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ArribaAbajo Idilio y realidad



- I -

ArribaAbajo No de un palacio, vida de mi vida,
       te brindo el esplendor.
Una choza escondida en la floresta
       le basta a nuestro amor.
    No del festín soberbio el incentivo
te ofrecerá mi afán,
que amándonos será manjar celeste
un mendrugo de pan.
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Lejos las joyas, creación del lujo,
       invento de Luzbel.
Para tu cabellera tiene el prado
       lirio, rosa, clavel.

Y las aves, en torno a nuestra choza,
       el alba al despuntar,
entonarán para halagarte, hermosa,
       su concierto sin par.


- II -

    Tu billete leí; pero ni pizca
el idilio me da de tentación.
¡Qué choza ni qué cuento! A mí me gusta
       dormir en buen colchón.

No me excitan de Lúculo las viandas;
pero a un mendrugo, duro como nuez,
prefiero un trozo de pastel trufado
       y un sorbo de jerez.
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    Mucho las flores me embelesan, mucho;
pero también, porque mujer nací,
gústame usar, cuando repican gordo,
       tembleques de rubí.

    No me disgusta el canto del canario;
pero, si debo hablarte con verdad,
prefiero, en palco de primera fila,
       oír a la Sontag.

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ArribaAbajoAnatomía


ArribaAbajo Un médico asistía acongojado,
       en su trance final,
a Don Carlos segundo el Hechizado,
       y así decía el tal:

-El rey nos deja, y en la humana ciencia
       no tiene salvación.
Es su terrible, su mortal dolencia
no tener corazón.

Aquí una duda mi razón asalta:
      ¡Fue ese un doctor mambrú!
A ti, mujer, el corazón te falta,
       y ¿cómo vives tú?

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ArribaAbajo Un sacramento


(Cuentecillo)

ArribaAbajo    El cura de Pimpicos, es un cura
que tiene la locura
de cuidar los eternos intereses
de sus sandios y humildes feligreses;
y aun tengo yo por cosa muy segura,
tanto y tan bien su ministerio llena,
que en su parroquia nadie se condena.
No sólo en prosa, en verso les predica,
y en latín y en hebreo y en sanscrito,
y aunque algún maldiciente lo critica
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yo sé que el señor cura es un bendito.
La otra noche, explicando la doctrina,
de la confirmación hizo su tema,
y concluyó la plática divina,
diciendo con gran flema:
-El obispo le da una bofetada
y la persona queda confirmada.
-Si esto es confirmación, chispo o no chispo,
también yo soy obispo.
Dijo un borracho que el sermón oía,
y al cual celoso su mujer traía.
Y así, calamocano,
fue a su conjunta, levantó la mano,
te confirmo, diciendo, e incontinente
un bofetón la dio tan soberano,
que diz que la hizo vomitar un diente.

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ArribaAbajo Un tonto


ArribaAbajo    Atente a mi receta,
ya que en matricularte de poeta
(aunque a Dios plugo hacerte un gran pollino)
se empeña tu cabeza de pepino.
Usa de palabritas
que se llaman bonitas.
Di, por ejemplo, para hablar del cielo:
diáfano tul, aéreo, coruscante,
cerúleo, azul turquí, crespón de duelo,
cénit, vertiginoso, ofir, enhiesto,
y, para más no fatigarse en esto,
harás gran provisión de consonantes
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vengan al caso o no, muy retumbantes.
Lo esencial es no hacer el desatino
de llamar al pan, pan; ni al vino, vino.

    Todo ello en un rebuzno desparrama
y será tuya la apolínea rama.
Y si alguien dice que comer bellota
debieras y que no te entiende jota,
porque todo tu cántico es oscuro,
dile muy arrogante,
cuál quien está del dicho muy seguro,
que no todos lo entienden, y no obstante,
es gran poeta el Dante.

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ArribaAbajo Leña para el infierno


(Cuentecillo)

ArribaAbajo    Diz que se confesaba un usurero
enredista, tramposo, verdadero
tizón de la cocina,
donde el demonio sin rival domina.
Y haciendo el desbalijo
de su conciencia, al sacerdote dijo:
-Padre, acúsome, a fuer de penitente,
que no tuve piedad del indigente,
y al que vi en un apuro
apretele la soga, duro, duro.
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El buen fraile escuchábalo espantado
y exclamó: -¡Desdichado!
¿Y no pensaste nunca que algún día
a juicio el justo juez te citaría?
-¡Ah! la cosa da tiempo ¡por mi abuela!
(Dijo aliviado el hombre-sanguijuela)
si Dios es juez de paz, no me querello...
de andar con escribanos... ¡qué me place!
Entáblese demanda... vengo en ello...
que después... ya veremos lo que se hace.

