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ArribaAbajoCapítulo XI

Los medios para desarraigar la idolatría


Más me holgara de oýr una conferencia de hombres experimentados, y zelosos del bien de los Indios acerca de este punto, y escrevir los medios, que otros dieran, que serían tales, y tan buenos pero en el entretanto diré brevemente los que a mí se me ofrecen.

Las dos principales causas de las Idolatrías de los Indios, diximos que eran. La primera suma ignorancia, que tienen de las cosas de nuestra Fe, por no estar enseñados en ella, y el engaño en que siempre están de sus Huacas, y supersticiones de que no an sido desengañados, que también es falta de dotrina, y predicación; la qual se a de endereçar, no sólo en plantar en sus coraçones las verdades de la Religión Christiana, sino a arrancar de ellos las maleças, y raízes de sus errores. La segunda causa es no averles quitado hasta aora sus Huacas, Malquis, ni Conopas, ni los demás motivos de su Idolatría. Estas dos causas se an de remediar con las misiones, que dixe arriva, en forma de visita, como después veremos; para que por lo que tienen de misiones, de personas inteligentes, y deseosas de aprovechar a los que   —105→   tienen tanta necesidad, sean enseñados muy de despacio, y confesados muy de propósito, como la necesidad lo pide; Y por lo que tienen de visita se les quiten las Huacas, y todas las demás cosas a ellas concernientes, por el modo que se dirá en la práctica, y instrucción de la visita. Pero ni la misión, ni la visita serán de provecho, que sea de dura, y permanente, si lo que entonces se planta, y riega no se cultiva, y lleva adelante para que lo que se a arrancado no torne a brotar, de las raízes, que por más que se haga an de quedar muchas, como se a visto.

A este propósito dixo vn Cacique acavada la misión de vn pueblo, Padre esto bueno queda aora; Pero si yo aro, y cavo, y escardo, y riego mi huerta una vez, y no la viese, ni llegasse a ella después en vn año qué tal quedaría. Explicó muy bien con esta comparación su concepto, y lo que passa en la dotrina de los Indios, que el cuidado continuo del Cura es lo que importa. Y assí su Señoría Illustríssima a puesto grandíssimo cuidado, con mandatos, y órdenes muy apretadas, de que los Curas continúen la labor, y no alzen mano de ella, mandándoles, que enseñen la dotrina por sus personas; y que hagan con particular cuidado los catecismos, de los Miércoles, y Viernes; que prediquen todos los Domingos, y días de fiestas. Y que para que lo hagan con más cuidado, y se vea si lo hazen, y cómo les está mandado, que escrivan sus sermones, y que los muestren al Visitador ordinario de su Señoría. Y que quando uviere alguno, que no sepa, ni pueda hazer lo dicho; que por lo menos los Domingos, y fiestas, lea a los Indios vn sermón de los impresos, pues desto nadie se puede excusar, mandándoselo debaxo de precepto, y pena de diez pesos ensayados, aplicados desde luego a la Iglesia por cada vez que lo dexare de hazer. Y que assistan en todos los pueblos de sus dotrinas, pro rata de la gente   —106→   que en ellos uviere, en los que menos gente menos tiempo, en los que más, más.

Assí lo hazen con mucha gloria de nuestro Señor, y provecho de los Indios, y gusto suyo muchos Curas. Vno de los quales me escrivió pocos días después, que llegó a la dotrina, que le avían dado, vna carta, la qual recibí el día que se imprimía este capítulo, y para exemplo de los demás106, le quiero poner a la letra, y dize assí:

«La de V. P. leo muchas vezes, y me da ánimo para no desfallecer en el camino, pues es testigo mi Dios, que jamás e trabajado tanto, ni con mayor zelo, y cuidado, pues era compassión ver esta dotrina, y gente, indigna de este nombre, pues más parecían bestias, y salvages, faltos de toda cosa buena; mil y más ánimas de confesión, sin hallarse vna que supiese las quatro oraciones, sino con mil yerros, y falsedades; y algunos viejos, que auía más de tres años que no oýan missa, ni confesavan sino con sus Huacas, y sacerdotes. Lástima grande! ultra de esto tan correta, y fugitiva esta gente para la missa los Domingos y fiestas, y para la dotrina los Miércoles, y Viernes, que parecía, no avían tenido Padre. A me quebrado el coraçón, y e lo llorado con ellos muchas vezes, diziéndoles, quán faltos estavan, quán sin dotrina, sin Dios, y sin ley, encogen los hombros, y dizen todos Checan, Checan señor Padre (verdad es, verdad es) besándome la ropa, y pies admirados. Quatro meses, a que todos los días dos oras a la mañana, y dos a la tarde yo por mi persona, sin faltar día, hago juntar en el cimenterio todo los muchachos, y muchachas, viejos, y viejas, que por todos pasan de doscientos, y allí les enseñó, catequizó, y dotrino en los principios de nuestra santa Fe, y luego en las quatro oraciones, confessión, y artículos, y cathecismo107, que ya no ay ninguno que ignore esto; da me mil glorias, y contentos, velles rezar, y cantar algunos cánticos y coplas   —107→   que les tengo enseñado, a mi Dios gracias infinitas, él por su santíssima sangre se duela de ellos, y de mí, que cierto lo e menester arto, pues me falta (que confiesso a vezes) la paciencia, quando vso de amor, y regalo, quando ya de aspereça, y castigo, en diziéndoles que los tengo de embiar a la casa de santa Cruz, lo temen, ajúntanse, vienen a missa, y a la dotrina. Es esta casa su coco, castigo, cárcel, y azote, tengo para mí fue la cosa mejor, más santa, buena, y pía, que se a hecho». Hasta aquí es la carta de este Sacerdote.

Para este mismo fin ayuda también su Excellencia por su parte, mandando, que todos los pueblos, que están desmembrados de su reducción sin orden del govierno; los pueda quemar y disipar el Visitador; para que buelvan a su reducción, y assí se ha hecho en muchos pueblos y los q' con orden del govierno están divididos, si le parece al Visitador que no conviene, informen a su Excellencia para que se manden reducir. Todos estos medios executados serán eficaces, para que los Indios tengan la dotrina, y enseñanza que an menester. Pero lo que an de ser de más eficacia es lo que su Señoría tiene mandado, y se executa puntualmente. Que todos los Clérigos que se opusieren a dotrina, o los Religiosos que se presentaren a ella, fuera del examen ordinario para ver si saben la lengua, prediquen en ella públicamente, señalándoles el día antes, puntos para el sermón. Y que todos los que tenían dotrinas quando se publicó este edito, se presentasen delante de su Señoría dentro de ocho meses, para que predicasen en público como los demás. Porque es cosa cierta, que el que sabe, y puede predicar, predicará si quisiere, y para que quiera se le pondrán los medios, convenientes; pero el que no sabe, ni puede, por más que se lo manden, no predicará.

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Este mandato de su Señoría, a animado mucho a los que saben bien la lengua; porque ven, que podrán capear y hazer demonstración de ella, y a los que no la saben, para trabajar en aprendella, para que no les quiten las dotrinas; y a los q' no la tienen, y son buenos lenguas le entretienen con experanza, de que teniendo partes para ello, no les faltará puesto para empleallas. Y si en las oposiciones de dotrinas, y otras ocasiones de honra, y provecho, se sirviesen los señores Prelados, de tener memoria de los ausentes, y mejorar, y promover, a los que an acudido a sus obligaciones, en las dotrinas, que an tenido, dándoles otras de mejores temples, menos trabajo, y más provecho; sería gran motivo para que todos se esmerasen en hazer su oficio; y como dize el Proverbio, Addere calcarie sponte currenti.

Assí en esto de que prediquen los Curas, como en otras cosas para el bien de los Indios, está todo muy bien mandado y prevenido en las Synodales, que se hizieron aora cinco años, y no ay que pedir ni dessear más que su devida execución. Y en ellos para que los Curas sean cuidadosos, y diligentes, en confessar a sus Indios, y en catequizalles, y disponelles para que comulguen está mandado, que después de Pascua embíen todos los Curas los catálogos de sus dotrinas, a su Señoría Illustríssima108, para que vistos los mande rubricar, y que vengan señalados con vna C, todos los que an confessado, y con dos los que an comulgado. Y yo e traýdo algunos de estos catálogos, que me davan los Curas, a su Señoría Illustríssima. Y pasando por vn pueblo vn Domingo de Cuasimodo comulgué aquel día más de cien Indios, a quien tenía el Cura bien dispuesto para ello: y el día antes, y aquella mañana se tornaron a confessar todos. Y el día de Pascua antes avía comulgado otros tantos en otro pueblo. Éste se visitó de allí a vn año, hallándome yo presente,   —109→   y puedo certificar con toda verdad, que de todos quantos pueblos se an vissitado mayores, y menores, en ninguno se a hallado menos Idolatrías que en éste, que parece que se verifica lo que diximos arriva, del Sumo Pontífice Clemente VIII de feliz recordación, que Non erunt veré Christiani donec communicent in Pascate.

Este medio tan eficaz procura el Demonio estorvar, y divertir por muchas vías. Y assí me certificó vn Padre de santo Domingo persona de todo crédito, y autoridad, que aviendo prevenido a los Indios de vn pueblo, que estava a cargo de su orden, para que comulgasen en el día de Pascua los que estavan dispuestos para ello, aquella noche levantó el Demonio tan grande ruido, y alboroto, que parece que se hundían los cerros de al derredor, y el Demonio se les apareció visiblemente, diziéndoles, que se avía de hundir el pueblo, si comulgavan, y assí acudieron espantados todos donde estavan los Padres con mucho temor, por no saber la causa del alboroto, y ruido que oýan, quietaron a los Indios, y con amanecer un día claro y muy sereno se acabaron de desengañar.

La falta del ornato de las Iglesias más proviene, de la falta de curiosidad de algunos Curas, que no de falta de plata, porque fuera de lo que se saca de los tributos de cada año para la Iglesia, que aunque entra en poder del Corregidor, lo manda su Excellencia dar, quando se le informa de la necesidad; y convendría que los Visitadores llevasen orden para ello; los Indios acuden con facilidad a semejantes gastos, o haziendo algunas chácaras para este efeto, o de otras maneras, si ay quien los aliente a ello. Y assí pueblo a avido donde en vna tarde juntaron los Indios más de trescientos, y cinqüenta pesos, para comprar pendón, y cruz de plata, y andas, y vna echura de vn niño Iesús, y otras, cosas necessarias para vna cofradía que se les avía instituido.

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No dexaré de advertir, que conviene ver qué sacristanes se ponen, porque yo se dónde se halló vno, que se bevía parte del vino que le davan para las missas, y porque no se echase tan presto de ver añadía otro tanto de agua.

