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«Bibliotheca arabico-hispana». Tomos VII y VIII

Francisco Codera y Zaidín





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Desde que, gracias al decidido apoyo de la Academia, pude emprender la publicación de la Bibliotheca Arabico-Hispana, contraje el compromiso de gratitud de dar cuenta á la misma de las noticias más importantes contenidas en cada tomo ó en cada obra publicada.

Los tomos VII y VIII, publicado éste recientemente, contienen la obra histórica de Aben Alfaradhí, titulada Título   —493→   Historia de los sabios de Alandalus: tanto del autor, como de la obra, desconocida antes en Europa, y que examiné en Túnez, di noticia al dar cuenta de mi viaje.

Adquirida copia del códice de la mezquita de Túnez, copia que fué adquirida para la biblioteca de la Academia, me decidí á emprender su publicación, habiendo tenido la suerte de poder tener presente el original durante todo el tiempo de su impresión, que hubiera sido mucho más difícil, teniendo á la vista sólo la copia moderna.

En el tomo VIII, terminada la obra de Aben Alfaradhí, creí oportuno incluir dos apéndices, que comprenden el texto de doce hojas que faltan en el Códice Escurialense de Aben Pascual, y que por tanto faltan en la edición de esta obra que publiqué en los tomos I y II de la Bibliotheca.

Estos apéndices están tomados del tomo II de Aben Pascual, copia moderna mandada hacer en Fez para la Academia, y que figura con el número 49 entre los manuscritos árabes adquiridos á consecuencia de mi viaje.

Al dar cuenta de la existencia en Túnez de la obra de Aben Alfaradhí, hice algunas indicaciones respecto á su importancia, é indiqué de paso algunas de las noticias que de dicha obra había extractado en los días que pude tenerla á mi disposición: hoy creo oportuno dar noticias más detalladas, fijándome, como siempre, sólo en las que me parecen de más interés.

El número de biografías contenidas en esta obra es el de 1.649; lo mismo que en los otros Diccionarios biográficos, que llevo publicados, se incluyen biografías, no sólo de musulmanes españoles, sino también de musulmanes extranjeros que estuvieron en Alandalus: las poblaciones á que pertenecen los personajes biografiados son muchas, algunas no fáciles de determinar: por el orden alfabético del índice geográfico tenemos:

Arjona, 2.-Écija, 71.-Lisboa, 2.-Sevilla, 41.-Osuna, 9.-Uclés, 1.-Ocsonova, 1.-Elbira, 73.-Becha, 26.-Baena, 50.-Badajoz, 20.-Belda, 2.-Valencia, 4.-Todmir ú Orihuela, 25.-Tudela, 22.-Algeciras, 21.-Jaén, 30.-Raya, 12.-Raya del clima de Vélez, 1.-Raya del clima de Córdoba, 3.-Zaragoza, 62.-Sidonia, 38. -Tortosa, 11.-Toledo, 85.-Fahs Albolut, 2.-   —494→   Firrix, 16.-Cabra 14.-Córdoba, 680.-Carmona, 8.-Calatayud, 3.-Lérida, 2.-Lorca, 8.-Mérida, 2.-Málaga, 9.-Murcia, 3.-Marchena, 10.-Morón, 4.-Guadix, 3.-Guadalajara, 23, y Huesca, 37.

En los apéndices de Aben Pascual van incluidas 116 biografías. Pasemos ahora a indicar algunas de las noticias más interesantes que se encuentran en Aben Alfaradhí.

Ya indiqué á la Academia que conceptuaba como de las noticias más curiosas la mención, aunque incidental, del Tratado de Pamplona en tiempo de la conquista: en dos biografías se hace mención de dicho tratado con motivo de encontrarse en él la firma de dos de los tabies ó discípulos de los compañeros de Mahoma, Hanax ben Abdalá y Alí ben Rabah.

Merecen copiarse las palabras del autor para que cada uno aprecie la noticia conforme le dicte su crítica.

En la biografía de Hanax ben Abdalá el de Sana de Siria, dice el autor: «Contónos Abdalá ben Mohámad ben Alí, el cual decía, contónos Ahmed ben Jálid, el cual decía, contónos Mohamad ben Wadah que uno de los wacires le contó que había encontrado el testimonio de Alí ben Rabah y Hanax ben Abdalá en el tratado de Manbaluna» a (tomo VIII, pág. 109).

En la biografía de Ali ben Rabah (pág. 256) dice lo mismo y con las mismas palabras: Alí ben Rabah murió en el año 117, de la hégira, y Hanax en el 100; por tanto la llegada de los moros á Pamplona, pues el Manbaluna Manbaluna, indudablemente se refiere á ella, ocurrió antes del año 100 de la hégira.

