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Problemas textuales de «Amalia» de José Mármol

Beatriz Curia





Hace ciento treinta años, en octubre de 1852, José Mármol afirmaba: «hay en nuestras obras literarias, indudablemente, un cierto mal destino que las persigue»1. No imaginé, tal vez, hasta qué punto su aseveración seguiría teniendo vigencia a través de los años. Entre otras manifestaciones de ese mal destino, señala: «Tocábamos ya el fin de la publicación de la Amalia, nuestro primer romance histórico, y el primero también que se ha escrito en la América del Sur, cuando la caída de Rosas nos hace volver á nuestro pais y suspender nuestras publicaciones en Montevideo». En rigor de verdad, la novela que cimentó la fama de Mármol ha tenido un azaroso destino.

La primera edición de Amalia se realizó en forma de folletín, en La Semana, durante 1851 y parte de 18522. En diciembre de 1851 se anuncia:

Concluye hoy la publicación del tomo primero de la Amalia, en 364 pájinas; y en este número se reparte la carátula correspondiente al volúmen.

La publicación del segundo y último tomo, que comenzará en el número 36, se hará en mucho menos tiempo que la del tomo primero, por cuanto será mayor el número de pájinas semanales que en adelante se publiquen. [...] La Semana cuenta con tener satisfechos á sus sucritores3.



Efectivamente, el primer tomo de Amalia se termina de publicar con la entrega del 29 de diciembre de La Semana. En febrero de 1852, después de Caseros, aparece un nuevo anuncio:

Por quince ó veinte dias queda suspendida la parte literaria de este periódico, y cuando ella reaparezca al fin de ese término, podremos decir si la parte política continuará, y si será aqui ó en Buenos Aires. El viaje que hacemos por pocos dias á nuestro pais, y que ocasiona la suspension de la Amalia, nos servirá para perfeccionar el final de ella, con mayores detalles sobre el funesto mes de octubre de 1840, en que terminaremos la obra.

Entretanto, la Semana no olvidará el modo como fué acojida por sus suscritores4.



El 27 de abril, un inquieto lector reclamaba en El Comercio del Plata el prometido final. Sin embargo, el público que había seguido semana tras semana las peripecias de la novela tuvo que esperar tres años para conocer el desenlace.


1. Las ediciones de 1851 y 1855

Cuando en 1855 se reedita la obra -esta vez completa-, Amalia es otra novela5. Mármol había afirmado con encendida pluma6 que prefería no publicar la novela «antes que alterar por concesiones políticas ninguna de las verdades históricas de esa obra»; pero no vacila ahora en transformar la Amalia originaria para evitar roces entre los bandos en pugna. También aprovecha la nueva edición para intentar un mejoramiento de la parte ya publicada: modifica la ortografía, evita reiteraciones o cacofonías, corrige errores de sintaxis, se detiene más en algunas descripciones, busca vocablos más precisos, enriquece los diálogos, agrega hitos necesarios para una mayor inteligencia de los hechos, acrecienta la expectativa, etc. En suma, dos Amalias en estos tres años.

Consigno a continuación algunos ejemplos de variantes significativas.


Variantes ortográficas

Grafía vacilante para idénticos fonemas7:

b/vribal (51, t. I, p. 195, r. 18, cap. V, II).
rival (55, t. III, p. 58, r. 23, cap. V, II).
corvata (51, t. I, p. 308, r. 41, cap. IX, III).
corbata (55, t. IV, p. 148, r. 14, cap. IX, III).
c/zcelos (51, t. I, p. 308, r. 41, cap. VIII, III).
zelos (55, t. IV, p. 138, r. 13, cap. VIII, III).
c/svijécima (51, t. I, p. 144, r. 19, cap. XIV, I).
vijésima (55, t. II, p. 118, r. 20, cap. XIII, I).
cinsél (51, t. I, p. 161, r. 12, cap. I, II).
cincél (55, t. II, p. 147, r. 8, cap. I, II).
displicencia (51, t. II, p. 68, r. 37, cap. IX, IV).
displisencia (55, t. VI, p. 93, r. 2, cap. X, IV).
s/zjigantezca (51, t. I, p. 217, r. 22, cap. VIII, II).
jigantesca (55, t. III, p. 113, r. 19, cap. VIII, II).
zarcillos (51, t. I, p. 235, r. 41, cap. X, II).
sarcillos (55, t. III, p. 159, r. 6, cap. X, II).
sc/xcEscelencia (51, t. I, p. 76, r. 23, cap. VII, I).
Excelencia (55, t. I, p. 178, r. 19, cap. VII, I).
x/scexedía (51, t. I, p. 185, r. 38, cap. IV, II).
ecsedía (55, t. III, p. 34, r. 15, cap. IV, II).
x/sexterior (51, t. II, p. 7, r. 18, cap. I, IV).
esterior (55, t.V, p. 100, r. 23, cap. I, IV).
j/gjefe (51, t. I, p. 109, r. 4, cap. X, I).
Gefe (55, t. II, p. 32, r. 18, cap. IX, I).
cirujía (51, t. I, p. 235, r. 38, cap. X, II).
cirugía (55, t. III, p. 159, r. 1, cap. X, II).
r/rrvirreyes (51, t. I, p. 198, r. 14, cap. VI, II).
vireyes (55, t. III, p. 68, r. 1, cap. VI, II).
deruidos (51, t. I, p. 199, r. 11, cap. VI, II).
derruidos (55, t. III, p. 68, r. 22, cap. VI, II).
y/ihay (51, t. I, p. 8, r. 22, cap. I, I).
hai (55, t. I, p. 9, r. 21, cap. I, I).
Buenos Ayres (51, t. I, p. 165, r. 7, cap. II, II).
Buenos Aires (55, t. II, p. 160, r. 1, cap. II, II).
Yré (51, t. I, p. 194, r. 33, cap. V, II).
Iré (55, t. III, p. 57, r. 5, cap. V, II).