Estos dos medios que son el vso del Santísimo109 Sacramento del Altar, el ornato de las Iglesias, y culto divino, como tan proporcionados, y necessarios para ésta nuestra Christiandad, alentó grandemente el Señor Obispo del Cuzco don Fernando de Mendoça, cuya memoria durará muchos años en este Reino. Porque para lo primero mandó con grande exacción, que todos los Curas de su Obispado instruyessen, y dispusiessen a todos sus feligreses, para comulgar, por lo menos la Pascua, y que no les negassen el viático, quando estuviessen enfermos. Hizo hazer sagrarios, custodias, y depósitos en todas las Iglesias de los pueblos, para que si quiera quando el Cura estuviesse en ellos, tuviesse siempre el Santíssimo Sacramento, haziendo algunos a su costa, y ayudando con largas limosnas para otros. De vn pueblo sé yo, donde aviendo condenado a vn Cura en vna causa que se le hizo en buena cantidad de dinero, le dixo, que aquella condenación merecían sus culpas; pero que se hiziese un sagrario, que pusiese en él su nombre, y sus armas, como si lo diera de limosnas, y assí lo hizo. Y porque es muy ordinario tener vn Cura cargo de quatro, y cinco pueblos, y sólo en el que está presente es bien que esté el Santíssimo Sacramento para viático, porque no muriessen sin él los enfermos de los otros pueblos, hizo junta de hombres graves, de todas las religiones, y venciendo muchas dificultades que les oponían, mandó hazer buen número de vnos como relicarios, en que el Sacerdote, a qualquiera tiempo que le llamasen pudiesse llevar el Santíssimo Sacramento, a otros pueblos, pendiente al cuello el relicario   —111→   en su bolsita de terciopelo, de su cordón de seda, y oro muy curioso. Parecerales esta cosa nueva, y extraordinaria a quien no supiese algo de historias Eclesiásticas, y no uviere visto lo que passa en otras partes. Como yo vi en Italia, que yendo a entrar por la puerta de vn pueblo bien cercado aunque no muy grande llamado Monte Falco, donde está aquel milagroso cuerpo de santa Clara que tomó el nombre del pueblo, salía vn Sacerdote con el Santíssimo Sacramento, que le llevava fuera del pueblo a alguna casa del campo, acompañado de mucha gente hasta la puerta del pueblo, y tomando allí la bendición del Sacerdote, se fue él solo su camino, con el Sacristán, que llevava luz en vna lanterna.

Para lo segundo que es el ornato de las Iglesias, aviendo traído de España donde fue consagrado por Obispo muchos, y muy buenos ornamentos, en entrando, que entró en su Obispado, los fue repartiendo por todos los pueblos por donde passaba, de suerte que llegó al Cuzco con sólo un ornamento, y después aviéndole embiado de España cerca de mil varas de damascos, y terciopelos, para vna colgadora de su casa, considerando la falta de ornato de las Iglesias de los Indios, las mandó gastar todas en ornamentos, y assí nunca tuvo en su casa, sino sólo el dozel para hazer cabildos. Pero las cosas deste grande Prelado no son para dezillas tan de passo, pues requieren más larga y mejor historia. Y en este particular pudiera dezir mu cho más del Señor Arçobispo de esta ciudad, (que está en gloria) D. Toribio Alphonso Mogrovejo, pues le acontecía hazer consagración de aras, con ser tan larga, sólo por consagrar vna que faltava en vn pueblo, y quando bolvía de la visita, no traýa nada de su Pontifical, que todo lo dexava de limosna, y porque en Moyobamba no tenían Cruz para las processiones, le dexó la cruz de su guion, y oy la tienen, y estiman como es razón.

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Muchos Curas ay que ponen en esto muy grande cuidado110, por ver el provecho como dizen al ojo, y assí me escrivió esta semana un Cura muy cuidadoso lo siguiente.

«Certifico a V.P. que se trabaja espiritual, y corporalmente porque mi desseo no es, sino que conozcan las misericordias, que nuestro Señor cada día vsa con ellos, y que ablanden los coraçones, que tan duros tienen para los buenos, y para esto trabajo lo que su Magestad sabe, porque e de dar qüenta, de cada alma, y assí hago quanto en mí es. Holgárame V. P. viniese por esta tierra, para que viesse el fruto de mi trabajo, y quánta devoción tienen en freqüentar los divinos Sacramentos, y todos los demás, y assí mismo el ornato de las Iglesias que después que aquí estoy e hecho animándoles a ello, y ellos acuden con muy gran voluntad con sus limosnas, que es mucho para los Indios, porque en todos los pueblos e hecho muy sumptuosos Sagrarios, donde quando en los pueblos estoy, pongo el Santíssimo Sacramento, y ellos con muy gran devoción acuden a visitallos, que me da mil contentos vellos, y quisiera todos fuessen santos, etc.»

Para que se acabe la mala casta de los maestros, y ministros de la Idolatría, o por lo menos no aya tantos: el único remedio, es la reclusión de santa Cruz, que la temen grandemente, más de catorze mil pesos están gastados hasta oy en ello, porque el Señor Virrey Príncipe de Esquilache, me cometió el hazer la planta de ella, y dar calor a la obra. Y avrá de ser necessario en cada Obispado hazer otra, pues con buena traza no será dificultoso el sustentallos, y donde no uviere casa donde estén reclusos se podían repartir en los conventos de Religiosos y Hospitales, y en otras casas de gente pía, donde les guarden, enseñen, y sustenten. El quedar estos viejos en sus pueblos es el mayor daño, y la principal causa de sus errores. Y ya que no es posible sacallos todos, porque son muchos: con   —113→   que vengan los principales de cada pueblo, los demás quedan escarmentados. Y es bien q' queden señalados, para ser conocidos, y que los hagan acudir siempre a la dotrina con los muchachos, y que se asienten con ellos en las iglesias, porque assí los vengan a tener en poco el común del pueblo. Y sobre todo importa, que los que reincidieren sean muy bien castigados. Pero por otra parte, como los más de ellos son muy pobres, y viejos, y que no exercitan el oficio sino para tener qué comer; sería conveniente que se les ayudasse con alguna limosna, entablando entre los Indios la práctica de esta virtud, de que tan poco conocimiento y exercicio tienen. Como vi yo hazer a vn Cura muchas vezes que previniéndolos a todos los del pueblo para esto, se ponía a la puerta de la Iglesia quando salían de Missa a pedir limosna para los pobres, y no quería que diessen plata, sino cosas en especie, maíz, papas, agí, huevos, y otras cosas a este modo, de que se hazía muy buen montón, que luego se repartía entre los pobres, y el cura de su parte comprava media anega de maíz, o de papas, o vn carnero, y nosotros de la nuestra otro tanto: y no es creíble el bien que se podía hazer, si esto se entablase, que no sería muy dificultoso. A todos quantos Curasse lo e advertido, lo an puesto en prática con grandíssimo consuelo suyo, y no menos gusto, y provecho de los Indios.

Que lo de menos es el sustento corporal; sino que fuera de que se les quita grande parte de la ocassión de Idolatrías, y supersticiones, van aprendiendo vnos dando y otros reciviendo, la piedad y misericordia Christiana. Con esto se les grangean grandemente las voluntades para que reciban mejor lo que se les dixere, y enseñare. Y assí acostumbramos en todos los pueblos visitar cada día los enfermos111, y llevalles algunas pasas, o vn poco de pan, o cosa semejante; que bien poco, que se les dé lo que agradecen mucho. Cosa ordinaria es, quando entramos   —114→   de nuevo en vn pueblo huyen de nosotros los muchachos, y con media dozena de higos, o vn puñado de pasas que se les da vn día; no ay quien después los aparte de nosotros, y tras ellos vienen sus madres, y padres.

Muchos de los Hechizeros, son Ambicamayos, como ellos llaman, o curanderos, pero con muchas supersticiones, y Idolatrías, que preceden a los Curas; y se procura que los Curas, tengan examinados, y bien instruidos, los que han de curar para que quitado lo que es supersticioso, y malo, se aprovechen de lo que es bueno; como es el conocimiento y vso de algunas yerbas, y de otros simples, de que suelen vsar en sus enfermedades.

Para que los Curacas, y Caciques, sean buenos (que el no sello diximos que era grande causa de la Idolatría) el único remedio es el que el Señor Virrey Príncipe de Esquilache pone, tomándole desde sus principios; y es criando bien sus hijos, y que desde muchachos aprendan la policía, y Religión Christiana. Sus padres estiman la merced que en esto se les haze. Y vn Cacique después de aver embiado sus hijos mayores al Collegio, me dixo, que quería embiar otros dos, que le quedavan, y que él pagaría el sustento, de los que su Excellencia no sustentase, que le avisasse, qué tanto embiaría para cada año?

Otro Collegio está mandado fundar en el Cuzco, y otro en la ciudad de los Charcas, que son los tres principales puestos de todo este Reyno, por orden de su Magestad. No tienen número limitado, sino que vengan a ellos todos los hijos de los Caciques, y Segundas personas, que llaman de todos los pueblos. Danles todo lo que an menester de comida, y vestido. Están a cargo de los Padres de nuestra Compañía, por ser propria de su instituto la educación, y crianza de la juventud. Para los Collegios del Cusco y Charcas están despachadas Provisiones, del de esta ciudad se dirá después.

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En el entretanto que se goça el fruto de estos Collegios, que pasarán algunos años, importa mucho en estas missiones, y visitas, ganar a los Caciques, acariciándoles y honrándoles, no pidiéndoles nada, ni tomando nada de ellos (aunque algunos presentillos de cosas de comer, se corren mucho si no los toman), y dándoles de las cosas; que llevamos de devoción. Porque ganada la puerta de los Curacas, no ay dificultad en descubrir todas las Huacas, y Idolatrías. Y assí es necessario valerse mucho de ellos para este efeto; y por otra parte a los que fueren tercos, y rebeldes, como los son algunos: lo que conviene es, como dizen, arrimalles toda la ley, y executar en ellos lo que está mandado por el señor Arçobispo en su edito de 30 de Agosto del año passado, y por su Excellencia en su provisión en diez de Setiembre del mismo año. Que en suma es, que los Curacas, y Caciques, que dentro de dos días que se leyere el edito, no descubrieren, y manifestaren las Idolatrías de su pueblo, que si ellos son los maestros de ellas, sean privados de sus oficios, y acotados, y trasquilados, y traídos a la casa de santa Cruz; y si fueren cómplices en ellas, sean privados del Cacicazgo, y reducidos a mita, acotados, y trasquilados; y que si uviere en sus pueblos, Idolatrías, fiestas, supersticiosas, taquies, y borracheras comunes, y dixeren que ellos no saben que las aya (porque es moralmente impossible que aviéndolas lo dexen de saver los Curacas, y Caciques) que sean privados de sus oficios, y reducidos a mita. Estas provisiones se les leen, y se les explican al principio de la visita, y si se executassen como en ellas se contiene, bastaría este medio para desterrar toda la Idolatría de este Reino.

