Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Carta de Rodolfo Usigli a Amalia de Castillo Ledón. Oslo, 28 de agosto de 1963

Rodolfo Usigli



Rodolfo Usigli, escribió esta carta a petición de Amalia de Castillo Ledón para acallar las críticas suscitadas por un comentario que hizo la autora respecto a su obra al haber dicho que era la primera pieza de ambiente dramático político que se llevaba a escena (Olga Martha Peña Doria, Entre la pluma y la polis, Amalia de Castillo Ledón. España: Editorial EAE, 2012):





Primera en muchos órdenes de la cultura, la sensibilidad y la acción social en México, Amalia Castillo Ledón no es nuestra primera escritora en términos cronológicos. De sor Juana a Isabel Prieto de Landázuri, hay mujeres mexicanas a quienes la poesía dramática ha atraído y fascinado como una forma de literatura mayor y, sobre todo, como la más alta de la expresión humana, y para quienes el amor de un teatro en sueños que no alentaba nuestro ambiente nacional era como el amor de la patria en gestación, bajo una tiranía secular para nuestras heroínas históricas.

Antes de que Amalia Castillo Ledón estrenara Cuando las hojas caen en la temporada de la Comedia Mexicana que le debió en rigor su nacimiento y su vida, habían escrito y presentado piezas de teatro, María Teresa Farías de Isassi, Eugenia Torres, Catalina D´Erzell, María Luisa Ocampo. Después vendrían Julia Guzmán, Margarita Urueta, Margos de Villanueva, Luisa Josefina Hernández, Elena Garro y otras.

Pero sí corresponde a Amalia el derecho a ser considerada la primera mexicana que escribió una pieza política en la que, a la vez que se llevaba limpiamente la psicología y la sensibilidad de nuestras mujeres, se criticaba a un régimen político que minaba la moral del país y era nocivo por igual para sus mujeres y para sus hombres. En el prólogo a mis Tres comedias impolíticas, rindo homenaje a Amalia como precursora del género. Alberto Bianchi fue a la cárcel por haber escrito una pieza contra la leva en el régimen de Sebastián Lerdo de Tejada; Rodolfo Usigli, mucho más tarde, sufriría persecuciones de diferentes órdenes por «El gesticulador». Amalia Castillo Ledón, belleza y adorno de México en todos los aspectos -el plástico, el intelectual, el moral, el cívico- recibió injurias y amenazas de vitriolo por su comedia Cubos de noria, que planteaba con acierto el conflicto entre el ser humano y la política. Su lugar dentro del teatro mexicano está ganado a pulso y a sonrisa. Una sonrisa que cantó más de un poeta ilustre, y un pulso que le permitió luchar sin desmayo, y victoriosamente, por la conquista de la plenitud de derechos cívicos para las mujeres de México.

En una conferencia que pronuncié en el Palacio de Bellas Artes en 1961, recuerdo haber aludido a Peligro deshielos como a una pieza de un tipo que no existía y debía existir, dentro del teatro mexicano, que nadie había escrito antes en México. Su anécdota, su sobrio juego dramático, su humanísima planteación, rigurosamente alternada de un amor de fondo, sincero, y de las flaquezas superficiales de los personajes, conflicto latente desencadenado bajo la presión de una acción insólita y de acontecimientos por lo menos inusitados, pero traducidos escénicamente sobre la pauta aristotélica de la «probabilidad», forman un conjunto ejemplar la limpia calidad de su construcción teatral, su bien graduada intensidad, un sentido de suspensión y de angustia logrado con tanta y tan hábil sencillez, hacen de la obra de esta señora autora, una señora obra que pertenece al buen teatro moderno, nítidamente mexicana de sensibilidad y universal de proyección y alcance.

Curiosamente, ahora que he podido presenciar los peligrosos deshielos de Noruega, alguna dama diplomática refirió en una tertulia el asunto mismo de esta pieza, que Amalia explica en su edición cómo le fue contado en dos versiones diferentes durante su gestión diplomática en Suecia.

Pero aunque la anécdota, pese a los autores neoexpresionistas del teatro del absurdo o del antiteatro, siguen siendo inamovible parte esencialísima de una pieza, lo que importa en este caso es la solución humana que aporta la autora: los dos seres a quienes el amor saca de la sombra en que se han debatido porque era la sombra que les era propia sin que ellos mismos lo entendieran bien. Demostrar, en suma, que el hielo, que también suele formarse en los seres humanos, en la estación de crisis, es como una gran negrura de apariencia blanca y que en el deshielo de las duras pasiones, en el calor recobrado del sencillo y complicado amor humano, está la salvación y no el peligro.

Pieza de madurez, de observación y de comprensión de todo lo humano, en la que flota y de la que trasciende un entrañable sentimiento de ternura cordial: en la que los personajes crecen en sí mismos en vez de caer en la nada, como ocurre con tantos de los que nos presentan sedicentes autores modernos. Pieza que pertenece al teatro en verdad.

Rodolfo Usigli.
Oslo, 28 de agosto, 1963.





Indice