Escena I
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La escena es en la isla de Leucadia. A la derecha se ve la roca del mismo nombre, desde donde se precipita SAFO. Al lado opuesto vista del templo de Apolo con puertas practicables. En el foro mar tempestuoso. La acción empieza de noche. Se oyen algunos truenos. Las nubes se disipan, y el teatro se aclara, según dicen los versos, hasta quedar iluminado enteramente por la salida del sol.
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SAFO sentada m una piedra inmediata al templo.
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SAFO | Noche desoladora, fiel imagen | | de mis continuos bárbaros tormentos; | | no cese tu
rigor, no tus furores: | | el hórrido silbido de los
vientos, | | el rayo desprendido de la esfera, | 5 | el ronco
son del pavoroso trueno | | halaga un corazón, desesperado.
| | ¡Ah! perezca en tu horror el universo. | | (Se levanta.) | Perezca la morada que mantiene | | al hombre entre los
hombres más perverso: | 10 | anégale en tus aguas,
mar undoso; | | y entre tus ondas su cadáver yerto
| | suba al Olimpo, y del Olimpo baje | | a sepultarse en el
profundo averno. | |
(Empieza a serenar.)
| Mas tú te calmas; ¿eres insensible | 15 | a mi fatal
plegaria, a mis lamentos? | | Eres como Faón... ¡Ay!
ni su nombre | | piadoso vuelve a repetir el eco. | | ¡Espantosa
quietud! Todo enmudece, | | y al tormentoso horror sigue el
silencio. | 20 | Las negras furias que mi amor persiguen,
| | me privan hasta el bárbaro consuelo | | de ver el
orbe vacilar al choque | | de los embravecidos elementos.
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(Se empiezan a disipar los elementos.)
| Vecina el alba volverá a la tierra | 25 | el marchito
verdor; plácido el cielo | | ofrece al fin serenidad
y vida. | | Hoy, por la última vez, el firmamento
| | verán mis ojos de llorar cansados. | | Sol, apresura
tu brillante vuelo; | 30 | verás a Safo en su postrera
angustia | | perecer, u olvidar su ingrato dueño.
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(Queda apoyada en el bastidor.)
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Escena II
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SAFO. CRICIAS. ARISTIPO. COMPARSAS por la puerta
del templo.
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CRICIAS | Corre, Aristipo; la extendida
costa | | de Leucadia registra: que tu celo | | logre salvar
las miserables vidas | 35 | de algunos naufragantes extranjeros:
| | víctima puede ser un hijo mío | | de las
iras del mar.
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ARISTIPO | Ya
te obedezco; | | calma tus inquietudes entre tanto, | | vamos
por la ribera, compañeros; | 40 | y que iluminen las
ardientes teas | | mientras el sol nos niega sus reflejos.
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(Se va con parte de los COMPARSAS.)
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CRICIAS | Venid vosotros
por la orilla opuesta. | |
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CRICIAS |
Escuchad.
¿Ese lamento | | el nombre de Faón no ha pronunciado? | 45 | Entre estas rocas alumbrad. ¡Qué veo! | |
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(A los COMPARSAS que se retiran.)
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CRICIAS | Infeliz
Safo, | | No rendida al dolor con tal extremo | | aumentes
tu desdicha. Poco falta | | para que libre de ese amor funesto
| 50 | recobres la quietud. ¿Puedes acaso | | por insultar la
cólera del cielo, | | vagando entre las sombras espantosas
| | de esta noche de horror, de tu fiel pecho | | a Faón
arrancar?
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SAFO | Por
piedad, Cricias, | 55 | déjame: y no repitas del perverso
| | el nombre odioso. |
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SAFO | Sí, porque se aumentase mi
tormento. | |
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CRICIAS | De olvidar o morir, Safo, en tu mano
| | la elección tienes: todo está dispuesto
| 60 | para cumplir tu voto; el sacrificio | | que has de ofrecer
en el sagrado templo, | | las barcas velocísimas que
formen | | del alto promontorio el ancho cerco; | | los nadadores
que al socorro tuyo | 65 | lanzarse deben; y el ansioso pueblo
| | que ser testigo de tu gloria espera: | | todo a cumplir
te obliga el juramento | | de renovar la fama de Leucadia
| | en el orbe y siglos venideros. | 70 | Pero si dudas, si
el peligro temes... | |
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SAFO | Sacerdote de Apolo, nada temo
| | sino el quedar con vida. Los socorros | | que la costumbre
estableció, y el tiempo | | para los desgraciados que
llegaron | 75 | al extremo fatal en que me veo,
| | mi desesperación
los abomina; | | no los puedo estorbar, y los tolero. | | ¡Ojalá
que este abismo cristalino, | | que baña de la roca
el fondo inmenso, | 80 | me sepulte, y a ver la luz no vuelva,
| | si está el olvido en su profundo seno! | |
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CRICIAS |
Pues ¿no pretendes, Safo, que se apague | | ese insensato
y amoroso fuego? | |
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SAFO | ¡Ay! no Cricias; detesto mi existencia,
| 85 | si pudiese vivir sin un recuerdo | | de mi amado Faón.