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ArribaAbajoDoña Clara


(De Enrique Heine)



- I -

ArribaAbajo    Paseando está pensativa
en el jardín Doña Clara,
hermosa como la estrella,
que es precursora del alba,
noble como el rey Felipe
y como él cristiana rancia.
Amorosos pensamientos
cruzan ardientes por su alma,
que incógnito caballero,
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bajo la oriental ventana,
la festeja cada noche
con plácida serenata.
Pensando en los ojos negros
y en la figura gallarda
del que su pecho cautiva,
así murmura la dama:
es más bello que San Jorge
el adorado de mi alma.


- II -

    En plática enamorada,
de la luna al rayo tibio,
clama y galán recorrían
más tarde el vergel florido:
-Se ha estremecido tu mano,
¿dime por qué, dueño mío?
-Hame picado un insecto
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que me es más aborrecido
que los judíos. -Señora,
(sonriendo el galán la dijo)
hablemos de amor tan sólo.
Dejémosnos de judíos.


- III -

    -¡Ah! Dime, perla de España,
dulce ídolo de mi amor.
si como dueño absoluto
yo vivo en tu corazón.
-Te lo juro, por la imagen
del Divino Salvador,
a quien dieron los judíos
muerte en patíbulo atroz.
Y él la replicó sonriendo:
-Dejemos, Clara, por hoy
en paz a los de Judea,
y hablemos de nuestro amor.
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- IV -

    La enamorada pareja
perdiose en un bosquecillo.
[...]
¡Música son celestial
los besos y los suspiros!
[...]
El alba vino, y la dama
al caballero le dijo:
-Ya es hora de separarnos.
Dime tu nombre, querido.
Sépalo yo y que mis labios
lo digan en mi retiro.
No temas que yo te venda,
si eres rebelde o proscrito.
Te lo ruega un corazón
noble, entusiasta, sencillo,
en el que no corre sangre
de ningún perro judío.
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- V -

Sonriose el caballero:
besó a la dama en la boca,
y contestola: -Es mi padre
gran rabino en Zaragoza.

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ArribaAbajoBuenos consejos


(Imitado de Heine)


ArribaAbajo    A un lado la modestia. El petulante
triunfó siempre en Poniente y en Levante.
Al santo por la peana. Lisonjea
a la vieja y la fea,
y por poco que el diablo a ti te asista
harás de la muchacha la conquista.
No hables mal del magnate a quien sirvieres,
ni murmures jamás de las mujeres,
y si quesos te diere tu vacada,
regala a todo vicho una tajada.
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Haz al cura hasta el suelo cortesía
y obséquiale, si puedes, malvasía:
de las ánimas echa en el cepillo
el cuartejo que hubiere en tu bolsillo:
y aunque entrar a la iglesia te dé risa
no faltes a sermón, fiesta ni misa,
que así se trapichea,
el que un tonto te deje de albacea.
A guisa de hombre honrado y sin tabique,
ráscate, si te pica, dó te pique.
Si te aprieta el zapato o da cosquillas,
plántate zapatillas.
¿Pide algo tu mujer? Ceder es justo.

    Si enviudar quieres dala en todo gusto.
Y así, tras una vida regalada
en este valle de constantes duelos,
tendrás aquí reputación honrada
y alcanzarás la gloria de los cielos.

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ArribaAbajoA la poetisa Carolina Freire de Jaimes


