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ArribaAbajoCarlos Dousdebés

Selecciones de Augusto Arias


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ArribaAbajo De Surtidores blancos



ArribaAbajoNavidad

En esta noche me he sentido niño
y he puesto en la ventana el corazón,
por si el Viejo Noel traiga un cariño
y lo ponga en lugar de mi ilusión...

Mas... ¡quién sabe!... ¿vendrá la caravana  5
de Navidad para quien pide amor?...
¡Si es tan desconocida mi ventana!
Sólo entra en ella el sol por la mañana
y sólo sale de ella dolor...

Bajo la azul diafanidad del cielo  10
vuelan ensueños en mi corazón...
Los astros hacia mí tienden su vuelo
como si fuera su mejor anhelo
mirarse en el cristal de mi balcón...

Sólo un recuerdo de dolor me asiste;  15
siempre se aleja lo que fue mejor...
Lloremos hoy por lo que ya no existe:
es tan dulce tener el alma triste
cuando está lleno el corazón de amor...

Cae la nieve de color de armiño  20
azotando el vitral de mi balcón...
Pasó el Viejo Noel sin el cariño,
dijo que había un corazón más niño
y se llevó para él mi corazón...

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ArribaAbajoCallejera

Tanto alzar la mirada a tus aleros
se me ha vuelto la calle familiar
y sé ya de memoria sus letreros
de tanto pasar...

Los burlones muchachos callejeros  5
me señalan y ríen al pasar
y yo tengo que ver a los luceros
por disimular...

Mas como paso cuotidiamente
ya no tengo vergüenza de la gente  10
que me dice: aquél es...

Porque un chico del río, hijo de un hombre
que me conoce, se aprendió mi nombre
y por él lo has sabido tú después...

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ArribaAbajoNunca

¡Cuánta angustia, Señor, por decir: nunca!
Esta palabra encierra algo de más,
esta palabra deja toda la vida trunca,
es, peor que jamás...

Jamás, ¡Oh! Ni el jamás de los jamases  5
equivale a este nunca aterrador
que trunca las palabras y que trunca las frases
y que trunca la vida porque trunca el amor.

Esta palabra dice de ayer, dice de ahora,
dice de siempre, dice toda una eternidad...  10
Esta palabra es triste, pero es vencedora:
¡el nunca de la muerte es la inmortalidad!

Por eso si el olvido quisiera dejar trunca
esta esperanza mutua que has dado a nuestro amor,
haz que digamos juntos esta palabra: nunca,  15
Señor.

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ArribaAbajoMística

«Padre nuestro que estás en los cielos» decía
con tal arrobamiento y tan grande fervor,
que más que una mujer un ángel parecía
y si el Avemaría fervoroso añadía
más y más se le amaba con un místico amor.  5

El pan nuestro, Señor, dadnos en cada día,
el nuestro y no el que nadie requiera a su dolor,
a cada oración suya el llanto interponía,
como interpone el «ruega por nos» la letanía
para pedir consuelos a Dios Nuestro Señor.  10

Sus ojos están hechos para mirar el día,
sus labios sólo dicen oraciones de amor.
Por eso cuando el éxtasis sus ojos encendía,
su alma era una flor de amor que sonreía
ante la agonía dichosa del Señor.  15

En las ventanas de la capilla moría
la tarde y el bullicio del mundo pecador,
mientras en las ventanas de su alma amanecía
la oración llorosa de una plegaria mía
y el «ruega por nosotros» a Dios Nuestro Señor.  20

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ArribaAbajoEl afán

Que esté tu cielo claro, Señor, en este día
en que mi majestuoso vuelo tenderé.
El alma huirá la cárcel mortal que le oprimía
y será entonces águila lo que ayer fue alma mía
Señor, y te conoceré...  5

Me ocultaré a la vana vista de los humanos
que escruten la invisible dirección de mis huellas
y que querrán tener mis alas en sus manos
tan sólo para hundir en tus hondos arcanos
¡el atrevido afán de aprisionar estrenas!...  10

Y seguiré la ruta astral que está trazada
en el espacio que en el agua copio,
aunque tropiece allá, Señor, con su mirada
tristemente asomada
¡detrás de un imprudente telescopio!...  15

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ArribaAbajoAtardecer

Sobre el tejado húmedo lleno de siemprevivas
lustrosas bajo la caricia de la lluvia,
se encorva un gato negro soñando en las furtivas
visiones retenidas en su pestaña rubia.

