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ArribaAbajo- XIV -


La tristona. -La gauchada. -El indio borracho. -La vieja cautiva. -El espantado. -La vizcachera134



    Oyendo la relación
de Veja, Juana Petrona
con una cara tristona  1365
demostraba su aflición;
y Rufo, con la intención
de alegrarle el pensamiento,
le cortó al cantor el cuento,
metiéndose a la colada  1370
con la siguiente gauchada135
que correspondió a su intento.

TOLOSA

    -Ya que habló de retirada,
-59-
voy a contarle un pasaje
(y perdone que le ataje  1375
su palabra tan honrada)
de una mujer muy mentada
por linda como un primor,
con un Indio mamador136
que por la casualidá  1380
topó con esa deidá
una noche. -Pues, señor...
    Sucedió en una ocasión,
que los Indios atacaron
al Salto137 y se retiraron  1385
muy cerca de la oración,
que un Indio algo vejancón
medio mamao se metió
entre un cardal y topó
a una mujer escondida,  1390
cuasi a oscuras, y en seguida
en ancas138 se la montó.
    La hembra se dejó cargar
más callada que un difunto,
y el Pampa con ella al punto  1395
alegre echó a caminar;
y a cada rato al marchar,
pedía el Indio: «da beso»139
y dando vuelta el pescuezo
a su cautiva besaba,  1400
la cual al Indio pensaba
enternecerlo con eso.
-60-
    Seguía el Pampa y seguía
a besos que se pelaba,
mientras la marcha duraba,  1405
hasta que allá al ser de día
se dio güelta... y ¡Virgen mía!
con una vieja se halló,
tan fiera, que se espantó,
pues, sin volverla a mirar,  1410
el Indio por disparar
hasta la chuza largó.
    La vieja despatarrada
por los garrones salió
del pingo que la solfió,  1415
largándole una patada,
siendo tan afortunada
que ni el pelo le tocó;
y felizmente cayó
al pie de una vizcachera,  1420
donde más que de carrera
de cabeza se metió.
    Metida allí en lo profundo
de la covacha, rezando
se aguantaba, no pensando  1425
salir ese día al mundo;
pero, a la siesta, iracundo
un vizcachón140 la mordió,
y echando diablos salió
la vieja toda embarrada,  1430
y ansí descuajaringada141
para el Salto enderezó.
-61-
    Dos días tardó en llegar,
pero en cuanto entró a la villa
derechita a la capilla  1435
fue y se puso a confesar;
y luego entró a cavilar
sobre el susto con afán,
hasta que se fue a Luján142
y de allí al pueblo bajó,  1440
aonde de lega se entró
en las monjas de san Juan.


    De oírle a Rufo la gauchada
se riyeron fuerte y mucho,
pues cuasi se tragó el pucho143  1445
Vega en una carcajada;
pero largó la mascada,
sin tragarla, felizmente;
y, cuando estuvo al corriente
para platicar, siguió,  1450
y al Santiagueño le habló
de la manera siguiente.
-[62]-



ArribaAbajo- XV -


Rosa la Lunareja. -Los parecidos


    De esos lances, aparcero,
dijo Vega, una porción
yo también en la ocasión  1455
podría contarle al caso;
pero, si lo hago, un atraso
en mi cuento sufriré
cosa sensible, ahora que
voy en el hilo144 preciso.  1460
Siendo ansí, con su permiso,
en ese hilo seguiré.

    Porque es larga la madeja
que debo desenredar,
y no me podré ocupar  1465
de ninguna bruja vieja,
cuando de la Lunareja,
tan renombrada por bella,
debo hablarles ya, pues ella
se liga mucho a mi cuento;  1470
ansí, es preciso al momento
hacerla cair a la güella145.
-63-

    Esa fue una linda moza
que la Indiada cautivó,
y diez y ocho años vivió  1475
en cautividá penosa,
y, aunque se llamaba Rosa,
le decían Lunareja,
porque, junto de una oreja
un lunar negro tenía  1480
de forma que se le unía
con el arco de la ceja.

