Este trabajo forma parte del proyecto de Investigación «Análisis de la Literatura Ilustrada del siglo XIX», dependiente del Plan Nacional de I+D+I 2008-2011, Rfe. n.º FF2008-00035/FILO.

Al respecto es muy interesante leer las cartas de Galdós a Navarro Ledesma que contiene la biografía de este último: Carmen de Zulueta, Navarro Ledesma, el hombre y su tiempo. Madrid. Alfaguara. 1968. También las contenidas en Soledad Ortega. Cartas a Galdós. Madrid. Revista de Occidente. 1964.

Se desprende de una carta de Navarro a José Cubas: «Se ha fundado un periódico semanal ilustrado, cuyos cuatro primeros números te envío. En él voy a hacer yo un papel semejante al de Royo en Blanco y Negro, aunque indigno (yo)» (Zulueta 1968: 135).

El que no aparezca ningún otro relato de Leopoldo Alas en los números siguientes de Apuntes puede deberse a la cruda confrontación que, en torno a esa fecha de principios de año se inicia entre Clarín y Navarro Ledesma.

A mediados de 1896, que es cuando se inicia la colaboración es posible que la relación entre ambos fuese cordial -según se desprende de las cartas de ambos a Galdós en las que se citan. Pero, a finales de 1896 estalló una polémica que se concretó en un fuego cruzado desde los semanarios en que colaboraban: Gedeón y Madrid Cómico, con alguna incursión en La Saeta y Los Lunes del Imparcial.

Uno de los momentos más interesantes, puesto que se relaciona con el director- propietario de Apuntes- Revista Moderna, es una carta abierta a Silverio de la Torre que escribe Clarín en Madrid Cómico, el 1 de mayo de 1897, en la que, además de aceptar seguir colaborando con él, le sugiere que despida a Navarro y le expone sus argumentos, utilizando el tono del Clarín más desabrido:

«No crea usted que, porque tardo, renuncio a cumplir lo ofrecido. Le enviaré todo lo convenido, si, como creo, usted continúa siendo propietario de la Revista Moderna.

Pero, francamente, sería para mí un placer que cuando volviera a colaborar con su revista, ya no estuviese encargado de la crónica semanal ese Sr. Navarro Ledesma, que le está echando a perder el periódico con sus pedanterías, como ya estropeó el Gedeón con una campaña de jesuita lego. [...] Usted Sr. La Torre, que es hombre de buen juicio ¿no deduce de todo esto que es ridículo mantener un revistero que se las echa de filósofo hablando de toros y demuestra grandísima ignorancia... [...] No hay para qué seguir citando dislates. Lo peor es la pedantería sosa, la funebridad hosca de ese melocotón invernizo, que usted Sr. La Torre, tiene encargado de la crónica semanal.

Prescinda usted de sus flacos servicios, y déjelo; como le irán dejando de todas partes...».

Como ya es conocido, el momento álgido de esta controversia se alcanzó en la agresión sufrida por Clarín en el mes de noviembre, que pudo haber terminado en un duelo de no mediar buenos amigos de ambos.

Para una versión más ampliada de este affaire: Adolfo Sotelo Vázquez, Leopoldo Alas y el fin de siglo. PPU. Barcelona. 1988. 190-192 e Yvan Lissorgues. Leopoldo Alas, «Clarín», en sus palabras. Nobel. Oviedo, 2007. 853-895.

Francisco Ramón Cilla Pérez (Cáceres 1859-Salamanca 1937). Dibujante e ilustrador, especializado en caricaturas. Fue director adjunto, con Sinesio Delgado, de Madrid Cómico. Artista prolífico trabajó además en las revistas ilustradas más importantes de Madrid como Los Madriles, La Gran Vía y Blanco y Negro. Fue uno de los pioneros de la tira cómica.

La confianza de Clarín en el buen hacer de este ilustrador se debe a que la mayor parte de sus cuentos, los aparecidos en Madrid Cómico entre 1894 y 1896, iban acompañados de viñetas debidas a su pluma.

En la «Revista Literaria» de Las Novedades plantea con claridad esta queja en 1895: «La prensa popular cada vez le acorta más la ración a la literatura. [...] No se habla de nuevas revistas, ni siquiera de nuevas ilustraciones, sigue el público comprando los semanarios con estampitas sosas y relamidas... y el texto que lo parta un rayo» (En Alonso 2002: 172-173, n. 49).

Efectivamente, en la Revista Moderna aparecieron los relatos «Álbum abanico», el 3 de diciembre de 1898, y «Doble vía», el 28 de julio de 1899. El primero acompañado de unos adornos ajenos al texto y el segundo sin ilustración alguna.

Tanto este relato como los dos siguientes fueron recogidos en el volumen El gallo de Sócrates de 1901.

Álvaro Alcalá Galiano (Bilbao 1873-Madrid 1936). Pintor y decorador que cultivó escenas costumbristas en ambientes centroeuropeos. «A los diez y ocho años entra en el estudio de Jiménez Aranda, de quien aprendió el vigor y la escrupulosidad del dibujo, así como en años posteriores siendo discípulo de Joaquín Sorolla, habría de surgir el colorista impetuoso, el enamorado del aíre libre y el pintor de factura amplia» (Lago 1917). Como pintor se centró en escenas costumbristas o de género. Es uno de los mejores representantes de la pintura paisajista y mural de la primera mitad del siglo XX.

Como ilustrador es frecuente su firma en esta revista, donde se le reconoce por el sobrio estilo de sus dibujos a pluma.

Anselmo Guinea (Bilbao 1854-1906). Comenzó su instrucción en Madrid asistiendo al taller de Federico de Madrazo. Fue titular de la cátedra de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad, desde 1876 hasta su fallecimiento. En 1890 viajó a París y allí tomó contacto con las corrientes impresionistas. También pasó una temporada de estudios en Roma. Se le considera, además de gran dibujante y excelente retratista, uno de los introductores del impresionismo en la pintura vasca.