31
Paz, Octavio, Las peras del olmo, Barcelona, 1971, págs. 34-58. Cita pág. 47.
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«Tendiendo las espaldas, bien abiertos los ojos, abandonando durante algunas horas todo cuidado humano, me entregué desde la noche hasta el alba a ese mundo de llama y cristal. Fue el más hermoso de mis viajes [...]. El éxtasis de la noche siria fue extrañamente lúcido [...]. Algunos años después de la muerte habría de convertirse en objeto de mi contemplación constante [...]. Pero la noche siria representa mi parte consciente de inmortalidad». Yourcenar, Marguerite, Memorias de Adriano, Barcelona, Edhasa, 1982, págs. 124-125.
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«Yo, la peor del mundo. Soy la peor que ha habido. Juana Inés de la Cruz, la más indigna e ingrata, criatura de cuantas vio nuestra omnipotencia y la más desconocida de cuantas creó vuestro amor». Tal es la «petición que en forma casuística presentó al tribunal divino la Madre Juana Inés de la Cruz, para impetrar perdón de sus culpas». Recogido por Nervo, Amado, Juana de Asbaje, en Obras completas de Amado Nervo, Madrid, 1967, tomo II, págs. 433-491; cap. XIV «Su muerte», pág. 488.