    Ansí mesuro era preciosa,
y tanto se parecía
a un hermano que tenía,  1485
que eran idéntica cosa
el hermano con la moza
en la cara, en el lunar,
en el pelo, en el hablar,
y en los ojos sobre todo,  1490
que eran azules de un modo
precioso y particular.

    Y por esa identidá,
que, sin duda fue evidente,
vendrá un caso en lo siguiente,  1495
en que bien se explicará
el lance o casualidá,
que a un mozo le sucedió
cierto día que se halló
apurado casualmente;  1500
y ese mozo es un teniente
del cual he de tratar yo.
-[64]-



ArribaAbajo- XVI -


El tigrero Monsalbo. -El cadáver. -Los cuervos y caranchos. -Los mastines fieles. -Gauchos antiguallos. -El bautismo de las lagunas



    Cuando de la Lunareja
contó Vega los trabajos,
ya Tolosa y el cantor,  1505
sin sentir, de trago en trago,
medio frasco de aguardiente
cuasi se habían tomado,
de manera que los dos
estaban algo apedados146.  1510
    Ansí, en chaucha147, el Santiagueño
a Vega le hizo el agravio,
no de intención pudo ser,
sino de gaucho mal criado,
pues le cortó la palabra  1515
pasándole el medio frasco
y diciéndole:

TOLOSA

-¡Por Cristo!
¡Calle, amigo! ¡Recién caigo
en que esa tal Lunareja
-65-
es de juro148, a no dudarlo,  1520
cierta viuda, de la cual
hace cosa de dos años
há que, en este mesmo sitio,
nos hizo un triste relato
un hombre tan memorista,  1525
tan escrebido y letrado,
y tan cantor como usté
que presume de afamado!


    Al oír esto Santos Vega,
se quedó allí estupeflato149,  1530
como que era en su amor propio
más puntilloso que el diablo;
pero dijo: «Aguantaré
de este animal el güascazo150
    El Santiagueño siguió  1535
diciéndole al viejo Santos.

TOLOSA

    Ese hombre, sepaseló,
ese cantor de quien le hablo,
ese versista sin par
es mi compadre Monsalbo,  1540
hijo, el único que tuvo,
allá en el siglo pasado.
en las lagunas del Tala
el guacho más antiguallo.
    En esos campos del sur,  1545
-66-
adonde se hizo afamado,
porque fue el más corajudo151,
como el más ejercitado
en matar tigres y liones,
desde que tuvo quince años,  1550
hasta que para cueriar152.
las fuerzas lo abandonaron;
por fin, de la vida el peso
al hombre lo fue encorvando,
hasta que naturalmente  1555
clavó el pico de viejazo,
sin más achaques, dijeron,
porque andaba vivo y sano.

VEGA

    ¡Mire eso! y ¡morirse al ñudo153!
Pero, alcánceme otro trago.  1560


    -¡Pues no! dijo el Santiagueño;
y él también empinó el frasco.

TOLOSA

    Pues, como le iba diciendo,
la tal muerte de Monsalbo
decían que era castigo,  1565
porque andaba vivo y sano.
Mas, como para morirse,
es achaque necesario
y principal estar vivo,
de vivo... muerto a Monsalbo  1570
-67-
dos gauchos por un casual
entre las pajas lo hallaron.
    Ese casual fue debido
a que esos mesmos dos gauchos,
aunque el tigrero vivía  1575
en un bañao solitario,
como escondido, porque era
de carácter muy huraño,
tan de una vez se perdió
de vista, que sospecharon  1580
que el viejo se habría muerto;
cosa de que no dudaron
por el indicio infalible
que allí ciertos pajarracos
dieron, dejándose ver  1585
tres días revoletiando
al aire sobre el pajal
más tupido del bañado,
donde el tigrero vivía
solito en su pobre rancho.  1590

VEGA

    ¡Pero allí, su triste vida
se la pasaría a tragos,
a los que, sigún sus mentas154,
era muy aficionado!
    En fin, que Dios lo perdone  1595
y lo tenga en su descanso,
mientras nosotros aquí
seguimos besando el frasco
-68-
a salú de su compadre,
ese profundo Monsalbo  1600
sin pareja!...

