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El egoísta: comedia original en tres actos

María Rosa Gálvez



PERSONAJES
 

 
MILORD SIDNEY.
NANCY,   su esposa.
CARLOS,   niño de ocho años, hijo de entrambos.
JENNY MARVOD.
BETY,   posadera.
EL LORD NELSON,   amigo de Nancy.
MILORD BELFORD,   amigo de Sidney.
SMITH,   criado de Sidney.
EL GOBERNADOR DE WINDSOR.
UN SASTRE.
Comparsa de soldados que acompañan al Gobernador.
 

La escena es en una habitación de la fonda de Windsor, adornada de sillas y mesa; con dos puertas, una a la derecha y otra a la izquierda

 




ArribaAbajoActo I


Escena I

 

SMITH componiendo una maleta, y BETY limpiando el polvo de las sillas.

 
SMITH
¡Cuánto siento, señorita,
que os ocupe la limpieza
de este cuarto! ¿No hay criados
en la fonda?
BETY
Mejor fuera
que vos lo hicierais por mí; 5
ya que la maldita nueva
de que viene vuestro amo
me trae esta impertinencia.
SMITH
¿Con que es tan mala noticia
que venga Sidney?
BETY
Que venga,
10
a mí no me importa nada:
su esposa Nancy pudiera
temer su vista, pues sólo
vendrá a renovar sus penas.
¡Infeliz mujer!, ¡qué poco 15
su virtud y su inocencia
merece Milord Sidney!
Él no puede conocerla,
y así no sabe apreciarla.
Yo sí; que por la experiencia 20
del tiempo que en mi posada
ha vivido, estoy bien cierta
de que ningún hombre es digno
de gozar alma tan bella.
SMITH
Bravo, señorita Bety; 25
vuestro elogio me hace fuerza.
Yo no la he servido mucho,
porque siempre mi carrera
hice al lado de Milord;
y aunque a la verdad pudiera 30
presumir que las mujeres
se apoyan por conveniencia,
no quiero entraren disputas;
me sobra vuestra defensa,
para que yo la venere 35
sin replicar.
BETY
¡Qué sospecha!...

 (Aparte.) 

No necesita Milady

 (A él.) 

que yo la apoye o defienda:
sin que fuese virtuosa
vos respetarla debierais, 40
que sois al fin su criado;
y si puede vuestra lengua
hablar bien de alguno, nadie
lo merece mejor que ella.
SMITH
Pues porque soy su criado, 45
es forzosa consecuencia
que hable mal de mis señores.
Mas decidme: ¿qué os empeña
en vituperar mi estilo?
Vos sois una posadera, 50
y las más de vuestra clase
regularmente se emplean
en saber por los criados
las mañas malas o buenas
de sus amos; que los trae 55
a la posada; y cuál sea
su genio en punto a dinero,
para formarles la cuenta:
mas no exaltan sus virtudes,
que a ellos nada le interesan. 60
BETY
No extraño, señor Smith,
que si son de su ralea
los criados, a los amos
desacrediten por fuerza:
pero sabed que en mi clase, 65
y en las demás, hay quien tenga
honradez, bondad, silencio,
y más que todo vergüenza.
SMITH
¡Preciosos y extraños nombres!
Pero hablemos con franqueza. 70
¿Queréis ser en vuestro estado
vos excepción de la regla?
Ya veis que no es regular;
no andemos en etiquetas.
Yo os contaré de mi amo 75
las tramoyas, las empresas,
las aventuras galantes;
y os prometo, que no sea
la historia sobre este punto
muy corta, ni muy añeja; 80
porque es joven del gran tono,
modelado a la moderna:
vos me contaréis a mí,
por modo de recompensa,
qué hace Milady en Windsor; 85
de qué vive, y en qué piensa;
qué solicita del Rey;
quién la acompaña o corteja;
y este último punto, amiga,
es de mucha consecuencia:90
porque dicen que Milord
Nelson, no obstante que peina
algunas canas, pretende
por medio de sus riquezas
favorecer la virtud 95
desgraciada; y no pudiera
emplearlas mejor, que haciendo
feliz una joven bella.
BETY

 (Cogiendo una silla.) 

¿Sabéis que estoy por romperos
señor Smith, la cabeza 100
con esta silla?
SMITH

 (Deteniéndola.) 

