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Volumen 8 - carta nº 204

De JUAN VALERA
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Bruselas, 1 enero 1887

Feliz año nuevo, mi querido Menéndez. Acabo de recibir su carta del 30 del mes pasado y quiero contestar a Vd. a Santander antes de que vuelva a Madrid. Cuando usted vuelva le ruego que vaya a ver a Corina de mi parte y le haga una visita por mí de año nuevo. Yo no la escribo porque no quiero ponerla en el apuro de desairarme o de hacer el sacrificio de escribir, cosa que ella detesta.

Me ha hecho gracia lo que Vd. dice de los plagios de Fastenrath. Yo le he dado el bombo porque soy bonachón, y creo que, en medio de todo, Fastenrath nos sirve; pero ¿cómo he de desconocer yo que Fastenrath es un tonto, con rara facilidad de aprender cosas y de escribirlas en todas las lenguas? Por consiguiente, siempre que Fastenrath diga algo, con visos de discreto, ya puede Vd. estar seguro, sin erudición, sino a priori, que aquel garbancito no ha salido de aquel pucherito. Pero, en fin, cómo quiera que ello sea, alguna gratitud debemos a Fastenrath. Y yo no lo digo tanto por mí y por la traducción suya de Pepita Jiménez, pues, a más de la suya, corren en Alemania otras dos traducciones de la misma novela.

Ahora hay en Francia, dígame Vd. si le conoce, un escritor-debe ser joven-llamado nada menos que Boris de Tannenberg, el cual se ha puesto en correspondencia conmigo. Escribe un libro que me asegura saldrá a luz a fines de 1887, sobre nuestros poetas. Hasta el plan de su libro me ha enviado en consulta, y me veo obligado a darle algunos consejos. En fin, yo me alegraré de que, ya que escribe, escriba lo menos mal posible.

Seguiré escribiendo mis Apuntes, pues Vd. me anima a ello. Mucho bueno y divertido se puede decir aún. La materia dista infinito de estar agotada. Yo quiero, además, hablar de los poetas líricos, de Baudelaire y Rollinat sobre todo.

El prólogo sobre las Poesías del Duque de Almenara es corto. No estaba yo en vena cuando le escribí. Pero todos los elogios que hago de los versos son verdaderos y sentidos, y esto se debe de conocer y dar al prólogo cierto agrado; el de la buena fe y el candor.

El nuevo Duque me escribe mostrándoseme muy agradecido y muy satisfecho de mi obrilla. He visto ligeros juicios críticos en los periódicos sobre el libro de Eguílaz, de que Vd. me habla, y tengo mucha gana de leerle; pero repito que por aquí no llega jamás libro alguno español, y esto es culpa, en parte, de la desidia de nuestros autores y editores. ¿Quién sabe? Tal vez se venderían nuestros libros si llegasen, si aventurásemos, enviando algunos, el valor del porte.

Lo que digo de aquí digo de Alemania y otras naciones. Adiós. Créame siempre su afmo. amigo

J. Valera

 

Valera-Menéndez Pelayo , p. 339-340.