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Cf. Henri Lubac, Exégèse médiévale. Les quatre sens de l'Écriture (París 1959).

 

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Para un examen detenido de las posibles fuentes de San Juan (la tradición exegética bíblica cristiana y hebrea, la poesía comentada italiana medieval, Raimundo Lulio, las glosas a las Coplas de Mingo Revulgo, la poesía comentada sufí, entre otros) cf. nuestro estudio San Juan de la Cruz y la concepción semítica del lenguaje poético (Tesis doctoral inédita, Harvard University [1974]).

 

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Advirtamos que aquí la intelección contradictoria de San Juan ni siquiera se puede explicar en términos místicos cristianos tradicionales: durante el éxtasis el alma sale de sí y a la vez entra en recogimiento dentro de sí misma (cf. VO., 631). Aquí, por el contrario, el poeta habla en términos de un mandato contradictorio de parte de Dios al alma: la rechaza (ya que no está lista para la unión) y a la vez la invita a que lleve a cabo dicha unión (ya que Dios está, como el alma, herido de amor).

 

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Una vez más, nos ocupamos de una sola de las redacciones: el códice de Alcaudete para la Subida y el códice de las Carmelitas Descalzas de Toledo para la «Llama».

 

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Hay algo sorprendente que no destaca la crítica: San Juan utiliza dos comentarios básicamente diferentes (la Subida y la Noche) para comentar un mismo poema («En una noche oscura...»). Es decir, a través de un mismo poema pretende traducir dos momentos espirituales distintos. La flexibilidad y multiplicidad semántica de su lenguaje es asombrosa: no sólo los vocablos tienen múltiples sentidos, sino que el poema mismo tiene, de entrada, dos significados diferentes.

 

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Por limitaciones de espacio no podemos considerar detenidamente las consecuencias que tiene el peculiar manejo del lenguaje de San Juan en términos de su concepción de la imagen. En sus textos poéticos el santo maneja tanto imágenes tradicionales como a base de «irracionalismo verbal» (en las que se asocia la sensación que producen los elementos comparados). Cf. el imprescindible ensayo de Carlos Bousoño, «San Juan de la Cruz, poeta "contemporáneo"», Teoría de la expresión poética (Madrid 1966). Si tomamos en su debida consideración el conjunto de los versos con las glosas que los explican, vemos cómo el autor le descubre aun nuevas dimensiones a la imagen. En primer lugar, el poeta maneja -según hemos ido viendo a lo largo de nuestro análisis- un tipo de imagen cuyos elementos constitutivos se encuentran divididos entre el verso y la prosa. Nos explicamos: el monte (vocablo del texto poético) constituye metáfora con las «virtudes» (vocablo de la prosa aclaratoria) porque ambos se parecen por su «elevación». Un elemento metafórico está en el poema, el otro, en la prosa. Para concebir y completar adecuadamente estas imágenes, tenemos que hacer una lectura dual. Hemos visto también que los puntos de apoyo de estas peculiares metáforas atienden a menudo a semejanzas parciales, débiles, inimaginables para el lector. A veces San Juan trae a colación varias semejanzas, otras, ninguna: desliza un vocablo en otro y pretende que se logre la metáfora sin aducir argumento de comparación alguno. (Cf. VO. 711). Podríamos denominar «imagen múltiple» a otro fenómeno poético que también hemos descrito: una palabra constituye simultáneamente metáfora con muchas otras (el monte era como las «virtudes», como la «alteza de Dios», como los «vicios», etc., atendiendo a distintas -y a veces, contradictorias- semejanzas entre los términos en cuestión). Enseguida veremos cómo, a la luz del prólogo al «Cántico», podemos hablar aquí también de una metáfora «infinita» o con ilimitados puntos de apoyo. Advertimos por último un tipo de imagen «circular» o tautológica. Una palabra es capaz de ser metáfora de sí misma: noche se parece a noche o es metáfora de noche por complicadas razones de semejanza, todas ellas constituyendo a su vez metáforas independientes de noche.

 

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Exégèse coranique et langage mystique (Beirut 1970).

 

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«The paradox of light and darkness in the Garden of Mystery of Shabastari», AQL (1971), 288-307.

 

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Cf. Corbin, Avicenne et le récit visionnaire (Teherán 1954) y Nasr, An Introduction to Islamic Cosmological Doctrines (Cambridge, Mass. 1964) y Three Muslim Sages: Avicenna, Suhrawardī, Ibn-'Arabī (Cambridge, Mass. 1964).

 

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Cf. Raimundo Lida, «Bergson, filósofo del lenguaje», Letras Hispánicas (México 1958), 45-99 y Lydie Adolphe, La dialectique des images chez Bergson (París 1951).

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