Si esto ocurrió en tiempo de Muza ó en el de su hijo Abdelaziz, no hay datos para determinarlo: los autores árabes dicen que Abdelaziz continuó las conquistas de su padre, pero sin mencionar lugar alguno.

Aben Alfaradhí al hablar de Naaman ben Abdalá (tomo VIII, pág. 29), dice que habiendo llegado á presencia del califa Çuleimán con la noticia de la conquista, pidió volver á su frontera y murió mártir en el extremo de las fronteras de Alandalus, sin fijar la fecha1; pero como Çuleimán ben Abdelmélic ocupó el   —495→   califato desde la mitad de chumada postrero del año 96 (26 de Febrero de 717), hasta 10 por andar de safar del 99 (2 de Octubre de 717), resulta que Naamam no llevó noticias de las primeras campanas de los árabes en España, sino de otras que no conocemos, y pudo muy bien haber asistido á la campaña de Pamplona ó de otro punto lindante con tierra de cristianos.

Al indicar Aben Alfaradhí la existencia del tratado de Pamplona, no sabiendo de autor antiguo que mencione el hecho, en lo que se refiere á la particularidad de que la firmaran Hanax y Alí, consigna que lo había oído á su maestro Abdalá ben Mohamad ben Alí, quien á su vez lo había oído del suyo Ahmed ben Jálid, y éste de Mohamad ben Wadah, á quien un wazir contó que había encontrado el testimonio de Ali ben Rabah y de Hanax ben Abdalá en el tratado de Pamplona.

Para averiguar en qué tiempo se conservaba aún el tratado, hay que fijar la fecha en que vivía Mohamad ben Wadah: con estos nombres encuentro en Aben Alfaraddí tres personajes diferentes; pero resulta de un modo casi terminante que aquí se refiere al Mohamad ben Wadah ben Bazí, natural de Córdoba, que nació en el año 199 y murió en el de 278 (biografía 1134), pues éste fué maestro de Ahmed ben Jálid (ben Yezid ben Mohamad ben Çalim ben Çuleimán, conocido por Aben Alchabbab), muerto en 322 (biografía 94), maestro á su vez de Abdalá ben Mohamad ben Alí (ben Xaria ben Safar ben Çamaah, conocido por Aben Albechí), de quien Aben Alfaradhí recibió directamente la noticia.

Resulta de lo dicho que á mitad del sido III de la hégira se conservaba el tratado de Pamplona, y por tanto, que si tuviéramos la suerte de que apareciese algún ejemplar del primer tomo de la obra de Aben Hayyan, que dos siglos más tarde escribió en Córdoba, teniendo á la vista los documentos de siglos anteriores, podríamos tener la casi seguridad de que se aclarasen éste y otros puntos muy importantes de nuestra historia.

Otra de las noticias más curiosas é importantes que extracté de la obra de Aben Alfaradhí, y de la que también dí cuenta á la Academia, fué la existencia de tres musulmanes españoles descendientes del Conde D. Julián: estos tres personajes son padre,   —496→   hijo y nieto, los tres de alguna celebridad entre los autores árabes que los mencionan, aunque en algunos es imposible reconocerlos por haber suprimido en su genealogía los nombres no árabes: una vez reconocidos á pesar de la omisión, se les ve citados con frecuencia, y en una de las obras biográficas adquiridas para la Academia, encuentro noticias más detalladas que en el mismo Aben Alfaradhí.

El primero de los tres descendientes de D. Julián, Ayub ben Çuleimán ben Hácam ben Abdalá ben Balcayax ben Ilyan el Godo, resulta ser cuarto nieto del conde D. Julián, si no hay omisión en la genealogía: Ayub murió en el año 326 de la hégira; su hijo Çuleimán, á quien el autor cita muchas veces como fuente de sus conocimientos históricos, pues fué su discípulo, murió en 377, y Ahmed, nieto del primero, murió en 388.

Los dos primeros nos eran conocidos por lo poco que de ellos dice Addabhí, quien al extractar la obra de Aben Alfaradhí, en este caso, como en otros muchos, omitió lo que para nosotros tiene más interés.

Aben Alfaradhí, al dar noticia del primero de estos personajes, Ayub ben Çuleimán, hace alguna alusión á la influencia que tuyo D. Julián en la introducción del islamismo en Alandalus, islamismo que sus descendientes debieron de entender de un modo particular, pues dice el autor «que habiendo Ayub viajado por el Irac, introdujo en Alandalus muchos de los libros de los iraquíes, y que en sus opiniones religiosas se inclinaba al racionalismo, -era amigo de la consideración (personal) y no aceptaba el profesar ¿una secta determinada?- que gozaba de autoridad por sus conocimientos y por lo ilustre de sus parientes, de que quedaban huellas en la introducción del islamismo en tierra de Alandalus por su abuelo Julián.»

