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101

Otto Bird (1959) proporciona más argumentos al respecto y cita una pregunta retórica de Peirce: «¿Cuál es la función propia del hombre si no es dar cuerpo a ideas   —198→   generales en creaciones de arte, en instrumentos, y sobre todo en la cognición teórica?» (CP: 6.476, 1908).

 

102

Esta dinámica textual ha sido efectivamente demostrada en Machado, Veiga Filho, Gatti y Santaella Braga (1984), originalmente un estudio de investigación por encargo del Ministerio de Agricultura del Estado de São Paulo, Brasil.

 

103

Merrell (1982: 163, n. 2) añade a esto que «la premisa del texto puede estar y normalmente lo está implícita debido a su inevitable incrustación».

 

104

Más sobre este tema en Gorlée (1994: 56-61).

 

105

El libro de Starobinski espera aún una edición crítica y una traducción correcta al español. Para un estudio detallado del proceso de recepción y crítica de los Cahiers, véase Rodríguez (1997).

 

106

Para el estudio de las tres dimensiones de representamina, Hocutt (1960). La icogénesis puede ser estudiada en Uexküll (1986) y en Ransdell (1969, 1986).

 

107

Debo este ejemplo a la pericia de Jaime Climent, alumno en la Universidad de Alicante.

 

108

Véase, en cuanto a la formación mitológica de A. Machado y a su poética anagramática, Herrero (1996).

 

109

Ésta y las anteriores observaciones de Wittgenstein acerca de las imágenes y de su valor como prueba abductiva han sido comentadas en Herrero (1988: 33-34, 66).

 

110

Los nombres de Panofsky y Merleau-Ponty citados tienen sólo un valor de botón de muestra que representan a otros muchos estudiosos sobre el tema, no ocurre así con   —218→   el nombre de Hall, quien rebasa con mucho este valor de muestra, por cuanto fue el acuñador del término que empleamos, «proxémicas», como él mismo postula: «Para expresar las observaciones, interrelaciones y teorías referentes que el hombre hace del espacio como efecto de una elaboración especializada de la cultura a que pertenece, he acuñado el término de «proxemística» (1973: 15), aunque seguidamente expresa su deuda en cuanto al concepto con Frank Boas. La importancia que tratamos de otorgar a Hall en esta nota, en relación con el tema del artículo, crece si añadimos que también se ocupó de analizar el papel de los códigos espaciales en la literatura (Hall, 1973: 151 ss.).