Presencia o ausencia de ñ

á dicho (51, t. I, p. 136, r. 12, cap. XIII, I).
ha dicho (55, t. II, p. 99, r. 9, cap. XII, I).
ñ/niarmiño (51, t. II, p. 136, r. 12, cap. XIII, I).
arminio (55, t. VI, p. 69, r. 4/5, cap. VIII, IV).

Confusiones ortográficas, inducidas por el sonido y sin atender a las diferencias de significado, en la unión o separación de palabras:

Conjunción condicional más adverbio de negación

Sino lo creo(51, t. I, p. 27, r. 11, cap. II, I).
Si no lo creo(55, t. I, p. 57, r. 6, cap. II, I).
Sinó(51, t. I, p. 162, r. 7, cap. I, II).
Si no lo creo(55, t. II, p. 149, r. 5, cap. I, II).

Locuciones adverbiales

sin embargo(51, t. I, p. 180, r. 3, cap. III, III).
sinembargo(55, t. III, p. 21, r. 10, cap. III, II).
en cuanto(51, t. I, p. 73, r. 19, cap. VII, I).
encuanto(55, t. I, p. 172, r. 3, cap. VII, I).
apesar(51, t. I, p. 32, r. 30, cap. II, I).
á pesar(55, t. I, p. 71, r. 3, cap. II, I).
de bajo(51, t. I, p. 55, r. 29, cap. IV, I).
debajo(55, t. I, p. 126, r. 13, cap. IV, I).

Conjunciones adversativas

aun que(51, t. I, p. 31, r. 12, cap. II, I).
aunque(55, t. I, p. 67, r. 9, cap. II, I).

Conjunciones ilativas

Con que cuatro(51, t. I, p. 344, r. 27, cap. XIII, III).
Conque, cuatro(55, t. V, p. 37, r. 6, cap. XIII, III).

Uso indiscriminado de porque/por que/por qué

- Preposición más pronombre relativo

por que(51, t. I, p. 57, r. 26, cap. IV, I).
porque(55, t. I, p. 131, r. 6, cap. IV, I).

- Preposición más pronombre interrogativo

-Y porque salió usted de esa casa?(51, t. I, p. 292, r. 23, cap. VI, III).
-... ¿y por qué salió usted de esa casa?(55, t. IV, p. 97, r. 11/12, cap. VI, III).

- Conjunción causal

tengo que descansar porque(51, t. I, p. 15, r. 7, cap. I, I).
tengo que descansar por que(55, t. I, p. 26, r. 21, cap. I, I).
por que no tenemos(51, t. I, p. 168, r. 24, cap. II, II).
porque no tenemos(55, t. II, p. 167, r. 9/10, cap. II, II).

Otras

entrambos(51, t. I, p. 45, r. 4/5, cap. IV, I).
entre ambos(55, t. I, p. 102, r. 12, cap. IV, I).
de tan poco interés(51, t. I, p. 85, r. 9, cap. VII, I).
de tampoco interés(55, t. I, p. 199, r. 15, cap. VII, I).

Preferencia por la enclisis en 55:

la puerta se abrió(51, t. I, p. 172, r. 23, cap. II, II).
abrióse la puerta (55, t. I, p. 178, r. 2, cap. II, II).
se sentó(51, t. I, p. 24, r. 10, cap. II, I).
sentose(55, t. I, p. 49, r. 16, cap. II, I).
la dió(51, t. II, p. 73, r. 10, cap. X, IV).
dióla(55, t.VI, p. 104, r. 5, cap. XI, IV).

Tendencia al leísmo y al laísno en 55:

lo oprimen(51, t. I, p. 14, r. 14, cap. I, I).
le oprimen(55, t. I, p. 24, r. 22, cap. I, I).
le dijo(51, t. I, p. 22, r. 12, cap. II, I).
la dijo(55, t. I, p. 44, r. 20/21, cap. II, I).

Indecisión en el uso de las preposiciones:

en torno de la cabeza(51, t. I, p. 220, r. 33, cap. VIII, II).
en torno á la cabeza(55, t. III, p. 121, r. 21, cap. VIII, II).
para el Retiro(51, t. I, p. 18, r. 7, cap. I, I).
por el Retiro(55, t. I, p. 34, r. 2, cap. I, I).
-Como á usía le parezca(51, t. I, p. 291, r. 1, cap. VI, III).
-Como Usía le parezca(55, t. IV, p. 93, r. 13, cap. VI, III).