Para desterrar, y quitar las borracheras, raíz muy antigua de la Idolatría, tienen su Excellencia, y su Señoría Illustríssima, cada vno por la parte que le toca, puesto bastantes remedios; mandando a los Curas, que no vendan   —116→   vino entre los Indios, so pena de excomunión, y de veinte pessos ensayados; y a los Corregidores so pena de perdimiento de lo que vendieren, y de otro tanto más. Y en conformidad de las ordenanças de Don Francisco de Toledo manda su Excellencia, que al Indio que se emborrachare, si fuere Cacique principal se le amoneste, y aperciba que no lo haga otra vez, y la segunda vez sea desterrado por dos meses, y por la tercera quede inhábil para ser Cacique, ni tener oficio público; y por la quarta salga desterrado del repartimiento por seys meses, y Pierda el salario que tiene con el oficio. Y si persevera en su vicio de emborracharse, sea desterrado perpetuamente y su Excellencia dé su oficio a otro. Y si fuera Indio común, la primera vez le aperciban, la segunda le den veinte açotes, y que diga el pregón porque se emborrachó segunda vez, y a la tercera le trasquilen, y a la quarta le destierren, y se executen en él las demás penas que allí ponen. Todo ello está muy bien mandado, y acordado, y si se executasse, en poco tiempo no avría borracheras, entre los Indios, pero quién lo executará?

Y en esto del disimular con los Indios, o castigallos, es vna cosa digna de advertencia, y remedio: y es que es común dicho, y sentimiento de los Curas, q' no se atreven a yrles a la mano a los Indios, y les dexan hazer lo q' quieren, porque muy fácilmente se conjuran quatro, o cinco para levantar falsos testimonios, y poner capítulos a los Curas, y muchas vezes se me a ofrecido, que sería menos inconveniente que algunas cosas se quedassen sin castigo o se remediassen por otra vía, que no admitir por testigos contra los Curas a los Indios, que no reparan nada en jurar falso, y convencidos deste delito, deverían ser severamente castigados.

En las mismas provisiones de su Excellencia, y de su Señoría Illustríssima está también señalado el castigo, q'   —117→   se a de dar a los que reincidieren en Idolatrías; y el día, que uviere castigo, avrá emienda. Por esta primera vez a nadie se castiga, y a todos se les perdona; y porque les absuelven en la visita solemnemente, a la puerta de la Iglesia, cobran grande concepto de aquella ceremonia exterior. Díxome vn español que encontrando vnos Indios en vn camino, que ivan muy apriesa, les preguntó que dónde ivan, y que ellos respondieron, vamos a que nos hagan buenos christianos, dándonos con las varas a la puerta de las Iglesias, explicando por estos términos el concepto, que tenían, de la absolución solemne.

Importará mucho para este mismo intento, como lo tiene mandado su Señoría Illustríssima, que los Visitadores ordinarios, después de aver leído el edito ordinario de su visita, lean el edito que se suele leer en las visitas de la Idolatría, y las provisiones de su Excellencia, y editos del señor obispo, contra ellos, y contra las borracheras, en los pueblos que están ya visitados, y, que inquieran con cuidado, si ay reincidencias, y les castiguen. Y entre otros provechos que se seguirán de que los Indios entienden que les an de visitar todos los años, será vno, y no pequeño, que se persuadan que no va el Visitador para solos los Curas, y no tendrán el abilantez, que suelen tener de poner capítulos al Cura con razón, o sin ella. Pero convendría mucho, que los Visitadores supiessen la lengua, y que lo hiziessen de veras.

Pero el primero, y más próximo, y más eficaz remedio, y que a de ser executor de todos los demás, es esta primera visita que diximos, cuya práctica conforme se a experimentado pondré en los capítulos siguientes.



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ArribaAbajoCapítulo XII

Quién y cuál a de ser el visitador para la extirpación de la idolatría


En la junta que hizo el Señor Virrey Príncipe de Esquilache, como se dixo al principio, de algunos Señores de la Real Audiencia, y del Cabildo Ecclesiástico, y de Religiosos graves, y experimentados en esta materia, los puntos que se resolvieron principales, demás de otras cosas particulares, fueron. El hazerse la casa de reclusión de los Hechizeros en el pueblo del Cercado, que está extra muros de esta Ciudad. Mandáronme hazer la planta de ella, porque se hiço a fundamentis, y de propósito, y que disese calor al edificio, y assí antes que saliesse a la missión quedava en buen parage. Y luego que estuvo la casa en disposición para ello, aun antes que se acabase, se fueron embiando de los pueblos, que se ivan visitando, los más culpados de los Hechiceros.

Lo segundo que se determinó en aquella consulta, fue que se diesse principio al Collegio de los Casiques, y assí se acomodó para este fin nuestra casa, en el mismo Cercado, donde estuvo antes el Noviciado. Y aviendo el Señor Virrey escrito cartas a los Caciques para el día de año   —119→   nuevo, se juntaron de diversas Provincias catorce hijos de Caciques; mandó su Excellencia dalles de vestir camiseta, y calçón verde, y manta listada de colorado, que a de ser el hábito de los Collegiales, y lo demás necessario, de çapatos, medias, y sombrero, y viniendo su Excellencia con toda la Ciudad el día de Año nuevo a nuestra casa a Missa, antes de començar, les puso su Excellencia por su mano, a cada vno de por sí, vna banda de tafetán carmesí, atravesada del hombro derecho hasta debaxo del braço izquierdo, con un escudo pequeño de plata, con las armas Reales, que viene a caer en el pecho. El provecho de estos dos medios, que an de ser continuos, y perpetuos, no se puede hechar de ver tan presto, como se hechó de ver el del tercero, que fue embiar Visitadores, quales eran convenientes para el fin que se pretendía, que era descubrir este daño que tan solapado, y encubierto estava, que apenas se echava de ver, pues a vista de todos hazían sus cerimonias, y sacrificios gentílicos, y no se tenían por tales. Y para desengañar los que estavan tan engañados, y enseñar los que poco o nada avían sido enseñados, dando vn perdón general, vsando con todos de misericordia, procediendo con algún poco de rigor de Iusticia contra los tercos, y rebeldes. Para esto se escogieron Visitadores, que fuesen experimentados en las cosas de los Indios, supiesen bien la lengua, tuviesen talento, y eficacia en el púlpito, hombres dotos, y Theólogos, que supiesen bien dar a entender, y enseñar a gente tan ignorante, los misterios de nuestra santa Fe, y deshazer y refutar los errores, tan connaturalizados a su capacidad, y en que tan sin contradición de nadie, an nacido, y vivido hasta aora.

Ante todas cosas, dando como se deve dar, la congrua sustentación a los Visitadores, deven procurar, como lo hazen dar a entender en dichos, y en hechos, que no buscan ny pretenden en esta visita, sino la gloria de Dios   —120→   nuestro Señor, y el bien de las almas, et quaerunt non quae sua sunt sed quae Iesu Christi. Entendiendo a la letra, lo que se dixo en otro sentido, daemini animas caetera to lleribi. No sirviéndose de los Indios en cosa, que huela a interés, aunque parezca que ello lo hazen con mucho gusto, ni tomando de ellos cosa alguna, aunque lo ofrezcan liberalmente. Lo mismo an de procurar, que hagan los oficiales, y criados que llevaren, no consintiendo, que ni en poco, ni en mucho sean cargosos a los indios, ni los agravien en cosa alguna, y castigando exemplarmente, quando hallaren que se a hecho. Y assí parecía muy bien lo que a este fin hazía vn Visitador, que en llegando al pueblo, mandava dar vn pregón, que ningún Indio diesse cosa alguna a ninguno de sus criados, hora se lo pidiesen, hora no, y castigava al que hallava aver faltado en ello.

Para ser, como digo, menos cargoso, y más provechoso a los Indios, a de llevar el Visitador, aunque los caminos sean tan trabajosos, y peligrosos, como vemos, el menor aparato, y los menos criados que ser pudiere. No excusa vn Notario, que le a menester para muchas cosas, aunque lo más escrive el mismo Visitador de su mano, ni menos vn Fiscal que es necessario para todo, y conviene que no sea Indio, porque se an experimentado muchos inconvenientes, y yo e visto algunos muy graves, sino que sea persona diligente, y de mucha confiança.

No consentirá que se alleguen, ni peguen con achaques de vrbanidad, ni cortesía, y que vienen a acompañar a los Religiosos, ni al Visitador algunos Españoles, que nunca faltan entre los Indios. Y lo que es el todo en este negocio tan importante, y sin lo qual no se a de hazer nada, no conviene que el Visitador vaya sin Religiosos, que catequizen, prediquen, y confiessen a los Indios. Porque como esta visita es más de coraçones, que de cuerpos, y más de industria que de fuerça, y más de misericordia que de Iusticia,   —121→   se a de cercenar, quanto ser pudiere del aparato, y estrépito judicial, y añadirse de dotrina, sermones y confesiones. De suerte que assí el Visitador como los Padres, que van con él, muestren lo que en efeto deven ser Padres, y Maestros, y no Fiscales, ni Iueces.

Algunos Padres de nuestra Compañía, an dudado en el modo de visita, que se a tenido, y practicado hasta aquí, y hallan inconvenientes112 en que los Padres vayan con los visitadores de qualquier modo que sea. Porque dizen que los Indios como son tan tímidos, y pusilánimes, no temerán como temen al Visitador, y se retraherán de confesarse con nosotros o se confesarán mal, y que sería mejor que el Visitador fuesse de por sí haziendo su oficio, y descubriendo, y sacando sus Huacas; y después los Religiosos entrassen haziendo el suyo, sin depender el Visitador de los Padres, ni los Padres del Visitador.

Bastante respuesta de esta duda puede ser la experiencia, pues todo se a experimentado, y an llegado Padres alguna vez a pueblos de Indios, sin visitador, y no an sido bastante para juntar la gente a sermón, vn día, quanto más muchos, que son menester para enseñallos despacio, y menos para hazelles confesar tan de propósito, como la necesidad lo pide esta primera vez. Aunque es verdad, que visitado vna vez el pueblo, quedan los Indios tan afetos, y gustosos del bien que recibieron en la visita, que quando buelven a sus pueblos, reciben a los Padres con extraordinarias muestras de alegría, y quando se an de yr los despiden113 con no menores de pena, y sentimiento. A pueblo llegamos seys Padres juntos que nos avíamos juntado a la buelta de la visita, y no nos dexaron passar en dos días los Indios, ocupándonos desde la mañana hasta la noche en confesarse por su devoción en vna fiesta entreaño; lo que antes en tiempo de Quaresma que era de obligación, lo hazían con no pequeña dificultad.

