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71

El coloquio de los perros (ed. cit., p. 315).

 

72

«[...] y en todas se le representó grave, alegre, discreta, aguda, y sobremanera honesta: estremos que se acomodan mal en una farsanta hermosa» ( Persiles, ed. cit., p. 284); «En fin, le dijo que si en alguna cosa se verificaba la verdad de un antiguo refrán castellano, era en las hermosas farsantas, donde la honra y provecho cabían en un saco» (ibidem, p. 286).

 

73

El licenciado Vidriera, en Novelas ejemplares (ed. de JUAN BAUTISTA AVALLE-ARCE [Madrid: Castalia, 1982], vol. II, p. 135).

 

74

Entremeses, ed. de EUGENIO ASENSIO, en Suma cervantina, a cargo de JUAN BAUTISTA AVALLE-ARCE y EDWARD C. RILEY (Londres: Támesis, 1973), p. 196.

 

75

Cuando Villalobos tenía setenta años, según él mismo lo refiere, publicó un volumen misceláneo con esta portada: «Libro intitulado Los Problemas de Villalobos, que trata de cuerpos naturales y morales, y dos diálogos de medicina, y El Tractado de las tres grandes, y una Cancion, y la Comedia de Amphytrion», Juan Picardo, Zamora, 1543. No obstante, la traducción de la comedia y el tratado anexo, las Sentencias, fueron compuestos y editados décadas atrás, tal y como lo indica el cierre del texto: «De Calatayud, en 6 de octubre de 1515 años».

 

76

Sobran ejemplos de la enajenación de la voluntad. Escojo unos cuantos: «Camila no tenía otro gusto ni otra voluntad que la que él quería que tuviese» (Quijote 400). «No se desmandaban sus pensamientos [de Leonora] a salir de las paredes de su casa, ni su voluntad deseaba otra cosa más de aquella que la de su marido quería». Carrizales decide rogar a Leonora «que después de mis días, que serán bien breves, disponga su voluntad, pues lo podrá hacer sin fuerza, a casarse con aquel mozo, a quien nunca ofendieron las canas de este lastimado viejo; y así verá que, si viviendo, jamás salí un punto de lo que pude pensar ser su gusto, en la muerte hago lo mismo, y quiero que le tenga con el que ella debe de querer tanto» (Novela del celoso, 184 y 219).

 

77

En «Tres miradas a la Novela del Curioso impertinente», analizo el desdoblamiento de Anselmo en Lotario, identificación amorosa que, desde la perspectiva de Villalobos, se hace manifiesta en la siguiente puntualización del narrador: «andaban tan a una sus voluntades, que no había concertado reloj que así lo anduviese» (Quijote 399).

 

78

Nótese el uso de la misma palabra en este terceto:


Yo he abierto en mis Novelas un camino
por do la lengua castellana puede
mostrar con propiedad un desatino


(El viaje del Parnaso, 81).                


 

79

Véase Sieber (1-8); asimismo, Huarte de San Juan (480 y ss.).

 

80

En palabras de Villalobos, «el amador es loco de atar». A este respecto, recuérdese que el propio Anselmo reconoce ante Lotario su falta de juicio: «llegará mi alegría por tu solicitud al grado que ha llegado mi descontento por mi locura» (Quijote 402).