gracias te doy. Pero acercarme quiero.
No hay acercarse aquí. ¿No es fuerte caso
que ni atrás ni adelante dar un paso
se me permita? No levanto el sitio 3455
aunque me vaya en ello la cabeza.

  —728→  

Escena VI

PLEUSIDIPO
-¿A mi amada el rufián violentamente
quiso del ara separar?
TRACALIÓN
-Te digo
que es la verdad.
PLEUSIDIPO
-¿Por qué no le dejaste
muerto en el sitio?
TRACALIÓN
-Espada no tenía.
3460
PLEUSIDIPO
-¿Un bastón o una piedra te faltaba?
TRACALIÓN
-Qué, ¿cómo a un perro de matarle había
por malvado que fuera?
LABRAX
-Perdido me hallo, Pleusidipo es éste.
Este barre conmigo, polvo y todo. 3465
PLEUSIDIPO
-¿Decías que sentadas las mujeres
estaban en el ara
cuando en mi busca fuiste?
  —729→  
TRACALIÓN
-Y en el ara
están aún.
PLEUSIDIPO
-¿Y quién las guarda?
TRACALIÓN
-Un viejo
que no conozco; que vecino vive 3470
al santuario de Venus. Dioles cuanto
pudo favor y amparo. Con sus siervos
él las custodia; dile yo el encargo.
PLEUSIDIPO
-Condúceme al rufián. ¿Dó está?
LABRAX
-Saludo
a Pleusidipo.
PLEUSIDIPO
-Tu salud no quiero.
3475
Escoge si colgado he de llevarte
por el pescuezo, o por los pies te arrastro.
Lo que tú quieras; ¡luego!
LABRAX
-Ni uno ni otro.
  —730→  
PLEUSIDIPO
-Corre a la playa, Tracalión; y diles
a los que a este lugar conmigo traje 3480
para llevarle al carnicero, vayan
a la ciudad, y que en el puerto aguarden
y vuelves luego, y haz aquí la guardia.
Yo llevo este bribón al magistrado.
¡Vamos! ¿Qué te detiene?
LABRAX
-¿Qué delito
3485
cometí?
PLEUSIDIPO
-¿Tal preguntas? Me vendiste
una mujer; las arras recibiste
y luego de Cirenes la sacaste.
LABRAX
-No la saqué.
PLEUSIDIPO
-¿Lo niegas?
LABRAX
-¿Pues no es claro
que sacarla no pude, 3490
desdichado de mí? La traje sólo
a este lugar. Te dije que en el templo
de Venus te aguardaba. ¿En qué te falto?
¿No es éste el templo?
PLEUSIDIPO
-Ven, y lo que quieras
responde al juez. Una palabra sola 3495
aquí me basta. Sígueme.
  —731→  
LABRAX
-Te ruego,
Cármides mío, que me des ayuda.
Me llevan en volandas
por el pescuezo.
CÁRMIDES
-¿Quién me llama?
LABRAX
-Cármides
¿no ves cómo me llevan?
CÁRMIDES
-Sí lo veo;
3500
y me huelgo de verlo.
LABRAX
-¿No te atreves
a socorrerme?
CÁRMIDES
-¿Quién te lleva?
LABRAX
-El joven
Pleusidipo.
CÁRMIDES
-Lo tienes merecido.
Ten valor, y prepara las espaldas.
—732→
Lo que más en el mundo se desea 3505
has logrado.
LABRAX
-¿Qué cosa?
CÁRMIDES
-Hallar lo que se busca.
LABRAX
-Pero al menos
sígueme; por tu vida.
CÁRMIDES
-Petición como tuya.
¿Vas al verdugo y quieres que te siga? 3510
PLEUSIDIPO
-Aparta, no me toques.
LABRAX
-Soy perdido.
PLEUSIDIPO
-Así lo espero. Tú, Palestra mía,
y tú, Ampelisca, aquí aguardad, en tanto
que os vuelvo a ver.
  —733→  
ESCLAVO
-Mejor será, si gustas,
que en nuestra casa aguarden.
PLEUSIDIPO
-Que me place.
3515
¡Gracias!
LABRAX
-Esto es hurtar.
ESCLAVO
-¿Por qué?
LABRAX
-¿No es hurto
llevarme arrebatado de ese modo?
¡Ah, Palestra! ¡Palestra! por tu vida...
PLEUSIDIPO
-Sigue, ladrón crüel.
LABRAX
-Huésped querido.
CÁRMIDES
-No soy tu huésped, tu hospedaje abjuro. 3520
LABRAX
-¿Me desprecias así?
  —734→  
CÁRMIDES
-Me basta un trago.
LABRAX
-Los dioses, pillastrón, te den el pago.
CÁRMIDES
-Dilo a ti mismo tú. Si, como creo,
tócale a cada hombre transformarse
en tal o cual extraña 3525
figura de alimaña,
colijo yo que de la misma suerte
el rufián en palomo se convierte
y da en un palomar con su cabeza;
do el carcelero ha de mullirle el nido. 3530
Iré con todo; harele la obra buena
de defenderle y no será perdida
si le agravo la pena.