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Pues sacalles los Padres a fuerça de predicación, y dotrina las Huacas, bien puede ser, pero pocas vezes a sido, y muchas se an hecho missiones, y assí como es bien que a los pueblos ya visitados, donde se entiende que no ay Huacas, vayan los Padres sin Visitadores, a los que no lo están para sacalles las Huacas, no es bien, que vayan sin ellos.

Los Visitadores por otra parte, de ninguna manera quieren yr sin los Padres; porque fuera de que para ellos es de mayor autoridad para con Indios, y Españoles, la asistencia de los Padres; los an menester para consejo, y dirección de muchas cosas, en que se hallan muy perplexos, y dudosos, y con su presencia se defienden de muchas calumnias, que les suelen poner. Y de todo pudiera traer algunos exemplos. Y para el intento de las visitas, que es descubrir sus Idolatrías, y quitalles sus Huacas, la mayor ayuda es la de los Padres; que ellos hablan a los Indios, muchas vezes, y les quitan los temores, y les mueven con sus sermones; y los Indios acuden a ellos como a Padres, que les quieren bien, y hazen oficios de intercessores con el Visitador; y de el Visitador para con los Indios. Y el principal intento, que es enseñalles (aunque muchas vezes predica el Visitador) toca a los Padres con la continuación de sermones, y catecismos ordinarios. Y lo que es confesalles es sólo de los Padres, y a los Indios se les da a entender la diferencia, que ay de la confessión al examen que les a hecho antes el Visitador, y no se a experimentado (quantum humana fragilitas nosse potest) ni rebeldía, ni dificultad, ni doblez en confessarse. Antes algunas cosas, que avían encubierto en el examen al Visitador tocantes a las Huacas; las descubren en las confessiones.

Assí que ni los Padres solo por sí, ni el Visitador solo, según a enseñado la experiencia, conseguirán el intento que se pretende, de que los Indios descubran, y den sus   —123→   Huacas, Malquis, y Conopas, y las demás cosas semejantes, de que queden desengañados de sus errores, instruidos en los misterios de nuestra Fe, y absueltos de los pecados en que an estado toda la vida, por medio de la confessión, que es lo principal; sino es concurriendo como dos causas parciales a vn mismo efeto.



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ArribaAbajoCapítulo XIII

Lo que an de hazer en llegando al pueblo el visitador, y los padres, y la distribución del tiempo, y sermones


La primera jornada es la más dificultosa, y trabajosa, y todos los principios los son, y en esta empressa, donde se començare de nuevo, lo an de ser mucho más, y assí es necessario yr muy armados de paciencia, y oración.

Donde no está començada la visita, no se comiença por pueblos grandes, ni cerca de los principales, y cabeça de la Provincia, sino por lo más remoto, y apartado, y por algún pueblo pequeño, y si puede ser cerca de lo que ya está visitado; y si por esta vía, o por otra se llevasse algún rostro de la Idolatría, que ay en aquel pueblo, avría mucho andado. Y porque quede de vna vez dicho. Prevéngasse con tiempo al Cura, y Caciques del pueblo donde an de yr, de el día que a de llegar, para que esté toda la gente junta, para recibir al Visitador como se dixo arriba; y en recibiéndole en la Yglesia, vn Padre les haga vna plática breve, quitándoles el miedo, y diziéndoles intento de la Visita, que no es a castigalles sino a enseñalles.   —125→   Aquí les dirá cómo todos los días se an de juntar muy de mañana a sermón, y a la tarde a puesta del Sol, que se tocará la campana al catecismo, y que no falta nadie, por que se an de llamar por padrón.

Especialmente es menester prevenir para esto, a los Camachicos de los Ayllos, y a los Alcaldes y Fiscales, para que ellos junten la gente y hazelles cabeça de juego porque ganados éstos, los demás no tienen dificultad.

Luego, se pregunta por los enfermos del pueblo, y algún Padre los visita, y les lleva alguna cosilla, que va prevenida para este efeto; y aun quando se va camino, parece muy bien llevar a mano algunos pedaços de pan, o cosa semejante, que dar a los Indios, que se encuentran.

La distribución de cada día es ésta: que en saliendo al Sol, o antes, se dizen las Missas; y mientras que se dize la primera, o segunda se toca la campana para que se junte la gente, que vienen a oýr la segunda, o tercera Missa: y es bien que la oyan siempre, pues en ellas les encomiendan a nuestro Señor, para que alumbre, y ablande sus coraçones. Acabada la Missa les dize vn Padre la dotrina, y luego ay sermón, el qual no a de durar más que media hora, y a lo más largo tres quartos, de suerte que a las ocho ya esté acabada, Missa, dotrina, y sermón.

Quando el temple, y el tiempo dan lugar para ello, se junta aún más fácilmente la gente saliendo con vn pendón en procesión, con la campanilla, cantando la dotrina con los quatro, o cinco primeros que vinieron, que aún no se an cantado las quatro oraciones, quando ya va todo el pueblo junto.

Después del sermón se quedan los que an de ser taripados, o examinados del Visitador como después se dirá, o de los Padres en la dotrina; y esto los primeros días, y después los que an de confesarsse; y dura el enseñar la dotrina, o el confessar hasta el medio día, que es hora de   —126→   comer. Como a las dos y media se torne a tocar la campana, y vienen no todos, sino el Aylla que se avisa, que venga a tariparse, catequizarse, o confesarsse, y dura este exercicio hasta puesto el Sol. Como media hora antes que se ponga se toca la campana, y los principales, y Alcaldes tienen cuidado de juntalles, para que vengan todos al catecismo, que se les va enseñando de propósito por sus partes.

El Domingo se dize la Missa más tarde, porque suelen concurrir de otros pueblos, y el catezismo se haze a la tarde, repartiéndoles por premios rosarios, y imágenes de que conviene yr bien prevenidos. Después suele aver procesión, y se les cantan algunos cantares en la lengua assí en esta ocasión como en otras, de que gustan extraordinariamente los Indios, y los cantan y repiten ellos, y assí por esto como por ser a propósito de lo que an menester saber se les dexa copia de ellos impresos, los sermones como an de ser en orden a enseñalles de propósito es necessario que sean tales, que algún hombre docto y buen lengua, los hiziese, y se imprimiessen, como espero en nuestro Señor, que se hará, para ayuda, y provecho de todos.

Los sermones an de ser proporcionados a su capacidad, arguyéndoles, y convenciéndoles con más razones naturales, que ellos entiendan, que con pasos delicados de la escritura. Como yo vi, que lo hacía excellentemente vno de los Visitadores, que para refutalles el error, que tienen de las Pacarinas, de que procedieron vnos de tal cerro, otros de tal fuente les enseñava por mil razones palmarias. Que cada semejante produce su semejante. Para refutalles otro error. De que no proceden todos los hombres de nuestros primeros Padres sacava en el catecismo vna maçorca de maíz, y preguntándole de quántos granos avía nacido aquella maçorca, y respondiendo que de vno. Pues cómo siendo este blanco, o negro, o colorado,   —127→   o no teniendo más que vna color, salen en esta maçorca vnos granos blancos, otros negros, otros pardos? Para refutalles, que no adorassen el Rayo les enseñava, de modo que lo entendiessen como se fraguan los Rayos, y se congelan las nubes, etc. Para que el Sol no podía ser Dios, dizen que se convenció vno de los Ingas, con sola esta raçón, que no parava quando, ni como quería. No es creíble el gusto, que reciben en entender estas cosas. Que bien se ve quán natural es al hombre el entender, y saber. A este modo an de ser los sermones.

El primero, a de ser siempre de cómo no ay, ni puede aver más que vn Dios, que las Huacas no lo son, ni lo pueden ser.

El segundo, como este Dios es Criador de todas las cosas, y cómo crió el mundo, y los Ángeles, y de su caýda; y cómo los Demonios por hazer mal a los hombres, y vengarse de Dios, inventaron las Huacas, y las demás supersticiones.

El tercero, de la creación de nuestros primeros Padres, y cómo todos procedemos de ellos; para confutar los errores que tienen de que cada Ayllo tiene su origen, y Pacarina.

El quarto, de cómo engañó el Demonio a nuestros primeros Padres, y del pecado original, y cómo dél proceden todos los pecados, y errores que ay en el mundo.

El quinto, la venida de Christo, nuestro Señor, para remediar a los hombres, sacándoles del pecado, y enseñándoles el camino del Cielo; y cómo embió los Apóstoles a predicar, y fundó su Iglesia.

El sexto, que la ley que le dexó a su Iglesia, que guardasse son sus mandamientos, y tratalles también de los cinco de la Iglesia.

El séptimo, que para remedio de los pecados, les dexó los sacramentos, y tratalles especialmente de la   —128→   penitencia, y de sus partes, y requisitos, muy de propósito; este sermón es siempre quando se an de començar a confessar. Enseñándoles, que los Hechizeros, con quien se confiessan no tienen poder para perdonar pecados.

El octavo de la intercesión de los Santos, y adoración de las imágenes, porque ellos dizen que son nuestras Huacas, y tiene cerca de esto algunas vezes, como en otras cosas, muchas ignorancias. Como sucedió en vn pueblo donde avía quatro imágenes de Santos, y muy buenas de la vocación de quatro Cofradías, y se averiguó, que algunos no se encomendavan a aquellos Santos, ni les hazían oración porque dezían, que aquellos Santos, ya eran suyos, y ellos los avían comprado, y assí ivan a otro pueblo a visitar otros Santos, por las raçones contrarias.

El noveno, de cómo se an de encomendar a Dios nuestro Señor, y a la santísima Virgen, y en particular se les enseña cómo an de rezar el rosario. Y que rezen al Ángel de la guarda, quando se acuestan, y se levantan, etc.

El décimo, y viene a hazer quando se haze la fiesta de la Cruz, de sus virtudes, y lo que le tema el Demonio; y del agua bendita, y que se aprovechen de ella, en sus enfermedades, y trabajos.

El vndécimo, de la missa, y del santíssimo sacramento del altar, y cómo se an de disponer para recibille.

El duodécimo, del Iuicio, y Pena, y Gloria eterna.

Todas estas materias se les tratan también en los catecismos, preguntándoles, y pidiéndoles qüenta, y procurando que hagan concepto de lo que se les enseña.

Quando en vn pueblo se a de estar más tiempo, porque el pueblo es grande, o la necessidad lo pide, se dilatan más estas materias, y quando se a de estar menos por la raçón contraria, dos otros sermones se cojen en vno.