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CRICIAS | Esos
delirios | | en breve olvidarás. |
(El teatro
se ha ido aclarando.)
| Ya
los reflejos | | del sol en el oriente se descubren; | | Cálmate,
Safo, que el feliz momento | 90 | de tu dicha se acerca... |
(SAFO se quiere ir.)
| ¿Por
qué huyes? | |
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SAFO | Su resplandor, me oprime: al bosque
vuelvo | | a contar impaciente los instantes | | que faltan
para hacer mi amor eterno. | |
(Se va.)
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CRICIAS | ¡Plegue a los dioses que tu muerte sea
| 95 | la que
a mis tristes años el sosiego | | pueda volver! Por
ti perdió la patria | | el brazo de Faón; por
ti, su esfuerzo | | envilecido en el deleite infame, | | ni
el peligro de Atenas, ni el lamento | 100 | de este padre infeliz
pudo moverle: | | él era mi esperanza y mi recreo;
| | y si de otra beldad el atractivo | | no borrase tu imagen
de su pecho, | | en placer vergonzoso todavía | 105 | viviera
sumergido; mis recelos, | | mientras tú vives, acabar
no pueden; | | pues si viese Faón el loco exceso | | de tu pasión, tal vez compadecido... | | Pero Aristipo
vuelve conduciendo | 110 | un joven a este sitio. |
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Escena III
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CRICIAS. ARISTIPO. FAÓN. COMPARSAS.
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CRICIAS | Faón, hijo querido,
¡dioses! ¿sueño? | | Estréchate en mis brazos:
¡tú en Leucadia! | |
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FAÓN | Yo en Leucadia, señor;
a ser objeto
| | de todos los furores de los hados. | 115 | Yo,
que en mi triste corazón albergo | | las implacables
furias del abismo: | | ellas me acosan; el remordimiento
| | grabaron en mi alma; y ni la muerte | | me quiso conceder
piadoso el cielo. | 120 |
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CRICIAS | Hijo ingrato, ¿y es esta la ternura | | que te debe tu padre? ¿Éste el contento | | que
muestras a mi vista? |
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FAÓN | ¡Ah
padre mío! | | No pueden mis delirios ofenderos. | | He perdido a mi esposa: sepultada | 125 | queda en el mar: los
fieles compañeros | | que la seguían yacen
sumergidos: | | yo intentaba con ella en el ligero, | | esquife
libertarme del peligro. | | Las ondas la arrancaron de mi
seno | 130 | al tiempo de arrojarme, y anegaron | | el mísero
bajel en un momento. | | ¡Oh nunca las piedades de Aristipo
| | me socorrieran! ¡Ojalá el soberbio | | piélago
undoso fuera mi sepulcro! | 135 | Pues Júpiter sin duda:
de su excelso | | trono lanzaba el rayo en mi ruina: | | Safo, elevando el dolorido acento | | clamó por mi
castigo abandonada,
| | y se han cumplido sus fatales ruegos.
| 140 |
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CRICIAS | No
más; calla, Aristipo. | | Hijo mío, modera
tu despecho: | | antes de amar a tu infeliz esposa, | | en
lazo criminal tus devaneos | | pensaban que no hubiera quien
borrase | 145 | de Safo los amores: otro objeto | | en Teagenes
hallaste, y otros muchos | | feliz pueden hacerte. |
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FAÓN |
No
lo espero. | | De mi joven esposa la belleza | | alucinarme
pudo: los consejos, | 150 | y los mandatos vuestros repetidos, | | hicieron que en el lazo de himeneo | | buscase los placeres;
pero en vano: | | la lisonjera novedad huyendo | | desterró
la ilusión; Safo llorosa, | 155 | desesperada, y a mis
pies gimiendo, | | mi horrible ingratitud me recordaba
| | hasta en los brazos de mi nuevo dueño. | | Presentes
siempre su fatal constancia, | | su ternura, sus gracias,
sus talentos, | 160 | su lira, que a los dioses encantaba... | | con ninguna beldad logró mi pecho
| | llenar aquel
vacío que nos deja | | el delicioso goce del deseo.
