41
ENRIQUE GIL Y CARRASCO, «Poesías de don José de Espronceda», Semanario Pintoresco Español, 2.ª serie, II, entrega 28 (12 de julio de 1840), en Obras completas, ed. de Jorge Campos, B.A.E., LXXIV, Madrid, 1954, pág. 491a.
42
ANTONIO GIL DE ZÁRATE, Manual de literatura, Madrid, Boix, 1844, págs. 136-137.
43
ENRIQUE GIL Y CARRASCO, El señor de Bembibre, ed. de Enrique Rubio (Letras Hispánicas, 242), Madrid, Cátedra, 1986, pág. 371. En mi libro Trayectoria del romanticismo español (págs. 39-40), llamo la atención sobre el hecho de que varios pasajes descriptivos de diferentes obras en prosa de Gil de los decenios de 1830 y 1840 parecen rimas de Bécquer sin versificar, especialmente el siguiente de su novela, el cual es buen ejemplo de la vaguedad, aunque no contiene el término: «¿Qué es la gloria del hombre, que así se la lleva el viento de una noche? Mi ventura se fue con las hojas de los árboles el año pasado. ¡Ahí están los árboles otra vez llenos de hojas! Yo les pregunto: "¿Qué hicisteis de mi salud y de mi alegría?" Pero ellas se mecen alegremente al son del viento, y si alguna respuesta percibo en su confuso murmullo es un acento que me dice: "El árbol del corazón no tiene más que unas hojas, y cuando llegan a caerse se queda desnudo y yerto, como la columna de un sepulcro"» (ed. cit., pág. 333).
44
En Obras, ed. de Campos, pág. 10b. La fecha es la de la muerte de Gil; sus poesías, no fechadas, no se publicaron hasta 1873.
45
MANUEL CAÑETE, «Estado actual de la poesía lírica en España», El Fénix, 1846, pág. 220.
46
ALMEIDA GARRET, Viagens na minha terra, ed. de José Pereira Tavares (Colecção de Clássicos Sá da Costa), Lisboa Sá da Costa, 1974, pág. 166.
47
MANUEL CAÑETE, Prólogo (junio de 1850) a Selgas, La primavera, en Selgas, La primavera y El estío, ed. cit., pág. 41.
48
JOSÉ SELGAS, Prólogo a Antonio Arnao, Himnos y quejas, Madrid, Imprenta de Espinosa y Compañía, 1851, págs. XIII, XIX.
49
ANTONIO ARNAO, Melancolías, rimas y cántigas, Madrid, Imprenta Nacional, 1857, pág. VIII.
50
En JOSÉ MARTÍNEZ MONROY, Poesías, Madrid, Rivadeneyra, 1864, pág. XII.