Uso de mayúsculas:

Vacilante en cada una de las ediciones. En el t. II, 51, se tiende a preferir las minúsculas. Lo mismo ocurre en la totalidad de 55. A menudo hay variantes entre 51 y 55:

señorita(51, t. I, p. 110, r. 28, cap. X, I).
Señorita(55, t. II, p. 36, r. 17, cap. IX, I).
Señorita(51, t. I, p. 110, r. 1, cap. X, I).
Señorita(55, t. II, p. 34, r. 24, cap. IX, I).
Señorita(51, t. I, p. 21, r. 9, cap. I, I).
señorita(55, t. I, p. 41, r. 10, cap. I, I).
pueblo Salteño(51, t. I, p. 43, r. 22, cap. IV, I).
pueblo salteño(55, t. I, p. 98, r. 8, cap. IV, I).
Estado Mayor(51, t. I, p. 273, r. 13, cap. III, III).
estado mayor(55, t. IV, p. 50, r. 23, cap. III, III).

Abreviaturas:

Uso fluctuante en ambas ediciones. Son más numerosas en 51.

Acentuación:

Resulta imposible exponer en la brevedad de un artículo las múltiples variantes generadas por tantas y tan diversas fluctuaciones.

Puntuación:

En ninguna de las dos ediciones existe un criterio uniforme para el uso de los signos de puntuación. La coma (,), el punto y coma (;), el punto (.), los dos puntos (:), suelen emplearse indistintamente para funciones similares. Con mucha frecuencia su utilización es incorrecta y en escasas oportunidades las fallas pueden atribuirse a erratas. En líneas generales, no se indican el comienzo de interrogación (¿) y el comienzo de exclamación (¡). A veces, los signos finales de interrogación (?) y de exclamación (!) son usados indistintamente. Tampoco es uniforme el uso de guiones (-) y resulta evidente una impericia por parte del autor en el manejo de la raya (—) que pauta los diálogos. Hay fluctuación en el uso de la diéresis (¨). Es irregular el número de puntos suspensivos (...) en ambas ediciones y existen variantes entre 51 y 55. En 55, Mármol intenta corregir las deficiencias de puntuación, pero no siempre consigue mejorar el texto. A veces, por ejemplo, considera que un párrafo es demasiado largo y agrega comas (,) incongruentes con el sentido del texto. Otras, intuye que la puntuación no es la adecuada, pero no alcanza a eliminar la falla.

Consigno algunos ejemplos:

Autorizado por mi prima la Señora Doña Amalia Sáenz de
Olabarrieta para responder á su carta, me complazco en
decir á usted que todos sus temores relativos á la seguridad
de mi prima deben dejar de alarmarlo en adelante,
(51, t. I, p. 330, r. 15/17, cap. XI, III).
Autorizado por mi prima, la Señora Doña Amalia Sáenz de
Olabarrieta, para responder á su carta, me complazco en
decir á usted, que todos sus temores relativos á la seguridad
de mi prima, deben dejar de alarmarlo en adelante,
(55, t. IV, p. 188, r. 20/23, p. 189, r. l, cap. XI, III).
-Es lo que me daría el triunfo, Señor Mandeville: contra
mi sistema no hay mas peligros
(51, t. I, p. 334, r. 13/14, cap. XII, III).
-Es lo que me daría el triunfo, Señor Mandeville; contra
mi sistema no hay mas peligros
(55, t. V, p. 12, r. 16/17, cap. XII, III).
tropecé con un hombre:(51, t. II, p. 28, r. 23, cap. IV, IV).
tropecé con un hombre.(55, t. V, p. 170, r. 12/13, cap. IV, IV).
-Sí, baje, usted,(51, t. I, p. 225, r. 11, cap. VIII, II).
-Sí, baje usted,(55, t. III, p. 132, r. 22, cap. VIII, II).
-Pero esa flor es mi vida por qué quitármela, Amalia?(51, t. I, p. 192, r. 10, cap. V, II).
-Pero esa flor es mi vida ¿por qué quitármela, Amalia?(55, t. III, p. 50, r. 23/24, cap. V, II).
-¡Qué! no; despues(51, t. II, p. 74, r. 33, cap. X, IV).
-Qué nó!; despues(55, t. VI, p. 107, r. 8, cap. XI, IV).
-Fermín? cierra;(51, t. II, p. 82, r. 1, cap. XI, IV).
-Fermín! cierra;(55, t. VI, p. 123, r. 12, cap. XII, IV).
nos hace creer casi positivamente, que la batalla(51, t. I, p. 274, r. 39/40, cap. III, III).
nos hace creer, casi positivamente, que la batalla(55, t. IV, p. 55, r. 7/8, cap. III, III).
lesa-tiranía(51, t. I, p. 10, r. 17, cap. I, I).
lesa tiranía(55, t. I, p. 14, r. 17, cap. I, I).
-No, no, -dijo Agustina-(51, t. I, p. 316, r. 18, cap. IX, III).
-No, no, dijo Agustina-(55, t. IV, p. 157, r. 9, cap. IX, III).
antigüa(51, t. I, p. 143, r. 28, cap. XIV, I).
antigua(55, t. II, p. 116, r. 17, cap. XIII, I).
antiguo(51, t. I, p. 129, r. 34/35, cap. XII, I).
antiguo(55, t. II, p. 83, r. 15, cap. XI, I).