Los Miércoles, y Viernes ay disciplina, y se llevan, y prestan para este fin, o se dize que las hagan, y traigan,   —129→   que como se disciplinan en las espaldas qualesquiera bastan. Estos días quando se acaba el catecismo a boca de noche se les qüenta vn exemplo, y yéndose todas las mugeres a sus casas, se quedan los hombres a tomar disciplina, y se les canta, o dize el Miserere, interrumpiéndole con algunos actos de contrición.

Exórtaseles en los catecismos, a que todos tengan imágenes de santos, traigan los rosarios, y se les reparten muchos por premio de saber la dotrina, y se les enseña a que los hagan de la Chaquira gruesa, que suelen traer por ornato al cuello las mugeres; o a que lo hagan de cordeles, y ñudos como quipos, aunque los más los embían luego a comprar donde los hallan. Y me dezía un Español, que no avía él menester mejor grangería, que yrse tras los Padres, vendiendo rosarios entre los Indios. Que en muchos pueblos, quando llegamos son pocos los que tienen rosario, y quando salimos suelen ser menos los que no le tienen, y para que mejor aprendan a rezar el rosario, los rezamos con ellos algunas vezes en voz alta.

No sólo se les enseña a todos en común el catecismo y dotrina, sino que todos los días primeros al tiempo que diximos, que es en los días, que tarda el Visitador en averiguar, y sacar las Huacas, juntando algún número de ellos se examina cada vno en particular, oyendo los demás para que aprendan, si saben, por lo menos el Padre nuestro, y Credo, y las preguntas essenciales del catecismo; començando por los solteros, y solteras de menor edad, que son de ordinario los que saben más, para encargalles que enseñen en sus casas a sus padres. Para este examen nos ayudamos de los Fiscales, y Indios ciegos, y de otros que sepan bien la dotrina, y en esta última missión anduvo con nosotros, por todos los pueblos el coxo, q'anda ahora con el Licenciado Rodrigo Hernández, de quien dexe arriba que sabía muy bien la dotrina por averla aprendido en   —130→   nuestra casa. A los examinados, y aprovados se les dava vn papelillo, que dezía puede confessarse; después pareció que era mejor, y más de dura, vna señal, pequeña de plata, como argentería gruesa; muchas de las quales se hallaron en el ornato de vna Huaca; y para este efeto pueden también servir algunas qüentas de chaquiras de color, y forma particular, que no tengan los Indios, porque no engañen al Confessor.

Las confessiones se an de començar después, que el Visitador uviere inquirido las Huacas, y Idolatrías de los particulares, y absuéltoles solemnemente de la descomunión. Y se comiença por solteros, y solteras, aunque lo más ordinario, y más proprio es después que an exhibido sus Huacas, y Conopas, y los demás instrumentos de sus Idolatrías.

Quando se van a confesar dan al confessor, la señal de que saben la dotrina, y ninguno se viene a confessar sin ella, y les dan otra diferente en confessándose, para que los escrivan en el padrón por confessados. Aunque lo más seguro es, que cada confessor escriva los que confiessa, que en esto no puede aver engaño, y con las señales solas nos an engañado algunas vezes. Es necessario confessalles a todos generalmente, examinándoles, y preguntándoles muy de propósito; no contentándosse con lo poco que ellos discurren, y mucho menos los viejos, que son muy faltos de memoria. Quando se les trata de la confessión se les a de dezir, que hagan sus quipos para confessarse, que muchos se confiessan muy bien por ellos. En vn sermón, o catecismo se les a de dar a entender el Iubileo, que nos a concedido la santidad de Paulo V. para todos los pueblos donde llegamos a missión, para que ellos tengan intención de ganalle, explicándoles por los modos, y términos más a propósito a su capacidad, que es Iubileo, y Indulgencia plenaria, que el ganalle será grande ayuda.   —131→   Porque es conveniente dalles poca penitencia, y para que la cumplan luego, alguna. Pareciome bien lo que hazían vnos Padres, que davan su proprio114 rosario al penitente que estuviesse de rodillas rezando con todo el tiempo, que se estava confessando el siguiente, y assí andava el Rosario de vno en otro.



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ArribaAbajoCapítulo XIV

Cómo se a de començar la visita


El día siguiente de después de llegados al pueblo, se a de recibir toda la gente por el padrón; si no es que esto se haya hecho el día antes. Y ver si los que faltan pueden fácilmente venir.

Iunta toda la gente se les dize Missa, o cantada, o rezada, y al tiempo del sermón se les lee el edito, que va al fin de esta instrución, y se les da a entender, y explica en la lengua; y después se les predica el primer sermón exhortándoles en éste, y en todos los demás a que manifiesten sus Huacas, y Idolatrías, y no teman, el descubrillas al Visitador.

El segundo día se leerán las provisiones de su Excellencia, y de su Señoría Illustríssima, que se imprimieron el año passado, contra las Idolatrías, y borracheras, y se les explicarán: especialmente el punto, en que perdona a los que denunciaren, y pone penas, a los que lo contrario hizieren.

Ha se de presuponer como cosa cierta, que no a de tener tiempo limitado la visita de cada pueblo, sino lo q' la necesidad pidiere, y no porque en llegando no hallen   —133→   nada se an de pasar de largo, que será perder el fruto que se esperava. Porque a acontecido a los principios de la visita en diversas partes, en algunos días, y no pocos, no descubrir nada; y después con la diligencia, y industria que se pone, y con los continuos sermones, y catecismos, y con la paciencia, y sufrimiento que se a tenido, y oración que por ello se a hecho, mover nuestro Señor las voluntades de los Indios para q' se manifestassen. Y assí es de mucho efeto los días que dura la visita estando el pueblo junto, después de Missa dezir la Letanía, por esta intención. Y todo el punto está en tener entrada, y que se tenga noticia de alguna Huaca de algún pueblo, y de los Hechizeros, que la guardan, que éstos darán noticia de los pueblos comarcanos, y se descubrirán después sin dificultad, que al principio es, quando la ay mayor, y se a de vencer por estos medios, y por otros que la experiencia enseñara.

El primero es ganar algún115 Indio de razón, y a éste con grande secreto ofreciéndoles grandes premios, y que no lo sabrá persona viviente, persuadirle, a que diga la Huaca principal de su pueblo, y el Hechizero que la guarda, o lo más que supiese a cerca de esto, y la primera vez contentarse, y agradecelle, y aun pagalle lo poco que dixere.

Segundo llamar en casa del Visitador, a algún Indio Viejo, que parezca de buena capacidad, y teniéndole en parte, que no le hable persona ninguna sino sólo el Visitador, y los Padres, le procuran regalar, y acariciar, y le dirán, cómo no le vienen a castigar a él, ni a los Indios, sino a hacelles buenos Christianos, y a sacalles de la ceguedad en que el Demonio les tiene; y que todo su remedio está, en que se manifieste, y diga las Huacas de su pueblo, y que no tenga miedo, etc. Si dixere, que no sabe nada, dezille que piense bien, y no hacelle por la primera vez   —134→   más instancia: sino acaricialle, y dalle bien de comer, y bolver al cabo de algunas horas; o otro día a exhortalle con más instancia, y si dixere que no sabe, se le dirá, que el Demonio le endurece el coraçón, para que no confiesse su pecado, y vaya al Cielo, etc. Y se le convencerá con esta razón, que no tiene respuesta. En tiempo del Inca todos los Indios adoravan Huacas, porque no conozían otro Dios, y dezían que la Huaca era el criador, y que adorándola tendrían maíz, y ganados, y vivirían mucho. Y estas Huacas, vnas son cerros, y cumbres altas, que no las puede aver consumido el tiempo. Y supuesto que él pudo conocer al Inca, o nació poco después que los Españoles vinieron, es fuerça que sepa la Huaca que adoró su Padre, y la que le dexó quando murió, pues hasta aora ninguna Iusticia seglar, ni Ecclesiástica les a sacado las Huacas, que tenían en tiempo del Inca; y assí a de dar qüenta de ella, o le an de castigar como mandan los Príncipes, si la encubre, de esta manera le harán instancia algunas vezes, preguntándole, y repreguntándole, y arguyéndole de lo que dixere, hablándole ya el Visitador, que es el que más instancia, le a de hazer, ya a su Cura; ya los Padres.

El tercero, llamar al Cacique del pueblo en secreto, que no lo vean nadie, y muy a deshora; y dezirle que si no manifiesta las Huacas, y Hechizeros de su pueblo, que le an de desterrar, y privar del oficio y tornalle a intimar las provisiones sobredichas. Y para convencelle, proponelle la razón del segundo medio que es fuerte.

Quarto, preguntar al Cacique, o a otro Indio de razón, quál es su Pacarina, de adónde ellos dizen que descienden; porque es cosa común adorar los Indios sus Pacarinas, y preguntalles en buena conversación, y amistad otras antigüedades, como adónde dezían sus viejos, que ivan las almas antes, que los Españoles les diessen noticia del   —135→   Cielo, y del Infierno. Y es cosa certíssima, que el Cacique sabe todas las Huacas, y sus fábulas, y antigüedades. A bueltas de esto se les a de preguntar de las Huacas de los otros pueblos comarcanos, para llevar alguna noticia dellas, y de sus sacerdotes, y ministros, lo qual importa mucho.

Quinto, preguntar quién sabe, curar en el pueblo, que lo a menester; y en trayéndole llamalle aparte en achaque de cura, y examinalle a muy en secreto, como está dicho; porque es muy ordinario que todos los curanderos son ministros de Idolatría.

Adviértesse que estos Indios an de estar en parte secreta, donde no hablan vnos con otros, aunque en algunos días no descubran nada, y hablándoles muchas vezes, y convenciéndoles con razones, y entre ellas que en todos los demás pueblos, an descubierto sus Huacas. Es cierto que a pocos lances se descubre el hilo, y por él el ovillo. También se advierta, que en esta inquisición de la Idolatría, no se pueden guardar los ápices en derecho, porque no se hará nada, sino atender a sola la verdad, procurando lo más, que se pudiere acomodarse al orden del derecho.

Sexto, Para presumpción de los Indios que pueden ser Hechizeros; se a de advertir, que lo más ordinario es, serio los viejos, y viejas, y los contrechos, cojos, tuertos, o señalados por otra manera, como se dixo en la relación, y la experiencia lo ha enseñado, aunque también lo son algunos Indios moços, que heredaron el oficio de sus padres.

Séptimo, Quando se hallare, y fuere convencido por dicho de otros que alguno siendo preguntado, escondió sus Huacas, o su oficio de Hechizero; será castigado públicamente, aunque con moderado castigo, más afrentoso, que penoso; el trasquilallos sienten mucho, porque tienen por   —136→   grande ornato la coleta del cabello, convócase para ello todo el pueblo, y no diga el pregón que es, porque tenía Huacas, o era Hechizero, sino porque no se descubrió, y mintió, quando le preguntaron.



