Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

Volumen 17 - carta nº 58

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A   JUAN VALERA

Santander, 17 julio 1903

Mi muy querido amigo D. Juan: Recibí su gratísima carta y me apresuro a comunicar a Vd. las noticias sobre Carbó, que serán muy pocas, porque su vida fué cortísima. Tengo presente el Diccionario de escritores catalanes del siglo XIX de Elías de Molíns y algunos datos más que me comunicó hace años la viuda de Carbó, doña María de los Remedios Sallent, cuñada de Milá.

Don Juan Francisco Carbó nació, de padres catalanes, el 29 de enero de 1822, en la isla de Curaçao, donde su familia residía, supongo que por negocios comerciales. Vino muy niño a Europa y se educó en Barcelona, siguiendo en aquella Universidad los estudios de Filosofía y Derecho. Cuando se crearon, por iniciativa de D. Pablo Montesinos, las primeras Escuelas Normales, Carbó fué pensionado por la Diputación Provincial de Barcelona en 1841 para hacer en Madrid su carrera pedagógica, juntamente con D. Laureano Figuerola y algún otro, que no recuerdo. De vuelta a Cataluña en 1845, Figuerola y Carbó inauguraron la Escuela Normal de Barcelona, siendo nombrado Figuerola Director, y Carbó, segundo Maestro, por Real orden de 22 de junio de 1846. Tanto a Figuerola como a D. Manuel Milá oí decir que la vocación de Carbó para la enseñanza de los maestros era grande, y que se distinguía notablemente por su elocuencia didáctica y por la facilidad y pureza con que hablaba y escribía la lengua castellana, mérito raro en Cataluña. Pero todas las esperanzas que su brillante juventud ofrecía se frustraron con su temprana muerte, acaecida en 29 de septiembre de 1846, a la edad de veinticuatro años. Sus restos yacen al lado de los de D. Manuel Milá en una capilla-panteón que la familia posee en el cementerio de Vilafranca del Panadés, con sendos epitafios que yo redacte en 1887 por encargo de la referida viuda de Carbó, heredera usufructuaria de Milá.

Carbó no tuvo tiempo para escribir mucho. En unión con Figuerola publicó una Revista de Instrucción Pública, que acaso fué la primera de su genero en España. Tradujo con esmero varias obras dramáticas francesas, que se representaron con éxito en Barcelona; entre ellas, La Calumnia, de Scribe, y Vautrin , de Balzac. Colaboró en un Diccionario Geográfico Universal que se imprimía en Barcelona. Tradujo también la Geografía de Letronne y algún otro libro que no recuerdo. Conoce Vd. sus poesías publicadas por Milá. Y es cuanto sé de Carbó.

Estoy enteramente de acuerdo con Vd. en todo lo que me dice sobre el libro de Boris de Tannenberg, y no porque deje de estarle agradecido a los muchos piropos que me dedica, sino porque creo que se ha enterado a medias y que apenas conoce nada de lo mejor o menos malo que en mi segunda época he escrito. Además, su crítica es superficial por extremo y me parece enteramente profano en el conocimiento de la historia de España, a la cual convergen todos mis trabajos. En fin, hay que agradecerle la buena intención, tanto respecto a mí como de los demás. Tamayo y Pereda están muy bien juzgados, y creo que de Vd. y de Galdós y de Núñez de Arce hablará también con acierto en el tomo 2.º Como crítico literario es agradable, pero como erudito y pensador nada vale. Lo que mejor me ha parecido en su libro es la facilidad y habilidad con que traduce los trozos que cita, aunque no siempre los escoja bien.

Por aquí el tiempo es muy agradable; pocos días hace calor y la lluvia nos visita con frecuencia. Cuando llegué tuve el disgusto de encontrar en cama a mi madre, postrada por sus achaques ordinarios, que a veces la tienen meses sin poder salir de casa. Pero, afortunadamente, va mejorando y por ahora estamos tranquilos.

Llevo escrito bastante del segundo tomo de los romances, que empieza con un capítulo de indagaciones y conjeturas sobre varios temas poéticos perdidos en su forma primitiva, pero que han llegado a nosotros en crónicas, nobiliarios y tradiciones locales. En este capitulo van especies muy curiosas y bastante nuevas.

Adiós, mi querido D. Juan. Deseo a Vd. la mejor salud posible y el mejor humor para continuar sus trabajos para enseñanza y placer de sus buenos amigos y discípulos, entre los cuales tiene a dicha contarse su muy afecto

M. Menéndez y Pelayo

Si necesita Vd. noticias de cualquier otro poeta de la Antología no tenga reparo en pedírmelas, pues de casi todos tengo algún dato.

 

Valera - Menéndez Pelayo , p. 588-590.

SÁNCHEZ DE MUNIÁIN, J. M.ª: Antología de Menéndez Pelayo , p. 22 (fragmento).