| | ¡Oh cuantas veces en la oscura noche, | 165 | entre las sombras
de un pesado sueño, | | la vi furiosa, arrebatada,
ciega, | | clamar por mi castigo, y del averno | | invocar
las deidades vengadoras | | contra un bárbaro amante!
El universo | 170 | resonó con sus gritos; y sus votos
| | los dioses irritados concedieron. | |
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CRICIAS | No con
tales ideas, hijo amado, | | aumentes tu aflicción;
piadosos ellos, | | pues te vuelven al seno de tu padre,
| 175 | ni sus furores ni su rabia oyeron. | | Entra en mi habitación;
descansa en ella | | mientras a Apolo un sacrificio ofrezco
| | que aleje de tu alma los terrores. | |
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FAÓN | ¡Con
cuánto más placer desde este horrendo | 180 | precipicio
buscara entre las ondas | | a mi afligido espíritu
consuelo! | |
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CRICIAS | No más delirios. Conducidle, amigos.
| | (A los COMPARSAS.) |
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FAÓN | Deidades ¿para qué
la vida quiero
| | Si he abandonado a Safo por amarme, | 185 | y por mi amor Teágenes ha muerto. | |
(Se va con los COMPARSAS.)
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Escena IV
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CRICIAS. ARISTIPO.
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ARISTIPO | Permite
Cricias a un leal amigo | | que preguntarte pueda ¿cuál
intento | | te hace ocultar de la infelice Safo | | a Faón
la existencia? Sus tormentos | 190 | a vista de esta amante, que
aún adora, | | se pudieran calmar; y tu secreto
| | hace dos desdichados. ¿Es posible | | que teniendo a tu
arbitrio el solo medio | | de salvar una vida, que merece
| 195 | suerte más venturosa, estés resuelto | | a verla perecer? |
|
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CRICIAS | Nunca
Aristipo | | con mayor causa desearlo puedo. | | ¿Quieres que
vuelva a publicar la Grecia, | | de mi glorioso nombre
en vilipendio, | 200 | que aprisionado un hijo mío vive
| | en los brazos de Safo? ¿y que de nuevo, | | olvidando su
patria y sus deberes,
| | como cuando de Esparta el odio
fiero | | amenazaba a Atenas, busque asilo | 205 | en los placeres,
evitando el riesgo? | | No Aristipo; que muera una y mil veces
| | antes esa mujer. |
|
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ARISTIPO | ¿Y
el himeneo | | no pudiera ligar los dos amantes, | | sin
que en su amor, hubiera los excesos | 210 | de un trato vergonzoso?
Faón libre | | lo conduce el destino al mejor tiempo
| | para estorbar la desgraciada muerte | | de la mísera
Safo. |
|
|
CRICIAS | Te
comprendo; | | pero sabe, Aristipo, que ella nunca | 215 | quiso
unirse con él por otros medios | | que los de un torpe
amor; y pues conoces | | cuantas razones de evitarlo tengo,
| | si eres mi amigo, ayuda por tu parte | | a que Faón
ignore estos momentos | 220 | la existencia de Safo; y si no basta
| | de la amistad el poderoso ruego | | a obligarte; que baste
la obediencia: | | yo por mi dignidad soy el supremo | | sacerdote de Apolo, y en su nombre | 225 | que calles y obedezcas
hoy te ordeno.
| |
(Se va.)
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ARISTIPO | ¡Cruel
superstición! ¿Será forzoso | | que esté
obligado mi sensible pecho | | por tu fatal poder a ser testigo
| | de sacrificio tan atroz y horrendo? | 230 | Cricias da a
su rencor nombre de gloria; | | la religión me manda
obedecerlo; | | Safo y Faón, los dos desesperados,
| | tal vez perecerán: ¡oh si a lo menos | | mi persuasión
pudiese libertarlos! | 235 |
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Escena V
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NICANDRO. ARISTIPO.
