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Un manuscrito autógrafo y desconocido de Mariano Melgar

Estuardo Núñez Hague



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La Biblioteca de Lilly de la Universidad de Indiana ha adquirido últimamente un fondo muy nutrido de manuscritos concernientes a América Latina, que pertenecieron al Dr. Bernardo Mendel. La sección peruana de dicha colección tiene extraordinario valor para la investigación en materias históricas y también literarias. La mencionada colección contiene importantes documentos de la época virreynal y sobre todo de la época de la Independencia. Dentro de este último período, destaca por su trascendencia y valioso contenido, un legajo que contiene diversas poesías de Mariano Melgar que a todas luces constituye una de las pocas muestras de manuscritos del poeta peruano de la Independencia, escritas de puño y letra por su autor y lo que es más sugestivo, inéditas buena parte de ellas. En el legajo se encuentran 12 composiciones poéticas de Melgar de las cuales son desconocidas 5 de ellas y con las cuales se enriquecerá el caudal de la producción del ilustre vate arequipeño.

Un dato de la carátula nos permite establecer que existió además del legajo que se conserva en la Biblioteca Lilly, otro cuaderno con textos del mismo autor. Esto se puede colegir de la indicación del primer folio del legajo que reza «Cuaderno 2º».

No es poco lo inédito contenido en las páginas del MS. En esta condición de obra desconocida de Melgar anotamos lo siguiente: 1) fábulas: «La ballena y el lobo»; 2) marcha patriótica; 3) una elegía sin título que empieza «Llegó el terrible momento»; 4) una composición elegíaca que comienza «Sepa la cruel Melisa»; 5) «Sueño de un infeliz súbdito del M. de Lima».

Las composiciones ya conocidas y publicadas de Melgar, contenidas también en el legajo, son las siguientes: 1) «Oda al autor del mar»; 2) «Bajada de Orfeo a los infiernos», traducción del verso 450 hasta el 530 del Libro IV de las Geórgicas de Virgilio; 3) fábula «El asno cornudo»; 4) fábula «El cantero y el asno»; 5) «Oda a la soledad. Todas ellas figuran en la edición de las Poesías que organizó Manuel Moscoso Melgar (Nancy, 1878).

Otras fábulas como «El Murciélago», «Los gatos» (incluidas en el legajo)   —4→   y «El ruiseñor y el calesero», y «El Sol», no aparecieron en la edición de 1878, sino en otras publicaciones anteriores o posteriores a esa fecha.

Se agregan a las composiciones de Melgar, la glosa a una redondilla que empieza «Tengo grabado en el pecho» y que muestra al pie la nota siguiente: «Del Dr. José Benito Lazo».

El aporte de la obra inédita que contiene el MS es singularmente revelador en el aspecto de la actitud política y nacionalista de Mariano Melgar. En primer lugar, tenemos la «Marcha patriótica» compuesta, a juzgar por el tono vibrante y algunas referencias, para celebrar la llegada de las tropas revolucionarias de Pumacahua a Arequipa. Algo más podemos colegir al recorrer el texto1:




MARCHA PATRIÓTICA


Ya llegó el dulce momento
En que es feliz Arequipa,
Ya en mi suelo se disipa
El Despotismo feroz:

Ya se puede á boca llena  5
Gritar: que la Patria viva,
Que la libertad reciba
Que triunfe nuestra Nación.

Cayó el monstruo detestable
Que en nuestra cerviz sentado  10
Trescientos años ha hollado
La Justicia y la razón:

Y en su lugar se levanta
La oliva de la victoria,
Que borrará la memoria  15
de los siglos de opresión.

Levantad pues hijos bellos
Del Perú siempre oprimido,
Incrementad el partido
De esta grande Redención:  20

Ved que el Cielo nos protege
Y que salen los efectos
Mayores que los proyectos
Que el Patriotismo formó.

No se encuentra un hombre solo  25
Que no empuñe aguda espada,
Y arroje a su negra nada
Al tiránico español:

ues las heridas gloriosas
Que en el campo se reciban  30
Harán que sus nombres vivan
Muerto el Déspota esquadrón.

Suene en fin en todas partes
Con las voces y los hechos,
Que no vivan nuestros pechos,  35
Si no logran este honor:

Viva, viva eternamente,
El Patriotismo Peruano,
Viva el suelo Americano,
Viva su libertador.  40

«Arequipa feliz», «se disipa el despotismo», «gritar que la Patria viva», «Triunfo de nuestra Nación», «Perú siempre oprimido», «el cielo nos protege», son frases bastantes ilustrativas del estado de fervor patriótico que embargaba al autor en ese momento o que captó de la colectividad que lo rodeaba.