En una de las representaciones del Pizarro

ArribaAbajo    Paz te dé el cielo benigno,
y así tu musa galana
de la escena peruviana
será el ornamento digno.
No de crítico maligno
la injuria aleve te hiera,
que ella es cual nube ligera
que, entre raudo torbellino,
turbar pretende el camino
que sigue el sol por la esfera,
—122→
    Tu pluma, con el vigor
que sólo al talento es dado,
nos ha muy bien retratado
al Marqués conquistador.
Cuadros de entusiasta amor
nos ofreces palpitantes,
con formas tan elegantes
y con tanta bizarría,
que nacidos se diría
de la pluma de Cervantes.
    En tus dulces versos gimen
castas vírgenes del sol;
del arrogante español
los desmanes se redimen.
Si de Cajamarca el crimen
tanta y tan heroica hazaña
con torpe borrón empaña,
tú, execrando al criminal,
revelas que crimen tal
fue de un hombre y no de España.
    Y esa grey, desventurada
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que, de dicha desprovista,
al carro de la conquista
vivió tres siglos atada,
un día alzose irritada
con la cólera del rayo,
rompió su letal desmayo,
tuvo vida, tuvo historia,
y la inmarcesible gloria
de Ayacucho y Dos de Mayo.
    Más tiempo es de dar sanción
a una fraterna amistad
cese la rivalidad
entre nación y nación:
no más odiosa pasión
nos abrume con su peso:
dando a la concordia acceso
juntos vayan, como hermanos,
españoles y peruanos
por la senda del progreso.
    Ya la nacional escena,
inspirada poetisa,
—124→
de un gran porvenir divisa
grata alborada serena.
De tu poética vena
la feliz inspiración,
nos prueba con profusión
que, en el peruano vergel,
puede brotar el laurel
de Lope y de Calderón.

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ArribaAbajoMi parte de matrimonio


25 de Marzo de 1876



ArribaAbajo    Yo, el que por meses y meses,
en prosa y en verso rudo,
contra el sacrosanto nudo
eché tajos y reveses.
    Yo, el eterno solterón,
hice... lo que hace cualquiera;
ante una hurí zalamera...
vamos... arrié pabellón.
    ¡Maridos! de mis ultrajes
—126→
pasados no hagáis gran caso:
a vuestro campo me paso
con armas y con bagajes.
    Es cosa tradicional
que, en este mundo embrollón,
se empieza de oposición,
se acaba ministerial.
    ¡Ay! A aquel que el caldo odia
taza llena y aunque enferme...
¿Qué más venganza que verme
cantando la palinodia?
    Refieren de cierta Alteza
que apostrofó al cocinero,
porque le sirvió carnero
sin sesos en la cabeza;
    Y contestó el muy taimado:
perdone su señoría,
ese carnero estaría
o loco o enamorado.
    Y es verdad. Cuando el travieso
Cupido el alma nos flecha,
—127→
no hay remedio, es cosa hecha,
todos perdemos el seso.
    ¡Maridos! Desde este día
la fraternidad invoco;
porque al fin, loco o no loco,
ya soy de la cofradía.

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ArribaAbajoEn una tertulia literaria


ArribaAbajo    Aún vibran en el alma las gratas impresiones
de la última velada que aquí nos reunió2
aún siento en mis oídos las notas delicadas
que una liada al piano flébil enérgica arrancó.

    Paréceme que lluvia de perlas argentinas,
cayendo de los cielos sobre urna de cristal,
los trinos fueron dulces conque gentil belleza
cantó las melodías de Verdi y de Gottschall.
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    ¡Benditos esos seres que pueblan de armonías
angélicas la tierra con noble inspiración!
si pobre inteligencia para juzgar me asiste,
para sentir lo bello me sobra corazón.
Modesta poetisa de las sencillas frases3
no tengo yo coronas para adornar tu sien:
tus versos son violetas henchidas de perfume;
acepta de mis labios sincero parabién.

    Sacerdotisa augusta del bien y del progreso
divina misión llena la tímida mujer
que, al par de esposa y madre cumpliendo los destinos,
nos hace con sus versos sentir, amar, creer.

    Con galas académicas, con varonil firmeza4
con inspiradas formas, oyó esta reunión
hacer la apología del arte y de las letras,
glorificar de Homero la magna creación.
—130→

    Y en páginas sentidas y con robusta frase,
que de la pluma es digna de Tula y George Sand,
un cuadro contemplamos magnífica de imágenes,
de máximas sublimes, de prestigioso imán.

    Y a ti mi noble amiga, mi hermana por el arte;
a ti, la iniciadora de esta brillante lid5,
en donde sólo triunfos cosecha el entusiasmo,
en donde de la envidia no silba el fiero áspid.

    Decirte puedo sólo que a tu corona añades
laureles que ni el tiempo procaz marchitará:
tu nombre, más que tuyo ya es nombre americano.
Tu gloria, más que tuya, de América será.