No: basta
con la intención, y se aprecia.
BETY
Idos al punto, bribón.


Escena II

 

NANCY. DICHOS.

 
NANCY
Bety, ¿qué voces son estas?
BETY
No es nada.
SMITH
No es sino mucho.
105
Un mal pensamiento era,
que tuvo esta señorita
por mi gallarda presencia;
pero yo no he consentido.
BETY
Milady, la mayor prueba 110
de que os respeto, es sufrir
que un pícaro se me atreva.
No quiero vuestros pesares
aumentar; si esto no fuera,
yo os diría...
NANCY
Basta, Bety:
115
Smith tendrá más prudencia
en adelante. ¿No has hecho

 (A él.) 

más que llegar, y ya empiezas,
a dar quehacer, sin más causa
que tu mucha ligereza? 120
Vete; mira en ese cuarto
de enfrente, si está de vuelta
Milord Nelson de palacio;
y dile, que al punto venga
a verme.
BETY
Yo iré, Milady.
125
NANCY
No es menester. Ve ¿qué esperas?
 

 (A él.) 

SMITH
Voy, señora. A ver ¿qué tal?

 (Aparte.) 

Mis conjeturas no yerran.
 

(Se va.)

 


Escena III

 

NANCY. BETY.

 
BETY
¿Por qué no dejáis que vaya
yo a serviros? Sois muy buena; 130
y este bribón no merece
ni aun que le mandéis siquiera.
NANCY
No, Bety mía; bastante
os ocupa mi asistencia.
Jamás por vuestros criados 135
habéis querido que sea
servida; y viendo que os debo
esta noble preferencia,
¿extrañáis que yo no abuse
de vuestro afecto? ¿Pudiera 140
mandaros continuamente,
quien como amiga os aprecia?
¡Ah, Bety! Siempre en mi pecho
grabadas vuestras finezas
estarán; y quiera el cielo, 145
que recompensarlas pueda.
BETY
Vos me avergonzáis, Milady;
¿Necesita recompensa
quien ampara las virtudes?
¡Ojalá que yo pudiera 150
haceros feliz!
NANCY
Entonces
os pagaría la deuda
de mi gratitud.
BETY
Dejemos
por ahora esta materia;
y decidme, ¿si teméis 155
con la inesperada vuelta
de Milord algún peligro?
Smith, que trajo esta nueva,
quizá se adelantó, sólo
para hacer pesquisas necias. 160
NANCY
Ay, Bety, yo bien recelo
que Milord, por la violencia
de su carácter altivo,
todo el buen concepto pierda
que he granjeado en la corte; 165
y todas mis diligencias
en su favor no consigan
más fruto que la vergüenza...
Pero Nelson

 (Mirando adentro.) 

me retiro,
por si vuestro hijo despierta; 170
que en mi cama se ha quedado
dormido como una piedra,
cuando volvió de paseo.
NANCY
Avisadme si es que empieza
a llorar.
BETY
No llorará
175
conmigo.
 

(Se va.)

 


Escena IV

 

NANCY, NELSON.

 
LORD NELSON
¿Quién es un bestia
de un criado, que en mi cuarto
ha entrado, haciéndome señas
misteriosas, para darme
el recado de que venga 180
a veros?
NANCY
El mayordomo
de mi esposo.
LORD NELSON
Buena pieza
parece el tal personaje;
no es extraño que en la escuela
de Sidney haya aprendido 185
el oficio de trae y lleva.
NANCY
¿Por qué lo decís?
LORD NELSON
Lo digo,
porque se puso a la puerta
a observar si estaba solo;
vio que sí, y mil reverencias 190
afectadas entró haciendo:
yo le pregunté ¿quién era?,
y él mirando a todas partes,
temiendo que alguien le viera
cumplir con su comisión, 195
al oído me dio cuenta
de vuestro recado, y fuese
corriendo como si fuera
un delito su embajada:
me enfadó esta impertinencia. 200
NANCY
Perdonad, Nelson.
LORD NELSON

 (Sentándose, y arrimando silla para NANCY.)  

Al caso.
Ya estoy sentado, y quisiera
saber qué es lo que mandáis.
Sentaos también porque pueda
escucharos y serviros. 205
Ya conocéis mi franqueza.
NANCY

  (Sentándose.)  