No dejo de tener en cuenta que muchas de las fluctuaciones son propias de las peculiaridades lingüísticas de la época. Por otra parte, las variantes ortográficas pueden no haber sido introducidas por Mármol sino por el (o los) tipógrafo(s). Sin embargo, existen ciertas constantes, como la inclusión de comas (,) que separan sujeto y predicado, el modo -generalmente inadecuado- de ubicar las comas (,) para separar cláusulas explicativas, el uso de las rayas de diálogo (—) que hacen pensar en una expresa intención de Mármol de modificar el texto. Al menos, documentos autógrafos del autor demuestran que los hábitos lingüísticos de Mármol avalarían sin dificultad muchas de las transformaciones.8




Otras variantes

Eliminación de ataques ad hominem:

Oculta ciertos pormenores de la vida privada de los federales y los ataques ad hominem se transforma en gran medida en ataques al régimen rosista, sometido a una suerte de juicio histórico. Sabrosas páginas, de marcado tono satírico e incluso cómico, dedicadas en 51 a criticar con implacable saña a María Josefa Ezcurra, Agustina Rosas de Mansilla, Mercedes Rosas de Rivera, son reelaboradas en 55 para atenuar el ataque o eliminadas sin más. Valga como ejemplo palmario el capítulo IX, I de 51, «La flor-del-aire y la magnolia», que desaparece en 55. Es evidente la intención de Mármol de suavizar sus ataques al General Mansilla y a su mujer. Transcribo, como ejemplo, dos párrafos suprimidos en 55:

El jeneral de ese nombre era mas bien un cadáver á quien movía secretamente alguna corriente galvánica, que un hombre vivo cuando se casó con aquella [Agustina Rosas] en la edad mas fresca y mas pura de una mujer.

Tendría la Señorita Agustina diez y seis á diez y ochos años apenas, y el jeneral Mancilla cincuenta y cuatro, cuando se efectuó el matrimonio. Agustina era toda vida, salud, belleza, juventud. Mancilla era un hospital caminando. La vida disipada de su juventud había amontonado sobre su cuerpo decrépito todos los estragos de sus devaneos pasados.

[...] aquel hombre estaba mas próximo á la tumba, que al tálamo de novio.


(51, t. I, p. 95, r. 22/34).                


Un carácter inconstante y pueril cuya propension es variar de temple y de impresiones en cada dia, se revelaba en los movimientos repentinos [de Agustina], en la acción continua, en la frase corta, en los puntos á cada momento inconexos de la conversacion, y en la vaguedad simple de sus ojos.

Su conversacion, servía á descubrir, además, una intelijencia poco perspicaz y menos fuerte; como al mismo tiempo una educacion primaria mal atendida que se revelaba en su pronuciacion; y un mal tono de familia que se descubria en la eleccion de sus trajes, de sus maneras, y, sobre todo, de los muebles de su salon.


(51, t. I, p. 94, r. 36/41-p. 95, r. 1/3).                


Algunos fragmentos de este capítulo han sido incluidos -textualmente transcriptos o con ligeras modificaciones- en el capítulo VII, II de 55, «Escenas de un baile», y en el capítulo IX, I, «El Anjel y el Diablo». Varias de las ideas presentes en «La flor-del-aire y la magnolia» aparecen reelaboradas en el ya citado capítulo VII, II de 55 y en el capítulo VIII, III de la misma edición. Otro capítulo que ofrece modificaciones muy notables es el X, IV de 51 (55, XI, IV), que satiriza a Mercedes Fosas de Rivera.

Mármol suprime nombres propios para no comprometer a ciertos personajes históricos con el rosismo (passim). Por ejemplo, elimina una lista de socios de la Sociedad Popular Restauradora (51, t. I, p. 146, r. 18-p. 150, r. 30, cap. XIV, I). La sustituye por la siguiente nota a pie de página (55, t. II, p. 123, r. 15/29, cap. XIII, I):

(1) En la primera edicion de esta parte de la Amalia publicóse la lista de los Socios populares. Este célebre documento lo tomamos de la misma Gaceta mercantil, diario oficial de Rosas como lo eran todos. Bien podriamos, sin duda, colocarlo tambien en esta edicion, siendo Rosas, y no nosotros el responsable del disgusto causado á los que se hallan colocados en esa pieza histórica, de un modo tan poco honorable. Pero hemos querido condescender con la situacion actual, que de todo se resiente, especialmente de la verdad. Muchos de los nombres que figuran en esa lista, son, por otra parte, individuos que la fatalidad los colocó en ella, sin haber contribuido en lo mínimo á los crímenes de la mas-horca; y esas dos consideraciones á la vez nos ha aconsejado la supresion que hacemos.

El Autor

Buenos Aires, Mayo de 1855.


Atenúa también los ataques a federales por variación o supresión de vocablos:

la mano ordinaria y sucia de Doña María Josefa(51, t. I, p. 106, r. 30, cap. X, I).
la mano descuidada de Doña María Josefa(55, t. II, p. 26, r. 18, cap. IX, I).

Intensificación del fervor patriótico de los unitarios:

Por ejemplo, fragmento suprimido en 55:

Oh entonces, allá en el Cielo no habrá política, revoluciones ni tiranos
que me roben el tiempo que debiera consagrar únicamente á tus encantos!
(51, t. I, p. 288, r. 8/9, cap. V, III).

Idealización de las mujeres unitarias:

Elimina toda sospecha de voluptuosidad, por ejemplo, reduce la duración del matrimonio de Amalia y Olabarrieta, y establece entre éstos un vínculo menos afectivo:

ella tomó un amigo, un compañero, un protector(51, t. I, p. 158, r. 27, cap. I, II).
ella tomó un amigo, un protector(55, t. II, p. 140, r. 3/4, cap. I, II).
el Señor de Olabarrieta murió á los dos años de su matrimonio(51, t. I, p. 158, r. 36/37, cap. I, II).
el Señor Olabarrieta murió un año después de su matrimonio(55, t. II, p. 140, r. 14/16, cap. I, II).