Señoras: a mi pluma prosaica y nada seria
benévolas quisisteis poner contribución:
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mandáis, a quien de dócil a vuestra ley se precia,
mandáis, y os obedece contento el corazón.

    Olor a pergamino guardado en arca vieja
respiran las consejas que a relataros voy:
perdón, si poesía no halláis en mi palabra.
Benevolencia os sobra... tomadme como soy.

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ArribaAbajo Composición


(Leída por el actor español don José Valero en una función teatral a beneficio de las víctimas del incendio de Iquique)

ArribaAbajo    A orillas del Pacífico azulado,
ayer un pueblo alzábase arrogante:
de esperanza gentil acariciado,
un porvenir soñaba deslumbrante.
La industria florecía,
y del trabajo abrumador el peso
de esa región hacía
una etapa fecunda del progreso.
    Mas en noche fatal ¡pérfido sino!
tanta halagüeña realidad y tanto
bello augurio de próspero destino,
tornose duelo y confusión y espanto.
¡Horrible cuadro! Todos los dolores
humanos en compendio,
alumbró con siniestros resplandores
la fatídica llama del incendio.
¡Todo ayer vida, animación, contento,
bienestar y grandeza y goce sumo...!
de la desgracia embravecido el viento
tornó en ceniza el esplendor y en humo.
Y el que ayer vio, de su constancia fruto,
rica heredad, de pronto ruina y luto
mira hoy, con ojos en el cielo fijos:
la esposa sin hogar, sin pan los hijos.
    Emanación purísima del cielo
es la cristiana caridad benigna;
brindar a las desdichas un consuelo
acción de un pueblo generoso es digna.
Una ofrenda pedimos... ¿Será en vano?
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¿Renegará el hermano del hermano?
¿Será, será sarcástica impostura
la caridad que el cristianismo enseña?
¡No! ¡No! Que siempre en toda desventura
halló en ti un eco, sociedad limeña.

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ArribaAbajoDomingo de Ramos


(A un redentor político)


ArribaAbajo    Entra a Jerusalén Cristo triunfante
y de flores le alfombran el camino;
forma la muchedumbre remolino
y con ¡vivas! lo sigue delirante.

Aún Pilatos lo ve de buen semblante,
y judas se sonríe, y por divino
redentor de su pueblo peregrino
el Sanedrín lo aclamará al instante.
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    No hay cruces en la cumbre del Calvario;
por las calles se ven arcos triunfales;
del dies irae a nadie turba el canto;
nubes de aroma, brota el incensario...
¡Qué lástima! ¡Qué lástima, mortales,
que venga tras de Ramos, Viernes Santo!

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ArribaAbajoA Florencio Escardó


(Carta-Prólogo)



ArribaAbajo    Haciendo guerra a la infernal polilla
y asfixiándome el polvo los pulmones,
arrellenado estábame en la silla
descifrando unos rancios cronicones,
cuando entró mi criado,
y en silencio entregome tu carta,
buen Florencio.

Gracias, hermano, gracias. ¿Quién diría
que, en la feliz región que baña el Plata,
encontrara amistosa simpatía
un ser a quien la adversidad maltrata?
—138→
Gracias mil otra vez, noble soldado,
que, en el revuelto campo de las letras,
de tu entusiasmo juvenil armado
lleno de fe penetras.

    He leído tu libro. Francamente
que al terminar me dije: -¡Desdichado!
zahiriendo el pasado
fustigas, como hay viñas, el presente.
El pretexto no es malo,
que así menos escuece el varapalo:
es aquello de: -a ti lo digo, negra,
entiéndelo si quieres tú, mi suegra-.
Revistiendo esqueletos coloniales
de púrpura, oropel y relumbrones,
das a estos tiempos, por demás fatales,
en realidad bien rudos coscorrones.
Pero, chico, es lo cierto
que pretender que sus pecados gordos
odie la humanidad, es en desierto
predicar o cantar para los sordos.
—139→

    Diga la magistral filosofía
lo que quiera. Yo tengo
mi opinión, como mía
disparatada acaso; mas me avengo
un cuarto a dar de conversión, si alguno,
periodista o tribuno,
me prueba con estricto silogismo
que en el mundo no impera el egoísmo,
y que en la humana ciencia
no hay la que llamaré -démosla nombre-
Ciencia por excelencia,
la cual tiene por base este aforismo:
explotación del hombre por el hombre.

