Visor de obras.

Volumen 8 - carta nº 270

Bruselas, 24 febrero 1887

Mi querido amigo Menéndez: Días ha que no recibo carta de Vd., pero no me extraña: en Madrid hay muchos quehaceres y diversiones. Vi en los periódicos que dió Vd. en el Ateneo una lección sobre Quintana. Cuando se imprima la lección, no deje usted de mandarme un ejemplar, pues deseo mucho leerla, seguro de que su lectura será sabrosa.

Ayer terminé y envié el artículo IX. Mucho se me ocurre decir aún, pero me voy cansando; temo, además, cansar, y me inclino a acabar la serie con el X, dejando para la carta-dedicatoria a Alarcón lo que se me quede por decir y me parezca interesante o divertido.

Aguardo con impaciencia los ocho ejemplares que he pedido a Catalina de mis Cuentos, diálogos y fantasías. ¿Cómo es que no acaba de aparecer el tomo?

Por último, no pude resistir a la tentación de escribir á Cánovas pidiéndole un prólogo a mis cinco novelas, que han de aparecer en tres tomos de la Colección de Autores Castellanos. Cánovas no me ha contestado aún.

Perdóneme Vd. que le muela con encargos, pero vuelvo a insistir en preguntarle cuáles son las asignaturas del primer año de Derecho, cuáles los libros de texto y qué hay que hacer para que Luis, mi hijo, pueda examinarse del primer año, o en julio o en octubre próximo. Esto me interesa en extremo.

¿Qué es y qué vale un señor Lapoulide que me escribe y me envía un libro suyo, que no he leído aún, titulado Descubierta?

Adiós. Consérvese bueno. Ya no insisto en pedir el Atlas de Deventer.

Créame Vd. su afmo. amigo

Valera-Menéndez Pelayo , p. 353.