Suprime un párrafo que contradice esta visión espiritualizada de la mujer unitaria que impera en la obra:

ese hermoso ánjel de tentación que se llama mujer; de cuyo
amor, unos han querido hacer un incentivo de los sentidos
solamente, y otros una cosa impalpable que solo pertenece
al mundo de la imajinacion y del espíritu, no comprendiendo
que al materializarlo lo profanaban, y al espiritualizarlo
lo ridiculizaban.
(51, t. I, p. 161, r. 37/41, cap. I, II).
ánjel de tentación que se llama mujer.(55, t. II, p. 148, r. 19, cap. I, II)

Agregado de párrafos, pasajes y notas que aclaran o apoyan la visión política de Mármol:

Introduce párrafos y largos pasajes discursivos que proporcionan datos históricos desde la particular óptica del autor (passim). Por ejemplo, el párrafo en que juzga a unitarios y federales viejos (55, t. IV, p. 44, r. 24-p. 45, r. 1/4, cap. III, III), o la tercera parte agregada al cap. I, IV (55, t. V, p. 105, r. 1 hasta p. 120, r. 19). Desde el punto de vista de la intención de Mármol, esta última agrega «historicidad» a la obra; sin embargo, perjudica la economía narrativa. El autor se justifica:

Y es para poder fijar con claridad la filosofía de esta
conclusión, que la novela ha tenido que historiar
brevemente los antecedentes que se han leido.
(p. 120, r. 17/19).

Sobre el, agregado de notas, cfr. supra, y también: 55, t. VI, p. 25, r. 23/24, cap. VI, IV (corresponde a: 51, t. II, p. 40, cap. V, IV).

Reelaboración de párrafos para lograr mayor corrección:

Algunos párrafos, surgidos del enardecimiento político del autor, se transforman y ganan en claridad y fuerza, pero pierden carga emotiva:

Dónde, cuándo fué otra cosa esa palabra que la representación
de algún delincuente, que el signo convencional de alguna rebelión,
de algún partido, de algún golpe preparado al progreso y á la
libertad del país? ¿Cuándo se ha practicado la federación un solo
dia? ¿Cuándo la han exijido esos pueblos á quienes los caudillos
han complicado en su ambicion? ¿Qué vez se les ha consultado
sobre lo que creían conveniente á su destino político? Una sola,
y fué cuando aceptaron la constitución unitaria...
(51, t. II, p. 36, r. 20/26, cap. V, IV).
La historia arjentina no enseñará esa palabra, sino como la
representacion de algún delincuente, como el signo convencional
de alguna rebelion, de algun partido, de algun golpe preparado
al progreso y á la libertad del pais. La federación, como sistema,
jamás ha sido practicada en la República, ni los pueblos la ecsijieron
nunca. Una sola vez fueron consultados, y fué cuando aceptaron la
constitucion unitaria...
(55, t. VI, p. 13, r. 9/18, cap. V, IV).

Transformaciones necesarias para mantener la coherencia:

Los cambios introducidos para atenuar el ataque a ciertos personajes federales han obligado a Mármol a revisar los hilos de la trama, a intercalar en el texto algunos datos imprescindibles para la coherencia de la novela que originariamente proporcionaba en fragmentos ahora suprimidos. También es coherente en transformaciones de otro tipo. Por ejemplo, en 51 había un piano en la alcoba de Amalia; en 55 lo elimina (capítulo II, I) y tiene en cuenta después ese detalle:

-Porque no va usted á poder tocar su piano á las doce, como
lo hace todas las noches en su alcoba antes de acostarse
(51, t. I, p. 164, r. 27/28, cap. I, II).
-Porque no va usted á poder tocar su piano á las doce, como
lo hace todas las noches antes de acostarse
(55, t. II, p. 155, r. 2/4, cap. I, II).

Inclusión de frases que permiten una mejor captación de los hechos:

luego que el secretario concluyó la lectura de los Socios(55, t. II, p. 123, r. 9/10, cap. XIII, I).

Agregado de rasgos folletinescos (mayor expectativa, anticipaciones, etc.):

antiguo amigo de su padre, y á quien, segun todas las apariencias,
el jeneral Mancilla acababa de jugarle una de sus bromas
pesadas y habituales
(51, t. I., p. 187, r. 5/6, cap. IV, II).
antiguo amigo de su padre, y cuyo nombre, por desgracia,
debia inscribirse muy pronto en el martirolojio de 1840
(55, t. III, p. 37, r. 20/22, cap. IV, II).

Transformación o agregado de diálogos:

En 55, los diálogos se enriquecen: logran más dinamismo, crean expectativa, permiten captar con mayor profundidad el estado anímico de los personajes, contribuyen a una adecuada motivación de la acción. Deben considerarse aparte algunos diálogos que en 51 satirizan a personajes federales y pierden, en 55, colorido y vivacidad.

Transformación. Por ejemplo:

-El 5 de Mayo, eh? -dijo la vieja meneando la cabeza,
y marcando palabra por palabra.
-Y porque salió usted de esa casa?
(51, t. I, p. 292, r. 21/23, cap. VI, III).
-El 5 de Mayo, eh? -dijo la vieja meneando la cabeza,
y marcando palabra por palabra.
-Sí, Señora.
-El 5 de Mayo... ¿Con que ese dia? ¿y por qué salió usted
de esa casa?
(55, t. IV, p. 97, r. 8/12, cap. VI, III).