¡Ah! Nelson: vos no ignoráis
mis desgracias; pues apenas
por la muerte de mi padre
empezaron, cuando adversa 210
la fortuna, que hasta entonces
se me mostraba halagüeña,
hizo de mi vida el blanco
de su inconstancia. Ya es fuerza
revelaros el secreto, 215
que en medio de mi pobreza
me obliga a seguir la corte.
Mi esposo, que en breve llega
a Windsor...
LORD NELSON

 (Levantándose.) 

¿Qué estáis diciendo?
¿Aquí viene el calavera 220
de Sidney?, abur, señora.

 (Quiere irse.) 

NANCY

 (Le detiene.) 

Oídme por piedad siquiera.
Vuestro favor es preciso
que a Milord Sidney proteja.
Nelson, no tengo otro amparo225
que vuestra amistad.
LORD NELSON

 (Con viveza.) 

¿Por ella
queréis que a un hombre egoísta,
que a todo el mundo desprecia,
que ha malgastado sus bienes,
que sumergió en la indigencia 230
a su esposa y a su hijo;
y que, a la naturaleza
insensible, ha desterrado
toda sombra de vergüenza,
apoye un hombre de honor,235
como Nelson? Bueno fuera,
que la mano, que pretende
aniquilar en la tierra
esta raza de malvados,
fuese quien los protegiera. 240
No, señora.
 

(Quiere irse y ella lo detiene.)

 
NANCY
Oídme, Nelson.
LORD NELSON
Nunca, jamás; si pudiera
sepultarlos en la nada,
¡oh con qué placer lo hiciera!
NANCY
Pero escuchadme por Dios; 245
ved que no tienen mis penas
otro consuelo que el vuestro.
LORD NELSON
¿Y por qué con tal reserva
me habéis ocultado siempre
lo que a seguir os empeña 250
la corte? Aunque no es preciso
que yo el motivo supiera
de la pretensión que os trae
para serviros, se queja
mi amistad de ese secreto; 255
yo os vi nacer; la cautela
no debéis usar conmigo.
NANCY
Tenéis razón; pero es esta
mi disculpa. Amo a Sidney;
y mis amores os llenan 260
de indignación.
LORD NELSON
Claro está,
si es un bribón.
NANCY
Que lo sea.
Él es mi esposo, y pretendo
a costa de mis finezas
ver si consigo que pague 265
de mi cariño la deuda.
LORD NELSON

 (Sentándose.) 

¡Qué virtud!  (Aparte.)  Decid, Milady,
si alguna esperanza os queda
de conseguirlo, y contad
con que, aunque él no lo merezca, 270
por veros feliz haré
por mi parte cuanto pueda.
NANCY

 (Se sienta.) 