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NICANDRO | Escucha, sacerdote,
a un extranjero | | que llega al promontorio de Leucadia,
| | para hacer la experiencia que ya hicieron | | los que olvidar
o perecer buscaron. | |
|
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ARISTIPO | Joven ¿sabes si acaso alguno
de ellos | 240 | quedó con vida? |
|
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|
ARISTIPO | Pues antes de prestar el juramento
| | que te obligue a lanzarte de su cima,
| | la voz de la
verdad, escucha atento. | | El mancebo Leucates, perseguido
| 245 | de las iras de Apolo, llegó huyendo | | a esa roca;
y desde ella despeñado | | se hundió en el mar
precipitado y ciego. | | Su nombre le ha quedado desde entonces;
| | y para eternizar tan triste ejemplo, | 250 | todos los infelices
que a la muerte | | arrastraban del crimen los excesos, | | eran precipitados de esa altura, | | ligando muchas aves
a sus cuerpos, | | que hiciesen menos fuerte el duro golpe
| 255 | con el esfuerzo natural del vuelo. | | Uno, entre tantos,
que logró salvarse, | | olvido de su vida los sucesos;
| | y todos los amantes desgraciados | | hacer la misma
prueba resolvieron; | 260 | pues desde entonces, sin socorro alguno,
| | creyendo que el olvido está en el seno | | de ese
profundo abismo, en él se arrojan: | | los sacerdotes
de ese antiguo templo | | previenen nadadores, que a la
orilla | 265 | saquen al miserable. En tanto tiempo | | como dura
esta bárbara costumbre | | ninguno se salvó:
si estás resuelto | | con este desengaño al
precipicio, | | compadecerte, no evitarlo puedo.
| 270 |
|
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NICANDRO |
Vana es tu compasión; al templo vamos | | que hoy la
terrible prueba hacer pretendo. | |
|
|
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ARISTIPO | Porque para morir llego primero
| | que tú la triste Safo. |
|
|
NICANDRO | ¿¡Qué
he escuchado? | 275 | ¿La poetisa Safo a tal extremo | | reducida
se ve? ¿La que de Atenas | | mereció los aplausos y
los premios? | | ¿Por la que suspiraron vanamente | | millares
de rendidos, y yo entre ellos? | 280 |
|
|
|
NICANDRO | Yo
la idolatro; | | y el terrible tesón de su desprecio
| | me conduce a buscar aquí mi muerte. | | ¡Ah! sin
duda Faón será el perverso | | que ingrato
corresponde a sus favores. | 285 | Amigo, dime, no podré
un momento | | hablarla... persuadirla...
|
|
|
ARISTIPO | Sí,
bien dices; | | quizá conseguirá tu rendimiento
| | piedad de ella y de ti. |
(Mira adentro; SAFO aparece
al foro.)
| Pero
se acerca; | | Mírala que abatida vuelve al cielo.
| 290 | los ojos, y después al precipicio. | | Sin duda
considera el monumento | | de su amor infeliz; yo me retiro:
| | los dioses favorezcan tus deseos. | |
(Se va.)
|
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|
Escena VI
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SAFO. NICANDRO.
|
NICANDRO | (Aparte.) | Al fin la vuelvo a ver: sus
negros ojos | 295 | del llanto enrojecidos son aquellos; | | y
el gracioso semblante, donde ahora | | se pinta la aflicción...
