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615-620 El gobierno de Buenos Aires había enviado al coronel mayor Ignacio Álvarez Thomas a Lima -donde se degempeñó desde abril de 1825 hasta enero de 1826- con el objeto de reglar con el gobierno del Perú «las relaciones de amistad y de comercio que demandase la prosperidad de ambos Estados». Cfr. Ricardo R. Caillet-Bois, La misión Álvarez Thomas al Perú (1824-1826), en Segundo Congreso Internacional de Historia de América, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1938, t. IV, págs. 103-120. Por esos días el doctor Gregorio Funes estaba, acreditado como encargado de negocios de Colombia ante el gobierno bonaerense (1824-1826), época en la que el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata ratificó (7 de junio de 1825) el tratado de amistad y alianza firmado el 8 de marzo de 1823 entre Colombia y el Estado de Buenos Aires. Cfr. Mariano de Vedia y Mitre, El Deán Funes, Editorial Guillermo Kraft, Buenos Aires, 1954, págs. 575-602. El 10 de julio de 1825 se instaló en La Plata (hoy Sucre) un Congreso de diputados de las cuatro provincias y altoperuanas y el 6 de agosto de ese mismo año proclamó la independencia, adoptando el nuevo estado cinco días después la denominación de República Bolívar. Este acontecimiento ya había sido previsto en Buenos Aires, resolviéndose el envío de una misión especial, integrada, por el general Carlos de Alvear y el doctor José Miguel Díaz Vélez, para que tratara con el Libertador Bolívar el estrechamiento de vínculos entre los estados sudamericanos, las relaciones con el nuevo país, nuestros derechos sobre Tarija, y la tirantez entre Buenos Aires y Brasil. Cfr. Ernesto Restelli, La gestión diplomática del general de Alvear en el Alto Perú. (Misión Alvear-Díaz Vélez, 1825-1827), Talleres Gráficos de Luis A. Gotelli, Buenos Aires, 1927. También debe mencionarse, en relación con el nuevo estado de cosas creado por la recién concluida guerra de la independencia la iniciativa de Bolívar de promover la reunión en Panamá de una asamblea general de los estados americanos, con participación de Méjico, Guatemala, Colombia, Perú, Buenos y Chile, que en 1826 se frustró por distintos motivos. Para todos estos acontecimientos son útiles las referencias y transcripciones documentales de J. Francisco V. Silva, El Libertador Bolívar y el Deán, Funes en la política argentina, Editorial América, Biblioteca Ayacucho, Madrid, s. f., págs, 147-166 y 265-397 (N. del E.)

 

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625 Tumusla, donde fue derrotado Olañeta, es una aldea situada (hoy territorio boliviano) a unas dieciséis leguas -según Miller- al sur de Potosí, y aproximadamente a mitad de camino entre esta ciudad y Tupiza (N. del E.)

 

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641-644 El 19 de abril de 1825 desembarcaron en la costa de La Agraciada (hoy territorio uruguayo) los integrantes de la expedición libertadora llamada de los treinta y tres orientales, encabezada por el coronel Juan Antonio Lavalleja. Se iniciaban así las operaciones tendientes a lograr la expulsión de los brasileños. En seguida la insurrección se generalizó en la Banda Oriental, logrando de inmediato la adhesión del general Fructuoso Rivera, de gran prestigio en la campaña. Detalles sobre la organización y consecuencias de esta expedición pueden verse en Luis Arcos Ferrand, La cruzada de los Treinta y Tres, Consejo de Administración Departamental de Montevideo, Montevideo, s. f., págs. 136-166 (N. del E.)

 

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671-676 Hacia la fecha a que se alude era Gobernador de la provincia de Buenos Aires el general Juan Gregorio de las Heras, y Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores el doctor J. García (N. del E.)

 

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685-686 El brigadier general Fructuoso Rivera, después de convenir un plan de operaciones con Lavalleja, dirigió acciones militares desde abril de 1825 en diversos puntos del interior de la Banda Oriental, como San José, Mercedes, San Francisco, Arroyo Grande y el Águila. En junio de 1825 se le designó Inspector General de las tropas orientales, quedando reconocido así como segundo jefe de la Revolución, después de Lavalleja (N. del E.)

