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ArribaAbajo[XXIV] (Veletas)

El viento personificaba la fortuna porque movía el velamen de los barcos para trasladarlos de puerto en puerto; de acuerdo a la velocidad del transporte realizado, radicaría el valor o merma de los géneros o mercaderías transportadas. Las veletas de esta octava real se refieren a las veletas de las muchas torres de iglesias que existen en Orihuela, anotada con una alusión perifrástica con «Danzarinas en vértices cristianos / injertadas» (v. 1). Evidentemente, las veletas son instrumentos que se colocan en lo alto de las torres para indicar la dirección del viento, generalmente con la figura de un gallo, porque ya dijimos que el gallo simboliza a Cristo. La referencia a de «bakeres más viüdas,/» -apunta Sánchez Vidal que bakeres se refiere a Josephine Baker, negra, viuda y bailarina como una veleta danzarina. «La Baker» como le llamaban en el mundo del espectáculo nació en San Luis (Missouri) en 1906 y falleció en 1975.

En Perito en lunas no podía faltar una alusión a los gitanos, y menos en un poemario que nos habla del Mediterráneo meridional, en tres ocasiones aparecen los gitanos, una en la octava XVI, en ésta y en la XXIX que además lleva el título de (Gitanas). Miguel debió pensar que al nombrarlos quería mostrar algunos aspectos del folclore oriolano, y de este modo, evocaría en el lector el Romancero gitano de Federico García Lorca.

A causa del nomadeo o constantes migraciones de estas personas, la octava los equipara con las veletas «que danzan con los vientos, ya gitanos [...]», además que adjetiva a la veleta con «danzarinas» (verso 1), con alusión al baile flamenco, arte muy extendido, así como su cante jondo y a las mitificaciones del duende, como a las guitarras quejumbrosas de divino Paco de Lucía, quien ha ganado el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Continúa el verso 4 con: «ya gitanos / de palmas y campanas» como expertos bailarines y palmeros (como tocadores de palmas), que siguiendo la línea poética de Lorca los vemos en Romancero Gitano, campanas podrían referirse al color bronce de su piel. «Por el olivar venían, / bronce y sueño, los gitanos», o al oficio de la fragua. Pero además con Miguel no nos podemos fiar y hemos de recoger también la posibilidad de la alegría de los gitanos con el símil de un Domingo de Ramos de palmas y el sonar de las campanas.

En la segunda parte de la octava real, aprecio elementos connotativos del color negro (por hierro), y en «hacen los vientos gestos planos» (la colisión del viento con el plano de la veleta).

En la ilustración vemos una veleta de hierro forjado en una fragua sobre una cúpula de las típicas del levante español, que por lo general, han sido construidas con tejas de cerámica vidriada en un azul ultramar con algunos que otros colores. La veleta presenta una geometría moderna, por lo general, antiguamente, era una flecha o un gallo, por la alusión al amanecer del día y al gallo que cantó tres veces antes de que Pedro negara a Cristo.

Las veletas



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