Las mismas noticias y casi con las mismas palabras da Aben Iyadh al tratar de este descendiente de D. Julián y de sus doctrinas; pero da además otras muy interesantes respecto á un hijo de D. Julián y su familia, noticias que no encontramos en otra parte.

Aben Iyadh en su obra Arreglo de los ingenios y aproximación de los caminos para el conocimiento de los jefes de la secta de   —497→   Málic2, dice antes de dar las noticias, que hemos copiado de Aben Alfaradhí: «Ayub ben Çuleiman ben Hacam ben Abdalá ben Balcayax ben Ilyan (dice Ilban), el de Córdoba (¿el godo?), era señor (ó gobernador) de Ceuta en los últimos tiempos de la dominación de los cristianos en Alandalus, y le pasó con Rodrigo una historia célebre, y por la traición de éste con la hija de aquel provocó á ira á Julián, quien... é introdujo á los muslimes en tierra de Alandalus á las órdenes de Táric ben Ziyad, siendo causa de la conquista de Alandalus: luego se trasladó á Córdoba, y su hijo Balcayax, ascendiente de estos, se hizo musulmán, y su posteridad siguió en Córdoba.»

El nombre Balcayax, que llevó el hijo de D. Julián, es muy especial y no se parece á nombre árabe ni visigodo conocido: en Aben Alfaradhí aparece una de las tres veces con el artículo Albalcayax3.

De Çuleimán, hijo del anterior, dan extensas noticias tanto Aben Alfaradhí como Aben Iyadh, pero de poco interés para nosotros; pues se reducen á dar los nombres de sus maestros y discípulos: entre estos últimos se contaba el mismo Aben Alfaradhí: ambos autores convienen en que tenía regulares conocimientos en muchas ciencias, y en que, como su padre, gozaba de autoridad y se inclinaba al racionalismo: murió en el año 377.

Del nieto Ahmed ben Çuleimán ben Ayub dan también noticia ambos autores, si bien Aben Iyadh no le dedica capítulo aparte: dicen que tenía también regulares conocimientos en varias ciencias y que era íntegro y recto.

Hasta ahora se han tenido muy poco en cuenta las doctrinas filosófico religiosas de los musulmanes españoles para explicar su historia: en Aben Alfaradhí se vislumbra en ciertos casos la influencia que en las luchas civiles ejercieran tales doctrinas, y en realidad en varios de los autores árabes se encuentra alguna que otra indicación en el mismo sentido.

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Noticias acerca de los muladíes.- Hemos visto al hablar de los descendientes de D. Julián, que Ayub introdujo en Alandalus los libros de los iraquíes y era propenso al racionalismo: hablando de otros personajes que profesaban las mismas doctrinas, hacen Aben Alfaradhí y Aben Iyadh indicaciones especiales que son para tenidas muy en cuenta.

De Mohamad ben Çuleimán ben Mohamad ben Talid, natural de Huesca, donde ejerció las funciones de cadí y tuvo gran prestigio, leemos en Aben Alfaradhí que estuvo en Irac, -que profesaba acerca del vino las doctrinas de los Iraquíes, y era acérrimo partidario de los muladíes: añade Aben Iyadh, bajo la autoridad de Aben Abu Dolaim y de Aben Hárits, que era el jefe de los alfaquíes (jurisconsultos) de la Frontera, y que fué cadí de Zaragoza y Huesca en días de tres emires, Mohamad y Abdalá (falta sin duda el nombre de Mondzir).

Al hablar de Abdalá ben Alhaçan ó Alhoçain, conocido por el Çandí, también natural de Huesca y cadí de la misma ciudad, dicen los dos biógrafos antes citados que era acérrimo partidario de los muladíes y en oposición con los árabes: Aben Iyadh da bastantes más noticias, comenzando por explicar la razón del apodo el el Çandí, debido á que su abuelo tenía la cabeza semejante á un melón sandía: dice después, que gozaba de gran autoridad en su país, siendo muy estimado de los gobernadores de la Frontera, acerca de cuyos asuntos le consultaba Abderrahmán (III.º), quien le nombró cadí de Huesca, Barbastro y Lérida.