Agregado. Por ejemplo, un diálogo entre Amalia y Luisa que enriquece el plano sentimental de la acción porque revela el amor que está naciendo en Amalia y en Eduardo (55, t. II, p. 155, r. 14/p. 157, r. 17, cap. I, II).

Precisiones que enriquecen o matizan la descripción de espacios interiores o urbanos y, en general, de la realidad configurada:

color perla(51, t. I, p. 28, r. 17/18, cap. II, I).
color jacinto(55, t. I, p. 60, r. 5, cap. II, I).
de terciopelo color naranja(51, t. I, p. 28, r. 30, cap. II, I).
de terciopelo azul(55, t. I, p. 61, r. 1, cap. II, I).
de Córdoba donde se hacen
los mejores confites de este mundo
(51, t. I, p. 177, r. 1, cap. III, II).
de Córdoba, donde se hacen
las mejores empanadas y los mejores
confites de este mundo
(55, t. III, p. 14, r. 6/8, cap. III, II).
dobló por la de Representantes(51, t. II, p. 46, r. 30, cap. VI, IV).
dobló por la de la Florida(55, t. VI, p. 40, r. 14/18, cap. VII, VI).

Tendencia a eliminar expresiones coloquiales:

tonteras(51, t. I, p. 26, r. 22/23, cap. II, I).
tonterías(55, t. I, p. 55, r. 13, cap. II, I).
sonrisita(51, t. I, p. 304, r. 3, cap. VII, III).
sonrisa(55, t. IV, p. 125, r. 17, cap. VIII, III).
y dígale, que tengo que hablarle ahora mismo(51, t. I, p. 66, r. 9/10, cap. VI, I).
y dígale que lo necesito ahora mismo(55, t. I, p. 154, r. 12/13, cap. VI, I).

Intento de lograr más eufonía:

que era en él el resultado(51, t. I, p. 83, r. 41, cap. VII, I).
que era el resultado(55, t. I, p. 196, r. 13, cap. VII, I).

Eliminación de repeticiones:

se acercó entonces(51, t. I, p. 22, r. 34, cap. II, I).
se acercó luego(55, t. I, p. 46, r. 5, cap. II, I).
sin su gallo(51, t. I, p. 306, r. 16, cap. VIII, III).
sin él(55, t. IV, p. 131, t. 13, cap. VIII, III).
pobre Eduardo(51, t. I, p. 15, r. 20, cap. I, I).
pobre amigo(55, t. I, p. 27, t. 16, cap. I, I).
y es preciso hallarlo(51, t. I, p. 68, r. 40, cap. VI, I).
y es forzoso hallarlo(55, t. I, p. 160, r. 21/22, cap. VI, I).

(Estos cambios se efectúan por la proximidad en el contexto de vocablos idénticos a los sustituidos).

Empleo de vocablos más precisos o adecuados:

dio un salto(51, t. I, p. 63, r. 5, cap. V, I).
dio tal salto(55, t. I, p. 145, r. 22, cap. V, I).
le dijo Daniel(51, t. I, p. 123, r. 37, cap. XII, I).
insistió Daniel(55, t. II, p. 69, r. 4, cap. XI, I).
La brisa libre que dá la naturaleza salvaje(51, t. I, p. 65, r. 1/2, cap. V, I).
La pedí un tintero para poner el sobre de esa carta(51, t. I, p. 119, r. 25/26, cap. XI, I).
La pedí un tintero para poner la dirección de la carta(55, t. II, p. 59, r. 6/7, cap. X, I).

Corrección de nombres propios. Por ejemplo:

Mendeville(51, t. I, p. 10, r. 36, cap. I, I).
Mandeville(55, t. I, p. 15, r. 23/24, cap. I, I).

Corrección de barbarismos y solecismos:

exámine(51, t. I, p. 14, r. 19, cap. I, I).
exánime(55, t. I, p. 25, r. 6, cap. I, I).
porque á nosotros no es á quien nos busca Rosas(51, t. I, p. 282, r. 18/19, cap. IV, III).
porque á nosotros no es á quienes busca Rosas(55, t. IV, p. 74, r. 8/9, cap. IV, III).
Un pañuelo de merino amarillo con guardas negras,
de quien la punta
(51, t. I, p. 116, r. 9/10, cap. XI, I).
un pañuelo de merino amarillo con guardas negras,
del cual la punta
(55, t. II, p. 51, r. 2/3, cap. X, I).
nuestro secretario privado tenía un pié(51, t. II, p. 43, r. 10, cap. VI, IV).
nuestro secretario privado tuvo un pié(55, t. VI, p. 33, r. 5/6, cap. VII, IV).

Del cotejo efectuado entre 51 y 55 -que ha sido exhaustivo y no se reduce a los ejemplos transcriptos- se desprende que las variantes introducidas en 55 modifican sustancialmente la novela y son reveladoras tanto del proceso de gestación de la obra como de la actitud estética de Mármol.






2. Las ediciones posteriores

El destino ulterior de Amalia ha sido, indudablemente, un mal destino. Una confrontación de 55 con algunas ediciones posteriores revela que ninguna de ellas respeta el texto de Mármol: a las variantes que surgen de un legítimo intento de regularizar y modernizar la ortografía, deben añadirse supresiones de palabras o párrafos, modificaciones en los títulos, sustituciones de vocablos, transformaciones injustificadas en la puntuación y la sintaxis. Durante años, el público no ha leído Amalia, sino híbridas versiones, producto de la arbitrariedad o el descuido.