Muere lejanamente un crepúsculo claro,  5
una campana triste la honda calma perturba
y se alarga la sombra del movimiento raro
perezoso y elástico de su figura curva.

Hora de sombra: el gato piensa en el sueño ido
y en un gesto nocturno se retuerce y reclama  10
no sé qué de las sombras, con su ceño fruncido.

Y mientras las visiones de la oscuridad sufre,
nada alumbra sus pasos que no sea la llama azul
que se derrama de sus ojos de azufre.

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ArribaAbajoLa visión de la primavera

Mientras me acerco al árbol que anoche ha florecido
y miro muchas alas que de él se levantan,
me parece que el árbol entero es como un nido
y que son sus ramajes enteros los que cantan.

Y me parece oír el canto de sus flores  5
y ver que son sus pétalos alas maravillosas.
Cada flor es como un pájaro de colores
y cada par de alas es como un par de rosas.

Las aves en el árbol cantan sus trinos suaves,
para batir sus alas después hacia un anhelo...  10
Me parece que veo un racimo de aves
en el árbol que tiende sus ramajes al cielo.

El cielo mira al árbol con sus ojos de estrellas,
el cielo que es la cúpula de nuestras ilusiones.
Al mirar a las flores siente envidia de ellas,  15
porque parecen un ramo de corazones.
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Porque a la lejanía sideral ya no sube
nada que pueda hablar a los astros de amores...
Las aves se regresan de la primera nube
y los astros no pueden bajar a coger flores...  20

Están allí... Sus ojos luminosos, abiertos
parece que nos miran maravillosamente...
Los astros me parecen los ojos de los muertos
cuando la primavera los retrata en la fuente.

Por eso su mirada luminosa, prendida,  25
no puede ver el árbol, que de noche ha florido...
Los ojos de los muertos no pueden ver la vida,
¡los astros se estremecen cuando miran un nido!...

Miremos hacia el árbol cuajado de rocío,
poblado de aves, lleno de cantos y de flores...  30
Si el corazón es hoy como un nido vacío,
el árbol es un nido que está lleno de amores.

Y oigamos a las aves que trinan y que cantan
antes de levantar hacia el azul su vuelo.
Las aves que del árbol florido se levantan  35
deben llevar en cada trino suyo un anhelo.

Y, como todo aquello que es anhelo levanta
vuelos maravillosos hacia la lontananza,
pongamos un par de alas al corazón que canta,
y se irá de nosotros cantando a la esperanza.  40

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ArribaAbajoMariana de Jesús

La beata Mariana de Jesús era un lirio
que irradiaba un delirio incesante de luz.
Era la irradiación santa de un martirio
por sufrir los divinos martirios de Jesús.

Sus miradas seguían el camino divino  5
de la Crucifixión...
Hasta el calvario llegaba el camino
que empezaba en su corazón.

Tenía una corona de espinas
-también tiene espinas la flor-  10
la flor de las sienes divinas
era su amor y su dolor.

Gotas de sangre milagrosas
sobre la tierra derramó
y la tierra ha devuelto rosas  15
por la sangre que recibió.
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Amanecía y anochecía
en el martirio; todo el día
era martirio también...
Y en el martirio sonreía,  20
porque con ello conseguía
amor para el Supremo Bien.

Su corazón-incensario emanaba
una grata espiral de amor
y, en la cumbre se crucificaba  25
junto a las espinas en flor.

A igual que el divino martirio
de Jesús,
su vida se tronchó como un lirio
sobre los brazos de la cruz.  30

Como una azucena pálida
fue la vida de su juventud.
Para ella fue una crisálida
el ataúd.

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ArribaAbajoLa nueva primavera

Primavera de luz que llegas en el viento
fenomenal de la bahía...
Los rascacielos salen a tu paso. Siento
que me lleva en sus andas luminosas el día.

Ciudad de Nueva York donde las estaciones  5
llegan contrarremando hacia los huracanes.
Desde los cuatro puntos llegan mil aluviones
de estrepitosa luz de férreas canciones.

La primavera llega con alas de aeroplano
gigantesco, de all metal, con tres propelas de oro.  10
Bajo el paracaídas del espacio sonoro
brillan sus ojos hechos de berilo y urano.

Aquí la primavera no trae trinos de aves,
ni puebla los jardines de cantos y de flores.
Llega haciendo un estrépito como las motonaves  15
y canta la acerada canción de los motores.