Los dirigentes del movimiento en la ciudad mistiana habrían encargado al poeta la confección de esta composición en razón de la necesidad de estimular   —5→   el sentimiento patriótico de las masas y canalizar el entusiasmo por la causa rebelde.

Más adelante, la marcha adopta tono un tanto adoctrinante y así Melgar solicita a los peruanos «incrementar el partido de la Redención» y al reconocer que se están realizando («los efectos») los proyectos elaborados por los patriotas, da por vencido al déspota y sigue la exhortación para que ningún hombre deje de empuñar la espada contra los opresores. El esfuerzo de los patriotas hará que sus nombres vivan sobre los despojos de los déspotas. Merece detener el comentario en otros tres versos significativos para comprender la evolución ideológica de Melgar en esos últimos meses de 1814:


y que salen los efectos
mayores que los proyectos
que el Patriotismo formó

Desde 1812, bajo la ilusión «fidelista», había creído Melgar como muchos otros patriotas americanos, que triunfaría una fórmula feliz para lograr la libertad dentro de un régimen liberal y alentando ese ideal hubo de viajar de Arequipa a Lima, a mediados de 1813. Pero los acontecimientos posteriores, precipitados durante su regreso y estada en Majes y Chuquibamba, cambiaron la actitud revolucionaria. Un «proyecto mayor» forjaba ahora el patriotismo, como dice el poeta. La solución era ya otra en 1814, al irradiar del Cuzco la rebelión de Pumacahua. Se veía claro un distinto planteamiento: la independencia definitiva de España y el «triunfo de la nación», la redención del Perú. Los efectos habían sido mayores que los proyectos. Y cuando Melgar se inmola, el pensamiento libertario que alentaba era el que conducía a sostener la independencia total. Si hubiera vivido Melgar, su acción habría sido la de estar al lado de su contemporáneo y compañero de juventud, el padre de la república, propugnador de la misma, José Faustino Sánchez Carrión.

Esta vibrante marcha de exaltación patriótica, que tan cabalmente refleja el ambiente de fervor multitudinario que vivió Arequipa en esos días finales de 1814 e iniciales de 1815, pudo haberse convertido en la Canción Nacional del Perú, si hubiera triunfado la revolución de Pumacahua, pero con la derrota de los patriotas en 1815 y la persecución violenta y cruel que sufrieron quienes en ella intervinieron quedó frustrada esa posibilidad. La «marcha» de Melgar, coreada por los patriotas en Arequipa, fue seguramente considerada un documento sedicioso y habiendo sido ocultada, se perdió todo rastro de ella hasta hoy, en que unos documentos manuscritos de puño y letra melgarianos, revelan su existencia.

De las dos fábulas que contiene el MS, una es totalmente desconocida y su texto es el siguiente:

  —6→  


LA BALLENA Y EL LOBO


Mirando con desprecio á cuantos peces
Pueblan el ancho mar, una Ballena
Decía á boca llena:
Todo esto es pita en dos reveces
Arrollaría estos bichos si quisiera  5
Y me los tragaría en un instante.
Si el mentado Elefante aquí viviera,
Me tragara también al Elefante;
Pues bien visto si ensancho mi guargüero
Soy capaz de tragarme el Mundo entero.  10
Tantas balandronadas
A todo pez tenían ya mohino,
Hasta que un lobo callandito vino
Por entre las oladas;
Observó que la grande tragadora  15
Apenas anchovetas engullía,
Y a todos avisé que la Señora
Con toda su armazón nada valía
Fabio, entera á tu amigo este pasage:
Dile que á nadie ultrage.  20
Exagerando su simpar talento;
No vaya a ser que un lobo halle sus tretas
Y nos haga saber en un momento,
Que no puede tragar sino Anchovetas.

Con esta fábula son ya 10 las fábulas compuestas por Melgar. A las 5 publicadas en la edición de Nancy (1878) y que se titulan «El cantero y el asno», «Las abejas», «Las cotorras y el zorro», «Las aves domésticas», «El asno cornudo», se agregan otras que fueron encontradas en diversas épocas: «El ruiseñor y el calesero» (en El Investigador, Lima, 2 de octubre de 1813), «Los gatos», «El murciélago» (en El Republicano de Arequipa, 16-6-1827, Nº 81), «El Sol» (en La Bolsa de Arequipa, 13 de noviembre de 1891).