El cotejo realizado no pretende ser exhaustivo. Se ha efectuado sobre un número que estimo suficiente de ediciones -seleccionadas entre las más prestigiosas y/o difundidas-, publicadas desde 1855 hasta la fecha. El método ha consistido en confrontar fragmentos significativos, tomados como muestra, pertenecientes a las cinco partes de la novela. Aunque he agrupado esas ediciones en dos familias, es ajeno al objetivo de mi trabajo el intento de establecer de modo estricto y definitivo las líneas de transmisión textual de Amalia, ya que 55 proporciona la base adecuada para una correcta edición de la obra.


Ediciones cotejadas y siglas

BJosé Mármol, Amalia, Leipzig, F. A. Brockhaus, 1868, 2 t. (Se ha obtenido sólo el t. I, 314 pp. Incluye hasta el cap. XI, III).
GJosé Mármol, Amalia, Paris, Librería de Garnier Hermanos, 1879, 2 t.
G2José Mármol, Amalia; Novela histórica americana, Nueva edición, París, Casa Editorial Garnier Permanos [sic], s. f., 2 t.
(Colofón: [...] Tip. Garnier Hermanos [...]).
G3José Mármol, Amalia; Novela histórica americana, Nueva edición, París, Casa Editorial Garnier Hermanos, s. f., 2 t.
LNJosé Mármol, Amalia; Novela histórica americana, Buenos Aires, Biblioteca de «La Nación», 1904, 3 t.
LN2José Mármol, Amalia; Novela histórica americana, Buenos Aires, Biblioteca de «La Nación», 1909, 3 t.
AJosé Mármol, Amalia; Novela romántica real de la época de Rosas, Buenos Aires, Librerías Anaconda, 1933, 475 pp.
EJosé Mármol, Amalia, Prólogo y notas de Adolfo Mitre, 2.ª ed., Buenos Aires, Ediciones Estrada, 1955, 2 t. [1.ª ed. 1944].
KJosé Mármol, Amalia, Estudio preliminar y notas de Alfredo Veiravé, Nueva edición dirigida por María Hortensia Lacau, 1.ª ed., 1960,
2.ª ed., Buenos Aires, Editorial Kapelusz, 1968, 2 t.
EUJosé Mármol, Amalia, Presentación por Elvira Burlando de Meyer, Buenos Aires, Eudeba, 1964, 4 t.
SJosé Mármol, Amalia: Novela histórica americana. Texto íntegro, 9 ed., Buenos Aires, Editorial Sopena Argentina, 1965, 413 pp.
[Sopena ha publicado varias ediciones de la novela. He elegido una de las más recientes].
CEJosé Mármol, Amalia, Centro Editor de América Latina, 1967, 2 t.
CE2José Mármol, Amalia, Prólogo y notas por el profesor Carlos Dámaso Martínez, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1979, 2 t.
PJosé Mármol, Amalia, Prólogo de Juan Carlos Ghiano, 1.ª ed. 1971, 3.ª ed., México, Editorial Porrúa, 1977, 433 pp.




Características de las ediciones cotejadas

B:Publicada en vida de Mármol. Es la que más respeta a 55, pero ya ofrece variantes. A pesar de que no he obtenido
el segundo tomo, creo que las variantes detectadas en el t. I son suficientes para establecer el lugar de B en la
transmisión del texto.
G: Se basa en B. El cotejo entre G, G2 y G3 no arroja variantes, salvo la inclusión o corrección de algunas erratas.
Consigno en los ejemplos, por tal motivo, sólo G.
LN:Se basa en G. Presenta numerosas variantes, muchas de las cuales evidencian la intención de «mejorar» la obra.
LN2:Se basa en LN. Ofrece escasas variantes con respecto a la anterior, en su mayor parte de puntuación.
A:Coincide predominantemente con LN2, presenta algunas coincidencias con LN e introduce variantes propias.
E:Coincide predominantemente con LN2, presenta algunas coincidencias con LN e introduce variantes propias.
K, EU, S, CE, CE2:Siguen con pocas variantes a E. K presenta variantes en los títulos cuya procedencia no he podido detectar.
Consigno en los ejemplos sólo E.
P:Sigue a G, con ligerísimas y escasas variantes.

Es posible que LN, LN2, A y E tengan como fuente común una edición no incluida en mi cotejo.

Cabría deslindar dos familias en el conjunto de ediciones confrontadas:

  1. 55, B, G, P.
  2. 55, B, G, G2, G3, LN, LN2, A, E, K, EU, S, CE, CE2.




Algunos ejemplos de las variantes detectadas

(LN, E y las ediciones que en ellas se basan coinciden a veces con 55 porque corrigen erratas que el contexto hace evidentes).