Ya no tiene el encanto amoroso y romántico
la nueva primavera, su canción se ha apagado.
Y hoy canta como cantan las olas del Atlántico
y hace nidos de hierro y de cemento armado...  20

Primavera de luz ultravioleta. Siento
que el huracán del mar es flor de tu sonrisa.
Pero aquel huracán, en espiral de viento,
nació, como de un punto, de tu antigua sonrisa.

Nueva York, 1930



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ArribaAbajoPoemas inéditos
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Surtidores blancos se publicó en Quito a fines de 1930, editado por Alfonso y José Rumazo González, con prólogo del primero (Apuntes a la historia de la literatura ecuatoriana). La producción de Dousdebés desapareció desde entonces del escenario de las editoriales: se desparramó inútilmente por los muelles y los malecones del puerto guayaquileño o las escalinatas y suburbios del Quito ambiguo y nocturnal, porque hasta su muerte su alma se mantuvo siempre en fuga, con persistencia trágica, irremisiblemente enferma, asida de «la fugaz estructura de su barra inerte».

Un precario puñado de originales forma el único patrimonio de su lírica; escaso pero invalorable caudal que sus familiares entregaron a mi admiración fraterna para que lo librara de un olvido definitivo.

En estos originales, cada poema se repite en sucesivas versiones, en el anverso y reverso de papeles arrugados y maltrechos, con angustiosa insistencia de tachaduras y correcciones que, al bifurcarse de las líneas cadenciosas, semejan nervaduras de ramas agobiadas   —566→   por una persistente tormenta sin principio ni fin. De este árbol retorcido de pensamientos inacabados, que nunca alcanzaron a modelarse plenos, que revelan la enfermiza insatisfacción del autor, he arrancado, conformándolos y ordenándolos con paciente labor, los mejores gajos, siquier aquellos que más claramente definen su personalidad psíquica y literaria, no con la perfección de la obra superada, pero, por lo menos, con la virtualidad de su inspiración y de su acento emotivo; a más de un poema primigenio «Mane Thecel Phares», escrito en plena juventud (1920) y en el que se anuncia ya el rumbo inconfundible de su estilo.

En unos pocos Poemas finales de Surtidores blancos aparece cierta tendencia épica. En el conjunto de los que he podido salvar, alcanza esta madurez y acierto. Pero, igualmente que en el libro unigénito de Dousdebés, la mayor parte de los inéditos se derraman con prodigalidad por los dos cauces inconfundibles en que su alma-niña vertió el agua clara de su lírica: la mística y el amor: la mística temblorosa de una oración que nunca se atrevió a penetrar en las moradas del éxtasis; y el amor sin reclamas que no exige, que no reprocha, que se entrega plácidamente con la sencillez de los seres humildes bien amados por Francisco de Asís.

Como documental humano estos originales revelan un profundo sentimiento de evasión, que diré congénito en el poeta, la seguridad de su desvío, la certeza de la desaparición en el anonimato de una hora gris; porque, entonces, para él la voluntad había muerto y a sus pobres ojos vencidos le cegaba «el tinte subictérico, -aquel tinte angustioso, -aquel amarillento- de quienes se consumen -mordiendo su pasado -con colmillos de miedo -¡esperando!, ¡esperando!,   —567→   -tratando de ser firmes -sobre la temblorosa -gelatina del tiempo».

Entrego al lector, como un homenaje a su memoria, una selección de la obra inédita de Dousdebés.

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ArribaAbajo Mane thecel phares

Para Eduardo Samaniego y Álvarez, con toda la sinceridad de su amigo.

C. Dousdebés.                



Juzgando imparcialmente de esta rubia simpática,
que nos odia en el fondo de su propio sentir,
y de aquella morena sensitiva y lunática,
no hay virtud ni demérito sobre qué decidir.

Si juzgamos de aquella pálida y antipática  5
nos inquietan sus ojos que parecen huir,
nos aplasta el recuerdo de su boca enigmática,
su creimiento ridículo nos obliga a reír...

Y al juzgar de aquella otra que lloró por nosotros,
o de la engañadora que sonrió con otros  10
al fingir las caricias para nuestra ilusión,

Encontramos que todas, galantes o antipáticas,
escribieron, muy hondo, con sus manos lunáticas,
un Mane Thecel Phares en nuestro corazón.

