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40-42 Alusión a la múltiple acción desplegada por esos años en favor de la educación y la cultura pública, por iniciativa gubernamental -inspirada por Rivadavia- o por instituciones privadas y periódicos. Cfr. Ricardo Piccirilli, Rivadavia y su tiempo, segunda edición, Ediciones Peuser, Buenos Aires, 1960, t. II, págs. 33-82 (N. del E.)

 

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151-162 Se refiere a los festejos con que Buenos Aires recibió el 1.º de octubre de 1824 la noticia de la victoria de Bolívar en Junín. Aunque en forma escueta -«repique de campanas y demás demostraciones que se han hecho en la ciudad...»- alude a ellos El Argos de Buenos Aires y Avisador Universal, N.º 79, Extraordinario, Buenos Aires, 1.º de octubre de 1824, pág. 1, col. 1 (N. del E.)

 

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174-176 En realidad Bolívar se hallaba en el Perú desde setiembre de 1823. El 8 de marzo de 1824 estableció el gobierno en Trujillo, poco después de la defección de Riva Agüero, la sublevación del Callao y la traición de Torre Tagle. La ciudad de Lima fue recuperada el 5 de diciembre de 1824 (N. del E.)

 

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177-178 Es la batalla de Junín, librada en la tarde del 6 de agosto de 1824, en los llanos de ese nombre, al norte de los Andes peruanos. Las fuerzas americanas estaban mandadas por Bolívar y comprendían soldados de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Río de la Plata. La acción se libró exclusivamente entre las caballerías de ambos bandos: 900 patriotas contra 1200 realistas. El general Miller, protagonista también de esa batalla escribió que allí «no dispararon de una y otra parte ni un solo tiro y no emplearon más armas que el sable y la lanza». Cfr. [Guillermo] Miller, Memorias del general al servicio de la República del Perú. Escritas en inglés por Mr. John Miller y traducidas al castellano por el general Torrijos, amigo de ambos. Publicado por Longman, Rees, Orme, Brown y Green, Londres, 1829, t. II, pág. 143. Entre los héroes de la jornada debe mencionarse a dos jefes porteños: el general Mariano Necochea, quien recibió catorce heridas; y el teniente coronel Manuel Isidoro Suárez, quien decidió la batalla con una oportuna carga de los escuadrones que mandaba, y luego logró recuperar a Necochea, que había caído prisionero durante el combate (N. del E.)

 

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182- 217 La descripción de la batalla se hizo conforme con el parte oficial de la victoria firmado por el general Tomás de Heres. Véase el Apéndice I de esta obra (N. del E.)

 

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218-220 Sobre los acontecimientos del Perú en el lapso que media entre Junín y Ayacucho véase Bartolomé Mitre, Historia de San Martín y de la emancipación americana, segunda edición corregida, Félix Lajouane Editor, Buenos Aires, 1890, t. IV, págs. 81-103

 

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269-271 Esta pulpería de Alfaro ya fue citada por Hidalgo en la Relación que hace el gaucho Ramón Contreras a Jacinto Chano de todo lo que vio en las fiestas mayas de Buenos Aires en 1822. Debió ser innegablemente famosa en su tiempo y su existencia está rigurosamente comprobada hasta con exceso... J. J. M. Blondel, Almanaque político y de comercio de la ciudad de Buenos Ayres para el año de 1826, Imprenta del Estado, Buenos Ayres, 1825, págs. 93 y 181, menciona en el ramo de pulpería a dos comerciantes de ese apellido: Mariano Alfaro, establecido en la calle Perú 97, y Pedro Alfaro, en la calle Suipacha 26

 

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309-310 Aquí comienza la narración de la campaña que culminaría con la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. Sigue puntualmente los principales detalles proporcionados por el parte de Sucre, que puede verse en el Apéndice II (N. del E.)

 

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315 Es Talavera y Andaguaylas o Andahuailas (N. del E.)

 

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Corpaguayco o Corpahuaico. Las fuerzas de Sucre fueron allí derrotadas el 3 de diciembre de 1824 por la división española del general Jerónimo Valdés (N. del E.)