55 (t. I, p. 8, r. 2, cap. I, I), B, P:se para
G:se pára
LN, LN2, A, E:se detiene
55 (t. I, p. 15, r. 2, cap. I, I), B, G,
P, LN, LN2, A:
habitudes
E:costumbres
55 (t. I, p. 57, r. 20, cap. II, I):esa
B:casa
G, P, LN, LN2, A, E:cada
55 (t. I, p. 140, r. 22, cap. VI, I), B:retiró su silla
G, P, LN, LN2, A:retira su sillón
E:retiró su sillón
55 (t. I, p. 179, r. 6, cap. VII, I):La Señorita Manuelita
B:¿La Señorita Manuelita
G, P:¿La Señora Manuelita
LN, LN2, A, E:¿La señora Manuelita
55 (t. II, p. 21, r. 17, cap. IX, I), B,
G, P, LN, LN2, A:
momento
E:segundo
55 (t. II, p. 29, r. 22/24-p. 30, r. 1/4):y esto acabará por enfermarla, -dijo Florencia
con un tono el mas condolido del mundo.
-Por supuesto que acabará por enfermarla.
Anoche por ejemplo, no se ha acostado hasta
las cuatro de la mañana.
-Hasta las cuatro?
B:y esto acabará por enfermarla, dijo Florencia
-Por supuesto que acabará por enfermarla.
Anoche por ejemplo, no se a acostado hasta
las cuatro de la mañana.
-¿Hasta las cuatro?
G, P, LN, LN2, A, E:y esto acabará por enfermarla.
-Anoche, por ejemplo, no se ha acostado hasta
las cuatro de la mañana.
55 (t. II, p. 91, r. 3, cap. XII, I), B,
G, P:
afocádose
LN, LN2, A, E:convergido
55 (t. II, p. 123, r. 15/29, cap. XIII, I):Nota a pie de página sobre la supresión de nombres
de miembros de la Sociedad Popular Restauradora.
B, G, P, LN, LN2, A, E:Suprimida.
55 (t. III, p. 137, r. 4, cap. IX, II), B,
LN, LN2, A, E:
facilidad
G, P:felicidad
55 (t. V, p. 161, r. 18, cap. III, IV):ante ellos mismos
B:(?) (corresponde al t. II)
G, P:ante los mismos
LN, LN2, A, E: ante los propios
55 (t. VI, p. 82, r. 24, cap. IX, IV):ódio
B: (?)
G, P:oído
LN, LN2, A, E:odio
55 (t. VIII, p. 162, r. 24/26, cap. X, V):Nota a pie de página sobre fuentes documentales.
B: (?)
G, P, LN, LN2, A, E:Suprimida
55 (t. VIII, p. 121, r. 14, cap. XVI, V),
LN, LN2, A, E:
gringo
B: (?)
G, P:griego






3. ¿Una edición de 1844?

Mármol considera a 51 como primera edición de Amalia9 y denomina «segunda edición» a 55. La mayor parte de los críticos siguen el mismo criterio. No obstante, otros autores -los menos- establecen 1844 como fecha de la primera edición. A firma por ejemplo Giménez Pastor10:

La primera publicación de esta novela destinada a tanta y tan vital celebridad, se inició en 1844 en Montevideo, distribuída en ocho pequeños tomos que constituían una como serie de entregas.


(Noticia del Dr. Mariano de Vedia y Mitre, confirmada por la señora María Mármol de Cordeyro, hija del novelista).                


En un principio, dada la abrumadora mayoría de información en contrario, deseché este dato como erróneo, conjeturando que las personas mencionadas habrían aunado el lugar y forma de edición de 51 (Montevideo, por entregas) con el número de tomos de 55 (ocho), y proporcionado una fecha traicioneramente alterada por la memoria. Sin embargo, el Centro Editor de América Latina -Capítulo; La historia de la literatura argentina, 10, «El nacimiento de la novela: Mármol», Buenos Aires, 1967, p. 266- ha publicado un facsímil que denomina «Portada de la primera edición de Amalia»:

José Marmol [sic] / — / Amalia / Montevideo / — / 1844


Aunque han sido infructuosos todos mis intentos para localizar el original del que se tomó el facsímil11, éste merece, sin duda, ser tenido en cuenta.

Sarmiento, en sus Viajes, tiene párrafos entusiastas para la obra de Mármol12, a quien ha conocido en Río de Janeiro (1846), pero se refiere sólo al Peregrino. Admira en Mármol al «poeta de la maldición», cuyos versos «son otras tantas protestas contra el mal que triunfa». Parece difícil que, de haberse publicado ya Amalia, Sarmiento no hubiera hecho referencia a la novela.

Xavier Marmier, quien visitó Montevideo en 1850 y volcó sus experiencias de viaje en Lettres sur l'Amérique, elogia a Mármol y reconoce que «une a su verbo de poeta un varonil talento de prosador»; se refiere a su actividad periodística y a «diversos folletos» contra Rosas, pero no menciona Amalia13.

Mariano Pelliza, por su parte, informa14:

El general Pacheco y Obes, nombrado jefe de la plaza en 1846, llamó a Mármol á su lado en la categoría de secretario. Desde aquella fecha se dedica por completo á la literatura y á la propaganda política contra Rosas, empezando á escribir la Amalia, de que publicó una parte, terminándola en Buenos-Aires después de la caída del tirano.


Ni siquiera con una lupa de bastante aumento se detectan en el facsímil publicado rasgos de pluma que hagan suponer que se trata de una mera ilustración; por el contrario, parece reproducir un impreso. ¿Primera edición de la novela? ¿Errata en una edición desconocida? Por el momento, esta faceta del destino de Amalia queda abierta a la indagación y la conjetura.




4. Conclusión

Dejando de lado la hipotética edición de 1844, el trabajo realizado demuestra hasta qué punto es perentoria una edición crítica de Amalia, que respete el texto de 55 y consigne las reveladoras variantes de 5115.







 
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