Martes Santo de 1920.

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ArribaAbajoAnochecer

    Cuando la longitud cruza el Oeste
perfila su cuchilla el agua verde
y en sierra circular de espumas blancas
hace trizas al sol: es el poniente...

   ¿Después?: la ceremonia vespertina  5
de la naturaleza:
el alta mar en su rojizo oro,
milésimas del disco que descienden
vertiginosamente,
bandadas de gaviotas  10
tras el inmenso barco que nos lleva,
última luz que en los plumajes vuela,
y el salto ornamental de los delfines
en una trayectoria
de medias lunas de ónix,  15
flexibles como seda,
-boomerangs que regresan
a la inmensa redoma incandescente
de su profundo mar ya sin riberas-
y llevan en su piel lustrosa y negra  20
el brillo tembloroso
de la primera estrella.

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ArribaAbajoNo matarás

    No matarás a nadie
y no matarás nada...

   ... Ya que el átomo es algo
y sus dos componentes
penúltimos al menos  5
son dos, como los seres que se aman,
que deben ser sólo uno
y cuando se separan
pueden causar el fin de todo un mundo,
pues no mates al átomo  10
para matar a nadie
ni para matar a nada...

   «No matarás» nos dice
aquel gran Mandamiento,
no matarás a hierro  15
ni matarás de hambre
nunca jamás a nadie
por guardar lo superfluo...
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   No matarás al padre
ni a la mujer, ni al ave  20
que navega en el cielo...

   No matarás de pena
tras de tus propias puertas
(clavando tus crueldades
mentales, intangibles)  25
al temeroso, al tierno,
ni a la que te amó mucho
y ahora te tiene odio
porque le infundes miedo...

   No matarás los pájaros  30
-trinos de oro del día-
pero si tu crueldad
dicta prisión perpetua
-peor mal que la muerte
que después siempre llega-  35
es preferible que
pienses en este cuento:

   Había unos cipreses
siempre verdes y esbeltos,
llenos de sol en julio  40
y de nieve en enero,
hasta que llegó a verlos
un fratricida de esos
que se disfraza a veces
de humilde jardinero  45
y a los hermanos árboles
los escogió, sabiendo
que estaban indefensos,
clavados por raíces
en el fragante suelo...  50
   (Habrían preferido
ser echados al fuego
en vez de que su forma
natural, que ascendía
ondulante en el viento,  55
fuera cambiada toda
por aquel jardinero...)
—573→

   Sin embargo, sus manos
podadoras, cortaron
esas ramas en vuelo  60
y ahora son sus formas
simplemente geométricas:
cuadriláteros, triángulos,
esferas, poliedros...

   Pero, a mayor crueldad  65
llegaste, jardinero,
y hoy cortas los cipreses
y les das formas de águilas
que flotan en el viento,
alas siempre extendidas  70
en actitud perpetua
de emprender un gran vuelo...

   No sabes lo que haces
hermano jardinero...
Los tienes sometidos  75
a martirio perpetuo.
Tú vives cometiendo
un fratricidio horrendo
con los hermanos árboles
del santo Poverello...  80

   Has planeado cuidarlos
para tu amo terreno,
complacer sus miradas
sin premeditar esto...
Y, sin embargo, ellos,  85
los cipreses eternos,
los de julio y enero,
te siguen perdonando
dentro de su prisión
de águilas en vuelo  90
y te perdonarán
hasta la última hora
en que te alejes tú
y tu amo del huerto,
en donde ellos nacieron,  95
—574→
y ascienda por sus ramas
intactas, hacia el cielo,
toda esa sangre verde
que fecundan los soles
en su fragante suelo.  100

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ArribaAbajoMural abstracto


- I -

I    Cuando duermo con mis ojos entreabiertos
puedo ver los dos mundos: la penumbra
entre la realidad y los ensueños...

I.I   Las doce: media noche. Veo el paso,
la superposición de los punteros,
claro cenit de los distantes astros
que hacia el anochecer amanecieron...

I.II   Pasa la vida, ¿para siempre? Vemos
el ayer en furtivo alejamiento
y el guión del presente tembloroso
como brújula de un nivel inquieto...

I.III   Antes que hacer historia del pasado
como en los viejos tiempos,
hacemos prehistoria del futuro
en la conciencia azul de nuestros sueños...
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I.IV   Y es tal la intensidad contemplativa
del altísimo instante en que me encuentro
que miro el panorama de la vida
como un presentimiento del recuerdo...


