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Ha dicho otras muchas cosas mas, y si no véase su libro 18 del Espíritu de las leyes consideradas con relacion á la naturaleza del suelo. (70, 1).

 

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¡Pues y esas famosas delicias de Capua,   —72→   y todos esos egércitos afeminados en pocos dias por haber nadado en la abundancia! Preguntad á todos los generales si valen menos sus soldados despues de haber tenido con que vivir holgadamente por algun tiempo, á no ser que los hayan dejado acostumbrarse al saqueo y hacer su voluntad sin subordinacion ni disciplina, dándoles ellos mismos el egemplo, ó que habiendo los gefes hecho su fortuna no tengan ya ambicion. Si fué esto lo que sucedió á los cartagineses ú á otros, dígasenos asi y no se nos quiera alucinar con vanas frases de retórica.

 

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Algunas veces sucede que los capitalistas ociosos alquilan sus casas y dinero á otros tan ociosos como ellos, en cuyo caso las rentas que pagan estos salen de las suyas, y estas de los capitalistas industriosos. Por lo tanto, para concebir como se forman estas rentas es preciso subir siempre hasta los capitalistas industriosos, porque es un principio general que solo la industria puede crear las riquezas. En cuanto á las tierras, casi siempre se alquilan á empresarios rurales; porque ¿de que pueden servir á los ociosos? (84, 1).

 

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¿Y por qué es circular y contínuo? Porque el consumo destruye incesantemente todo lo que se produce; y así si la reproduccion no restableciese incesantemente lo que se consume, todo se habria concluido al fin del primer giro ó de la primera vuelta. (88, 1).

 

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En efecto, esto nos da á conocer claramente cómo es que se detiene la produccion luego que no puede aumentarse el consumo provechoso de la industria, y por qué crece y disminuye como ésta el número y bienestar de los hombres, &c. &c. (94, 1).

 

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Montesquieu era un hombre muy grande; pero en su tiempo, no estaba todavia creada la ciencia de la economia política: es enteramente nueva. (105, 1).

 

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Véase el compendio elemental de los principios de economia política de German Garnier impreso en Paris en casa de Agaso año 1796.

En la página 12 de su advertencia ó introduccion dice espresamente: «los principios que pueden servir de norma para dirigir la administracion de bienes de un particular y la de los intereses públicos, no solo son diferentes unos de otros sino por lo regular, directamente contrarios

En la página 13 dice: «el caudal de un particular se aumenta por medio de los ahorros, pero el público, por el contrario, se aumenta aumentándose los consumos».

En la página 130 del capítulo de la circulacion dice: «la produccion anual debe tirar naturalmente á nivelarse con el consumo anual.»

Añade tambien en la página 240 del capitulo de las deudas publicas: «los abonos de la tierra, la estension del cultivo, y de consiguiente los progresos de la industria y del comercio no tienen otra causa que la estension de las necesidades facticias.» De aqui deduce que las deudas   —111→   publicas son un bien en cuanto aumentan estas necesidades.

Este principio y el de que solo la agricultura es productiva se encuentran en toda su obra, é insiste en ellos en sus notas á la traduccion de Smith. (110, 1).

 

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Vimos en el capitulo anterior cómo se establece ó mas bien cómo se aumenta la desigualdad de las fortunas. Espero hacer ver en otra obra que el esceso de la desigualdad y del lujo es mas bien efecto de las malas leyes que del curso regular de las cosas. (114, 1).

 

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Es increible lo que nos ciega el amor propio. Nos persuade cuando nada somos que valemos mucho, y yo mismo he tocado infinitas pruebas de ello. He oido decir á algunas propietarios ricos que se habian visto precisados á abandonar sus palacios con motivo de las agitaciones civiles, que la desgracia mas sensible para sus corazones era haber tenido que dejar en la miseria á infinitas familias á quienes faltaria el trabajo y de consiguiente el salario que ellos les daban para vivir, sin reparar en que no eran ellos los que los daban sino los arrendadores de sus tierras: asi pues se lamentaban de su ausencia, persuadidos muy de buena fe de que aun cuando estas familias partiesen entre sí sus bienes ó los comprasen á vil precio no podrian dejar de ser miserables.

No quiero decir con esto que era, un acto de justicia arrojarlos y despojarlos de sus posesiones, ni mucho menos que semejantes medios pudiesen nunca ser la causa de una prosperidad estable. Nada menos que eso: tengo ya hecha mi   —117→   profesion de fe acerca de la necesidad que hay de respetar en todos los casos el sagrado derecho de propiedad y las leyes de la justicia en general; pero sí digo que la falta de un hombre inútil nunca puede cambiar el curso natural de las cosas, y cuando mas mudará de lugar una parte de su reducido gasto personal; y por último que la sola supresion de algunos derechos feudales produce mas bienes á las gentes del campo que cuantos beneficios puedan hacerles los que los perciben. (116, 1).

 

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Sino se hubiese olvidado lo que dige hablando de la poblacion, conocerá el lector que   —122→   no miro en este lugar como un bien el aumento de ella, pues regularmente es un aumento de desgracia los: yo preferiria siempre el aumento de las comodidades. Cito pues el aumento de hombres en este lugar, no como una dicha, sino como un síntoma de ella, y á la verdad que el abuso que se hace de los medios, prueba que existen. (121, 1).