TOLOSA

Sí, señor;
y, como le iba contando,
diz que sobre ese pajal
los cuervos y los caranchos155
andaban dando graznidos  1605
al viento desde muy alto,
luego que al dijunto viejo
le sintieron el olfato.
    ¡Ya se ve! era peliagudo
y mucho mas que arriejado  1610
bajar a echarle las garras
al muerto, porque ni el diablo,
con todo su poderío,
se habría determinado
a acercarse a la osamenta  1615
del dijunto, sin embargo
de que el tigrero murió,
sigún dicen, condenado.
    Pero; ¡Cristo! ¿Qué demonios,
qué cuervos, in qué caranchos  1620
se arrimaban a un cadáver,
que estaba tan escoltado
como se hallaba el tigrero,
piadosamente rodiado
do sus perros doloridos?...  1625
-69-
que allí después de enterrado,
al pie de la sepultura,
donde sólo le plantaron
una cruz de duraznillo156,
los mastines se quedaron  1630
inmóviles día y noche
lastimosamente aullando;
hasta que de hambre y flacura,
indefensos y postrados,
de a uno por uno los tigres  1635
a todos los devoraron.
    Luego desde el mesmo día
que allí al viejo sepultaron,
a las lagunas del Tala,
en memoria del finado,  1640
todo bicho157 hasta hoy las llama
las lagunas de Monsalbo.
    Ese nombre mi compadre,
que está muy bien informado
de las cosas de aquel tiempo  1645
y de nada se ha olvidado,
dice que se lo pusieron,
en el sur, aquellos gauchos
Rojas, Morales, Colman,
el viejo Nutria, Orellano,  1650
Góngora, Báez, Lechuza,
hombres todos arltiguallos
nutrieros, pero diablón...
ninguno como Monsalbo.
-70-
    Luego, tocante a cantores,  1655
mi compadre dijo claro
que no ha salido hasta el día,
ni saldrá entre muchos años,
un cantor como Lechuza,
que nació y murió payando,  1660
de contrapunto, con todos
de improviso concertando158;
sin que a ningún payador,
de todos los afamados,
le reculara Lechuza  1665
la pisada de un chimango159.
    ¡Santa Bárbara! ¡Qué truco
para alguno, háganse cargo!


    Santos Vega que pensaba
que, de Salomón abajo,  1670
en la redondez del mundo
jamás había pisado
un payador de su laya,
pues que habría revolcado
no sólo a santa Cecilia,  1675
sino al diablo coronado,
se le hizo el sordo a Tolosa,
y le aguantó el lechuzazo;
pero dijo en sus adentros
«Ahora lo verás, bellaco,  1680
si no te hago relinchar
como bagual encelado.»
Ansí, con sangre en el ojo,
-71-
pretextó echar otro trago,
y al punto díjole a Rufo:  1685
    -Amigo, se va explicando
muy lindamente en su cuento,
aunque es un triste relato,
como dijo usté, y por eso yo
estaba ya apichonado  1690
y a punto de lagrimiar,
a no haberme consolado
el verle a su patroncita
de la pantorrilla abajo;
aunque se la había visto  1695
cuando la monté...

TOLOSA

¡Barajo!
¿Cómo cuando la montó?
A ver, explíquese claro.

VEGA

    Sí, pues, cuando la monté
en ancas de mi caballo,  1700
y entonces por un descuido,
o de presumida acaso,
me amostró esa preciosura.
Y eso ¿qué tiene de raro?
¡Si ansí son todas las hembras!...  1705
porque, al fin, Dios les ha dado
lo lindo para lucirlo.
Ansí, al verle lo de abajo,
-72-
dije yo por un deseo:
¡Ah, pieses! ¡para un malambo160  1710
conmigo, que todavía
no estoy del todo olvidado!
¿Qué me dice, patroncita?
No me hará un escobillado161,
al pedirle este favor,  1715
desde que la estimo tanto?

JUANA

    ¡Cómo no, si se lo haré!
aunque ruempa mis zapatos,
que es todo lo que me ha visto
al montarme en su bragado.  1720
Lo demás de alabancioso
creo que usté lo ha inventado;
pero, como lo aprecco,
de sus bromas no hago caso;
y, siendo así, bailaremos  1725
cuando sea de su agrado.