- II -

I    Existe un cómplice de la armonía,
siempre en nosotros mismos, siempre lejos,
tímpano sin contornos de lo bello...
Si él no existiera ¿en dónde irrumpiría
la orquesta, en donde el eco
-esta tercera dimensión del viento-,
si no hubiera el estrépito
inaudible y constante
de ese sublime cómplice: ¿el silencio?

I.I    Música: lengua viva y lengua muerta;
voz cósmica: Esperanto de la Esencia;
son multiforme del espacio, puesto
en vibraciones que interpreta el tiempo
y los satélites en pleno día
reciben desde la noche de la tierra...

I.II    De música y silencio está compuesta
la armonía suprema, el Gran Secreto
que en dos líneas se encierra:
(paréntesis flotante de los genios)
infancia permanente de lo eterno...

I.III    Y si suena la orquesta
y si Bach o Mozart, Handel, Beethoven
en pentagrama de recuerdo llegan,
¿que ultraceptor los captaría
si no hubiese el paréntesis
de medias lunas en creciente eterno:
la curva izquierda de la Sinfonía
y la curva derecha del Silencio?...38
—577→

    Madrugada de Pascua Florida,
madrugada de Resurrección:
hoy he visto apagarse la luna
al llegar la salida del sol...

   Debe haber una luz escondida
que la vista no alcanza a seguir:
la laguna de luz del satélite
en su último cerco de acción...

   Las dos luces fundidas brillaban
-luz de luna mezclada con sol-
a través de la túnica blanca
que arropaba la imagen traslúcida
de la carne del Nuevo Señor...

Pascua Florida de 1958
5 1/2 a. m.

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ArribaAbajoUn consejo... a mí mismo

¿Hombre sin soledades?
Hombre que nada vales...
¡Cuántas te acompañaron y acompañan!
Siempre fugas con ellas
hacia otra soledad: la exasperante  5
soledad de las turbas alocadas...

Va desapareciendo
el rincón de ti mismo.
Tu propia soledad,
la soledad excelsa de tu abismo  10
ya ni en la Vía Láctea
¡ni en la más honda sima te acompaña!...

Vives en un rebaño
de compañías vanas
y sólo Ella te espera  15
indefinidamente,
allí en donde tu error te hizo dejarla,
entre esa soledad
de desnudas espaldas
que giran al compás de bellos valses,  20
en ese «torbellino
de tules y de gasas»,
de perfumes y copas de champaña...

Hombre sin soledades:
busca esa soledad, vuelve a la tuya.  25
Tú sabes quién te espera...

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ArribaAbajoTrajín eterno

    Rosal: yo te devuelvo
esas rosas ya secas...
Yo te las pedí un día
cuando eran rosas frescas
y hoy arden más que aquellas  5
porque las quemó el fuego
de las llagas de Cristo
-fuego vivificante
que nunca fue ceniza-:
herida luminosa  10
si alienta allí la muerte
nunca muere la vida...

   Yo sé que aquellas rosas
volverán a nacer
y serán aún más rojas,  15
más vívidos sus gajos
como serán más verdes
tus ramas, tus capullos
y el vaivén capilar
que asoma en la esmeralda  20
gótica de tus hojas...
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Pues a estas nuevas rosas
que yo puse a Sus pies
hoy las vuelvo a sus tallos
que se alargan a mí  25
con ansiedad de manos...

   Al recibirlas tú
habrá estremecimientos
-virtualidad de arcanos-.
Habrá un trajín entonces,  30
el gran trajín eterno
entre el porqué inaudito
de la llaga y la rosa,
y habrá un diálogo trémulo
allá en la oscuridad  35
prístina del espejo
que copia en su vigilia
el cristal del florero
cargado nuevamente
de nuevas flores rojas...  40
Sí, habrá el trajín eterno
entre lo dolorido
de las espinas todas,
las llagas perfumadas
y las sangrientas rosas...  45

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ArribaAbajoOmnipresencia

    Todo me acerca a Él
quiera yo o no lo quiera:
fuerza de gravedad
de la Bondad Suprema...
Sea cuando lo busco,  5
sea cuando me alejo,
siempre sale a mi encuentro
y cuando más lo huyo
es cuando más lo espero...

   Si acaso voy al sur,  10
Él hacia el norte viene,
si asciendo con el sol
Él viene del poniente...