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ArribaAbajoCapítulo XV

Cómo se ha de examinar el hechizero, o otro indio que se manifestare, y diere noticia de las huacas


Lo dicho en el Capítulo passado no sirve más, que para descubrir la caça como dizen, veamos ahora cómo se a de seguir, y se a de examinar el Hechizero, o otra persona que se manifestare.

Lo primero, este examen le a de hazer el mismo Visitador solo, sin Notario, o otra persona que esté delante, por el temor, y empacho, que los Indios tienen, de descubrir vn secreto escondido de tantos años, y les parece que qualquiera que les oyga, les a de descubrir, y acusar a los demás de su pueblo. Y en especial, rehúzan mucho dezir, las Huacas de otro Ayllo, y parcialidad, porque en sabiéndose luego les dan en cara, y avergüençan los otros, de que él los acusó, y el examen será con las preguntas siguientes, advirtiendo que no se les a de preguntar en duda, ni condicionalmente, sino como cosa cierta, y afirmativamente, porque como dixo, muy bien Séneca. Qui timide rogat, negare docet.

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Primero, si el examen es en Pueblo de la Sierra, se le a de preguntar al Indio, si es Llacuaz, o Huari, y llaman Huari, o Llactayoc116 al que es natural de aquel pueblo, y todos sus antepassados lo fueron, sin tener memoria de aver venido de fuera, y Llacuazes llaman a los que aunque sean nacidos, en aquel pueblo ellos, y sus Padres, y sus progenitores vinieron de otras partes. Y assí se conserva en los Ayllos esta distinción en muchas partes, y los Llacuazes como gente advenediza tiene menos Huacas, y adoran mucho, y veneran sus Malquis, que como diximos en la relación, son los cuerpos de sus progenitores. Y los Huaris, que son fundadores, como gente cuya fue la tierra, y fueron los primeros pobladores tienen muchas Huacas, y los vnos, y los otros tienen, y cuentan sus fábulas, las quales dan mucha luz para saber su Idolatría. Por éstas, y otras razones suele los Ayllos, y parcialidades117 sus bandos, y enemistades, y descubrirse vnos a otros, y por esta vía venirse a saber las Huacas, de vnos, y de otros, y es bien aprovecharse de esta ocasión, quando se ofrece. Sabido de qué Ayllo es el Indio, se le pregunta.

Segundo, cómo se llama la Huaca principal de este pueblo, que todos adoráys.

Tercero, esta Huaca es algún cerro, o peñasco grande, o piedra pequeña? y sacalle las más circunstancias, y señas que pudiere de ella.

Quarto, Esta Huaca tiene hijo, que sea piedra y Huaca como ella, o padre, hermano, o muger (Esta pregunta se hace porque siempre todas las Huacas principales tienen sus fábulas, de que tuvieron hijos, y fueron hombres, que se convirtieron en piedras, etc.)

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Quinto, quién guarda esta Huaca?

Sexto, qué más Haucas adoran en este pueblo?

Séptimo, qué Huacas adoran, para las chacras, y para el maíz, o para papas, o qué Huaca adoran para el augmento del ganado, o de los cuyes.

Octavo, si tiene Coca mama, o Zaramama?

Nono, qué Huancas (éstas son otro modo de Huacas) adoran en sus chácaras, para el augmento de ellas que llaman Chacráyoc.

Décimo, qué puquios, o lagunas adoran.

Vndécimo, cómo se llama su Pacarina, porque siempre la suelen adorar.

Duodécimo, cómo se llama el Marcáyoc, o Marcachara, que es como el patrón, y abogado del pueblo, que suele ser algunas vezes piedra, y otros cuerpo de algún progenitor suyo, que suele ser el primero que pobló aquella tierra, y assí se les a de preguntar, si es piedra, o cuerpo.

Décimotercio, Cómo se llama la Huaca aquien adora para las lluvias, que algunas vezes suele ser piedra, y otras el Rayo, y aunque digan que se llama llúviac, se les a de preguntar si es piedra.

Décimoquarto, cómo se llama la Huaca, que adoran para que las acequias no se quiebren.

Décimoquinto, qué Huaca adoran para que no llueva demasiado, o para que llueva a su tiempo.

Décimosexto, Qué Huaca adoran para que el maíz crezca bien, y no se coma de gusano, de qué lagunas traen cántaros de agua, para rociar la chácara, y pedir lluvia, a qué laguna tiran piedras, para que no se secan, y vengan lluvias.

Décimotercio (sic), A qué Huaca ofrecen los nacidos de   —140→   vn vientre juntos, que llaman Chuchu, o Curi, o al que nace de pies, que se llama Chacpa118.

Décimooctavo, qué Huaca es la del Cacique, que siempre suele ser muy célebre.

Décimonono, qué Huaca adoran, quando van a la mita de chacras, estancias, obrages, o minas, para que buelvan sanos y presto, y los Españoles no les maltraten, y qué ceremonias vsan en todas estas cosas.

Vigésimo, A se les de preguntar en diziendo la Huaca, dónde está, y de qué manera, con qué vestidos, y con qué ornato, y todas las demás circunstancias, que se pudieren preguntar, y saber, porque no den vna cosa por otra, y vna Huaca fingida, por esconder, y quedarse con la verdadera, como a acontecido muchas vezes, y si fuere posible, yr luego donde está.

Vigésimoprimero, qué Malquis adoran, que son los cuerpos de sus progenitores, cómo se llama el Padre, y quántos hijos tuvo, y en qué parte los tienen, en qué cueva, o Manchay, y de qué manera.

Vigésimosegundo, qué Conopa, o Chanca tiene, que es su Dios Penate, y si es Micui Conopa, o Zara Conopa, o Llama Conopa119, si es Conopa del maíz, o del Ganado, y si todos los demás Indios las tienen, lo qual es cosa certíssima, y en que se a de instar mucho, porque se a experimentado, que más fácilmente descubran las Huacas comunes, que las que cada vno tiene.

Vigésimotercio, Para examinar el Hechizero en su oficio, se le a de preguntar, si es Víllac120, o Huacahuanrímac, que es lo mismo, el que habla con la Huaca, y le ofrece las ofrendas, o es Humu Maxa, que es el más consultado,   —141→   y mingado, o Rápyac, o Sácyac, Mólcoc, o Pachácuc, o Azuac, o Manapac121, o Brujo, y si habla con el Demonio, y en qué figura se te aparece. De estos oficios se hizo particular capítulo en la relación, que es el tercero.

Vigésimoquarto, Hánseles de preguntar de las fiestas que hazían, a qué tiempos, y con qué ceremonias: de que trata el capítulo quarto, porque suele aver variedad en diversas partes, y muy en particular si se an confesado con sus Hechizeros, que en las Provincias de Caxatambo, y Huaylas se pregunta, Huchaiquicta aucacucchu can qui? has confesado tus pecados con los Hechizeros? y preguntalle con qué ceremonias como se dixo en el capítulo quinto.

Vigésimoquinto, que días bevían, y qué bayles baylavan, y qué cantos cantavan en las fiestas de las Huacas, y dónde se juntavan a confessarse estos días con sus Hechizeros: que suele tener lugares señalados para este efeto, que llaman Cayan.

Vigésimoquinto, si tienen cuerpos muertos Chuchus, o que son los que nacidos de vn parto, Chacpa, los que nacen de pies, guardados en sus casas, o saben quién los tiene, y si a éstos tales que murieron, o están vivos los baptizaron, que suelen no hazello.

Vigésimosexto, preguntar quién trasquiló a su hijo los cavellos, y quién los tiene guardados como se dixo en el capítulo sexto.

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Vigesimoséptimo, los cuerpos muertos, que an desenterrado de las Iglesias.

Vigésimooctavo, Averiguar que lugares ay, y dónde está, que llaman Apachita, y Tocanca122.

Vigésimonono, Inquirir desde qué lugar, y a qué tiempo adoran al Sol, y al Rayo; y qué Hechizero es el Llíviac víllac, que tiene oficio de invocalle, y quién es el Malqui víllac.

Trigésimo, si adoran la Sierra nevada, y a la mar quando van a los llanos, tirándose las cejas.

Trigésimoprimero, qué Hechizeros tienen a su cargo hechar las fiestas, y ayunos, y mandar hazer la chicha, y, enseñar a los moços sus Idolatrías, y supersticiones.

Trigésimosegundo, si ponen Parianas para guarda de las chácaras, y quiénes son.

Trigésimotercero, qué cosas ofrecen a las Huacas, si tienen Llamas que son sus carneros, o chácaras, y quién es el mayordomo de las Chácaras, de las Huacas que llaman Pachácac.

Trigésimoquarto, preguntar al Hechizero, quando iva a mochar la Huaca, qué respuestas dava a los Indios, y cómo fingía que hablava la Huaca y si dixere, que quando hablava a la Huaca, se tornava loco (que lo suelen dezir muchas vezes) si era por la chicha, que bevía, o por efecto del demonio.

Trigésimoquinto, inquirir con recato, y prudencia, si ay algunas personas que no estén baptizadas. Porque suelen esconder algunos por no baptizallos, specialmente los que nacen en las estancias, y en el campo. Y también a sucedillo, y yo lo e visto, dezir las Indias por descasarse   —143→   de sus maridos, que no estavan baptizadas, a tanto como esto llega su malicia, y ignorancia.

Trigésimosexto, A la postre se a de preguntar por la hazienda que la Huaca tiene, si tiene dinero, que éste suele estar en poder del que la guarda, o en el mismo lugar de la Huaca, si tiene oro, o plata. Huamas, Chacra Hincas, o Tincurpas, o Aquillas, con que se les dan de bever, que casi todas las Huacas las tienen.

Éstas, y las demás cosas de que se haze mención en la relación, que tendrá muy bien vista, y entendida el Visitador, y otras cosas semejantes, que en otras partes se hallaren, y el tiempo yrá mostrando, y la experiencia descubriendo, a de preguntar el Visitador, a tres o quatro de las personas que se dixo arriba, o algunos otros que ellos citaren; no todo de vna vez, ni muy aprisa, sino muy de espacio, y dándoles tiempo para que piensen, lo que se les olvida. Y a los que supieren escrevir, dándoles papel, y tinta, para que escrivan todo lo que supieren, o que hagan quipo de ello, o qüenten con maízes, que es modo muy vsado entre los Indios. Siempre les a de yr amenaçando, que si parecieran algunas Huacas más de las que an dicho, o algunos Hechizeros más de los que an declarado: an de ser castigados, etc.