  —735→  

1. Primera redacción:


-En la ciudad de los celestes dioses



4. Primera redacción:


Pues soy, cual veis, la blanca estrella espléndida



  —630→  

5. Primera redacción:


astro que nace siempre al tiempo propio



  —631→  

9-33. Otros intentos de redacción:


como a los otros astros, que a la tierra
también descienden; pues aquel que manda


bajan también, pues Júpiter que reina,
supremo emperador, sobre los dioses todos
y los mortales,


A ver de los humanos las costumbres
la fe y piedad, notemos


a que la fe y piedad de los humanos


su fe y piedad notemos; de qué modo


su fe y piedad notemos; por qué medios


a cada cual ayuda la Fortuna;
y si con falsos testimonios causa


y quien con falsos testimonios mueva
inicua litis,


quien con falsos testigos falsas litis
mueva, o sus deudas niega perju(?)
la fe y piedad, y de qué modo sabe


la fe y piedad, y de qué modo adquiere
cada cual su fortuna


o recaba de juez sentencia inicua,
y de los tales al instante mismo,


y de los tales en el mismo instante
escribimos el nombre y al tonante
se lo enviamos
se lo llevamos

  —632→  
* y de los tales luego el nombre escrito
llevamos al Olimpo. Así conoce


escribimos su nombre y al Tonante
se lo envïamos. Así sabe quiénes


se lo envïamos. Así sabe cuáles
buscan el mal


corren tras la maldad, y con perjurios
solicitan vencer del adversario


intentan trïunfar del adversario
o recabar del juez, con malas artes,
lo que apetecen. El lo ya juzgado
* juzga de nuevo, y les impone multa
mucho mayor que lo que el pleito vale


mucho mayor de lo que el pleito vale


de mucho más valor


que el valor de la causa en que ha vencido


que el valor de la causa que ganaron
* excede en mucho. De los buenos lleva
también registro en su mansión celeste
* que no, como el malvado se imagina,
puede a Jove aplacar con sacrificios
y dones antes a un tiempo


porque no acepta Dios


no acepta Jove; Parte alguna y suele


no acepta nada Jove; y a los ruegos


mis fácilmente oye los ruegos
indulgente y benigno oye las preces


y al bueno da indulgente lo que pide


escucha las plegarias favorable.



  —633→  

39. Primera redacción:


Tiempo es ya de decir a lo que vengo


Tiempo es ya de que oigáis a lo que vengo



40-42. Primera redacción:


que esta ciudad la de Cirene fuese;
Démones vive en ella; que cultiva
un campo y granja junto, al mar; anciano


que esta ciudad Cirene fuese; y vive
Démones en la misma, el cual un campo
y una granja cultiva junto al mar



45. Otros intentos de redacción:


de su patria el cuitado por delito


Démones de su patria por delito


del patrio suelo



46-49. Otros intentos de redacción:


Pues sirviendo a los demás hallose,
de repente en apuro
embarazado y de trabajos lleno,
de rico que antes fue, necesitado


* embarazado y endeudado y pobre


embarazado y empeñado y pobre
de puro liberal... Una donce[lla]



52-53. Primer intento de redacción:


a quienes un grandísimo bellaco
que aquí mora



  —634→  

54. Primera redacción:


que de la escuela de tañer la flauta



57. Primera redacción:


hubo de verla otro ateniense un mozo



59. Primera redacción:


Ateniense como él, y él mismo al Punto



62-95. Intentos de redacción, con algún verso ilegible por las tachaduras:


que en treinta minas se la venda;


con él que en treinta minas se la venda;