De vuestro honor no lo dudo.
Escuchadme con paciencia,
y compadeced la suerte 275
de un amor sin recompensa.
Yo, obedeciendo a mi padre,
y a la inclinación secreta
que tuve a Sidney, la mano
le di, y le entregué con ella 280
un corazón puro, un alma,
que ocupaba su terneza,
él ingrato, en breve tiempo
arrastrado por la fuerza
del mal ejemplo de otros,285
me olvida, ultraja y desprecia;
y no hubo exceso, ni infamia,
en que no incurriese; de ellas
apenas lo separaba
mi amor, cuando en otras nuevas 290
lo encontraba sumergido;
finalmente, de mis penas
llegó el colmo por muerte
de mis padres, y en la tierra
quedé abandonada y sola,295
sin que algún temor hubiera
que contuviese a Sidney.
En breve de mi opulencia
desapareció el engaño;
y en breve la lisonjera 300
multitud de amigos falsos
huyó de nuestra indigencia.
Mi esposo agotó mis bienes,
empeñó todas mis rentas,
y aun, la ropa y las alhajas 305
precisas a mi decencia.
Dejome al fin con mi hijo,
de mi amor única prenda,
en mi quinta de Glocester
desamparada, y expuesta 310
a sufrir de sus contrarios
los insultos y las quejas.
Vino a Londres, y en los brazos
de Milady..., mi prudencia
no me permite nombrarla,315
olvidó mi pasión tierna.
Yo le seguí...
LORD NELSON
¿Y para qué?
NANCY
No me interrumpáis, que llega
el momento de que implore
todas las piedades vuestras. 320
Llegué a Londres; se negó
a vivir conmigo; y esta
ingratitud me empeñó
en contrastar con finezas
aquel corazón de mármol. 325
Adulé su ambición ciega,
proponiendo conseguirle
por medio de alguna oferta
de una parte de mis bienes,
cierta dignidad que anhela 330
hace mucho tiempo.
LORD NELSON
Vaya;
ya me falta la paciencia.
¿Y cuál es?
NANCY
Es un gobierno
en las colonias inglesas
de la India.
LORD NELSON
¡Pobres gentes!
335
Las que gobernadas sean
por un egoísta.
NANCY
¡Ah, Nelson!
Yo espero que la dureza
de su corazón se cambie
en otro suelo; que sea 340
adulado su capricho
del brillo y de la grandeza;
y en fin, que siempre ocupado
en las precisas tareas
de su cargo, para otros 345
placeres tiempo no tenga.
Quizá al verse respetado
de un pueblo, su pecho pueda
ser esposo agradecido,
y ser buen padre.
LORD NELSON
¡Quimeras
350
de una pasión exaltada
por el desprecio, que piensa,
allanando lo imposible,
mudar la naturaleza!
¡Un gobierno! ¿Y para quién? 355
¿No era mejor que le dieran
un fusil, espada y gorra,
uniforme y cartuchera?
Pero decidme, ¿en qué estado
va la pretensión?
NANCY
La hubiera
360
ya concedido el Ministro,
según mis votos anhelan;
mas su enfermedad retarda
el despacho, y yo quisiera
aventurarla. Sidney 365
me avisa, que porque tenga
buen éxito a Windsor viene,
asistiendo a la Duquesa
de Cumberland.
LORD NELSON
¿Qué decís?
¿Lady Cumberland se empeña 370
por vuestro esposo? Lo extraño
de su juicio: es mi parienta;
y no sé cómo se aviene
con la mucha ligereza
de Sidney; pero, Milady, 375
si ella lo protege, cierta
podéis estar de que logre
sin mi mediación su idea.
NANCY
No obstante, Nelson, yo espero,
que por vuestras diligencias 380
a mi favor, se consiga.
 

(Se levantan.)

 


Escena V

 

DICHOS. BELFORD.

 
MILORD BELFORD
Gracias a Dios que hallé abierta
vuestra habitación, Milady:
he estado veces diversas
a ponerme a vuestros pies; 385
pero siempre hallé la puerta
impenetrable, y no pude
conseguirlo... Mas ¡qué seria
os habéis puesto! Si acaso
os interrumpe o molesta 390
mi rendimiento...
NANCY
Belford,
extraño vuestra franqueza.
Sin avisar ¿en mi cuarto
os entráis de esa manera?
BELFORD
¿Por qué no? ¿Será Nelson 395
a quien sólo se concedan
confianzas, porque tiene
más navidades acuestas
que yo?
LORD NELSON
Y bien, ¿quién os concede
tampoco a vos la licencia 400
de ajustarme a mí los años?
MILORD BELFORD
Nuestra amistad. Porque es fuerza
que seamos muy amigos
por concomitancia cierta.
Vos vivís en esta fonda; 405
pues yo también vivo en ella.
Vos obsequiáis a Milady;
yo la amo, y la preferencia
me concederá el marido;
porque los dos sin reserva410
somos uña y carne.
LORD NELSON
Basta.
En vuestra mucha insolencia
se conoce un fiel amigo
de Sidney. A mi prudencia,
y al respeto de Milady,415
agradeced que la lengua,
con que insultáis su virtud,
no os arranque.
MILORD BELFORD
¡Qué simpleza!
¿Y por qué?
NANCY
Por atrevido.
No volváis en mi presencia 420
a poneros, si queréis
que alguna, atención os deba.


Escena VI

 

BETY. DICHOS.

 
BETY
Milady, en este momento
en una carroza llega
vuestro esposo, acompañado 425
de una Lady.
LORD NELSON
¿Es la duquesa
de Cumberland?
BETY
No lo sé.
LORD NELSON
Ir a recibirla es deuda.
 

(Se va.)

 
MILORD BELFORD
Yo no puedo retirarme,
ni obedeceros: me pesa: 430
mas quiero dar a Sidney
un abrazo.
BETY
¿Y allá fuera
no podéis dárselo?
MILORD BELFORD
¡Hola!
¿También Bety se rebela
contra mí?, ¿y por qué?, veamos: 435
por una gran friolera,
por una marcialidad,
que no tiene consecuencia.
NANCY
¡Oh cuánto tarda mi esposo!
BETY

 (Va a salir.) 

