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Volumen 8 - carta nº 60

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A   JUAN VALERA

Santander, 22 septiembre 1886

Mi querido amigo D. Juan: Tengo a la vista sus dos últimas muy gratas. El domingo saldré para Madrid, y desde allí le escribiré con más frecuencia, porque ya está terminado el libro que me ha ocupado mucho en estos últimos días. En cuanto haya ejemplares (que será a principios del mes que viene) recibirá Vd. uno. Me refiero, por de contado, al quinto volumen de la Historia de la Estética.

Me satisface tanto como a Vd. el justo éxito que ha logrado en los Estados Unidos Pepita Jiménez. Ella se lo merece todo. En Las Novedades, de Nueva York, he visto reproducidos algunos artículos laudatorios, entre ellos uno

de Hawthorne. Está bien, pero no me parece que penetra mucho en las bellezas singulares del libro.

Ayer llegó, por fin, el segundo artículo acerca del naturalismo. Le leí todavía con mayor fruición que el primero y me reí con él muy de veras. No se puede tener más razón con más gracia. El desenfado es feroz y digno del asunto, pero no escandalizará a los más pudibundos, porque nace de una alegría expansiva y franca, además de ser necesario para reforzar el argumento. Escriba Vd. largo, porque de estos artículos podrá formar un libro.

Yo dije algo del naturalismo en un prólogo muy largo que escribí hace tiempo para la colección de las obras de Pereda. He de mandar a Vd. este prólogo para que vea hasta qué punto hemos coincidido en todo lo sustancial, lo cual me enorgullece y lisonjea, haciéndome ver que no iba descaminado en mis dictámenes y censuras.

En cuanto a D.ª Emilia, no hay que tomarla por lo serio en este punto ni en muchos otros. Tiene ingenio, cultura y sobre todo singulares condiciones de estilo; pero, como toda mujer, tiene una naturaleza receptiva y se enamora de todo lo que hace ruido, sin ton ni son y contradiciéndose cincuenta veces. Un dia se encapricha por San Francisco y otro día por Zola.

En cuanto vea a Catalina, que no me ha escrito ni dado cuenta de su paradero en todo el verano, a pesar de los varios negocios que tenemos pendientes, le excitaré y conminaré a que publique en seguida el segundo tomo de las Obras de Vd. que, según lo convenido, deberá ser Cuentos y diálogos. En él debe Vd. insertar no sólo los que ya había coleccionado en los tomos de Alvarez, sino también todo lo que tiene del mismo género, esparcido en varias publicaciones, especialmente en la Revista de España. Allí recuerdo que está Lulú) princesa de Zabulistán. ¿Y por qué no habían de entrar también en este o en otro tomo los diálogos sobre el racionalismo armónico que se quedaron incompletos? Si Vd. no tiene voluntad de continuarlos, publíquelos como estén, siguiendo el ejemplo de tantos famosos críticos franceses y de otras naciones que cada día recogen en sus tomos de misceláneas trabajos que no acabaron por una causa o por otra. Renán ha publicado verdaderos fragmentos, y Vd. debe seguir su ejemplo y salvar del olvido los susodichos diálogos, que tales como están tienen cosas admirables, dignas de que todo el mundo las vea y contemple en otra parte que en los cuadernos de la Revista de España.

Creo como Vd. que Pepe Galiano es uno de los mejores poetas líricos que hoy tenemos, y muy mala ha de ser su suerte si todo el mundo no lo ve y reconoce así cuando publique un tomo de versos originales y otro de traducciones. Creo que este último es el que imprime ahora Catalina.

La Revista de España debe de haber caído en manos todavía más desidiosas que las de Albareda. En dos meses han faltado dos cuadernos, y los artículos sobre el naturalismo están saliendo con una lentitud que desespera.

Adiós. Escríbame a Madrid, donde estaré (si Dios quiere) pasado mañana. Suyo siempre

Marcelino Menéndez y Pelayo

P.D. Le supongo a Vd. enterado de la nueva e inaudita bestialidad de Ruiz Zorrilla.

 

Valera - Menéndez Pelayo , p . 296-298.