TOLOSA

    ¡La pu... cha! ¿qué decís, Rosa?
Y mi cuento... ¡voto al diablo!
no me lo dejan concluir
por echar un zapatiado?  1730

VEGA

    Escuche, amigo Tolosa;
usté nos hace un agravio,
-73-
si cree que su mujercita,
ni yo mesmo, prefieramos
otro placer a su cuento,  1735
en el que usté ha demostrado,
con cacúmen y memoria,
que no es un hombre negado.
Para bailar sobra tiempo;
siga no más su relato,  1740
que es lindo, aunque nos contrista.
Ansí luego, en acabando,
usté debe permitirme
el que yo, con el changango162,
acá con la patroncita  1745
echemos penas a un lado.
Con que ansí, amigo Tolosa,
siga el cuento de Monsalbo.

TOLOSA

    Bueno, amigo, le haré el gusto,
seguiré luego; entre tanto  1750
refrescaré la memoria
mientras que pito un cigarro.

JUANA

    Justamente, dijo Rosa;
decansá, Rufo, pitando;
y usté, don Vega, si gusta  1755
que bailemos de aquí a un rato,
cánteme alguna cosita
antes de nuestro malambo.
-74-

VEGA

    ¡Pues no, cielo! ¡en el momento!


Dijo el cantor; y templando  1760
la guitarra, se dispuso
a darle un picón amaro
al Santiagueño, en desquite
de aquel brutal lechuzazo.
    A este fin, cantó en seguida  1765
las coplas de más abajo.

VEGA

    «Si para explicarte aquí
el amor que te reservo,
faltan a mi lengua voces,
ojos elocuentes tengo.»  1770


    (Y Santos la miró a Rosa,
y a él lo miró el Santiagueño.)


    «Mis ojos pueden decirte
lo que oculta mi silencio,
sin que una muda expresión  1775
pueda ofender tu respeto.»


    (Volvió Vega a ver a Rosa,
y a él lo vido el Santiagueño.)


    «Puertas son por donde el alma,
con distintos movimientos,  1780
publica del corazón
los más ocultos secretos;
    Y, aunque en las voces no explique
los sentimientos del pecho,
-75-
te estoy diciendo mi amor  1785
sólo con estarte viendo.»


    (Y Vega miraba a Juana;
y a él lo miró el Santiagueño,
mostrándole a la evidencia
la comezón de los celos.)  1790

JUANA

    ¡Ay! señor, qué preciosura,
¡qué expresivos los versos!
¿No te parece, marido?

TOLOSA

    Que te gustan, ya lo veo;
sólo quisiera saber  1795
de quién son esos compuestos163.

VEGA

    De Lechuza, el afamado,
de quien dijo usté, aparcero,
el que a naides lo cedía
cuando cantaba, en su tiempo,  1800
la pisada de un chimango
a payador ni a coplero.

TOLOSA

    Ansí dijo mi compadre
Monsalbo, al que me refiero.
Y, pues que ya he descansao,  1805
-76-
voy a dar fin a mi cuento...
Digo, si me lo permiten.

VEGA

    ¡Cómo no! Siga, aparcero;
pero no se precitripe164,
ni se turbe, se lo ruego.  1810


    Ahora verán la malicia
con que siguió el Santiagueño.



ArribaAbajo- XVII -


De gaucho a gaucho. -La borrachera. -¡Adiós diablos! -Los dicharachos. -El contrapunto. -La malicia