Voy a ver... Pero se entra 440
aquí como por su casa
la que con él vino.


Escena VII

 

DICHOS. La MARVOD en traje de camino.

 
JENNY MARVOD
¿Es esta
mi habitación?, mas ¡qué veo!
Acércate,

 (A BELFORD agarrándole del brazo.) 

buena pieza;
ya no extraño que te olvides 445
de tus amigas, ni seas
para escribir perezoso,
si tienes aquí tan bella
compañía  (Por NANCY.)  ¿Es esta acaso
la favorita?
NANCY
Vuecencia
450
se explica de un modo impropio
de su clase, y su grandeza.
Milord Belford en mi cuarto
se ha entrado sin mi licencia;
y jamás él, ni otro alguno 455
puede autorizar la ofensa
que se me hace, injustamente.
BETY
Milady, si vuecelencia
quiere seguirme, verá
la habitación que la espera. 460
MARVOD

  (A BELFORD.) 

¿Qué dicen estas mujeres:
las entiendes tú?
BETY

 (Aparte.) 

¡Es muy bella
la crianza de Milady!
MARVOD

 (A BETY.) 

¿Tú serás la posadera?
Se conoce, porque estás 465
en la adulación impuesta.
Y tú,

 (A NANCY.) 

que echas a perder
con tu afectada modestia
la linda cara que tienes,
sabe que es impertinencia 470
la hipocresía; y que yo
he merecido sin ella
todos cuantos tratamientos
honoríficos se inventan
en el mundo; y nada más has hecho 475
de más en darme Excelencia.
Vente, Belford, me dirás
quién es: ven tú, posadera.
 

(Se va llevándose a BELFORD del brazo.)

 
NANCY
¿Qué es esto, Bety?
BETY
Milady,
yo lo sabré.
 

(Se va.)

 
NANCY
¡La duquesa
480
de Cumberland es posible
que tenga tal desvergüenza!
Yo estoy confundida.


Escena VIII

 

NANCY. NELSON. SIDNEY.

 
LORD NELSON

 (A SIDNEY al salir.) 

Entrad:
ved de disculpar con ella,
el traer a la Marvod485
en lugar de mi parienta.
MILORD SIDNEY
¡Amada Nancy!
NANCY
Sidney,
dueño mío, amada prenda,
¿cómo tardas en llegar
a mis brazos?
LORD NELSON

 (Empujando a SIDNEY, que la abraza.) 

Vaya, apriesa;
490
abrazadla; lo merece,
Milord: vos debéis quererla;
que ella os ama, y sacrifica,
por veros en la opulencia,
todos sus bienes.
MILORD SIDNEY
¿Qué, vos
495
sabéis la pequeña oferta
que hace para conseguir
mi colocación?
¡Pequeña
decís que os parece, cuando
con solo ese objeto arriesga 500
lo poco que habéis dejado
con las profusiones vuestras
de su caudal! Pues, Sidney,
si yo en su lugar me viera,
no haría quizá otro tanto: 505
mas, por lo que me interesa
veros unidos, ofrezco,
por mi parte, sin reserva,
empeñarme en que se logre
vuestro destino por ella. 510
Perdonad que os aconseje:
vos sois joven; mi experiencia,
y mi amistad con el padre
de Milady me franquean
este derecho. Pensad, 515
que os engaña la apariencia
del mundo, que vuestra esposa
por sus virtudes granjea
vuestro corazón; y en fin,
pues que tenéis tantas pruebas 520
de su amor, de aquí adelante
abandonad la carrera
de los vicios, y en sus brazos
vivid feliz; que la enmienda
de un joven libre repara 525
de su conducta la mengua.
Contad con un buen amigo
en Nelson; y porque sean
más dulces vuestras caricias,
sin que estorbe mi presencia, 530
me retiro.
 

(Aparte al irse, y se va.)

 
Quiera el cielo
que de su error se convenza.


Escena IX

 

NANCY. SIDNEY.