«La ballena y el lobo» no es de las más afortunadas en cuanto a contenido y estructura formal ni tampoco participa del contenido de protesta libertario que lucen algunas de las demás como por ejemplo «Los gatos», «El Murciélago», con su alusión a patriotas y tiranos, «El cantero y el asno» con su admonición de que «Dios sólo puede mandar del uno al otro polo», y «El asno cornudo» con la afirmación de que «Dios ha dado al pueblo voto y fuerza».

Merece también detener el comentario sobre las composiciones tituladas «Llegó el terrible momento...» y «Sepa la cruel Melisa...», no consignadas antes en ninguna recopilación de la obra de Melgar y que en seguida copiamos.   —7→   Dice la primera, un yaraví en tercetos de pie quebrado (como los yaravíes conocidos signados VII, IX y X en la edición de Nancy):


Llegó el terrible momento
en que de tus bellos ojos
    ¡Ay! me retiro;
Llegó la hora en que mis glorias
Han de darme sin recurso  5
    Crueles martirios
Ya no podré hacer q. lleguen
Mis amores y mis quexas
    A tus oídos,
Y sucederá a mis gustos  10
De dolorosos recelos
    Un laberinto.
Continuamente a la idea
Se ofrecerán los rivales
    De mi cariño,  15
Y gemiré temeroso
De que lleguen a quitarme
    Mi único asilo.
Mil veces por tu distancia
Lamentará sin consuelo  20
    mi amor herido
Como infeliz avecilla
A quien del nido robaron
    Sus tiernos hijos.
A Dios mi querido Dueño  25
A Dios; yo muero al impulso
    De mi conflicto;
No olvides que entre agonías
Se aparta de vuestros ojos
    Tu amante fino.  30
Llegó el terrible momento
En que pierdo sin remedio
    Vuestros cariños
Llegó la hora en que tus voces
Den los últimos consuelos  35
    Al pecho mío.
Ya espiran los dulces días
en que tus tiernos afectos
    Eran mi alivio.
De tí me ausento y mis glorias  40
En este instante abandonan
    Al pecho mío.

  —8→  

Se trata en este caso («Llegó el terrible momento...») de una de las composiciones más estimables dentro del conjunto de la obra del poeta; su tono dolorido, su estructura formal, su aliento romántico forman un todo armónico dentro de la bella construcción poemática y puede corresponder a la etapa última de su producción. El otro poema referido, de tono elegíaco, es el siguiente:



Sepa la cruel Melisa,
Si a mi clamor se niega
Que el que sin fruto ruega
Consigue aborrecer:

    Entienda, si con risa  5
De mí se burla altiva,
Que a mí no me cautiva
Quien me hace padecer.

    Sepa que bien advierto
Que aunque el amor hermosa  10
Me la pinte, y preciosa,
No es más que una mujer

    Por eso, aun siendo cierto
Que es beldad atractiva
A mí no me cautiva  15
Quien me hace padecer.
—9→

    Conozca que el amor
De la esperanza vive,
Y muere si concibe
Que no hallará placer;  20

    Y así porque un rigor
De esperar más me priva
A mí no me cautiva
Quien me hace padecer

    A otros su frenesí  25
Los degrada cuando hace
Que un rigor los abrace
Y un mal los haga arder:

    conmigo no es así;
No me encanta una esquiva  30
A mí no me cautiva
Quien me hace padecer

En cuanto a época de composición de este poema («Sepa la cruel Melisa...») -parece en cambio corresponder a la etapa juvenil de su obra, por tres razones: la advocación a Melisa (a quien sólo se refiere Melgar en el «Canto a Silvia», en la «Elegía IV» y en un poema titulado «A las jóvenes», revelado por P. J. Rada y Gamio) y que fue sin duda el amor temprano; el descontento del propio poeta -severo autocrítico- con respecto a algún verso calificado al margen del MS como «malo» y finalmente por la acotación final de Melgar, que da por inconcluso el poema, agregando la frase: «No me acuerdo los restantes, compatriota Corbacho», lo cual implica que en la fecha en que copia los versos -probablemente en Chuquibamba, 1814-, ya había olvidado alguna parte del poema compuesto años antes (unos 5 ó 6), cuando probablemente todavía estudiaba en el Seminario de San Jerónimo de Arequipa.