Hombres y siglos rómpense la crisma
del tiempo raudo en el eterno abismo.
Y el hombre... ¡siempre el mismo!
La humanidad... ¡la misma!
¿Somos mejores hoy ¡viven los cielos!
que nuestros bisabuelos?
¿Más virtudes hay hoy sobre la tierra?
—140→
¿El mal y el bien no siguen siempre en guerra?
¿No existen hoy, como en lejanos días,
muchas, muchas sociales picardías?
¡¡¡Y a estos llamamos tiempos de ventura!!!
¡¡¡Y a este llamamos siglo de las luces!!!
Pues, en verdad, a mí se me figura
que, a pesar del vapor y del progreso
y de tanto poético embeleso,
vamos al caos a caer de bruces.

    Florencio ¿a qué embromar? -Crucificado
es todo redentor- está probado;
este mundo es un pícaro de cuenta
que, maldito de Dios, lo que escarmienta
leyendo las lecciones del pasado.
Revuélcase en eterno pecadero
y ámalo en tanto grado, que desdeña
el cielo que el Ripalda nos enseña,
y de golpe se arroja en el caldero
de un tal Pero-Botero.
De aquí saco, con lógica agustina,
la conclusión siguiente: al que se inclina
a condenarse, es justo
dejarlo que se salga con su gusto.
Lo demás es majar en hierro frío
cortapisas poniendo al albedrío.


    ¡Basta de burla y de sarcasmo, basta!
Tal vez, y sin tal vez, no fui sincero;
tal vez di paso al desencanto fiero
que así las fibras de mi vida gasta.
¿Quién, en el carnaval de la existencia,
no se mezcla a la humana mascarada,
y, al sentir de una espina la dolencia,
no ríe con grotesca carcajada?
¡¡¡Adiós!!! Abrí una válvula del alma:
¡perdón! Lo hasta aquí escrito
démoslo por no escrito... importa un pito.
Vamos a ver si charlo con más calma.
—142→

    Cierto es que el triste mundo no mejora
de condición: que fue antes lo que ahora.
Así el cielo lo quiso
desde que el padre Adán del Paraíso
mordiera la manzana tentadora.
Es cierto que la prole sigue ciega,
entre vicio y virtud brega que brega;
pero no es constituirse en pedagogo
del siglo en que vivimos que uno escriba
(bien sea por conciencia o desahogo
del ánima expansiva)
y diga a sus hermanos o vecinos:
-No os dejéis enredar en telarañas;
vais por malos caminos;
por si ustedes lo olvidan
sepan que en tiempo de... Maricastañas
por esas breñas desnucose un quidam.
¡No! no son visionarios ni farsantes
los que cual tú combaten arrogantes,
y al mundo dicen al narrar un cuento:
-sírvate de lección o de escarmiento-;
—143→
¿que se malgasta el tiempo sin provecho?
¿Qué lecciones el mundo ya no escucha?
¡Paciencia y barajar! A lo hecho, pecho.
El deber no es el éxito: es la lucha.

    ¡Adelante! Descorre de la historia
los íntimos arcanos,
y si hoy tu afán no te reporta gloria,
quizá tiempos vendrán menos livianos.
No te importe que en esta batahola
rodando siga la mundana bola
como rodaba ayer, ni más ni menos.
Con atacar el vicio haces bastante.
Cumple así tu misión entre los buenos,
y ¡adelante! ¡adelante!

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ArribaAbajo Soneto


ArribaAbajo    Vi elevarse un altar a la virtud
y el crimen castigado por do quier;
vi ¡oh prodigio! constancia en la mujer
y ciencia en la indolente juventud.

    Honrada contemplé a la senectud
y en manos de los buenos el poder;
triunfante la justicia, y el deber
levantado a magnífica altitud.

    Arca abierta miré la caridad
y proscrita la infamia de Caín;
fe en el amor, confianza en la amistad,
patriotismo en la gente más ruïn...
- Pero en dónde vio usted tanto primor?
-En sueños, querídisimo lector.

