La gruta de las maravillas. -La achirana del Inca. -Por beber en copa de oro. -Carta canta. -Una excomunión famosa. -Aceituna, una. -Oficiosidad no agradecida. -La endemoniada. -Puesto en el burro... aguantar los azotes. -Esquive vivir en Quive. -El cáliz de Santo Toribio. -Una aventura del virrey-poeta. -Los azulejos de San Francisco. -¡A Iglesia me llamo! -El caballero de la Virgen. -Al hombre por la palabra. -Traslado a Judas. -No hay mal que por bien no venga. -Después de Dios, Quirós. -Los apóstoles y la Magdalena. -Cada uno manda en su casa. -El alma de fray Venancio. -El cigarrero de Huacho. -Capricho de limeña. -La
trenza de sus cabellos. -Un reo de inquisición. -Por una misa. -De asta y rejón. -El latín de una limeña. -Los argumentos del corregidor. -Un escudo de armas. -Un camarón. -Santiago Volador. -Sabio como Chavarría. -La niña del antojo. -La llorona del Viernes Santo. -¡A nadar, peces! -Un capítulo de frailes. -Conversión de un libertino. -Más malo que Calleja. -El Rey del Monte. -Dónde y cómo el diablo perdió el poncho. -Johán de la Coba. -Tras la tragedia el sainete.
| Dios te guarde, lector, que asaz benévolo | | | | acoges de mi pluma baladí | | | | las tristes producciones, que algún émulo | | | | dirá pueden arder en un candil. | | |
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| Muy poco me ha picado la tarántula | | | | que llaman los humanos vanidad. | | | | Yo escribo... porque sí -razón potísima, | | | | tras ella las demás están de más. | | |
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| El hombre no ha de ser como los pájaros, | | | | que vuelan sin dejar su huella en pos. | | | | ¿Quién sube si me espera fama póstuma? | | | | De menos ¡vive Dios! nos hizo Dios. | | |
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| Yo sé que no se engaña, ¡voto al chápiro!, | | | | de botones adentro un escritor, | | | | y sé que mis leyendas humildísimas | | | | no pueden hacer sombra a ningún sol. | | |
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| ¡Y hay tantos soles en mi patria espléndida, | | | | y tanto y tanto genio sin rival!... | | | | Por eso yo, que peco de raquítico. | | | | les dejé el paso franco y me hice atrás. | | |
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| Y pues ninguno en la conseja histórica | | | | quiso meter la literaria hoz, | | | | yo me dije: -señores, sin escrúpulo | | | | aquí si que no peco, aquí estoy yo. | | |
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| Fue mi embeleso, desde que era párvulo, | | | | más que en el hoy vivir en el ayer; | | | | y en competencia con las ratas pérfidas, | | | | a roer antiguallas me lancé. | | |
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| ¡Cuánto es mejor vivir, dijo un filósofo, | | | | en los tiempos que fueron! -Gran vendad. | | | | Lector, si no te aburres con mi plática | | | | permíteme la murria desfogar. | | |
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| Tantas, en el presente, crudelísimas, | | | | amargas decepciones coseché | | | | que, a escribirlas, el alma por la péñola | | | | gota tras gota destilara hiel. | | |
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| Pero, a fe, que importárale un carámbane | | | | al egoísta mundo mi aflicción, | | | | y yo no quiero dar el espectáculo | | | | de poner en escena mi dolor. | | |
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| Y ya en prosa, ya en verso, de mi gárrula | | | | pluma, años hace, no se escapa un ¡ay! | | | | y para enmascarar mi pobre espíritu | | | | recurro de la broma al antifaz. | | |
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| Dejémonos de obtusos y rectángulos... | | | | ¿Quién no lleva en el alma espinas mil? | | | | Toda, toda existencia es un epigrama | | | | cupo chiste mejor está en morir. | | |
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| Y el mundo que es del oropel idólatra, | | | | que no ve más allá de su nariz, | | | | dice, atendiendo a mi festiva cháchara: | | | | -¡Pues, señor, este prójimo es feliz! | | |
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| Dice bien. Cuando luce en los periódicos | | | | tanto dolor rimado, en puridad | | | | que ganas dan de contestar al pánfilo: | | | | -Péguese un tiro y déjenos en paz. | | |
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—8→
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| Y luego, ¿qué provecho, en buen análisis, | | | | saca la sociedad de que a un malsín | | | | lo engañe una pindonga semitísica, | | | | dando a otro quídam el ansiado sí? | | |
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| ¿A qué nos viene usted contando algórgoras | | | | que a su almohada no más debe contar? | | | | No estamos para lágrimas, y rásquese, | | | | mi amigo, si le pica el alacrán. | | |
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| ¿Ni qué nos va ni viene en el intríngulis | | | | de esos que dicen llenos de candor: | | | | -Cruzo de la existencia por el báratro | | | | más dolorido que el doliente Job? | | |
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| ¿No es tontuna quejarse porque un mísero | | | | encuentre, en el amor y en la amistad, | | | | escondido un almácigo de víboras? | | | | Esas cosas son viejas como Adán. | | |
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| Precisamente los que vierten lágrimas | | | | en el papel, en mi concepto, son | | | | contrabandistas del pesar, ridículos | | | | histriones que remedan el dolor. | | |
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| Basta. En buena hora sigan los románticos | | | | lanzando de gemidos un tropel: | | | | para mí, el mundo pícaro es poético, | | | | poco en el hoy y mucho en el ayer. | | |
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| En la que se halla lejos, un magnético | | | | hechizo encuentra siempre el corazón; | | | | pues dóranlo las luces de un crepúsculo | | | | más bello que del alba el arrebol... | | |
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| ¡Oh! Dejadme vivir con las fantásticas | | | | o reales memorias de otra edad, | | | | y mamotretos compulsar solícito, | | | | y mezclar la ficción con la verdad. | | |
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| Y evocar a los muertos de sus túmulos, | | | | y sacar sus trapillos a lucir, | | | | y narrar sus historias, ya ridículas, | | | | ya serias, ya con brillo o sin barniz. | | |
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| Que en el siglo presente y los pretéritos | | | | siempre irán en consorcio el bien y el mal, | | | | y si en éstos de malo hubo muchísimo, | | | | en el otro de bueno mucho no hay. | | |
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| Esta serie tercera (y tal vez última, | | | | por si no hallo más paño en qué cortar) | | | | va tus manos, lector, sin grandes ínfulas: | | | | no finco en ella presunción ni plan. | | |
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| Ni aguardo que a mis nietos algún dómine | | | | ha de enseñar el Christus abecé | | | | en mis libros, y digan los muy títeres: | | | | -¡Vaya, mucho nombre nuestro abuelo fue! | | |
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| Mis libros piedrecillas son históricas | | | | que llevo de la patria ante el altar. | | | | He cumplido un deber. Saberlo bástame, | | | | otros vendrán después: -mejor lo harán. | | |
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