El otro texto poético inédito de Melgar se titula «Sueño de un infeliz súbdito del M. (Municipio?) de Lima» con un epígrafe que dice «Bien puede no ser verso lo que digo; pero es pura verdad. Yo soy testigo». Se trata de un poema alusivo a hechos reales, escrito en 6 octavas reales, de buena factura y con llamadas explicativas del significado de algunos de los versos. El contenido patriótico y crítico («los males de mi patria contemplaba») demuestra la evolución operada en Melgar hacia un ideal emancipador más definido, superada su etapa «fidelista». Ello hace pensar, al igual que el dominio formal de las octavas, que se trata de un poema compuesto en los últimos meses de su vida, teñido de fuerte contenido revolucionario y dirigido (como la «Marcha patriótica») a estimular el patriotismo de los peruanos rebeldes. No tienen otro fin las notas puestas por el propio poeta que explican la mayoría de los versos o expresiones en ellos insertadas:




SUEÑO DE UN INFELIZ SÚBDITO DEL M. DE LIMA


En una noche oscura y pavorosa,2
Los males de mi Patria contemplaba;
Una escena sangrienta y horrorosa3.
A mi pecho cruelmente atormentaba:
A esta constitución tan lastimosa  5
Encontrar un remedio procuraba;
Y en tan inútil como triste empeño,
Mis párpados se cierran, y yo sueño.
    Sueño, que atada con cadenas iba4
Una infeliz mujer, cuyo vestido  10
Era un hito empapado en sangre viva:5
Tras ella con furor jamás oído
De hombres ingratos una comitiva6
Veo que corre, y en confuso ruido7
Oigo, le dicen: Sufre esas cadenas,  15
—10→
O padece mil muertes, tras mil penas.8
    Túrvome de improviso y mi tristeza9
Llega a su colmo, cuando, con desvío
vuelve hacia mí su lánguida cabeza10
Y dice sollozando ¡Ay hijo mío!11  20
Quiero ayudarla activo y con presteza12
Quiero correr; mas ¡ay! un sudor frío13
Un temor,14 una pena,15
mil tormentas,16
Debilitan, destruyen mis alientos:  25
    Caygo en fin débil17 al esfuerzo que hice,
Y riego con mis lágrimas la tierra518
Procuro levantarme19 y me maldice20
La tropa de los Bárbaros, que aterra5
Entonces lloro y grito21 ¡Ay infelice!  30
¡Ay infelice Madre! ¡O Dios! destierra...22
Confunde con tu vista a estos informes;23
Tu ira sobre mi patria no derrames.
    Sordo se muestra el cielo a mis clamores
De mi Madre a las penas no da oídos;  35
Parece complacerse en mis dolores,
Y que se holgura en vernos afligidos524
Los bárbaros juzgando por favores525
Los desprecios del Cielo a mis gemidos;
Dicen con voz soberbia y arrogantes526  40
Presa nuestra será,27 cual lo ha sido antes.28
    ¿Vuestra presa será? ¡Crueles! ¡feroces!
¿Así a mi Patria, que rasgó su seno29
Para abrigaros, perseguía atroces?
Mas ¡o dolor! de injurias me hallo lleno30  45
Que Patria tienes tu31
Y dicen a voces
Y...... (*) mi mal corren sin freno
A consumar el hecho más injusto...32
Despierto: pasa todo: mas no el susto.33  50

(*) Ilegible en el original.

Sin forzar la apreciación de este poema, podemos encontrar en él alguna huella clásica setecentista, acaso el rastro del Quevedo de la oda panegírica a Felipe V, cuando dice el español:


Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, hoy desmoronadas
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuera recuerdo de la muerte.

El rastro está ratificado desde el título «Sueño...», quevedesco hallazgo para la alusión satírica. Se advierte la misma referencia a la Patria en desgracia e igual alusión a la muerte.

La noche simboliza, según las notas o comentos del propio Melgar, la situación de la Patria mientras no obtenga la independencia; las cadenas van cayendo merced a los pronunciamientos de Liberación en Buenos Aires, Caracas, Chile, Quito, y Santa Fe de Bogotá, y presentes en la información de Melgar, muchos patriotas americanos han derramado ya su sangre. La patria muere y pena en cada hijo suyo, aunque hay americanos espurios que no participan de la inquietud revolucionaria. Añaden las notas un juicio crítico muy severo contra la actitud de los bárbaros opresores que difaman e insultan a los patriotas, que deforman la verdad y exponen la situación a su modo y tratan de consumar la injusticia. De tal suerte, constituye éste uno de los alegatos más severos y valientes a favor de los patriotas y en contra del poder español y probablemente una de las   —12→   últimas expresiones del poeta antes de su inmolación. El comento cumplía el propósito de hacer más inteligible y directa la intención admonitoria del poema, un tanto velada por la exigencia del arte, pero pleno de intención revolucionaria en su estructura. Enlaza perfectamente en su sentido con las notas vibrantes de la «Marcha patriótica» ya glosada y comentada.