  —145→  


ArribaAbajo A Juan Martínez Villergas


(Intimidades)


ArribaAbajo    Han corrido doce años desde el día
en que, en tierra anglicana,
nos uniera amistosa simpatía,
exenta de lisonja cortesana.
Yo era un pobre muchacho sin historia,
mal rimador y pésimo prosista,
y ya tú, por derecho de conquista,
gozabas en las letras de alta gloria.
En doce años ¡oh Juan! ni los reflejos
quedan del sol de juventud hermosa.
—146→
y hoy volvemos a hallarnos; pero viejos,
gastada el alma y con la faz rugosa.
Halagábate entonces, noble amigo,
ser de padres modelo;
y hoy, en tu charla familiar conmigo,
me dices: -chico, chico, ¡soy abuelo!
Yo eterno solterón, yo a quien el diablo
llevaba de locura tras locura
te respondí: -pues, hombre, ya a mí el cura
la epístola leyome de San Pablo,
lo que te probará, sin más proceso,
que al cabo de los años senté el seso,
y huélgome del caso, francamente.

    ¡Tú, abuelo! ¡Yo, marido!
¿Verdad que somos viejos? Solamente,
buen Villergas, en mí no ha envejecido
la que a ti me une estimación sincera.
Hoy como ayer, tu pluma placentera
da a mi espíritu encanto
si escrito hubieras en remotos días
—147→
tengo yo para mí que, en vez de llanto,
dispertaras la risa en Jeremías.

    Tú, en el revuelto y pérfido Océano
que política llaman, te lanzaste:
¡túvote Dios dejado de su mano!
No hay penitencia que al pecado baste.
A Castelar te uniste,
como él tenaz republicano fuiste,
y ¡cosa rara en siglo tan voltario!
No abandonas al Cristo que erigiste
y lo sigues leal en el Calvario.
Mas, por propia experiencia,
conoces ya que en el social abismo
ocupa gran lugar este aforismo
la política es ciencia sin conciencia.

También yo en las políticas bolinas
mezcléme de esta tierra pitagórica,
y casi me enloquecen las doctrinas
de República práctica y teórica.
—148→
Será porque soy miope; más te juro
por una santa cruz, si es necesario,
que mientras más escucho a un doctrinario
más y más miro el horizonte oscuro.

    Síntesis: la política es coqueta
de la que debe huir todo poeta.

    Después, senda seguí menos ingrata.
Aspiré polvo que el pulmón maltrata,
rebuscando en ya rancios mamotretos
de tiempos coloniales
los íntimos secretos,
y di a la Inquisición golpes fatales,
trazando sus fatídicos Anales.
luego eché a luz el todo en tres librejos
que la crítica encuentra talcualejos,
halagando tal vez (¡Dios la dispense!)
mi amor propio de autor o de amanuense.
Fue de sepulturero mi faena.
Si bien desenterré cien cronicones,
—149→
he enterrado también reputaciones
que alborotaron la mundana escena.
Y siguiendo la ley de mi destino,
que es quitar polvo a pergaminos viejos,
estoy ya, para visto desde lejos,
es decir, hecho puro pergamino.

    Yo me apliqué al pasado. Tú al presente,
mi maestro y amigo. Y no te asombre
saber que debo a ti principalmente
la muy modesta fama de mi nombre.
Que tú el primero en revelarme fuiste,
en plática amistosa, cuán galana
y cuánta pompa y majestad reviste
la deliciosa lengua castellana.

    No eres aquí en la patria de Peralta,
Caviedes y Vigil, advenedizo,
que por sorpresa asalta
un sitio en nuestro hogar. A tu castizo
y jovial numen le pagó tributo
—150→
quien desterrar del alma quiso el luto,
y extasiarse en los giros elegantes
que dan fama a la prosa de Cervantes.

En torno tuyo ves6 pléyade hermosa
que la mano te tiende cariñosa
de nobles damas que, con formas varias,
a las musas y al arte rinden parias.
Bajo este cielo azul y trasparente
la inteligencia es clara
como el cristal tranquilo de la fuente.
Hay una juventud de gloria avara;
mas de estímulos falta, indiferente,
los frutos de su ingenio brinda apenas.
Sé tú para esa juventud Mecenas.
Sé para ella benévolo maestro
que enseña y no fustiga,
y pues tus obras son en nuestros lares
—151→
a grandes y pequeños familiares,
ni una palabra que amortigüe el estro,
brote, Villergas, de tu pluma amiga.
Ve la mancha, no busques los lunares,
látigo al necio; mas lección benigna
al que revele inteligencia digna,
y si logra los lauros de Helicona,
deberá a tu enseñanza su corona.