pero habla. | |
|
|
SAFO | ¡Oh Venus! | | Desciende del Olimpo,
cual solías | 300 | complacida a escuchar los dulces ecos
| | de mi suave lira; ven ahora | | que te invoca mi voz con
el acento | | de la mortal angustia; fortalece
| | mi corazón
con tu divino fuego. | 305 | Estos breves instantes que me restan
| | de una odiosa existencia. |
|
|
NICANDRO | Yo
me acerco. | | Si un amante infeliz merece, Safo, | | que algún
favor concedas a su ruego; | | otorgarme la triste preferencia
| 310 | de que pueda arrojarme al mar primero | | que tú
desde esa roca. |
|
|
SAFO | Por
ventura | | ¿habrás hallado joven extranjero | | Alguna
mujer pérfida y mudable? | | ¡Ah! no lo extrañaré;
que el universo | 315 | sólo ingratos encierra; pero sabe
| | que Faón es el más ingrato de ellos. | |
Cuéntame tus desgracias, y no pienses | | tendrá
mayor motivo tu despecho | | que mi justo dolor. |
|
|
NICANDRO |
Escucha,
Safo | 320 | ni de perfidia ni traición me quejo: | | me
quejo de un amor tan desgraciado, | | que nunca de la cárcel
del silencio | | pudo salir; me quejo de haber visto | | víctima de un ingrato el dulce objeto | 325 | digno de
mi cariño, y de que todos
| | de merecer se honrasen
sus afectos. | | Por no verlo penar mi muerte busco. | |
|
|
SAFO |
¡Ah! No es igual el tuyo a mi tormento. | | Tú no
has perdido más que una insensible; | 330 | pues oye por
Faón lo que yo pierdo. | | Por él abandoné
mi patria y nombre; | | por él sufrí de mi envidioso
sexo; | | la más atroz calumnia; por su causa | | de los hijos de Apolo el rendimiento | 335 | altiva desprecié;
y en fin, llevando | | mi constante fineza hasta el extremo,
| | Preferí ser su amante, a ser su esposa, | | que
amor de libres corazones dueño | | huye un lazo
que impone obligaciones. | 340 | ¿Qué no me debe? yo elevé
su genio | | a la luz de las ciencias, y en el trono | | del
amor, desplegando su talento, | | célebre fue..su nombre
a par del mío. | | ¡Ay! que en aquellos deliciosos
tiempos, | 345 | Sólo en él existía; él
era sólo | | de mi ternura y mis placeres centro.
| | ¡Cuán dulcemente en sus amantes brazos | | los elogios
que Grecia a mis talentos | | dedicaba olvide, sacrificando
| 350 | hasta mi vanidad a sus deseos! | |
|
|
NICANDRO | ¡Oh qué
feliz otro mortal sería
| | Safo con tu cariño!
|
|
|
SAFO | Yo
desprecio | | de todos el amor. Faón ingrato, | | para mí es más amable que el excelso | 355 | Júpiter
en su solio. |
|
|
NICANDRO | ¡Ah!
que tus voces | | aumentan mi dolor; pero a lo menos, | | pues
que los dos a perecer estamos | | por diversos motivos ya
resueltos, | | Sabe que te idolatro, y que tú eres
| 360 | la que siempre adoré. |
|
|
|
NICANDRO | Sí, Safo, tú pudieras
todavía, | | premiando la constancia de mi afecto,
| | hacer de un desdichado un venturoso; | | ten piedad
de ti misma: a tus pies puesto | 365 | te pido que te duelas de
mis ansias; | | en tu favor consiste mi remedio. | |
|
|
|
|
SAFO | Pues
de esa roca
| | arrójate después que yo haya
muerto. | |
|
|
|
SAFO | ¿De
qué te quejas, | 370 | si el mismo que yo elijo, ese te
dejo? | |
|
|
NICANDRO | ¡Qué bárbara constancia! ¿No
te mueven | | ni compasión ni amor? |
|
|
SAFO | Yo
lo detesto: | | retírate de aquí, si a ser testigo | | no aspiras de mi muerte. |
|
|
NICANDRO | No:
primero | 375 | iré a implorar de los supremos dioses
| | la piedad para ti, que en ti no encuentro. | |
|
|
|
(Se va.)
|
SAFO | Sólo faltaba a mi tirana suerte
| | escuchar el osado atrevimiento | | de un insensato amante.
¡Oh cuanto tarda | 380 | el suspirado fin de mi tormento! | | Procuremos
que llegue. |
|
|
|
(Va a entrar en el templo.)
|
Escena VII
|
|
SAFO. ARISTIPO.
|
ARISTIPO | Espera,
Safo. | | Tú no puedes entrar al sacro templo | | en
tanto que las víctimas entregan | | a la dura cuchilla
el dócil cuello: | 385 | y antes que con tu muerte a cumplir
llegues | | tu bárbaro y horrible juramento, | | oye
a un anciano que estorbar procura | | con su prudencia tu
feroz despecho. | | Nada hay estable; ni el amor ni el
odio; | 390 | que todo cede a la impresión del tiempo.
