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1

Véase Redescubrimiento de América. Allí se dan las definiciones del amor y del poder y se analizan los aspectos positivos de la máquina.

 

2

John Wycliff (1320-1384?) con su Lollardismo, fue el primero.

 

3

Ejemplos de este ascetismo terrenal son las vidas de John D. Rockefeller y Henry Ford.

 

4

Roma se inclinó siempre a suprimir y a perseguir a los quietistas y a los místicos neoplatónicos, por muy Santos que fuesen.

 

5

Los hombres del Renacimiento de Inglaterra se quedaron en la nación o volvieron a ella con Walter Raleigh. Shakespeare, Bacon, Milton, no emigraron. Ni los puritanos verdaderamente ortodoxos que aceptaron la Iglesia establecida que ellos trataban de reformar por dentro.

 

6

Apenas llegaron a América los ingleses, se establecieron. Tardaron dos siglos y medio en llegar al Pacífico. En cincuenta años, en cambio, los españoles habían explorado todo lo que va desde Chile hasta el río Hudson. ¿Por qué esta diferencia? Los españoles buscaban oro, pero también iban tras un manes para incorporarle al cuerpo católico. He aquí por lo que se precipitaban hacia los litorales. Su religión era global; la de los ingleses atómica. Y los ingleses eran hombres trabajadores. No buscaban un mundo cósmico sino una colonia firme y separada que explotar.

 

7

Véanse, sobre todo, las obras del alemán Max Weber.

 

8

Hubo, naturalmente, otra evolución del protestantismo americano: la ética, que considera la conducta como el único medio de salvación. Mas estas iglesias (la Unitaria, por ejemplo), al caer poco a poco en las preocupaciones sociales, perdieron todo el sentido del núcleo místico y cósmico de la persona (que el protestantismo clásico había intentado retener, aunque en una forma separatista, para salvar el dilema del determinismo). Estas iglesias de «cultura ética», al perder la esencia mística, gravitaron hacia un extremo del error y se alejaron tanto del verdadero conocimiento de la persona, como el Antinomianismo. Cuando tratemos del Pragmatismo y del Democratismo con quienes estas iglesias se alían, se entenderá más claramente hasta qué punto el error de estas iglesias se relaciona con el error del ego disgregado.

 

9

Tan absurdo como llamar cuákero al actual capitán general del ejército y de la marina americana Herbert Hoover.

 

10

El Marxismo, a pesar de que hace contener en el Democratismo algunos elementos rousseaunianos, difiere radicalmente de él por la fuerza que adjudica a la disciplina y al recreo. Esto no puede decirse, sin embargo, de muchas páginas sueltas de Karl Marx.