En estas biografías se hacen indicaciones bastante concretas respecto á la rivalidad entre árabes y muladíes en la Frontera superior, resultando el hecho singular de que los cargos más importantes estaban desempeñados por muladíes ó al menos partidarios suyos, y que gozaban de gran influencia con los gobernadores y aun con los príncipes: no dejan de hallarse también en Aben Alfaradhí noticias referentes á los muladíes andaluces, y á las escenas de sangre producidas por la rivalidad de ambas razas.

Hablando de Abdalá ben Omar ben Aljattab, natural de Sevilla, de quien por el extracto de Addabbí no constaba que fuese muladí, es decir, descendiente de cristiano renegado, dice nuestro   —499→   autor que llenó á Sevilla de ciencia, facundia y elocuencia, de tal modo que los mismos árabes le honraban: cuando sobrevino el odio (ó el tumulto) entre árabes y clientes (muladíes en su mayor parte) fué muerto el año 296.

Aben Iyadh da noticias más detalladas diciendo que Abdalá ben Omar era de los clientes de Sevilla, aunque se dice que era de los islamizados, como con razón dice Aben Alfaradhí, -que su abuelo Jattab ben Abu Aljattab había sido cadí de Sevilla en tiempo del emir Abderrahmán (II.º) ben Alháquem; -que el padre de Jattab se llamaba Angelino y se hizo musulmán por intervención de Alí ben Aben Moslim el Açlamí (sigue algo que no entiendo por la pésima letra de la copia), -que Aljattab murió en el año 237 en Sevilla, dejando dos hijos, Mohamad y Omar, de los cuales el primero fué cadí de Sidonia, y el segundo de Sevilla después de su padre; -que Abdalá ben Omar era de los alfaquíes de quienes hace mención Aben Abu Dolaim, y que fué muerto en el año 296, fecha que con mucha facilidad se confunde con la de 276 que consta en el texto impreso de Aben Alfaradhí: en Addabbí, por errata de copia ó de impresión, pusimos 176 como fecha de la muerte de Abdalá.

De estas mismas disensiones entre muladíes y árabes, ó mejor dicho musulmanes, que quizá pudiéramos llamar ortodoxos, encontramos otra víctima en la familia del autor, cuyo abuelo Nasar fué muerto en Écija en el tumulto entre muladíes y árabes.

Rescate de prisioneros. Más de una vez al fijar la consideración en nuestra historia árabe, nos ha ocurrido la idea de que las expediciones ó incursiones de los musulmanes en territorio cristiano y viceversa, en muchos casos no tenían por objeto recobrar del enemigo el país perdido ó la conquista, sino hacer botín y proveer de este modo á las necesidades del erario: la guerra, principalmente en su forma de piratería ejercida por el Estado ó por los particulares, pero pagando una subvención al Estado, ha sido hasta principios de este siglo la principal fuente de riqueza del erario de los estados berberiscos.

En Aben Alfaradhí encontramos varios casos de musulmanes rescatados del poder de los cristianos por cuenta de las familias, ó   —500→   por la de piadosos ascetas, que dedicaban sus bienes de fortuna á tales fines piadosos.

En Huesca encontramos una familia, la de los Banu Moadzin, cuyos individuos debieron de invertir grandes sumas en el rescate de prisioneros.

De Abil Osmar Yúçuf ben Moadzin ben Aixun, natural de Huesca4, dice Aben Alfaradhí que era de los que gastaban sus riquezas en el camino de Alá, y que redimió cerca de cien cautivos: Aben Iyadh dice lo mismo, añadiendo con referencia á Aben Abu Dolaim que era célebre por su ciencia y religiosidad y dado á la contemplación y amor de Alá.

Tres hijos de Yuçuf encontramos mencionados: de Ahmed dice Aben Alfaradhí que era de los devotos y que redimió de tierra del enemigo 150 muslimes: murió en el año 307. Aben Iyadh hace mención de otros dos hermanos celebrados por su ciencia, bondad y abstinencia; Yúnus, que murió en el año 296, y Mohamad en 317: después de esto, refiriéndose á Aben Alfaradhí, consigna lo que se refiere al hermano Ahmed, único citado por Aben Alfaradhí.

Aunque en lo expuesto ninguna indicación encontramos de las sumas que la familia de los Banu Moadzin invirtiera en la redención de cautivos, de la misma época y de región poco distante encontramos un dato precioso, que nos probaría la abundancia de numerario entre los muslimes españoles, si ya no tuviéramos otras muchas en el mismo sentido.

En la biografía de Omar ben Yuçuf ben Muza ben Fahad, natural de Tudela, dice Aben Alfaradhí y con él Aben Iyadh, que fué hecho prisionero en compañía de su hijo y de su hermano, y que se rescataron en 15.000 dinares (monedas de oro): Omar ben Yuçuf, conocido en la Frontera por su ciencia y excelencia, fué cadí de Tudela durante veinticinco años, hasta que murió en 337, de edad de 93 años.