Por treinta minas diole buena prenda


dale una buena prenda


y el trato ratifica


y el trato aquel infame ratifica
con juramento.
Imaginad qué caso
del juramento haría
aquel infame, que no da una higa


aquel bribón que de la fe jurada
* se burla y mofa, y se te da una higa
por cuanto hay en el mundo de sagrado


por cuanto de sagrado hay en el mundo,
ni por lo que al mancebo ha prometido
se burla. En tanto viene de Sicilia
un viejo, otro que tal,


un viejo otro que tal, malvado
un traidor a su patria, si los hay,

  —635→  
se burla. En tanto viene de Agrigento
un siciliano, otro que tal; maldito,


un siciliano, otro que tal; malvado


un viejo, otro que tal; malvado insigne


un viejo, igual en todo a él; malvado,
si los hay que a su patria había vendido


intentado vender y ahí se hospeda;


en casa, digo, del rufián. Cayole
en gracia luego al viejo la hermosura
de la doncella, y de las otras mozas


Sucedió cabalmente
que vino de Agrigento en mala hora


vino aquí de Agrigento en mala hora


fue el caso que de Sicilia vino
un viejo agrigentino,


y en casa del rufián se hospeda. El viejo
que vio de la doncella la hermosura
la alaba y encarece
y celebra no menos la apostura


su gracia y apostura
y el de las otras que el rufián tenía


de la doncella, alábala en extremo,
como a las otras que el rufián tenía;
y a proponerle empieza que levante
el campo y que a Sicilia se encamine,
que dicen que en la isla hay muchedumbre
donde los hombres de placer abundan,
y puede en poco tiempo hacer fortuna


y se hace gran ganancia con el tráfico
de tales mujercillas, y fortuna
podrá sin duda hacer


hará sin duda en poco tiempo. El otro
se dejó persuad[ir]

  —636→  
en breve hará; persuadiole; en secreto
han fletado un bajel;
* y de noche se lleva
* todo el ajuar a bordo. Al pobre amante,
comprador de la niña


que ha comprado la niña,


comprador de la niña, dice en tanto
que un voto a Venus va a cumplir. El templo


de Venus; en el templo que a la vista


de Venus está el templo; en él te espera


a Venus en el templo de la diosa,
que allí cercano está; que en él le espera


que allí cercano está; que en él le aguarda


a Venus; está el templo en la ribera
de la mar que miráis


le acompañe a comer. Tras esto vase
al mar; se embarca en él y sus mujeres


ocultamente al mar; el siciliano
y las mujeres y el rufián se embarcan;
cuentan al joven lo que pasa


cuentan el hecho al joven; la partida
del pérfido rufián; corre al puerto;
ya la nave va a gran distancia


la nave estaba ya. Pues yo que veo
que se llevan la mísera doncella.



  —637→  

97-99. Otros intentos de redacción:


Bramé como el invierno; hinchadas olas
levanté como suelo


como suelo, levanté;


altísimas, horrendas; como suelo



102-103. Otros intentos de redacción:


la nave es ida a pique; ambos se amparan


la nave es ida a pique; y los malvados
el vicio y el huésped


y huésped y el rufián.



105-119. Otros intentos de redacción:


y en tanto en un esquife
la virgen y una esclava


Con otra joven sierva la doncella
se lanzan temerosas; y ya a la Playa
condúcelas el mar, junto a do mora
el viejo que de Atenas desterrado


el que de Atenas desterrado anciano
de que antes os hablé; cuyo tejado
en gran manera el viento ha maltratado.


Casi ha deshecho el viento.
Ese que veis salir, esclavo suyo

  —638→  
éste que sale esclavo es suyo. El joven
amador de mi cuento,
que a la niña compró,
no tardará en venir
y concluyose el cuento.


presto veréis y aquí se acaba el cuento.


Espectadores, mi palabra extrema
es que medréis, y el enemigo os tema.


Resta a vosotros mi palabra extrema:
Tened salud para que el mundo os tema.



120-123. Intentos de redacción:


-¡Dioses! ¡qué tempestad tan horrorosa
en esta noche pasada
nos envïó Neptuno!


