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A Aminta y Lisis en unión
dichosa
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A dar vida a los valles
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Ahogado entre mil suspiros
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Alado dios de Gnido,
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Alado dios de Gnido,
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A la gran borrachera
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Al lecho, al lecho; y en ardiente
fuego
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Almas sublimes, cuyo afán
dichoso
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Alma virtud, del cielo
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Al partir y dejarla,
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Al varón justo, en su
pensar constante,
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Amable lira mía,
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Amada palomita,
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Amor, desdenes, ira, y todo
junto
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Así un pastor
inocente,
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Asomaba el sol, dorando
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A ti, querido amigo, las
primicias
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Aunque la envidia en soplo
pestilente
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Bajo una erguida populosa
encina,
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Bate las sueltas alas
amorosas,
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Batiendo sobre mí sus
negras alas,
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Cantaba yo en el prado
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Canta, ¡oh diosa!, de
Aquiles de Peleo
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Cantemos al Señor, que
engrandecido
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Cayó el loco bando;
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Como mi culpa conozco,
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Con blanda boca un beso
regalado
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Con esa misma lumbre
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Con su huéspeda Helena en
nave idea
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Crió Dios al principio
cielo y tierra:
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Cruda Fortuna, que voluble
llevas
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Cruel memoria, de acordarme
deja
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Cual suele lamentando
blandamente
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Cuando a tu blanco pecho
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Cuando con tiernos brazos
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Cuando de mi camino atrás
volviendo,
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Cuando en tus dulces
labios
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Cuando explico mis ardores
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Cuando la sombra fúnebre y
el luto
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Cuando la vez primera
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Cuando mi blanda Nise
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Cuando te peinas, Lálages
divina,
-
Cuitado corazón
mío,
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Dame, sagrado Apolo,
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Damón, sabio Damón,
¿de dónde viene
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De aquí, do
desterrado
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De Baco y de Cupido
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De besos regalados,
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Decidme, zagalejas,
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De Ciparis dejado, el
afligido
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Dejadme,
compañeros,
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Deja, dulce Jovino,
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Deja el mísero llanto y
largos ayes
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De la campana fúnebre ora
acaba
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Del céfiro en las alas
conducida
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Delio, cuantos el cielo
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Del mismo modo pagaba
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De mi bien ausente,
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De pompa, majestad y gloria
llena
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Desciende del Olimpo, alma
Citeres,
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Desdeña, Anfriso, del enero
triste
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Después de los
dolores
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De su feliz cabaña
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Detén el presto
vuelo
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Dichoso zagalejo,
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Diera yo, blanda Nisa,
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Di, musa celestial, de
dónde pudo
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Diosa que riges a Ancio
deleitosa,
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Donde el celebrado Tormes
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Don grande es la alta fama,
-
Don grande es la alta
fama;
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Doquiera que los ojos
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Dulce Dalmiro, cuando a Filis
suena
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Dulce paloma
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Dulcísima
señora,
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El fausto, la grandeza,
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El golpe inevitable
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El que con tiernos ojos
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En alas de la pública
alegría
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En el silencio de la noche,
cuando
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Enfermó en nuestra
ribera
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En fin mis votos el benigno
cielo
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En fin rompí la
bárbara cadena,
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En fin voy a partir, bárbara
amiga,
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En las alas del céfiro
llevada
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En medio de las sombras,
-
En medio de su gloria así
decía
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En tanto que la noche
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Entre nubes de nácar, la
mañana,
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En tus graciosos ojuelos,
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Esperanza solícita, a mi
ruego
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Estaba yo durmiendo
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Fany, Fany, ¿qué es
esto?, ¡tú suspiras!