    Es cosa cierta y sabida
que al juntarse dos paisanos,
para tomar la mañana  1815
o hacer las once165 en el campo;
por más amigos que sean,
cuando apuran mucho el trago
y se les va la bebida
a la cabeza, ¡adiós, diablos!  1820
-77-
la amistá y el parentesco,
el respeto al compadrazgo,
las promesas de cariño,
todo eso lo echan a un lado,
y solo a contrapuntiarse  1825
se sienten ya preparados.
    Ansí fue que esa mañana
muy formales se sentaron
Rufo y Vega a platicar;
mas, luego que se vaciaron  1830
de aguardiente una limeta,
al punto que se templaron
ya les entró el hozmigueo;
y como estaba encelado
por el canto el Santiagueño,  1835
ansí como el gaucho Santos,
ofendido en su amor propio,
se hallaba más que picado
por las muchas indireutas
que ya le había soltado  1840
Rufo, en las ponderaciones
con que lo pintó a Monsalbo
y a Lechuza el payador...
Vega y Rufo principiaron
con malicia entre uno y otro  1845
a decirse dicharachos,
y a mirarse haciendo gestos,
torciendo la boca a un lado,
con los demás ademanes
que saben hacer les gauchos,  1850
desde luego que se ponen
de la cabeza pesados...
lo que llaman divertirse.
-78-
    Velay pues, en ese estado
se pusieron ese día  1855
Tolosa y el viejo Santos:
inquietos y cosquillosos,
y más que todo, deseando
retrucarse el uno al otro,
al menor equivocado.  1860
Pero, a decir la verdá,
Veja estaba más pesado
de la cabeza, al istante
en que Rufo, continuando
de la Lunareja el cuento,  1865
soltó en chaucha166 un dicharacho,
que verán más adelante;
y oigan cómo vino el caso.
    Después de que el Santiagueño
antes descansó pitando,  1870
y que Vega le pidió,
fingiéndose interesado,
en que prosiguiera el cuento
del menorista Monsalbo;
Tolosa, también fingiendo  1875
seguirlo de buen agrado,
díjoles a Vega y Juana
Prosigo pues... Y echó un trago.

TOLOSA

    Como les iba diciendo
en ese triste relato,  1880
mi compadre nos contó
que, adonde la cautivaron
-79-
a la Lunareja, fue
en la villa de los Ranchos;
y diz que, ese mesmo día,  1885
los Pampas le difuntiaron
allí mesmo sin piedá
al marido, que era un guapo.
capitán de los dragones;
pero al infeliz lo hallaron  1890
con una pierna quebrada,
y en la cama lo mataron.
Luego, allí mesmo los Indios
a su madre la chuciaron...

VEGA

    ¡A la suya chuciarían!  1895
porque a la mía, ¡barajo!
no la cogieron los Indios
ni a cien leguas de los Ranchos,
porque era santafecina167;
y sin salir de su pago,  1900
que fue la mesma ciudá,
al cumplir vencidos años,
cuando era yo tan chiquito
que me dejaba ganando
por irse a sus devociones,  1905
murió moza, de un empacho
de un choclo168 con requesón,
que un bendito franciscano
al confesaría una siesta
le dio en el confisonario.  1910
-80-

TOLOSA

    ¡La gran punta y truco al choclo,
al requesón y al empacho!
Pero, amigo, por las dudas,
dígame: ¿usté es Paraguayo, o
Tarijeño169?

VEGA

Soy Puntano170.
 1915

TOLOSA

    Por eso tan puntiagudas
cuchufletas me ha soltado
endenantes, cuando quise
decirle, derecho y claro,
que a la madre de la viuda  1920
a chuzazos la mataron;
no a la suya, ni a la mía.
¡Ah, viejito vivaracho!

VEGA

   ¡Diaónde he de ser, si no tengo
ni cosquillas! Pero, veamos  1925
si tiene usté fundamento
al darme ese titulado,
mientras yo veo que usté
sabe largarse a lo gaucho;
-81-
pues, cuando menos pensé,  1930
me soltó ese chajuarazo
de la «chuciada a su madre
en la villa de los Ranchos,»
por lo que yo corcovié
con fundamento sobrado.  1935

TOLOSA

    Corcovió de cosquilloso.

VEGA

    ¡Qué cosquillas, ni qué diablos!
Lo mesmo habría hecho usté,
si hubiese estao en mi caso,
o habría hecho otro cualquiera;  1940
y sino, escuche, paisano,
le haré una comparación.
    Si usté muenta171 en un caballo,
en el cual tiene confianza
por ser de su silla y manso,  1945
como aquel en que lo vide
el otro día montado,
o en cualesquier mancarrón;
si usté muenta y sale al tranco
a pasar con un amigo,  1950
con el cual va platicando
formalmente y de manera
que sigue usté paso a paso,
de modo que el mancarrón
va tranquilo morronguiando172...  1955
-82-
dígame: si de improviso
le pega usté un rebencazo
y le cruza las verijas173,
¿el pingo más aporriado,
más humilde y sufridor,  1960
no mosquea, y de un colazo
le retruca?... y, si es coludo
como usté...