 
MILORD SIDNEY
Aún no he llegado, y ya tengo
consejero: tu simpleza
llega a tanto, que permites 535
me canse de esta manera
un viejo, que con los años
seguramente chochea.
NANCY
Pero, Sidney, sus consejos
no te agravian; cuando muestra 540
que en tu favor...
MILORD SIDNEY
¿Pues qué ha hecho
en mi favor a esta fecha?
Dime, ¿cuándo se despacha
mi gobierno?
NANCY
Ya estuviera
conseguido; pero quise 545
suspender las diligencias,
porque el Ministro, que sabes
me favorece, se encuentra,
enfermo, y se aventuraba
el buen éxito, si fuera 550
por otra mano.
MILORD SIDNEY
Te engañas;
pues debe atender cualquiera
los méritos de mi padre,
y del tuyo; y cuando a estas
razones se añade el don 555
de tus bienes, bueno fuera
que se negara: ve luego
a palacio, y haz que sea
mi memorial presentado
esta noche, y que yo vea 560
por la mañana mi nombre
de un gobierno por contera.
Verás, verás como rabian,
algunos.
NANCY
Y a la duquesa
de Cumberland, que ha venido 565
para apoyar tus ideas,
¿por qué, no la dejas tiempo
de que interesarse pueda
por ti? No sé cómo logran
mujeres tan desenvueltas 570
la protección de la corte.
MILORD SIDNEY
¿Conque la has visto?
NANCY
Pues ella,
¿no es la que vino contigo,
y aquí tan sin etiquetas
se entró? 575
MILORD SIDNEY

 (Riéndose.) 

¡Qué diablura! Vaya;
si es terrible la viveza
de la Marvod.
NANCY
¡Qué he escuchado!

 (Aparte.) 

¿Esta es la Marvod?

 (A él.) 

MILORD SIDNEY
¡Que seas
tan rara, que aun no conozcas 580
a una mujer de sus prendas!
NANCY

 (Con ironía.) 

Por su fama mucho.
MILORD SIDNEY
Y bien:
¿no es mejor venir con ella,
que con una Lady altiva,
con una habladora eterna, 585
que con sermones y ejemplos
me rompiese la cabeza
por el camino? Marvod
es una mujer completa,
y generosa: su bolsa, 590
su casa, su tren, su mesa
siempre a mi disposición
he tenido: tú debieras
aprender de su gran tono:
ya verás cual la cortejan 595
todas las gentes de gusto;
y ya que se te presenta
la fortuna de tratarla,
mira bien, cómo te ingenias
para lograr su favor. 600
NANCY

 (Aparte.) 

Cielos, dadme resistencia.
Sidney, yo procuraré

 (A él.) 

Complacerte.
MILORD SIDNEY
No cumplieras
tu obligación de otro modo.
NANCY
Pero, esposo, ¿no te acuerdas 605
de tu hijo Carlos? Por él
no has preguntado siquiera.
MILORD SIDNEY
Es verdad: ¿cómo está el chico?
NANCY
Voy por él... Pero se acerca
Bety, y lo trae.


Escena X

 

DICHOS. BETY con CARLOS.

 
BETY

 (Dejando a CARLOS en la puerta.) 

Carlitos,
610
aquel es tu padre: llega,
y pídele que te dé
a besar su mano.
CARLOS
Sea
mi papá muy bien venido.
¡Si vierais con qué impaciencia 615
hemos estado mi madre
y yo por no tener nuevas
vuestras! ¡Ha llorado tanto!...
La mano, papá, y tras ella
un beso.
MILORD SIDNEY

 (Dándole la mano con frialdad.) 

Me haces honor.
620
Puede conocer cualquiera
en tu rostro los encantos
de mi figura y belleza.
¿Y por qué no te han vestido
con más elegancia? Esta 625
casaca, este pantalón
hacen muy maldita mezcla.
¡Qué mal cortado ese pelo!
Que le hagan una chaqueta
de húsar al punto. Tú tienes630
aquel aire que embelesa
las damas; aire marcial,
que es de tu padre la herencia.
CARLOS
¿Conque tengo aire marcial,
mamá? Lo diré en la escuela, 635
y rabiarán los muchachos.
NANCY
¿No preguntas en qué emplea
su tiempo Carlos?, ¿qué estudia?,
¿o qué sabe?
MILORD SIDNEY
Esas materias
 

(El niño está jugando con la cadena del reloj de SIDNEY.)

 
no me importan: a mi lado 640
en breve todas las ciencias
aprenderá... Quita, niño,

 (Apartándolo con enfado.) 

no me rompas la cadena.
CARLOS
Es tan bonita, papá.
¿No me la dais para verla645
yo en mi mano?
 