Todo lo que dixeren a de yr escriviendo brevemente, pero con claridad, y distinción para mejor entenderse en vn libro en blanco, que tendrá para este efeto; poniendo su título. La Idolatría que se descubrió en tal pueblo, tal día, mes, y Año. Y en el mismo libro, a parte, o en otro distinto yrá escriviendo, lo que incidentemente descubriere de Huacas, o Hechizeros, o cosas semejantes de otros pueblos. Y lo mismo hará cada, y quando que supiere las cosas de otras partes, aunque no sean de su visita, y an sido de grandíssimo provecho las advertencias, que los Visitadores, y Padres an dado de cosas de otras   —144→   Provincias, a los que los visitavan. Porque los Indios, ya porque ellos a bueltas de sus cosas lo dizen, o ya porque se lo preguntan, siempre dizen mucho. Y a acontecido venir Indios de otras partes a diversas ocasiones, y no pocas por escuchas, y espías de sus pueblos, para ver lo que pasa, y preguntalles las Huacas de sus pueblos, y venirse a saber por esta vía las cosas, que ay de Idolatrías en pueblos, y Provincias muy distantes. Otras vezes suelen venir Indios de otras partes, y aun Caciques por ganar gracias con el Visitador, o por otros respetos venir a descubrir las Huacas, y Hechizeros de sus pueblos. De qualquiera manera que sea todo lo que se supiere, lo cierto, como cierto, y lo dudoso, como dudoso, se a de escrevir con claridad, puntualidad, y diligencia.

Éste es el modo que se puede tener, hasta que la experiencia enseñe otro mejor, para començar la visita en los pueblos, y Provincias donde nunca se a hecho, y tiene más dificultad, veamos aora como se a de proseguir.



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ArribaAbajoCapítulo XVI

Cómo se ha de proseguir la visita


En las Provincias donde la visita se va prosiguiendo, no es menester poner tanto trabajo, ni cuidado, ni suele aver las dificultades dichas. Porque los Caciques, y Alcaldes, suelen en llegando el Visitador, y los Padres dar luego qüenta de todos los Hechizeros, que en él sin dificultad ninguna. Y como se dixo en la relación, en pueblo de hasta 350 personas de confessión, dentro de media hora que llegamos se vinieron ellos mismos a descubrir, y parte dellos trujeron los Alcaldes, zerca de treinta de estos Hechizeros, y ministros de Idolatría. Y para quitalles el temor, y ganalles más la voluntad, les acarició, y dio algo el Visitador, y también es ordinario antes de yr al pueblo, que se a de visitar desde el que se acaba de visitar, llevar noticia de las principales Huacas, y Hechizeros, que ay en él. Y teniendo esta entrada el Visitador, o por la noticia que lleva, o porque ellos se manifiestan en llegando, o leyendo el edito, o por las diligencias, que diximos en el capítulo passado, no tendrá dificultad en lo demás.

Lo primero, que a de hazer, es después de la Missa, y Sermón donde se uviere leído el edito, es llamar a su casa,   —146→   por medio de los Alcaldes, o de los Caciques, a los Hechizeros principales de los Ayllos; y juntos todos les hará vn breve razonamiento apercibiéndolos, que les a examinar sus Huacas, Ritos, y Ceremonias, acariciándoles por vna parte, con amor, y por otra amenazándoles, si encubrieren, y les dará algún término, para que lo piensen bien, y hagan sus quipos, y después lo examinará a cada vno de por sí el Visitador solo, aunque será bien que esté presente vno de los Padres, para que también exhorte a los Indios, y ayude al Visitador, y pueda en casos, que son menester, autorizar, lo que se escriviere como Notario, Assesor, o Testigo, y no es bien que es presente el Cura del Pueblo porque se corren, y empachan de descubrirse, y manifestarse delante de él. Examinarle a por las preguntas, que se dixeren en el capítulo pasado, o por las más esenciales de ellas, y escribirá como está dicho todo lo que dixeren.

Examinados de esta suerte todos los Hechizeros principales de los Ayllos, y a los demás, que ellos citaren, y pareciere conveniente examinallos, para tener más entera noticia de las Idolatrías del pueblo. Procederá a hazer estas informaciones de oficio, haciendo vn auto para ello: y estas informaciones las hará llamando a los Caciques, y principales, y otros dos, o tres Indios de cada Ayllo los de mejor suerte, y más entendidos, y les recibirá sus dichos encargándoles mucho la gravedad del juramento, y que digan verdad, ayudando, y asistiendo a ello alguno de los Padres, y si uviere Indios, que sepan escrevir, que cada vno le trayga, por escrito, lo que supiere. Las preguntas, o serán las sobredichas, o por lo menos las siguientes, que son las más esenciales.

La primera si ay en el pueblo algunos Indios, que adoran Huacas viviendo al vso de su gentilidad.

La segunda, qué Huacas assí fixas, como movibles, y Malquis adoran; y cada Ayllo dirá las suyas, y se escrivirá   —147→   lo que dixeren haziendo cabeça de processo. Que en tal pueblo día, mes, y año. N Visitador aviendo leýdo su edito, y teniendo noticia, que en tal pueblo, avía algunas cosas de las que en él se citavan, para averiguar la verdad llamó a N. N. o ellos vinieron, y recebido su juramento en forma de derecho, dixeron que las Huacas, que los de su Ayllo an adorado, son, &c.

La tercera, qué adoración davan a las dichas Huacas, y si las adoravan como a sus dioses, y criadores llamándolas, e invocándolas Runa cámac, y pidiéndoles vida, y salud, y comida, &c.

Quarta. Qué fiestas hazían a las dichas Huacas, y a qué tiempos del Año, y con qué ritos, y ceremonias, ayunos, confessiones, bayles, y cantos.

Quinta. Qué ministros de Idolatría ay en este dicho pueblo, assí mayores, como menores: y cada vno diga los de su Ayllo, y el oficio que ejercita, y qué nombre tiene.

Sexto. Qué cuerpos saben, que hayan hurtado de la Iglesia.

Séptimo. Qué hazienda tienen las dichas Huacas assí chácaras, y ganados; como oro, y plata ofrecida, o las demás cosas, que se dixeron arriva.

Octavo. Si an creído los misterios de nuestra Fe, y preguntalles algunos, como la creación del hombre, de su último fin, de ser Dios trino en personas, vno en essencia, de la venida de Christo nuestro Señor, del santíssimo Sacramento del Altar, de la adoración de las Imágenes, si an tenido por pecado el de la Idolatría, y si lo han confessado, o escondido de miedo, &c.

Acabadas las dichas informaciones llamarán a todos los ministros de Idolatría declarados, y citados por los Caciques, y principales, o por que ellos se hayan declarado, y manifestado; y tomándoles juramento les examinará como a los passados. Y teniendo la noticia de la Idolatría   —148→   que pudiere aver averiguado, por los dichos, de vnos, o de otros, avisará en un sermón, de los que se van haziendo, dándosele a entender con muchas veras a todo el pueblo, y el grave delito, que todos han cometido en adorar Huacas, &c. Y como están descomulgados, y son enemigos de Dios; y que para absolvelles, y sacalles del pecado en que están, es menester examinar, y preguntar a cada vno de por sí. Y les exhortará grandemente a que todos digan la verdad, y no teman, que no les han de castigar por ello; y que nadie se levante a sí, ni a otro falso testimonio; y que no encubran nada de lo que les preguntaren, porque si lo encubrieren, y se supiere, por otra vía, los an de castigar con mucho rigor. Esto se les a de intimar, y repetir muchas veces en los primeros sermones, y el Visitador, y el Cura, y los Padres, y todos los demás que se hallaren presentes en el pueblo han de animar mucho a los Indios, a que se manifiesten quitándoles el temor, y empacho con muchas razones, que ay para ello. A seles de dezir públicamente que cada vno a de dezir el oficio que tiene de Hechizero (si lo es) y la Huacas, y Malquis, que an adorado, y las Conopas, y dioses Penates, que tienen en sus casas. Y las ofrendas de Mullu, Paria, Llacsa, Carva, Muqui, Ato, Huahua, Sebo, Coca, Sancu, y las demás.

Acabada la Missa se pondrá del Visitador en la Iglesia, con su messa delante, y en ella vna cruz, o vn Christo crucificado; tendrá vn libro para este propósito blanco, distinto del otro donde escrivió, lo que fue averiguando de Idolatría, y si él mismo, en diversa parte de él, y poniendo este título. Acusaciones de los Indios del pueblo de tal parte, tal día, mes, y Año; teniendo el Padrón del pueblo delante, yrá llamando a cada vno por su nombre. Aviéndose quedado fuera de la Iglesia, para ser examinados, los de algún Ayllo, y estando el Indio en pie, por   —149→   que no entienda, que es confessión, y haga distinción de ella, a la deposición iudicial; le preguntará brevemente. Has adorado Huaca? y escrivirá lo que dixere; Haz mingado algún Hechizero? has te confessado con él? has ayunado a sal, y agí? quántas Conopas tienes? y las escrivirá con las señas que le diere, qué ofrendas tienes para las Huacas. Todas estas cosas a de escrivir con suma brevedad, a este modo.

Pedro Páucar adoró a Llíbiac, mingó a N. confessose, tiene vna Conopa de piedra negra, como choclo, vna Mamazara, Mullu, Asto, Paria, vn Pacto, vn cuerpo Chuchu desenterró el cuerpo de su Padre de la Iglesia.