| | Quizá Faón arrepentido o libre, | | a tu
constancia y tu dolor cediendo, | | volverá a tu cariño;
y con la muerte, | | aún la esperanza, que es el
bien postrero | 395 | de los amantes, pierdes. |
|
|
SAFO | Ya
he perdido | | la esperanza, el honor y el sufrimiento. | |
|
|
ARISTIPO | Todo, Safo, pudieras recobrarlo: | | vive, espera
y confía. |
|
|
SAFO | Nada
espero. | | Tú ignoras Aristipo cuánto hice
| 400 | por ablandar el corazón de hierro | | del pérfido
Faón, y todo en vano. | | Yo lo he seguido por extraños
reinos, | | después que huyo de Gonno acompañado
| | de mi odiosa rival; pero mis celos | 405 | en Sicilia lograron
alcanzarlo. | | Desesperada su mansión penetro: | |
corro por todas partes, busco ansiosa | | a mi traidor amante;
él a mi acento | | sale y queda mortal, como a la
vista | 410 | del soberano Juez se queda el reo. | | Suplico entonces,
amenazo, lloro; | | y todo en vano: mi dolor acerbo | | me
hizo humillar hasta sus pies mi frente, | | me hizo besar
las huellas del soberbio; | 415 | y todo en vano: ni mi amargo
llanto, | | ni mis continuos clamorosos ruegos | | pudieron
ablandarlo; su fiereza | | llegó hasta referirme su
himeneo, | | para borrar del todo mi esperanza | 420 | con otra
obligación. ¡Hombre perverso! | | ¿Qué lazo
más sagrado que el que unía | | mi corazón
al tuyo? Pero el cielo | | castigará tu abominable
crimen: | | porque si del amor del débil sexo | 425 | impunemente se burlase el hombre. | | ¿Qué mujer no
se viera cual me veo?
| |
|
|
ARISTIPO | Ninguna como tú
pudieras, Safo, | | de una pasión funesta los excesos
| | precaver sabiamente. |
|
|
SAFO | ¡Ah!
que ninguna | 430 | hubiera resistido al dulce fuego | | que inspiraba
Faón, cuando mis ojos | | la vez primera por su mal
lo vieron. | | él volvía de mirtos coronado,
| | a ofrecer sacrificios en el templo | 435 | de Júpiter
Olimpo, porque Atenas | | lo declaró triunfante de
los juegos. | | Su rostro coloraba la victoria, | | embellecido
con el bozo tierno | | de amable juventud; casi desnudo
| 440 | aún de la lucha, los hermosos miembros | | descubría,
que envidia el mismo Apolo, | | y que amor pueden inspirar
a Venus. | | También me vio él entonces, y previno
| | con su declaración mi amante fuego. | 445 | Si tú
Aristipo en juveniles años | | has llegado a gozar
los embelesos | | de amar correspondido; si has logrado | | las delicias que logra quien viviendo | | sólo
en su amante, en él se vivifica, | 450 | lleno de amor,
y de deleites lleno; | | no extrañarás que yo
que así me he visto,
| | piense morir cuando gozar
no espero. | |
|
|
ARISTIPO | Y ¿qué no habrá otras
causas que te obliguen | | a conservar la vida? ¿Qué
tu genio | 455 | Imitador olvidara la gloria | | de la futura edad,
y el lisonjero | | acento de la fama? |
|
|
SAFO | Son
quimeras: | | la fama ya no emplea sus acentos, | | sino
en elogio vil del poderoso; | 460 | pues ha prostituido el universo
| | su aplauso al crimen, su favor al vicio, | | y oprime las
virtudes y el talento. | |
|
|
ARISTIPO | Ya que sólo te obliga
la memoria | | del ingrato Faón, quizá viviendo
| 465 | cediera su desvío a tu constancia; | | y volviéndote
a ver... |
|
|
SAFO | ¡Volver
a verlo! | | ¿Dónde Aristipo?
|
|
|
Escena VIII
|
|
SAFO. ARISTIPO. CRICIAS. COMPARSA DE MINISTROS
DEL TEMPLO.
|
CRICIAS | Todo
anuncia, Safo, | | el fin de tus desgracias. Grato el cielo | | declara en las entrañas palpitantes | 470 | de las
víctimas sacras que el consuelo | | llega de tus pesares.
|
|
|
SAFO | Sacerdote,
| | sígueme; que ofrecer cuanto poseo | | en las aras
de Apolo sólo resta, | | para cumplir la ley que
establecieron | 475 | la religión y el uso; y que mi muerte
| | termine de una vez mis sentimientos. | |
|
|
|
(Se va.)
|
CRICIAS | (Aparte.) | Vamos; que tu fin sólo
es el que falta | | para acabar del todo mis recelos. | |
|
|
|
(Se va con los COMPARSAS.)
|
ARISTIPO | Dioses,
pues no es posible disuadirla, | 480 | benignos permitid sea el
postrero | | sacrificio su vida, y que le sirva | | a los demás
amantes de escarmiento.
| |
|
|
Escena IX
|
|
NICANDRO. ARISTIPO.
|
NICANDRO | ¡Ay, Aristipo!