(SIDNEY enfadado va a la maleta, que trajo SMITH.)

 
MILORD SIDNEY
Impertinente,
consentido, vete afuera.
 

(El niño corre a ponerse detrás de su madre.)

 
Nancy, no tardes en irte
a palacio.
NANCY

 (Aparte.) 

Yo estoy muerta.
CARLOS

  (A NANCY.) 

Mamá, ¿y es este mi padre?650
NANCY

 (A CARLOS.) 

Sí, Carlos.
CARLOS

 (A NANCY.) 

No: si lo fuera,
No habiéndome visto en tantos
años, me hiciera mil fiestas,
me besara, y al instante 655
me daría la cadena.
Pero ¡qué serio!, mamá,
yo no quiero su chaqueta.
NANCY
Ven, hijo; y nunca a tu padre
se atreva a juzgar tu lengua. 660
Para sufrir a un ingrato
el cielo me dé paciencia.
 

(Aparte, y se va, llevándose al niño.)

 


Escena XI

 

SIDNEY. Después BELFORD.

 
MILORD SIDNEY

 (Sacando un vestido rico de la maleta.) 

Todo mi vestido viene
de la maldita maleta
arrugado; pero luego 665
que me lo ponga, por fuerza
en la perfección del molde
adquirirá gracia nueva.
MILORD BELFORD

 (Saliendo, y abrazándolo.) 

Dame un abrazo, Sidney,
y sin que más te detengas, 670
ven al cuarto de Marvod;
la tienes hecha una fiera
desde que vio a tu mujer:
dice que es más linda que ella;
que tú volverás a ser 675
su novio; que su modestia
y su virtud afectada,
tras tantos años de ausencia,
podrán en tu corazón
conseguir la preferencia; 680
y que ella no sufrirá
que la desbanque; patea
de cólera; y ciertamente
la rabia la pone fea.
Ven a sosegarla.
MILORD SIDNEY
Ahora
685
no puedo; voy a la audiencia
de palacio con mi esposa;
y este vestido se estrena
sólo a este fin.
MILORD BELFORD
Pero, amigo,
es preciso que contengas 690
a la Marvod; si la quieres,
excusa una competencia
entre las dos, de que pueden
las resultas ser funestas
para ti.
MILORD SIDNEY
Tú no conoces
695
como yo estas bachilleras.
Cada una por su lado
por mis gracias están muertas;
pero yo ni a ellas ni a nadie
amo en el mundo; mi tema 700
es buscar entre las gentes
las cosas que me convengan
para conseguir mis gustos,
y sacar partido de ellas;
dejarlas cuando no sirven, 705
sin andar en etiquetas;
porque para quedar mal
no es menester frioleras.
MILORD BELFORD
Ni empeños.
MILORD SIDNEY
Y sobre todo
quererme a mí mismo: esta 710
es la gran filosofía
de un petimetre, que lleva
como yo, con su persona
y su elegancia, la prueba
de que su cuerpo y su alma 715
son de fábrica moderna.
MILORD BELFORD
Hombre, me encantas; si vivo
a tu lado, con tu escuela
me verás perfeccionarme
en un arte, que es la ciencia 720
más provechosa; pues toda
sensibilidad destierra,
para que nunca vivamos
incomodados... Si vieras
cuando entró aquí la aturdida 725
de la Marvod... ¡Oh qué escena
tan graciosa!

 (Riéndose.) 

MILORD SIDNEY
¿Estabas tú?
MILORD BELFORD
Sí; esperándote. Tu bella
Nancy, cual perro de casa,
que ve entrar otro de fuera, 730
y temiendo que el intruso
sea superior en fuerzas,
no atreviéndose a morderle,
gruñe, y los dientes le enseña;
Así estuvo.
MILORD SIDNEY
¿Y la Marvod?
735
MILORD BELFORD
La segunda parte es esa
de mi pintura.
MILORD SIDNEY
Prosigue,
el perro andante olfatea
todo el cuarto, reconoce
que el de adentro lo respeta. 740
Se burla de él, y enroscando
su alta cola, se pasea
por la habitación, repara
que no hay que comer en ella.
Y despreciando al contrario745
le mira, y toma la puerta.
 