TOLOSA

¡Cómo yo!

VEGA

    Déjeme hablar, ¡voto al diablo!
coludo, iba yo a decir,  1965
como usté sabe montarlos,
porque la cola le he visto...

TOLOSA

¡A mí, cola!

VEGA

Al rabicano
se la vide en la tapera,
allá adonde nos apiamos;  1970
y adonde del maniador
me acerqué a desenredarlo,
y vide que le pasaba
-83-
de las ranillas174 abajo.
¡Qué cola! Ansí al caminar,  1975
como una reja de arado
surcos hacía en el suelo,
y hasta abrojos vino alzando,
que usté se los arrancó
luego, aquí al desensillarlo.  1980
¿No es verdá? Respuéndame.

TOLOSA

    Es verdá; pero, entre tanto,
más cierto es y más notorio
que usté se va destapando175
en vivezas, las que yo  1985
se las he de ir retrucando,
pico a pico, y tiro a tiro,
a la fija, sin embargo
de que usté, ya se lo dije,
es viejito vivaracho,  1990
y me lleva la ventaja
de que, siendo veterano,
a pelo le ha de venir
aquel refrán antiguallo,
que de un modo incontestable  1995
dice, corto, lindo y claro,
de que, «el diablo sabe más
por viejo, que por ser diablo.»

VEGA

    Salga, amigo, no eche pelos
-84-
en la leche, deje a un lado  2000
todas esas aprensiones
al ñudo; vamos al grano.
¿Qué se propone decirme
con todo ese preludiado?

TOLOSA

    A eso voy; pero, ¡por Cristo!  2005
no me salga usté chuliando
si me turbo en algún dicho,
como hizo hace poco rato,
cuando en su comparación,
aquella del pingo manso,  2010
me prendió muy suavemente
la cola del rabicano:
gauchada que le agradezco,
porque el salir de un engaño
me hizo; y le voy a decir  2015
del error que me ha sacado
con respecto a liviandades.
Escúcheme, pues, paisano.
    Ayer sobre una alcachofa
de cardo seco en el campo  2020
yo vide, sobre sus güevos,
dejarse cair un carancho
como usté...

VEGA

¡Como su agüelo!

TOLOSA

    ¡Otra güelta, voto al diablo!
-85-
Como usté debe haber visto,  2025
no digo uno, sino varios.
    Bueno, pues; todos sabemos
muy bien que esos pajarracos
no pesan lo que un chingolo176,
sino que son muy pesados,  2030
lo mesmo que sus nidadas;
ansí, no sé cómo diablos
a esa doble pesadez
la apuntala un solo tallo,
débil, güeco, quebradizo;  2035
y de yapa177 coronado
de la rueda de alcachofas
donde se anida el carancho.
Pues allí se deja cair
de golpe, desde muy alto,  2040
con tal maña y suavidá
que apenas se duebla178 el cardo.
    Ha visto, amigo, una cosa
más almirable en el campo?
Y dígame: ¿le parece  2045
esa suavidá un milagro?
Pues a mí no me parece
tan almirable ese caso,
porque, como antes le dije,
he salido de un engaño,  2050
y estoy más que convencido
que no es tan suave un carancho,
al echarse en su nidada,
-86-
al vuelo, de lo más alto,
como usté cuando a lo zorro  2055
se le echa encima a un cristiano.

VEGA

    ¡Ja, ja, ja! Ríase, amigo,
no haga en adelante caso
de palabras que yo suelte
sin intención de agraviarlo...  2060
Y permítame, si gusta,
continuar mi preguntado,
aquel que usté me cortó
con sus güevos de carancho.

TOLOSA

    Corriente, amigo, prosiga,  2065
como fuere de su agrado.