Todo ha sido en vano: | | ni tu prudencia, ni mi amante
ruego, | 485 | la desgracia de Safo estorbar pueden: | | en las
manos de Cricias deponiendo: | | sus brillantes adornos queda
ahora. | | Estoy fuera de mí: yo me estremezco: | | ¿Qué puedo hacer? Mi corazón palpita | 490 | de
asombro y de terror: morir resuelvo. | |
|
|
ARISTIPO | ¿Y qué
conseguirás? Aumentar sólo | | de esta superstición
el duro imperio. | | Bastantes infelices por su influjo | | víctimas desgraciadas perecieron. | 495 | ¡Mísero
aquel que sin recurso gime | | bajo el yugo cruel de sus preceptos!
| | Esta es mi situación; nací sensible, | |
y aunque educado en este ministerio, | | al ver sacrificar
mis semejantes, | 500 | sin poderlo impedir, lloro en secreto.
| |
|
|
NICANDRO | Si fuera Cricias como tú piadoso, | | jamás
recibiría el juramento
| | de tantos desdichados...
¡Pero dioses! | |
(Dentro música.)
| Ya anuncian estos tristes instrumentos | 505 | el instante fatal...
A socorrerla, | | o a perecer con ella, voy resuelto. | |
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(Se va.)
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ARISTIPO | Las barcas se aproximan; |
(Aparecen las barcas con los nadadores.)
| y
se acercan | | hacia este sitio en tropas los isleños;
| | pues ya no puedo libertar a Safo, | 510 | cumpla con mis
deberes a lo menos. | |
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Escena X
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CRICIAS. SAFO. ARISTIPO. COMPARSA DE SACERDOTES y pueblo.
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SAFO | Laurel glorioso, (Deponiendo el laurel.) que
la sabia Atenas | | concedió a las tareas de mi genio,
| | deja mi frente, y queda donde sirvas | | a mi nombre
y mi amor de monumento. | 515 |
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CRICIAS | Tú le recobrarás
más venturosa: | | Vamos. |
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ARISTIPO | ¡Oh
Safo, cuánto compadezco
| | ¡Tu ceguedad! |
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CRICIAS |
¿Ahora
te detienes? | | ¿Por qué estás indecisa? |
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SAFO | Considero | | cuánta es la diferencia de mi suerte | 520 | por
un traidor amante. En otro tiempo | | sólo al nombre
de Safo resonaba | | con vivas repetidos el liceo | | de la
célebre Atenas; y a mi vista | | aplausos tributaba
todo un pueblo: | 525 | hoy a verme morir otro se junta, | | lleno
de compasión, de dolor lleno. | | ¿Y por qué
enternecidos al mirarme | | lágrimas derramáis?
Yo nada siento. | | ¿Qué pudiera sentir cuando el
sepulcro | 530 | a mis desgracias se presenta abierto? | | Aquel
es. (Señalando el mar.) ¡Oh mujeres de Leucadia! | | Vosotras que miráis el ejemplo | | de la negra perfidia
de los hombres, | | abominad su amor, aborrecedlos; | 535 |
pagad sus rendimientos con engaños, | | pagad su infame
orgullo con desprecios; | | giman a vuestros pies; vengadme
todas; | | humillad para siempre esos soberbios.
| | Y
tú, ingrato Faón, hombre nacido | 540 | por mi fatalidad,
plegue a los cielos | | que mi sombra interrumpa tu reposo,
| | que la tierra te niegue el alimento, | | que el sol te
oprima, y que la muerte arranque | | de tus aleves brazos
el objeto | 545 | que causa tu perfidia; y que a tus ojos | | muera,
del mismo modo que yo muero. | |
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CRICIAS | Si lo vieras en brazos de otro dueño.
