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21

Juan José Saer, «Verano», El río sin orillas. Tratado imaginario, Buenos Aires, Alianza Editorial, 1994, pág. 45. Cito siempre por esta edición.

 

22

Diccionario terminológico de ciencias médicas, Barcelona, Salvat, 1984.

 

23

Juan José Saer, «Paramnesia», Unidad de lugar, op. cit., pág. 53. Las reflexiones de este tipo se reiteran en el texto: «El recuerdo llegó en seguida, apenas pisó la hojarasca gris que los borceguíes hacían crujir y estallar, pero de nuevo, como la primera vez, venía solo, sin lo que recordaba, como si existiese nada más que la posibilidad del recuerdo y después ninguna coso real a qué aplicarlo» (Ibidem, pág. 57).

 

24

Declaración del escritor en «El valor del mito», art. cit., pág. 74. Esta idea de una novela con personaje colectivo y en forma de cuatro conferencias la recupera en Glosa: «El verano anterior, Washington se ocupaba de sus cuatro conferencias -Lugar, Linaje, Lengua, Lógica- sobre los indios Colastiné, de las que, por el momento, nadie conoce más que los títulos: sumergido en tratados de historia y de antropología, se vio obligado a trabajar de noche a causa del calor, terrible en enero y febrero» (Juan José Saer, Glosa, Barcelona, Destino, 1988, pág. 99. Cito siempre por esta edición). Washington lee, en las páginas de Glosa, un facsímil de la Relación de abandonado escrita por el padre Quesada, que Marcos Rosemberg le ha traído de Madrid (ibidem, pág. 100). Este relato es el que el padre Quesada escribe después de sus conversaciones con el entenado: «Con los datos que fue recogiendo, el padre escribió un tratado muy breve, al que llamó Relación de abandonado y en el que contaba nuestros diálogos» (Juan José Saer, El entenado, Barcelona, Destino, 1988, pág. 132).

 

25

«Puse deliberadamente muchos anacronismos, sobre todo verbales. Palabras que son posteriores a los hechos porque no quería que hubiese ningún tipo de dudas acerca de la diferencia, para mí fundamental, que hay entre un libro narrativo y un libro histórico» (Juan José Saer, «El valor del mito», art. cit., pág. 74). Se produce entonces, como apunta Gramuglio, una «corrosión del verosímil realista» apoyada en un doble anacronismo: la inflexión filosófica y el lenguaje, no sólo en lo que al léxico se refiere, sino también en cuanto a una prosa poética que nada tiene de reconstrucción arqueológica (M.ª Teresa Gramuglio, «La filosofía en el relato», Punto de vista, 1984, núm. 20, año VII, pág. 35).

 

26

Juan José Saer, «Discusión sobre el término "zona"», La mayor, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1982, pág. 101. Cito siempre el volumen por esta edición.

 

27

Juan José Saer, La ocasión, edic. cit., pág. 103.

 

28

Juan José Saer, El limonero real, Buenos Aires, Alianza Editores, 1987.

 

29

Juan José Saer, La vuelta completa, op. cit., pág. 218.

 

30

Ibidem, pág. 214.

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