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La celebridad de esta familia y su importancia en Tudela debió de continuar por bastante tiempo, pues en Aben Iyadh encontramos mención de dos nietos de un hermano de Omar: llamábanse Ahmed é Iça, y ambos fueron cadíes de Tudela y murieron en 386.

De cómo en casos especiales se reunía el dinero necesario para la redención de cautivos, encontramos curiosas noticias en el historiador llamado hoy Anónimo de Copenhague (Ms. Gg., 490 de la Bibl. Nac.), en el cual á la pág. 33 leemos que, al apoderarse los cristianos de ¿Santafila? el 27 de safar del año 548 (2 de Julio de 1182), entre hombres y mujeres se llevaron 700 prisioneros, que fueron rescatados por la gente de Sevilla en 2.775 dinares de oro, de cuya cantidad 100 dinares fueron dados por Aben Zaifar, reuniéndose lo restante en la mezquita5.

Procedimiento análogo seguían los cristianos por el mismo tiempo; pues vemos á los Obispos y Concilios conceder indulgencias á los que dieren limosna para el rescate de cautivos.

En 1137 el obispo de Roda Gaufredo concede indulgencias á los fieles que dieren limosna para el rescate de un cautivo, que en Lérida había dejado en rehenes una hija y una sobrina á fin de poder salir á reunir la cantidad que se lo exigía para poder salir del cautiverio6.

Noticias literarias. En Aben Alfaradhí, más que en los Diccionarios biográficos posteriores, encontramos noticias muy interesantes, ya de los españoles que, habiendo viajado por Oriente, trajeron á España como fruto de sus viajes los libros y conocimientos de tal ó cual autor -ya de las doctrinas ó sectas filosófico-religiosas que profesaban, con indicación de los puntos donde las habían aprendido: tales noticias pudieran muy bien servir de punto de partida para un trabajo especial en que se pusieran de manifiesto las ideas filosófico-religiosas de los musulmanes españoles en los diferentes períodos de su dominación en España.

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También se encuentran en Aben Alfaradhí noticias sobre administración, noticias que también sería conveniente fuesen objeto de un estudio especial, para deducir el conocimiento de la complicada administración, de la cual poco ó nada sabemos.

Aunque el período que abarcan las biografías escritas por Aben Alfaradhí es desde la conquista hasta los últimos años de Hixem II, ó sea el período de la unidad, que sin embargo alguna vez llega á romperse, el autor da algunas noticias de los tres reinos que, aunque efímeros, llegaron á considerarse verdaderamente independientes.

Así aparece alguna noticia del reino de Huesca y de su rey Mohamad ben Abdelmélic Atawil (el Atovel de nuestras crónicas): dos ó tres veces se hace mención de Mohamad ben Lope, rey de Zaragoza, que también dominó en Lérida, donde parece residió por algún tiempo, -y por fin de Aben Merwau, rey de Badajoz, de quien hace mención con motivo del propósito que tuvo de dar muerte, por una falsa denuncia, al honrado y virtuoso alfaquí de su confianza Yuçuf ben Sofian, de cuyo propósito desistió por la impresión que en su ánimo produjo la caída de siete rayos, de los cuales uno cayó en un ángulo de la sala en que estaba el rey, que consideró esto como un aviso del cielo.

Interminable resultaría mi reseña si hubiera de aprovechar todas las papeletas que he debido hacer de las noticias de hechos que podrían y deberían incluirse en una historia general de los árabes españoles.

Por el estudio que para este trabajo he hecho de la obra de Aben Iyadh, de que ya dí cuenta á la Academia, cuando la adquirí para su biblioteca, resalta más la importancia de dicha obra, en la que ya había encontrado noticias muy interesantes al recorrer á la ligera las biografías de los muchos españoles pertenecientes á la secta de Málic, de quienes en ella se hace mención: puede suponerse que en las biografías de los no españoles, muchos de los cuales viajaron por España, habrá algo importante para nuestra historia, y que por tanto es obra que debiéramos publicar: por desgracia el manuscrito de que disponemos, aunque en general bastante correcto, es de letra muy mala, que á veces me   —503→   ha sido imposible leer; pero aunque esta obra de Aben Iyadh es desconocida en Europa7, creo que en Túnez y en la Argelia ha de ser casi común, y quizá no fuera difícil proporcionarse algún ejemplar más ó menos antiguo y de mejor letra.





Madrid 18 de Noviembre de 1892.



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