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SAFO | Calla, bárbaro: no, no es necesario | 550 | me
recuerdes la imagen de mis celos, | | para que yo al sepulcro
vuele ansiosa. | | (Sube a la roca.) |
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CRICIAS | (Aparte.) | Mi
astucia se logró. |
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SAFO | (En la roca.) | Vosotros, moradores de
Leucadia, | | a Faón le diréis, que Safo
ha muerto | 555 | víctima de su engaño, y que esta
roca
| | su delito y mi amor harán eternos. | | (Se arroja.) |
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ARISTIPO | ¡Favorecedla dioses! ¡Desgraciada!
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CRICIAS | Logros mi venganza: ya en el centro | | del mar
se han sepultado mis afrentas. | 560 |
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Escena XI
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CRICIAS. FAÓN. ARISTIPO COMPARSA DE
SACERDOTES y pueblo.
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FAÓN | ¿Por qué
me detenéis. (A los sacerdotes.) ¿Ese lamento | | no
prenunció mi nombre? ¡Oh padre mío! | | ¿Cuál
es el sacrificio que habéis hecho | | en mi favor?
El templo resonaba | | con himnos clamorosos; y aunque
quiero | 565 | indagar el motivo, me detienen, | | hasta que los
ministros atropello | | que me estorban el paso; respondedme:
| | ¿Por que esta confusión? Decid ¿qué es esto?
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CRICIAS | Esto ha sido impedir que vieses, hijo | 570 | de
una triste mujer el fin funesto, | | que se ha precipitado
de esa roca;
| | en tu estado pudiera ser su ejemplo | | causa
de renovar tus aflicciones. | |
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NICANDRO | (Sale.) | ¡Ay
de mí! ¡ya no hay remedio! | 575 | Sin duda ha perecido:
¡oh desdichada! | |
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ARISTIPO | Pues ¿qué di, socorrerla
no pudieron? | |
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NICANDRO | Aún no lo se, Aristipo: al
duro golpe | | de su caída el mar abrió rugiendo
| | la espalda cristalina, y arrastrando | 580 | en doble giro
el delicado cuerpo, | | por dos veces luchando con las ondas,
| | los remolinos de este golfo inmenso | | la vuelven a la
luz: los nadadores | | se arrojan por salvarla: yo pretendo
| 585 | antes que ellos lanzarme; pero todos | | se oponen, y sujetan
mis esfuerzos. | | ¡Desventurada Safo! |
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FAÓN | ¿Qué
pronuncias? | | ¿Safo es la que perece?... que lo menos | | muera Faón con ella. |
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NICANDRO | ¿Tú eres Faón? ¡Ah
bárbaro! mi acero | | (Empuña la espada.) | tomará
en ti venganza de su muerte. | |
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ARISTIPO | Detente, (Deteniéndole.)
joven. |
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FAÓN | Ven:
no me defiendo. | | Padre, no os opongáis: yo soy un
monstruo. | |
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ARISTIPO | Insensatos, ¿qué hacéis?
Volved los ojos | | a ese infelice miserable objeto. | |
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Escena XII
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DICHOS, SAFO moribunda, conducida
en un lecho de yerbas por los nadadores.
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ARISTIPO |
Ved a qué extremo deplorable arrastran | | de un criminal
amor los devaneos. | |
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NICANDRO | ¡Oh dioses! (Observándola.)
Aún respira...
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FAÓN | Qué
postrado | 600 | pueda yo recibir su último aliento. | |
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CRICIAS | Hijo, repara... | (Deteniéndole.) |
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FAÓN |
Vos
no sois mi padre; | | Sois un hombre cruel, cuyo secreto
| | a su rencor sacrifico esta vida. | | Por vos, manchado
de un engaño horrendo, | 605 | he sido infiel, traidor,
abominable: | | ve aquí el fruto atal de los consejos,
| | de los mandatos vuestros, que me obligan | | a ser testigo
de mi oprobio eterno. | | ¡Oh Safo sin ventura! | (Arrodillándose
inmediato a ella.) | Tú
que hiciste | 610 | mi corazón feliz en mejor tiempo,
| | recibe de Faón antes que mueras | | el llanto que
a tus pies derrama. | |
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SAFO | ¡Oh
tú... sea, quien fueres... | | que has visto de
mi muerte el triste ejemplo,
| 615 | publica que es... supersticioso
engaño... | | buscar aquí el olvido... pues
yo muero... | | adorando a Faón... y hasta el sepulcro...
| | su imagen y mi amor conmigo llevo! | |
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(Concluye
con una actitud propia de la situación.)
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