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141

Cito por M. Rector y A. R. Trinta (1985: 37-47).

 

142

Ver al respecto el excelente libro de Graciela Reyes, Polifonía textual. La citación en el relato literario (Madrid: Gredos, 1984).

 

143

M. Bajtín, The dialogic imagination (Austin: University of Texas Press, 1981).

 

144

La importancia del formalismo para la teoría literaria había sido ya objeto del texto clave de García Berrio (1973).

 

145

Lectura causalista que no tiene por qué ser inadecuada y cuyo primer artífice fue el mismo Eichenbaum con su texto de 1925 «La teoría del método formal». Para este autor, este concepto abrió el camino para un estudio de la forma: por su parte, la idea jakobsoniana de «literaturnost» o literariedad, mucho más elaborada, arranca de un desarrollo y complejización de la «ostranenie». Pero el propio Tinianov escribiría en 1923 su texto «La noción de construcción» en el que insiste sobre el aspecto integrativo. Lejos parece quedar el aspecto rupturista al que deseamos consagrar este escrito.

 

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El mismo Tinianov señalaba en su texto de 1924 «El ritmo como factor constructivo del verso» (1975: 26) que el factor evidenciado deforma también los subordinados.

 

147

Recuérdese que Pozuelo (1988) ya señaló con detalle el valor de la desviación en las poéticas clásicas.

 

148

La misma metáfora organicista es elocuente de cuanto decimos: concibe la obra de arte como un organismo vivo y postula para ella un sentido biológico y funcional de sus componentes.

 

149

Fueron George Grosz y Heartfield quienes usaron en alemán el neologismo MONTIEREN para dar cuenta de este experimento.

 

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Las insistentes referencias al deporte en la poética brechtiana y las que remiten al circo en el montaje de las atracciones eisensteiniano son elocuentes de hasta qué punto estos fermentos penetraron incluso el espectáculo teatral culto y revolucionario. La teoría de Benjamín sobre el teatro épico brechtiano se organiza sistemáticamente sobre los signos del montaje, a saber: interrupción y shock (Benjamín, 1975).