-¡Oh dioses inmortales qué tormenta
fiera nos enviasteis


-¡Oh dioses inmortales;
qué tormenta horrorosa



126. Intentos de redacción:


sino el rayo de Jove que bramando


sino el rayo de Jove que tronando



  —639→  

128-130. Otros intentos de redacción:


De tal manera arranca y quiebra y triza,
poniéndonos ventanas en el techo


Tal resonaba y tal estrago ha hecho;


de ventanas llenándonos el techo.



129. Empezó a redactarlo:


bien que a la casa



131-135. Otros intentos de redacción:


-Yo siento haberos hecho
dejar vuestras haciendas
sin fruto alguno. No me fue posible
alcanzarle en el puerto.
No quise estarme ocioso.


-Yo siento haberos hecho
dejar vuestros negocios por mi causa
sin fruto. Fue imposible
en el puerto alcanzarle. Mas no quise


en el puerto alcanzarle. Mas con todo
quise dejar la empresa



135. Otra redacción:


desanimarme quise, abandonando



137. Intento de redacción:


quiero el Templo de Venus visitar



Había comenzado a redactar llegarme

  —640→  

141. Primera redacción:


Saquemos este barro que me mata



142. Primera redacción:


-No sé quién habla cerca



143. Primera redacción:




-¡Ceparnio!

CEPARNIO

-¿Quién me llama?



145. Otra redacción:


-Esto es llamarme, Démones, tu esclavo



147. Primera redacción:


-Cava, Ceparnio, cava



  —641→  

148-149. Aparece un buen número de frases inconexas e inconclusas, como intentos de redacción de estos versos. Solamente anotamos la variante del 148:


es para reparar según sospecho



151. Primera redacción:



PLEUSIDIPO

-¡Padre! Salud, y a ti.

DÉMONES

-Guárdete el cielo.



152. Otra redacción:



DÉMONES

-Guárdete el cielo.

CEPARINO

-¿Qué eres, hembra o macho?



154-158. Otra redacción:



PLEUSIDIPO

Varón soy.

CEPARINO

-Otro padre buscar debes
que yo una hija sola
tuve yo y la perdí. Varón ninguno
me dio nunca ese nombre.
—642→

PLEUSIDIPO

-Mas el cielo
un hijo te dará.



En el penúltimo verso aparece tachada la palabra título y sustituida por nombre.

158. Primera redacción:




dártelo.

CEPARNIO

-Y malandanza a ti que vienes
a distra[er]



160. Otras redacciones:


a los que ve que trabajando sudan.


cuando nos ve que trabajando estamos.



161-168. Otra redacción:



PLEUSIDIPO

-Moráis aquí.

CEPARNIO

-Pues qué os va en ello. Observas
por do venir a hurtar.

PLEUSIDIPO

-Honrado
debes sin duda ser y adinerado
—643→
eres siervo de honor y de fortuna
* que hablas así delante
de tu señor y a un hombre libre ofendes.

CEPARINO

-Y tú sin duda algún bergante truhán
* que en casa ajena molestar pretende
donde de nada
en donde nada tienes que te deban
donde no sé que se te deba moda.



169. Intento de redacción:


Calla; que has tú



175-177. Primera redacción:


Señor, más bien y del marjal trajeras
cañas can que techar, mientras sereno



  —644→  

178-182. Otros intentos de redacción:




-Calla, Ceparnio, y había sino tú.

PLEUSIDIPO

-¿Viste aquí por ventura
* un hombre de malísima figura,
alto, crespo, entrecano, zalamero?
crespo, de pelo cano, zalamero?
cabello crespo, canoso, zalamero?



184-189. Otros intentos de redacción:




-Infinitos; Por ellos justamente
-Infinitos; por ellos cabalmente
-Infinitos; Por ellos esta vida
en la miseria vivo
estoy en la miseria
en la miseria que me ves me encuentro
en que me ves.

PLEUSIDIPO

-El de que os hablo vino
-¿Alguno, digo, que viniese
a ese templo vecino
de Venus con dos jóvenes mujeres
—645→
como a sacrificar hoy o mañana?
como a sacrificar en este día
o en el de ayer?

DÉMONES

-No sé, por vida mía



196. Primera redacción:


de una olla o caldero en que se cueza



199. Primera redacción:


no para mí. Pero hace algunos días.