Por lo demás, las notas explicativas, que caracterizan en forma única este poema, son bastante ilustrativas de la intención política de Melgar.

En cuanto a la redondilla y glosa inserta al final del MS, que figura con la indicación «del D.D. José Benito Lazo» (1783-1862), constituye una de las pocas muestras literarias que se conocen del ilustre magistrado y político, paisano y contemporáneo de Melgar. El poema de poco valor poético y escasa significación y que en verdad es un mero ejercicio de principiante, pudo corresponder a la época en que Lazo frecuentó las aulas del Seminario de San Jerónimo de Arequipa, en que también se educó Melgar.

Todos los textos del MS están escritos de puño y letra de Mariano Melgar y al final de algunos de ellos aparece incluso la firma del propio autor y otras veces su rúbrica característica.

Otra particularidad que enseña el manuscrito son algunas anotaciones marginales puestas también de puño y letra por el propio Melgar y dirigidas a su amigo José María Corbacho. Esas anotaciones se refieren al parecer a comentarios suscitados por el conocimiento anterior de la composición copiada y por el comentario promovido entre algunos amigos del poeta. Una nota marginal dice textualmente: «Compatriota: hoy me he levantado con algunos síntomas de fabulista. ¿Qué dice Ud. de esto? ¿y qué dirá esta tentativa?» (es la que precede a «El cantero y el asno»).

Otra nota al pie de folio, la que sucede a la composición «Sepa la cruel Melisa», reza lo siguiente: «No me acuerdo (de) los restantes (versos), compatriota Corbacho». En el mismo poema hay un apunte al margen de dos versos que dice «malo» como para mostrar su descontento con respecto a su valor poético.

La «Oda a la soledad» aparece en su copia fechada en Arequipa en 29 de marzo de 1813, o sea antes de su partida para su viaje a Lima. Firma esta composición con el seudónimo «el Solitario».

En otra parte del legajo se lee que la copia está dirigida «a los señores de la Tertulia Literaria» y agrega la siguiente acotación: «Dirán Uds. que me he vuelto predicador, pero no es sino que días ha he dado en poner la verdad en verso», y sigue la transcripción de la «Oda a la Soledad».

A juzgar por algunas huellas de numeración no correlativa, se tiene la impresión de que el MS fue mucho más voluminoso, y del que pudo haberse entresacado algunos folios o que el legajo se formó con hojas sueltas provenientes de un conjunto más numeroso. Probablemente el contenido total del MS se formó con las hojas enviadas por Melgar a su condiscípulo y contertulio José María Corbacho para que las diera a conocer en el grupo de amigos de las letras que   —13→   dirigía en el distrito de Miraflores en Arequipa, y a la que pertenecieron, entre otros, José Piñeyro, Mariano José de Arce, Benito Lazo y el mencionado José María Corbacho.

En cuanto a los textos éditos, su importancia para la investigación literaria es incuestionable dado que ellos muestran algunas importantes variantes en el contenido con respecto a la edición de Poesías (Nancy, 1878) y otras publicaciones basadas en ésta. Las variantes ponen de manifiesto algunas alteraciones y erratas del texto de Nancy y también demuestran que el editor de Melgar, don Manuel Moscoso Melgar, no sólo descuidó la corrección de pruebas sino que se permitió la libertad de introducir algunas modificaciones en los originales o que éstos llegaron a sus manos con fallas o deficiencias que él no advirtió.

En todo caso, quedaría en claro que el MS conservado ahora en la biblioteca de la Universidad de Indiana no fue el que sirvió para la edición de Nancy. Probablemente, el propio Melgar hizo de sus poemas varias copias en diferentes momentos, introduciendo variantes, aparte de que por más de medio siglo -entre 1815 y 1878- en que no hubo recopilación impresa de los versos de Melgar, se difundieron muchas copias manuscritas de los mismos que urge examinar y confrontar minuciosamente, a fin de establecer el texto definitivo de los poemas del vate arequipeño.

Por lo demás -y aun sin considerar el valioso aporte de los 5 poemas inéditos y desconocidos- no ha de escapar a la penetración de criterio de los entendidos, el singular y notorio interés estilístico de las abundantes variantes contenidas en los textos éditos. El estudio y examen de ellas hará posible la depuración, mejor aprecio y comprensión de las composiciones melgarianas antes conocidas y ahora confrontables con los textos recientemente hallados en el MS que ofrecemos al conocimiento de los estudiosos de la literatura peruana.

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