   Cuando siento el antípoda
de mi plano terrestre,  15
Él interpone siempre
su sombra iluminada
de latitud celeste...

   Si no me encuentro aquí
Él está allá presente,  20
esperando el instante
-que Él supo desde siempre-
en que se fugue el alma
hacia el Eterno Oriente
donde todo amanece,  25
dejando en la tiniebla
la fugaz estructura
de nuestro barro, inerte...

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ArribaAbajoBandera de octubre

    Sí, el Ecuador es síntesis
de cuanto existe en la naturaleza,
con su sol permanente,
sus noches estrelladas
y sus hielos bordados de palmeras...  5
Son por eso un ejemplo
su claridad, sus sombras,
sus nieves y sus selvas...

   No son los Himalayas. Nuestros Andes
forman la más profunda cordillera.  10
Ni son el Everest o el Kanghenjunga
los montes más hermosos de la tierra...
Es en el Ecuador, punto geográfico
en donde está la cumbre
de todo el universo: ¡el Chimborazo!  15
Porque emerge más fuera del planeta,
¡porque penetra más en el espacio
medido desde el centro de la tierra!...

   Y esa altitud serena
ha hecho de su cumbre  20
deslumbrante bandera,
porque recorta en blanco
nuestros cielos azules
y esos colores claros
-en rectilíneas de infinito y nube-  25
son la visión de Olmedo,
son los que elevó hacia el sol Febres Cordero
en el primer combate,
el primer cuartelazo
que subió de las playas a las cumbres  30
¡desde un Nueve de Octubre!

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ArribaAbajoLatitud

A Ernesto Dousdebés.



Cero, punto. Dos ceros.
Punto y dos ceros más;
el cero de los grados,
cero de los minutos,
cero de los segundos...  5
El cero-cero de las latitudes,
la línea imaginaria,
la que divide al mundo
en partes hemisféricas...
Línea donde comienzan Sur y Norte,  10
¡ficción tal vez, que lanza hacia los polos
el torrente de grados de los trópicos!

Este es el «ecuador» con «e» minúscula,
el ecuador geográfico,
donde eminentes sabios  15
jugando con las cifras
de su sistema métrico
fijaron decimales...
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Este es el ecuador en donde se hace
cálculos matemáticos,  20
la línea equinoccial donde se mide
arcos de meridiano,
en donde están los ceros,
donde la latitud es el origen,
el mundo en dos mitades  25
que llegan desde el fuego de los trópicos
al hielo de los polos...

Pero hay otro Ecuador con E mayúscula:
el Ecuador grandioso,
el Ecuador fantástico.  30
El Ecuador de las inmensas selvas,
el de las grandes frutas y las mujeres bellas;
el Ecuador de los inmensos ríos
y las nieves eternas
que se divisan entre cafetales  35
¡desde las franjas de las carreteras!...

El Ecuador rebelde,
el Ecuador de los primeros gritos
¡de libertad de América!
El Ecuador político  40
que funde teorías
y da ejemplos al mundo
de una renovación que otros no esperan...
Éste es el Ecuador en donde bulle
una verdad inmensa:  45
renovación constante
y busca interminable de sistemas,
ensayos de futuro en el pasado,
revolución eterna...

Éste es el Ecuador incomprendido  50
-¡es el país más desorganizado
según el parecer en mayoría
de «dictaduras constitucionales»
que va invadiendo América!-
—585→

Todo porque proclama  55
sus teorías nuevas,
su visión del mañana
que corre caudalosa
por sus inmensos ríos,
por sus inmensas selvas  60
y que ve desde lo alto
de sus nieves eternas
que asoman su mirada
-¡coincidencia sublime de la tierra!-
a través de un verde cortinaje  65
de gráciles palmeras...

Guayaquil 1954

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Esa pupila tiene
fulgor, tiene algún fuego:
verde, azul, pardo o negro;
fuego real o fatuo  70
pero vivo y silente
con que flechan las razas
el blanco de lo eterno;
aunque en algunos casos
descritos por los médicos  75
llegue el blanco del ojo
a tener por lo menos
el tinte subictérico,
aquel tinte angustioso,
aquel amarillento  80
de quienes se consumen
mordiendo su pasado
con colmillos de miedo,
¡esperando!, ¡esperando!,
tratando de ser firmes  85
sobre la temblorosa
gelatina del tiempo.