    Chispa de luz divina es el talento
y Dios pródigo fue de esa centella,
deslumbradora y bella,
con que del genio la altitud se mide,
en la patria de Pardo y de Olavide.
Da aquí a las letras vigoroso aliento.
La juventud es dócil, aunque inquieta,
y con respeto escuchará tu acento;
que no es la tierra que hoy te domicilia
tierra extranjera para ti, poeta.
Sé bien venido. Estás como en familia.





  —[152]→     —153→  

ArribaAbajoApéndice

  —[154]→  
Respuestas al parte de matrimonio


  —155→  

Arriba A Ricardo Palma



ArribaAbajo    ¡Me han dicho que te casaste!
Yo digo que te salvaste
tú has sido tan camastrón
que te ibas a dar al traste
sin esa reparación.

    Mas te digo que lo veo,
Ricardo, y apenas creo
del caso en la realidad.
¡Tú de la santa hermandad!!!
¿Y aún quedará algún ateo?
—156→

    En fin, es de tocatejas
que el de las historias viejas,
el galano coronista,
llegó a inscribirse en la lista
de los que corren parejas.

    ¿Te casaste? Te salvaste,
y el saber eso te baste;
ya no hay lo de ¡guarda Pablo!
Que has dejado al mismo diablo
la nariz como un codaste.

    Di a tu mujer (que es bonita
lo sé) que de agua bendita
te ponga un mes en salmuera,
y que tome a Santa Rita
desde hoy más por compañera.

    E non del vetusto abasto
faz, de la doña a disfuer,
membranzas, ca siendo gasto
—157→
non santo, tienes tú de ser
don Segundo Alfonso el Casto.

    Y cual de cosas añejas
con las nuevas a placer,
sacas tan lindas consejas
que por buenas, no por viejas,
nos saben entretener;

    Así tu mano maestra,
tu habilidad y talento,
a la que diste la diestra
de este mundo en la palestra
darás vida de contento.

    Amén. Y por el palmito
que te ha llevado bonito
Palma la des tú, bien es;
pero no, por Dios bendito,
la del martirio la des.
—158→

    Amen. No se la darás.
La quieres, pues te has casado,
y tú, chico, sabes más
de lo que te han enseñado
y lo que la enseñarás.

    Amén. Y osaré apostar
que el de Palma y su palmito,
acabarán por formar
con un amor calladito
(Dios se lo guarde) un palmar.

SIMÓN CAMACHO BOLÍVAR.

Lima, 1876.



ArribaAbajo    Loco has sido al ser poeta;
mas ya te encuentro sesudo
bajo ese gordiano nudo
que tu cerviz hoy sujeta.
—159→

Si entraste en la trampa al cabo,
la que consiguió tal palma,
te ha remachado en el alma
muy hondo de amor el clavo.

    La mujer sus glorias funda
en dar caza al calavera
que, más que otros, resistiera
la matrimonial coyunda.

    Cogido estás: -mas por eso
razón de peso hay no poco
para que digas: -no loco,
sino hombre soy de gran seso.

    Cuando se entra el solterón
en el campo marital,
claro que es ministerial
y abjura de otra opinión.
—160→

    La palinodia así cantas hoy,
bogando tu batel
bajo la luna de miel
entre islas de amor ya santas.

   Y, de real orden contrito7,
    figúrome verte al lado
de tu Cristina, alabado
rezándole tú el bendito.

    ¿Qué mayor felicidad,
tórtolo amante, que aquella
de hallarte en jaula con ella
por toda una eternidad?

Las nuevas generaciones
no, pues, de tu celibato
ya aguardarán el relato
entre lindas tradiciones.
—161→

    Les diste un chasco y cabal,
que así también cabal sea
este tu amigo desea
tu ventura conyugal.

RICARDO BUSTAMANTE.

Valparaíso, 1876.

  —163→  

ArribaAbajo    ¿Con que tú que alzaste el grito
en contra del himeneo,
tras de tanto clamoreo,
fuiste a dar en el garlito?
Pues lo celebro infinito,
y el hecho viene a dar fe
de que en el agudo pie
que hoy a aplaudirte me obliga,
será bien tonto el que diga:
-de esta agua no beberé.

