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Un agradecimiento

Rinaldo Froldi





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Al cerrar esta Mesa Redonda quiero añadir unas palabras que, en cierto sentido, podría calificar de personales, pero que pienso coinciden con el pensamiento de los aquí presentes y de otros dieciochistas que no han podido intervenir. Por lo tanto son expresión de un sentimiento común; en otras palabras, pienso ser intérprete de todos cuando expreso mi agradecimiento al Prof. Caso González. Sí, porque de eso se trata, de felicitar afectuosamente al Prof. Caso en el momento en que se concluyen estas dos Jornadas de trabajo sobre nuestros temas y de darle las gracias por todo lo que ha hecho en favor del estudio de la cultura del siglo XVIII, que es también nuestro campo preferido de trabajo. Cada uno de nosotros ha tenido su historia, su historia particular, cada uno se ha acercado al XVIII según una distinta formación intelectual y ha seguido diversos caminos, pero seguramente cada uno ha tenido en España al Prof. Caso y al Centro de Estudios de Oviedo como al punto de referencia más seguro.

No dudo en proclamar mi admiración por la intensa, constante labor de investigador y de organizador cultural del Prof. Caso, su estimulante impulso al trabajo de los jóvenes investigadores del Centro, sustentado por su continuo, convincente ejemplo y mi admiración también por su notable e infrecuente capacidad de revisión de las ideas, sobre todo de las propias, guiada por ese espíritu kantiano del «Sapere Aude», que no le permite descansar en un resultado conseguido sino que le estimula a superarlo. Hay unas páginas suyas particularmente iluminadoras de esta postura interior: son las recogidas en su volumen DE ILUSTRACIÓN Y DE ILUSTRADOS, y que se remontan a una ponencia pronunciada en Zaragoza en 1985 cuando, abriendo los trabajos de un Seminario de Estudio Aragonés del siglo XVIII, él habló, no sin cierta pícara gracia, de las fortunas y adversidades de un investigador   —324→   en los años 50 que quiso dedicarse al estudio del siglo XVIII, narrando sus esfuerzos para abrirse camino en un ambiente cultural hostil, lleno de prejuicios. Caso subrayaba un hecho fundamental: la voluntad de elaborar interiormente los resultados de sus investigaciones sin dejarse determinar por esquemas ideológicos preconcebidos prestando, por contra, constante atención a la realidad histórica estudiada en sí misma, en sus sincrónicas relaciones y esto en el momento mismo en que se daba cuenta de la viabilidad en el presente de ideas maduradas en distintas condiciones históricas del pasado. La fidelidad a esta consigna interior me parece que es el mayor mérito de la obra crítica del Prof. Caso González que ha sido, y es, modelo para todos.

Inmaculada Urzainqui, abriendo estas dos Jornadas de trabajos, le ha dado las gracias sobre todo en nombre de los discípulos y colaboradores ovetenses. Yo, al dar por clausurada esta simpática reunión de amigos, quiero darle las gracias de parte de todos, extranjeros y españoles. Gracias don José por lo que nos ha enseñado sobre el siglo XVIII y gracias por su lección al mismo tiempo de ciencia y humanidad que estoy seguro va a continuar en los próximos años.





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