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Volumen 12 - carta nº 500

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A   JUAN VALERA

Santander, 3 enero 1894

Mi muy querido amigo D. Juan: He pasado, como de costumbre, las vacaciones de Pascua en esta ciudad, con la mala suerte de haber visto morir a un tío mío, hermano único de mi madre y muy querido de todos nosotros. Creo que le conocía Vd. por haberle visto alguna vez en Madrid conmigo. Era médico, pasaba por el primer cirujano de esta provincia y era además hombre muy culto, de mucho entendimiento y don de gentes y de amenísimo trato. Se llamaba Juan Pelayo. Su muerte ha sido aquí extraordinariamente sentida. Para mi madre ha sido un golpe muy fuerte, porque era la única persona de su familia que le quedaba.

Como verá Vd. por el adjunto recibo he entregado yo ya en esta Alcaldía la cantidad que envió el Dr. Schuchardt. Supongo que el Alcalde le dará las gracias y además yo le escribiré directamente. ¿Basta dirigir la carta a Gratz?

Traía propósito de acabar aquí el trabajo sobre los poetas americanos, pero la desgracia que hemos tenido en esta casa me lo ha impedido, quitándome tiempo y calma. Tengo, no obstante, acabada la parte de Colombia, el Ecuador y el Perú, que por sí sola puede formar un tomo tan considerable como los pasados. Y voy a proponer a la Academia que añada un tomo cuarto para los poetas de Chile, Río de la Plata y Uruguay.

Ya ha salido el primer número de La España Moderna, que, como habrá Vd. visto, desde primero de año cambia enteramente de aspecto. Creo que debemos ayudar a Lázaro para que su revista no vuelva a caer en el abismo de traducciones bárbaras a que tuvo que reducirla por penuria de trabajos originales. Yo pienso escribirle en todos los números un artículo crítico, largo o corto, sobre todos los trabajos de erudición que se publiquen en España, o los que en el extranjero salgan sobre historia o literatura de España, sin excluir en lo posible los folletos y artículos de revistas que contengan alguna investigación nueva que pueda interesarnos. Yo suelo recibir bastantes de estas cosas, y las encargo cuando averiguo su existencia, pero otras muchas se me ocultarán de seguro. Como en Alemania es donde mayor número de estos trabajos menudos aparecen, agradecería a Vd. mucho que esté a la mira o encargue a cualquier amigo, por ejemplo, a Beer, que me comunique y haga llegar a mis manos lo que sobre España se imprima por ahí. He dado a Lázaro el consejo de que, en vez de artículos franceses, haga traducir en sus revistas opúsculos alemanes sobre España. Yo los pondré notas cuando sea menester añadir o rectificar algo, y así se divulgarán en España, donde nadie se entera de otra cosa que de las injurias y vituperios que diariamente nos lanzan los franceses, y creen que en todas partes se nos juzga del mismo modo.

Y ahora voy a molestar a Vd. con dos encargos, fáciles de cumplir, sobre todo el primero, y que me interesan mucho para la edición de Lope de Vega, que continúa su majestuoso curso, estando ya próximo a salir el tomo cuarto.

El famoso poeta austriaco Grillparzer, que fué, en opinión de muchos, el más profundo conocedor del teatro de Lope, y el extranjero que mayor número de comedias suyas ha llegado a leer y juzgar, es autor de un libro crítico sobre Lope. Ignoro el título exacto, pero sé que el libro existe, que es de la mayor importancia estética y que me está haciendo falta. Recurro a Vd., pues, para que me envíe un ejemplar de esa obra, que ahí debe de ser fácil de adquirir.

Y ahora viene lo segundo, que es, o parece, algo más difícil. La Princesa de Metternich, con quien no dudo que tendrá Vd. buenas relaciones de amistad, es feliz poseedora de una comedia autógrafa e inédita de Lope, La Reina Doña María , cuyo asunto es el nacimiento de D. Jaime el Conquistador. El difunto Duque de Osuna hizo la barbaridad de sacar de España este manuscrito único y precioso , sin dejar siquiera una copia de él. Trataré, pues, de obtener esta copia, y en rigor ni tanto se necesita, puesto que Fernando Wolf publicó la mayor parte de esta comedia en un folleto. Pero no quiso publicarla toda, o por abreviar, o por no quitar interés y valor al manuscrito, y algunas escenas las trae sólo extractadas o analizadas. Todo se reduce, pues, a que la susodicha Princesa dé su autorización para que una persona de ahí inteligente en el castellano y en la lectura de nuestros manuscritos (Beer con preferencia a cualquier otro) se tome la molestia de cotejar el original de Lope con el folleto de Wolf y copiar todos los pasajes que éste omitió, lo cual siempre es más barato y más breve que hacer una copia íntegra.

Saldré para Madrid el miércoles o el jueves de la próxima semana. Allí me tendrá Vd. a sus órdenes como su mejor amigo

M. Menéndez y Pelayo

 

Valera - Menéndez Pelayo , p. 475-477.