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Fausto consuelo de mi triste
vida,
-
Fértiles prados, cristalina
fuente,
-
Fugaz otoño, tente,
-
Graciosa palomita
-
Graciosa palomita,
-
Graciosos ojuelos
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Hasta en los grillos venturoso
siento
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Horrendo monstruo, destructor
impío,
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Hoy, pues, ¡oh gran Jovino!,
que tu día
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Huye el áspero
invierno,
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Huye, Licio, la vida;
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Huye, pensamiento
mío,
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Huyéronse las
nieves,
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Iba a cantar de Marte
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Id, oh cantares míos, en las
alas
-
¡Ah, Clori!, se
anublaron
-
¡Ah!, teme, oh ciego, como
triste lloro,
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¡Ay, bellísima
Amarilis!,
-
¡Ay, Cloris!, si mi
llanto
-
¡Ay, cómo el
palomillo enamorado,
-
¡Ay!, déjame, luz
mía,
-
¡Ay, enemiga mía,
engañadora,
-
¡Ay!, ¿con qué
voces en tu amargo duelo
-
¡Ay!, Póstumo, los
años
-
¡Ay, si hubiese un
día,
-
¡Ay!, si mi humilde
lira
-
¡Ay, simple
palomita,
-
¡Ay, zagala
mía,
-
¡Con qué placer te
contemplo
-
¡Con qué silencio y
majestad caminas,
-
¡Cuál me lleva el
Amor, cuál entre abrojos
-
¡Desfallece mi
espíritu, la alteza
-
¡Hola, cuidados
míos!,
-
¡Nuevas olas, oh nave, al
mar volverte
-
¡Oh, con qué silbos
resonando aflige
-
¡Oh, cuán
hórridos chocan
-
¡Oh, de real progenie
descendido,
-
¡Oh gran Naturaleza,
-
¡Oh loca ceguedad!,
¿será que rompa
-
¡Oh noche
deliciosa!,
-
¡Oh pobre don Tomás!
¡Oh sin ventura
-
¡Oh, qué don tan
funesto
-
¡Oh!, rompa ya el silencio el
dolor mío,
-
¡Oh varón consumado
en toda ciencia,
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¡Primero, eterno Ser,
incomprensible,
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¡Qué dulcísimo
canto el aire llena!
-
¡Qué dulcísimo
canto el aire llena!,
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¡Qué llama por mis
venas
-
¡Qué mal, qué
mal empleas
-
¡Qué sedición,
oh cielos, en mí siento,
-
¡Qué ven mis ojos!
¡Al augusto Carlos,
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¡Quién pudiera,
Rosana
-
¡Quién pudiera volar
do mis amores
-
¡Y que tú, mi
señora,
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Ingrata pastorcilla,
-
Ingrata señora,
-
Ingrato, cuando a hablarme
-
Ingrato, cuando a hablarme
-
¿Adónde incauto desde
el ancha vega
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¿Cómo, Cupido,
cómo,
-
¿Cómo de entre las
manos se me ha huido
-
¿Cómo humilde rendir
podrá mi musa
-
¿Cuándo el cielo
piadoso
-
¿Dejaré yo que
pródiga la Fama
-
¿De qué sirve,
pensamiento,
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¿Dó estoy?
¿Qué presto vuelo
-
¿Dónde
estáis, valientes hijos
-
¿Dónde hallar
podré paz? ¿El pecho mío,
-
¿Dónde la mente en
tus etéreas alas
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¿Dónde, Mirtilo
amado,
-
¿Es el orgullo, es la
razón quejosa
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¿Huyes, ay, huyes mis
amantes brazos,
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¿Nació, Amintas, el
hombre
-
¿Oyes, oyes el
ruïdo
-
¿Para qué,
Galatea,
-
¿Por qué a tu amigo,
lastimada Julia,
-
¿Por qué causa de
azul vienes,
-
¿Por qué en tanta
alegría
-
¿Por qué, por
qué me dejas?
-
¿Qué más
quieres, Amor? Ya estoy rendido;
-
¿Qué más
quieres, oh Amor? Ya estoy rendido;
-
¿Qué me quieres,
pensamiento?
-
¿Qué placer, Filis,
hallas
-
¿Qué son tan triste
lastimó mi oído?
-
¿Qué vale, Julia,
que amorosa premies
-
¿Será posible,
idolatrado dueño,
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¿Si es él, Amor?
¡Qué trémula la mano
-
¿Te admiras de que
llore?,
-
¿Ves, oh dichoso
Lícidas, el cielo
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Juguemos, Nisa mía,
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La alabanza es dulcísima y
debida
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La dulce nueva de las altas
honras
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La excelsa umbrosa cumbre del
Pirene
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La fuerza de Virgilio, la
elocuencia
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La gracia, la virtud y la
belleza,
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La historia de Jovino
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La lira de marfil que tierno un
día
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La luna plateada,
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La paloma de Cloris,
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La pompa de los persas
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La primavera derramando
flores,
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«Al arma, al arma,
españoles,
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«Benigno en fin el
cielo
-
«Cuando el claro sol se
pone,
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«Dame, cristiana
musa,
-
«Dicen que te doy,
Nisa,
-
«¿Dó me conduce
Amor?, ¿dó, inadvertido,
-
«Si me quieres como
dices,
-
«Ten lástima,
Galatea;
-
«Ten lástima,
zagaleja;
-
«Tranquilo con mi
suerte,
-
«Tus alas de oro de felice
vuelo
-
«Ven, ven, simple
avecilla,
-
Llorad, llorad, mis ojos;
-
Lloren los pajarillos,
-
Los besos regalados
-
Los lascivos besos,
-
Más sosegado
vivirás, Licinio,
-
Mi humilde rostro hiere
-
Mil besos te he pedido;
-
Mis ojos a los labios,
-
Mis ruegos encendidos
-
Muchos, mi zagaleja,
-
Muy más dichoso
vivirás, Licinio,
-
Naced, vistosas flores,
-
Nada por siempre dura.