(Los dos se ríen.)

 
Pero vamos a otra cosa.
¿De Jenny Marvod qué esperas?
MILORD SIDNEY
No es nada: que me regale,
que en mi lujo me mantenga; 750
y que con lo que otro paga
yo me festeje y divierta.
Si no fuera de este modo
a mujer tan calavera,
¿sacrificara mi tiempo? 755
¿No debe estar satisfecha
de tener por su dinero
un joven que la contempla?
MILORD BELFORD
Tú me admiras. Pero dime:
¿Cuáles son las conveniencias 760
que esperas de tu mujer?
MILORD SIDNEY
Esas son más duraderas
y seguras, si consigo
el logro de las ideas,
que tú ignoras; la tolero 765
con esta esperanza; ella
me fastidia con su llanto,
con su ternura y sus quejas;
piensa como allá en el tiempo
del Cid; es una Lucrecia 770
en virtud, y el que la elogien,
amigo, me desespera.
Pero al fin, poco me falta
que llevar la cruz acuestas
del matrimonio; esta noche 775
quedaremos dentro o fuera.
Pero llama a mi criado
Smith, para que me venga
a ayudar mientras me visto.
MILORD BELFORD
Excusada diligencia: 780
yo te ayudaré, que a Smith
lo entretiene a la hora esta
la Marvod con mil preguntas
allá en su cuarto.
MILORD SIDNEY
Es muy necia, 785
si juzga tendré un criado,
que mis secretos la venda.
 

(Empieza a vestirse; BELFORD le ayuda.)

 
Pero vamos, porque quiero
disfrutar de la fineza
de tu amistad. ¿Y qué tal 790
está Windsor de pequeñas
aventuras, de paseos,
de juego y de concurrencias?
MILORD BELFORD
Miserable. No merecen
seguramente la pena 795
de jugar las pocas onzas,
que al faraón se atraviesan:
los paseos son secantes,
muy faltos de concurrencia,
muy sosos, y sobre todo800
muy insulsas las comedias.
Pues ¿y las tertulias? Hombre,
insoportables; si vieras
en todas las casas nobles,
¡qué inundación de solteras 805
hay, que rabian por marido,
y andan a quien mejor pesca!
Sólo podrás divertirte
en una partida nueva,
donde un grosero irlandés 810
ha de aflojar las monedas
esta noche.
MILORD SIDNEY
Me alegrara;
pero es fuerza ir a la audiencia
para darme a conocer
al ministro.
MILORD BELFORD
Considera,
815
que si con ese vestido
llamas la atención, diversas
informaciones harán
de tu conducta; y te arriesgas,
porque estas gentes de corte 820
el egoísmo interpretan
en maldad.
MILORD SIDNEY
Muy bien reparas;
mejor es que lo suspenda,
hasta ver lo que adelanta
Nancy... Pero ¿quién se entra? 825

 (Mirando adentro.) 



Escena XII

 

DICHOS. Un SASTRE.

 
EL SASTRE
Besoos las manos, Milord
Sidney; aquí está la cuenta
del vestido que os ha hecho
en Londres por mi influencia
mi corresponsal. Yo vengo 830
a cobrarlo.
MILORD SIDNEY
Estoy de priesa
ahora, que voy a palacio.
Tomad esas dos guineas
para beber, y podéis
mañana dar una vuelta. 835
EL SASTRE
Sois generoso, Milord;
A Dios.
 

(Se va.)

 
MILORD BELFORD
¿Estas loco?, ¡bella
acción regalar a un sastre
que te pide!
MILORD SIDNEY
¿No penetras
que así tardará en cobrar 840
el importe de la deuda,
y que, si pienso en pagarle,
le pagaré cuando quiera?
Belford, a los artesanos
se engaña de esta manera. 845
Aprende de mí: mas vamos
a ver si Marvod me suelta
algún dinero; con él
y contigo la tragedia
iré a ver del irlandés, 850
y tendré parte en la empresa.
MILORD BELFORD
Pero ¿y tu mujer?
MILORD SIDNEY
No sabe
que yo pensaba ir con ella:
irá con Nelson, o sola,
como mejor le parezca. 855
MILORD BELFORD
Pues vamos: tú a recoger
metales; yo a estar alerta
para aprender y admirar
tus máximas estupendas.



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