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571

En la refundición que la Avellaneda hizo de esta tragedia cambióle este título por el de Munio Alfonso. Habíale dado el primero para distinguir a este personaje histórico, cuyo nombre popular fue el de Nuno Alfonso, de Alfonso Munio, padre del mismo, y de otro Alfonso Munio de la misma familia, el cual se cuenta entre los ascendientes de nuestra autora. Las fuentes a que acudió para escribir esta obra fueron: Dignidades seglares del Dr. Salazar de Mendoza. Historia del Emperador Alfonso VII, del cronista D. Prudencio de Sandoval. Nobiliario, de Fray Jerónimo Román de la Higuera, sobre los linajes de Toledo. Historia de África, de D. Luis de Mármol. Árabes de España, de Conde, y en particular el libro intitulado Ascendencia ilustre, gloriosos hechos y posteridad noble del famoso Nuño Alfonso, Alcayde de Toledo, Príncipe de su milicia y rico-home de Castilla, de D. Rodrigo Méndez y Silva. Corrieron las primeras representaciones de esta tragedia a cargo de Bárbara y Teodora Lamadrid, Latorre, Lumbreras, Barroso, etc. (Véase Prefacio a Munio Alfonso en Obras literarias... G. G. de Avellaneda, t.º II, Madrid, 1869).

 

572

A cargo de Julián Romea, Bárbara Lamadrid, Matilde Díez, Luna, Pizarroso, Lumbreras, etc.

 

573

Representado por primera vez en el teatro del Príncipe el 27 de Octubre de 1850, por Matilde Díez, Pérez, Romea, Pizarroso, Calvo, Alverá, etc.

 

574

«Tragedia bíblica» en la primera edición.

 

575

En 1849, por las hermanas Lamadrid, Srta. Noriega y señores Valero, Arjona, Calvo, Lumbreras, Pizarroso, Sobrado, Alverá, etc.

 

576

Obras literarias de G. G. de Avellaneda, t.º II, pág. 214.

 

577

Véase Historia del teatro español, por N. Díez de Escovar y F. de P. Lasso de la Vega, t.º II, pág. 64.

 

578

La Concepción Rodríguez, interpretó el papel de Elda, la Sra. Martín el de Nitócris y los señores Valero, Calvo, Mora y Bermonet los de Baltasar, Joaquín, Rubén y el profeta Daniel. Julio Nombela en sus Impresiones y recuerdos, t.º II, pág. 419 y sigtes., refiere con todo detalle el incidente ocurrido con motivo del estreno de esta obra entre un tal Antonio de Rivera y el esposo de la Avellaneda, D. Domingo Verdugo, así como las terribles consecuencias que tuvo.

 

579

Obras completas, vol. XX (Madrid, 1909), pág. 85.

 

580

Rey impío, le llamó Jenofonte.