-
Nieve bastante y hórrido
granizo
-
Niña, tus ojuelos
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No, aleve; tus disculpas
-
No con mísero llanto
-
No con tan ligera planta,
-
No culpes, bella aldeana,
-
No en balde, no, si el infeliz
gemido
-
No en el cansado anhelo
-
No en tan curioso anhelo
-
No entre tan blanda risa
-
No es imperfecta en sus inmensos
seres
-
No es, Julio, la riqueza
-
No es sueño, no
ilusión. Las arpas de oro
-
No porque congojoso
-
No quieras con más
desdenes,
-
No tiembles, Lice, ni los ojos
bellos
-
No, Ugena mío, con rugosa
frente
-
Odio y me alejo del profano
vulgo.
-
Ofendido me tiene,
-
Oh nave, a Atenas sin ofensa
lleva,
-
Ojos desdichados,
-
Oye, Señor, el suspirar
profundo
-
Paced, mansas ovejas,
-
Paloma amorosa,
-
Pastorcilla de mi vida,
-
Pedite un dulce beso,
-
Perdón, amables Musas; ya
rendido
-
Por entre la verde hierba
-
Por la escabrosa
vía
-
Por los dioses te ruego
-
Por más, Belisa
rola,
-
Por un florido prado
-
Por un prado florido
-
Por un valle solitario,
-
Pues me mandas que te
cuente,
-
Pues vais a la corte,
-
Que a sufrir grato la
áspera pobreza
-
Quédate adiós
pendiente de este pino,
-
Quédense de tu templo ya
colgados,
-
Queriendo yo besarla
dulcemente,
-
Quietud al cielo pide quien
navega
-
Rápida vuela por el aura
leve,
-
Salud, lúgubres días;
horrorosos
-
Salud, oh sol glorioso,
-
Salud, paz, libertad, dulce
alegría
-
Sentada ante el espejo,
-
Señor, a cuyos días
son los siglos
-
Si aun siendo, versos
humildes,
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Si con tus dulces ojuelos
-
Si es, Cinaris, forzoso
-
Silencio augusto, bosques
pavorosos,
-
Sin reparar adónde me
llevaba
-
Si porque yo, señora,
humilde os quiero
-
Si sazonando risas
-
Si suspiro y lloro
-
Si tan niña te
casaron,
-
Sobre la menuda arena,
-
Sueltas avecillas
-
Tal, más rico que el
oro,
-
También yo un tiempo la
rodilla humilde
-
Teje, Dorila, teje;
-
Templa el laúd
sonoro
-
Tiempo fue, gran Jovino, que
amarrado
-
Tráeme, Batilo,
anda,
-
Tronó indignado el
cielo,
-
Tus ojuelos, niña,
-
Un día que en la
selva
-
Un tiempo, en lira de oro
-
Velado el sol en esplendor
fulgente
-
Ven, dulce soledad, y al alma
mía
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Venid, venid, zagalejos,
-
Ven, mueve el labio
mío,
-
Ven, zagala mía,
-
Virtud, alma virtud, don
inefable
-
Volando blandamente
-
Voy a romper con generoso
aliento
-
Vuela, pues, pajarillo;
-
Ya de la luz de la razón
guiado,
-
Ya de tus glorias pródiga,
la Fama
-
Ya entre arreboles la
risueña aurora
-
Ya siento, alado niño, que
me amparas;
-
Ya vuelvo a ti, pacífico
retiro.
-
Ya, ya con sus rigores
-
Yo apostaré,
Isabela,
-
Yo, aquel que un tiempo con
humilde avena
-
Zagala del alma
mía,
-
Zagaleja mía,