VEGA

    Pues, señor, yo iba diciendo...
¿Por dónde ibas, viejo Santos?
¡Ah! y, si es coludo el rocín
y en la cola ha levantado,  2070
o la trai sucia por sí,
de aquella especie de emplasto
de trébol fresco y purgante
con que se aguacha179 el ganado,
hasta que como aguacero  2075
de tortillas cubre el campo,
¿qué sucede?... Claro está
sucede que del colazo
-87-
le echa el pingo una rociada
que lo deja a usté sahumado,  2080
y sin ganas de pegarle
de improviso otro guascazo,
como aquel de la chuciada
de los Indios en los Ranchos.
    Con que, basta con lo dicho;  2085
ya nos hemos retrucado.
Vámonos, pues, a baraja,
y, como güenos paisanos,
acábese el tiroteo,
y quedémonos a mano.  2090
    Eso sí, me hará el favor
de proseguir su relato,
aquel de la Lunareja,
porque es lindo y de mi agrado.

TOLOSA

    Bueno, pues; proseguiré  2095
por el tenor de Monsalbo,
y, como le iba diciendo,
a chuzazos le mataron
la madre a la Lunareja,
el marido y el cuñado  2100
como quisieron matarle
a un hijito de dos años,
al tiempo que felizmente
como del cielo bajado
el cacique Cocomel,  2105
Indio poderoso y guapo,
y a quien naides lo tachó
de cruel ni de sanguinario,
-88-
llegose; y, viendo a la viuda
que la traiban arrastrando  2110
dos Indios por arrancarle
el chiquito de los brazos,
como un tigre, Cocomel
saltó al suelo del caballo,
echó mano a la cintura,  2115
y alzando veloz el brazo
con una bola perdida180
al Indio más emperrado
junto al mesmito cogote
le dio tan feroz bolazo,  2120
que allí lo dejó en el suelo
redondo como mataco181.
    El otro Indio, por supuesto,
largó a la viuda espantado,
después que hasta la cintura  2125
ya la habían desnudado.
    Al verla ansí Cocomel
desprendiose del quillango182,
acercose a la infeliz
que se había desmayado;  2130
la tapó compadecido,
y de su beldá prendado
la miró contemplativo.
-89-
    De ahí, como venía al mando
de toda la Indiada, altivo,  2135
a todos amenazando,
les ordenó respetar
a la cautiva, y que, cuando
se alentara, con su hijito
la llevasen a su lado;  2140
porque ya esos dos cautivos
quedaban bajo su amparo:
orden que un capitanejo
de cumplir quedó encargado.
    Luego, en esa mesma tarde  2145
los Indios se retiraron;
y el cacique a su cautiva
se la llevó muy prendado
para casarse con ella,
a lo Pampa enamorado;  2150
de manera que a sus toldos
llegó Cocomel casado.
    De la viuda, desde entonces,
dice el amigo Monsalbo,
que no sabe si han habido  2155
noticias por estos pagos;
pero, de su hijo el cautivo,
al cumplir diez y seis años,
diz que allá entre los salvajes
fue el cacique renegado;  2160
y eso, dice mi compadre,
que de dizque no ha pasado,
pues ni de la Lunareja,
desde que la cautivaron,
hasta hoy no han vuelto a tener  2165
más noticias en los Ranchos.
-90-
    Ahora deseo saber,
por curiosidá, paisano,
si es esta la Lunareja
de que usté iba a decir algo.  2170

VEGA

    Es la mesma; y diré sólo
que su compadre Monsalbo
del fin que tuvo esa viuda
y su hijo no está informado,
siendo ese fin lo más lindo  2175
que aquí debió haber contado;
pero yo les contaré
eso, cuando llegue el caso,
y verán que Dios es grande
y asombroso en sus milagros.  2180
    Antes de eso, me parece
que...

TOLOSA

Tomemos un amargo,
porque a mí ya como a loro
la lengua se me ha secado;
y usté, para proseguir,  2185
necesita algún descanso.


    En efeuto; luego allí
una caldera secaron,
y acabada, el payador
dijo: -pues, señor, sigamos.  2190
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