También yo que, con matraca,
hice a la casaca frente,
—162→
llegué a ser inconsecuente,
plantándome la casaca.
Prenda que, sin duda, saca
de un error al que la prueba,
pues, ya vieja en mí, tan nueva
por fortuna la mantengo,
que lástima sólo tengo
del hombre que no la lleva.

Haz dichosa a tu mujer,
que a la más digna equiparo,
pues, hombre de gusto,
es claro que habrás sabido escoger.
Mientras el mayor placer
en mí quedará cumplido,
viendo como el Dios Cupido
en ti eslabona y sujeta,
los laureles del poeta
con las glorias del marido.

JUAN MARTÍNEZ VILLERGAS.

Buenos Aires, 20 de mayo de 1816.



ArribaAbajo    ¿Con que, Ricardo, al fin diste al demonio
la existencia de libre codorniz,
y al yugo del bendito matrimonio
       rendiste la cerviz?

ArribaAbajo    Hermano, ya era tiempo: que harto fuiste
en livianas empresas adalid,
y andar de trapisonda no resiste
      ni el mismísimo Cid.

ArribaAbajo    No sé quién es la que hace tu alegría
y causa tu amoroso frenesí;
pero afirmo que ha usado hechicería
       para hechizarte a ti.

ArribaAbajo    Yo no sé quién es ella; mas colijo,
alambicando el hecho en mi magín,
que, pues te hizo su súbdito, de fijo
       sabe más que Merlín.
—164→

ArribaAbajo    Ponme a sus pies, carísimo poeta,
tú, el sólo que aún recuerda en mi país
a este alumno de Apolo que vejeta
       como un hongo en París.

CARLOS AUGUSTO SALAVERRY.

París, 1876.



ArribaAbajo    Tu parte recibí, y a la memoria
se me vino esta fábula o historia.
Gato era Pepitaño antojadizo,
cazador en salón y en pasadizo,
nunca hizo ascos a vieja ni muchacha,
siendo rata, él decía: a la capacha.
Una noche, al brincar una escalera,
se le rompió una pata delantera,
y desde entonces Míster Pepitaño
se fue al desierto y se metió ermitaño,
y hasta estuvo en un tris, no es esto broma,
de que por santo lo aclamase Roma.
—165→

ArribaAbajo    Gallo de duros espolones fuiste;
mas ya el peccavi aterrador dijiste,
hiciste un buen examen de conciencia
y el cura te dio dulce penitencia.
No que te canonicen, buen Ricardo,
pretendo: ser hoy santo es un petardo;
ya a ser santo ninguno se acomoda,
que de la santidad pasó la moda.
Mas, pues de dos en celda en ermitaño
te has convertido, mi amistad ansía
que Dios te acuerde un chico cada año...
¡Ser padre es la más grata poesía!

RAFAEL.



ArribaAbajo    ¿Con que las filas dejaste
de traviesos solterones,
y a las nuestras te pasaste
con armas y municiones?...
—166→

ArribaAbajo    Tú que tanto horror mostrabas
de la boda al dulce plato,
y contento vegetabas
en estéril celibato?...

ArribaAbajo    ¿Tú que por meses y meses,
ora en prosa o verso agudo,
diste tajos y reveses
contra el sacrosanto nudo?

ArribaAbajo    Pues hiciste lo que todos
en el mundo tentador,
que nos dice de mil modos:
no hay burlas con el amor.

ArribaAbajo Y es así, en cuestión casaca
no hay quien las cosas reforme:
viene una chica y nos saca
a lucir el uniforme.
—167→

ArribaAbajo    Y cautivos por entero,
sin sesos en la cabeza,
quedamos como el carnero
que sirvieron a su Alteza.

ArribaAbajo    Esta verdad tan sabida,
mucho Antes de Calderón,
la sintieron en su vida Larra,
Lafuente y Bretón.

ArribaAbajo    Mas colijo por tu numen
y tu gusto delicado,
que de gracias el resumen,
y de virtudes dechado.

ArribaAbajo    Debe ser como ninguna
la mujer que has elegido,
y que hoy tiene la fortuna
de llamarte su marido.
—168→

ArribaAbajo    Que feliz con ella seas,
en la vida fatigosa,
y que en torno tuyo veas
una prole numerosa.

Arriba    Es el voto más sincero,
que con afecto te envía,
un amigo verdadero
que ingresó en la cofradía.

JORGE DELGADILLO.

Sucre, 1877.





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