 

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689-690 Rincón de las Gallinas o de Haedo, paraje cercano a la ciudad de Mercedes semejante a una península formada por las aguas de los ríos Negro y Uruguay (N. del E.)

 

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697-699 Los portugueses se habían apoderado de la Banda Oriental, parte integrante de las Provincias Unidas, tras ardua lucha contra Artigas (1816-1820). La usurpación de este territorio pretendió legalizarse mediante la reunión de un Congreso patrocinado por los ocupantes, que resolvió (1821) su incorporación al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarves, con el nombre de Provincia Cisplatina. En 1822, declarado Brasil independiente de Portugal, prosiguió su dominio sobre esa provincia. Al año siguiente el gobierno de Buenos Aires envió en carácter de comisionado ante la corte de Río de Janeiro al doctor José Valentín Gómez para tratar la evacuación pacífica de la Banda Oriental por las tropas brasileñas y la reincorporación de la misma a las Provincias Unidas, pero la gestión fracasó (N. del E.)

 

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700-705 En abril de 1825 soldados brasileños al mando del comandante Manuel José Araújo e Silva ocuparon sorpresivamente la provincia altoperuana de Chiquitos, la cual de inmediato fue anexada al Imperio. A la comunicación del hecho consumado respondió el mariscal Sucre en términos enérgicos (11 de mayo 1825) intimando a los intrusos a «desocupar en el acto» esa provincia pues en caso contrario dispondría su expulsión marchando incluso sobre el Brasil para evitar repeticiones de esa agresión. No fue necesario más pues los brasileños anularon la anexión y evacuaron (30 de mayo de 1825) el territorio de Chiquitos. Con posterioridad el gobierno imperial hizo saber que había ignorado y desaprobado esa incursión. Una versión distinta de estos sucesos, de origen brasileño, puede verse en A. Pereira Pinto, Política tradicional. Intervençao do Brasil no Rio da Prata, Rio de Janeiro, 1871, cit. por Teixeira Soares, Diplomacia do Império no Rio da Prata, Editôra Brand, Rio de Janeiro, 1955, pág. 58. El episodio había concluido pero en el momento de producirse causó una muy viva inquietud. Bolívar no estuvo de acuerdo con los amenazadores términos utilizados por Sucre, pues temió verse arrastrado a una guerra no sólo con Brasil sino con la Santa Alianza, cuyos planes agresivos no habían perdido vigencia en cuanto hace a las nuevas repúblicas americanas. El momento era grave, además, por las hostilidades abiertas en la Banda Oriental poco tiempo antes. En carta a Gregorio Funes (3 de setiembre de 1825) Bolívar alude a la posibilidad de una guerra con Brasil: «La invasión de Chiquitos y las amenazas por parte de Montevideo nos obligan a considerar seriamente esta cuestión». Cfr. Simón Bolívar, Obras completas, cit., t. II, págs. 209-210. En el periodismo porteño de la época hay amplio material sobre este asunto (N. del E.)

 

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713-717 El regente del Brasil, príncipe don Pedro de Alcántara, decidió en 1822 la ruptura con Portugal, proclamándose emperador con el nombre de Pedro I (N. del E.)

 

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725-734 Comienza aquí la descripción del combate del Rincón de las Gallinas, que tuvo lugar el 24 de septiembre de 1825, donde las fuerzas de Rivera vencieron a los brasileños mandados por los coroneles Jerônimo Gomes Jardim y José Luiz Menna Barreto. En el Apéndice III se encontrará la noticia periodística en la que está inspirada esta parte del poema. Esta noticia a su vez glosa la comunicación oficial que al día siguiente del encuentro Rivera elevó al gobierno de Buenos Aires. Cfr. Partes oficiales y documentos relativos a la guerra de la Independencia argentina, Archivo General de la Nación, Buenos Aires, 1903, t. IV, págs. 21-22. El parte circunstanciado no se publicó en los diarios de la época y puede verse en la compilación citada, t. IV, págs. 23-27 (N. del E.)