No es necessario averiguar el número de las vezes, que adoró Huacas, ni otras circunstancias, porque este acto no es más, q' para ver si an sido Idólatras, y para sacalles las cosas que adoran, y las que ofrecen en sacrificios, y quitárselas, y no para proceder por esta primera vez con castigo contra ellos. En lo que es necessario, que el Visitador esté muy advertido, y sea muy exacto es, en que declaren sus Conopas, las ofrendas, los Chuchus, y cuerpos hurtados; y quando se averiguassen que encubran porque acontece, que el marido descubre123, lo que la muger, que entró tras él niega, es necessario castigalla luego, aunque no sean más que veinte açotes sobre vn carnero, o en el rollo, o trasquilándola, no por lo que dixo, sino por lo que no dixo. Los muchachos, siendo doli capaces, an de ser examinados también; y bastará sólo preguntalles, si an mochado Huacas, confessado, y ayunado al vso de su gentilidad, que estas tres cosas son las primeras que les enseñan sus Padres. Por este examen an de passar todos aesí Caciques, como principales, y Hechizeros llamados por el Padrón en el lugar que les cabe, aunque hayan sido examinados a parte del modo que se dixo arriba; señalando a los Hechizeros con vna   —150→   Cruz, a la margen, y para ser mejor conocidos el Cacique, o principal del Ayllo, que asiste, hasta que se acaba de examinar su Ayllo, lo advierte quando entra a examinarse. Y quando alguno de los que van llamándose por el padrón estuviere absente escrivirá su nombre, y dexará blanco de dos, o tres renglones, para que se escriva lo que dixere, quando pareciere. Este examen, a que también será bien que se halle alguno de los Padres, pero no el cura, durará basta que sea hora de comer. Y a este tiempo todos los que están examinados, que sin averse ido, avrán estado aguardando, se hincarán de rodillas quitándose los hombres las mantas, y las mugeres las llicllas, y quedándose en cuerpo, fuera de la puerta de la Iglesia en dos, o tres órdenes, y poniéndose el Visitador a la puerta de la Iglesia con sobrepelliz, y estola y dos, o tres varas en la mano, les dirá en pocas, y graves palabras. Cómo hasta ahora han sido hijos del demonio, y an estado en pecado; y que es necessario, que se conviertan de coraçón a Dios nuestro124 Señor, harales hazer algunos actos de detestación de sus errores, y protestación de nuestra Fe; y que juren de nunca dexalla, haziendo la cruz con la mano derecha levantada, porque se mueven los Indios mucho con estas ceremonias exteriores; y es muy ordinario dezir, quando al cabo de algún tiempo después de la visita se confiessan; quando les preguntan, si an adorado otra vez Huacas. Después, que lo juré nunca más e adorado Huacas, ni mingado Hechizeros, &c. Después les dirá que assí como ellos suelen castigar a sus hijos quando son traviessos, y no son obedientes; que assí nuestra Madre la Iglesia tiene mandado, que les castiguen pero con piedad, y que les açoten con aquellas varas, para absolvelles de la excomunión, y que de esta manera lo haze con los Reyes, y con los Príncipes, y les explicará de suerte q'ellos hagan buen concepto de lo que   —151→   es excomunión. Y assí les absolverá, o conforme la fórmula de Manual Romano, o la que está en el Directorio Inquisitorum, que pondremos al fin, que es más solenne. Y todo es menester, para que cobren estima de las ceremonias, y censuras Ecclesiásticas. Después que hayan entrado en la Iglesia les dirá cómo aquello que an hecho, no es el sacramento de la Confessión, y que assí, aún no les a perdonado Dios sus pecados, que es menester que se confiessen con los Padres, y no con él, que es Iuez. Y sobre esto les dirá dos, o tres breves razones. Éstas mismas taripaciones o exámenes se prosiguen después a la tarde previniendo a los que an de venir, quando se tocare la campana, a las dos, y media, y dura hasta puesta de Sol, y se absuelven en acabando, como está dicho. Como se fueren haziendo estos exámenes, se pueden yr confessando, especialmente los solteros, y solteras, que no tienen que exhibir Conopas, ni ofrendas, ni otras cosas que tienen los demás. Que éstos de ordinario parece más a propósito que se confiessen, después que hayan entregado todas las cosas, que manifestaron en el examen.

Acabados estos exámenes, mandará el Visitador que los Hechizeros, que manifestaron las Huacas, y los principales de sus Ayllos vayan por ellas, y las traygan. Y parece conveniente que sea antes de la adjuración, y absolución solenne, que ellos an de hazer. Éste es el principal punto de la visita, y en que es menester grande cuidado, y diligencia, porque a acontecido muchas vezes esconder las verdaderas Huacas, y las principales, y dar otras piedras por ellas; y assí conviene como se dixo tener bien sabidas las señas de la Huaca, y del lugar donde están, y que vaya con los Hechizeros el mismo Visitador, o algún Sacerdote, o otra persona de confianza, que apenas ay Indio, de quien se pueda fiar éstos, y suele ser de mucho trabajo, porque algunas vezes es forçoso yr a pie, y por   —152→   caminos muy malos. El que fuere llevará la memoria de las Huacas, y de los Malquis, que también se an de traer con las circunstancias, y señas, que más pudiere. Ha de llevar orden de derrivar los adoratorios, y Machais, y que se pongan en los lugares, donde estavan las principales Huacas, Cruces grandes. También se ha de mandar que traygan, cada uno los cuerpos muertos, que desenterraron de la Iglesia.

Acabado todo se señalará el día para las exhibiciones, que será lo más presto que ser pudiere. Fuera de que se les prevendra para ello en los sermones, y catecismos, se mandará pregonar la noche antes, de que de más de las Conopas, y Mamazares, y Axomamas, y Paria, y Llacsa, Coca, y las demás ofrendas, traygan también los cuerpos Chuchus, y los Chacpas y Pacto, y todos los tambores, y los vasos aquillas, y mates, con que davan de comer, y bever a las Huacas, y las ollas con que hazían el tecti, o chicha para Huacas, y los cantarillos en que la llevavan, y los pellexos, y báculos de las Parianas, y las quepas, o trompetas, y caracoles, y otras cosas que sirvían a las Huacas, y en particular las camisetas de cumbi, que uviesen sido, de las Huacas, o Malquis, y las que no les servían, sino sólo para las fiestas de las Huacas. Que otras camisetas de cumbi, o que tienen las que llaman Humaras, de que se sirven muchos Indios principales, no es bien quitárselas; sino en caso que le sirviesen sólo para las Huacas, y todas las que se le quitaren se an de quemar sin reservar ninguna, para cosa alguna, porque no entienden los Indios que a título de Idolatría, les quiten sus cosas para aprovecharse de ellas, que es de muy grande inconveniente. También se prevendrá de que se trayga leña para la quema.

El día siguiente se tocará luego la campana muy de mañana, y dicha Missa (porque este día no puede aver   —153→   sermón) se juntará todo el pueblo, en la plaça por sus Ayllos, y aviendo; traído, y teniendo consigo todo lo que an de exhibir, y manifestar delante del Visitador; los van llamando por el Padrón por el orden que fueron examinados; trayendo dada vno lo que dixo que tenía, y escrivo el Visitador al tiempo de examen. Escrívese todo lo que traen no en el libro donde se escrivió el examen particular de cada uno, sino en el libro, o proceso donde se tomaron las confessiones de los Hechizeros, y de los principales de los Ayllos. Aquí es menester grande cuidado, para que no escondan nada, que lo suelen hazer, si pueden, y si alguno escondiera algo será castigado con alguna demonstración.

Después que todos los particulares an entregado sus cosas, dan los Hechizeros las Huacas, y Malquis que guardaron, y las an traído ya de donde estaban, y se escrive el nombre, y figura de la Huaca que cada vno entrega.

Todas estas cosas, que aun en pueblos pequeños suelen ser muchas, con los cuerpos Malquis, y hurtados de las Iglesias, se juntan fuera del pueblo en algún lugar apartado, y se queman haciendo de todo vna grande hoguera. Pueblo, y no muy grande e visto donde en esta ocasión se quemaron más de trescientos juntos de los vnos, y de los otros. Las Aquillas, y vasos, trompetas, y Huamas, y las demás cosas que se allan de plata, aunque sean de poco valor se pesan, y toman por qüenta en estas exhibiciones públicamente, y se escribe en el proceso, para dar qüenta de ello, a quien se deve dar, y assí estas exhibiciones las firman el visitador, y los Padres, que se hallan presentes, porque importa más de lo que se pueda fácilmente entender, que los Indios vean y se persuadan, que no se pretenden en estas visitas quitarles cosa ninguna suya sino, sólo aquello, que sin ser de provecho para nadie, es en perjuicio de todos, y ofensa   —154→   de Dios nuestro Señor, por ser del servicio, y ministerio de las Huacas. Esta demonstración conviene hacerla de suerte, que ninguno por mal intencionado que sea, ni presente, ni absente pueda poner mácula en el Visitador, ni en su oficio; como en exacto lo han procurado algunos contra toda verdad, y razón. Y la defensa ha sido la que siempre lo suele ser, que es la propria verdad, y testigos abonados de ella.

El día siguiente se recoge todo lo que ha quedado de la quema125, por las raçones que se dijeron en la relación, y se hace de ello lo que allí se dijo, en el capítulo primero. Sólo torno a advertir, por lo que se a experimentado después de la visita en muchas partes, que aunque cueste algún trabajo, todo lo que restare de la quema126, que no pudo consumir el fuego, se heche donde nunca parezca, y si es posible que ningún Indio vea, ni sepa dónde se hechó. Y que se haga lo que el Señor Arçobispo tiene mandado, que todo lo que se ha puesto debajo de las Cruzes junto a la Iglesia, con alguna buena ocasión se saque, se disipe, y esparça, o se heche en ríos donde no pueda quedar memoria, ni rastro de ello. Porque pocos meses a se hallaron sacrificios de Cuyes, y otras cosas, que se suelen ofrecer a las Huacas, al rededor de la Cruz debaxo de la qual avían enterrado lo que sobró de la quema de las Huacas de aquel pueblo.

Acabadas estas exhibiciones, el día que le perece más conveniente; junta el Visitador en su casa todos los Hechiceros; y preguntándoles otras veces sus oficios se escriven en el mismo processo; y en él los condena a que acuden todos los días a la dotrina, mañana y tarde; y que no falten sin licencia de el Cura; y que traigan vna cruz de madera del tamaño de vn jeme al cuello, avisarales que se enmienden, y amenazárales el castigo sino lo hicieran, etc. Después de esto se señale el día, que parece   —155→   más a propósito para la fiesta de la Cruz, que se celebra donde ay comodidad lo más solennemente que ser puede con vísperas, y Missa cantada; y adereçando las calles para la procesión en la cual se lleva en andas, y con palio vn Christo crucificado, o vna Cruz.

Antes de Misa se juntan alguna en parte, que se señala todo el pueblo, y desde aquí llevan la Imagen, o Cruz a la Iglesia, aunque sin palio; y van todos los Hechizeros en cuerpo con su candela en la mano, y soga a la garganta, y los más culpados con coraças; y de esta manera están en Missa delante de todos. Acabado el sermón alguno de los principales ministros de Idolatría, que para este efeto van instruidos se ponen en pie en las gradas del Altar, o en algún lugar alto; y de vno en vno hablan al pueblo, diziendo cómo les an traído engañados, y que todo lo que les an dicho es mentira, y que en adelante no les llamen para ofrecer a las Huacas, etc.

Acabada la Missa se haze la procesión, cantando en la lengua la letanía de la Cruz, que anda impresa, van en la procesión los postreros de todos los Hechizeros en forma de penitentes delante de las andas. Y suele causar este espectáculo a quien lo mira con los ojos que se deve; mucha devoción, y sentimiento. Queda mandado en todos los pueblos que esta fiesta se celebre solennemente todos los años el día de la exaltación de la Cruz, a catorze de Setiembre, o el Domingo siguiente, en memoria de la merced que les hizo nuestro Señor de sacalles de sus errores, y Idolatrías. Y por la misma raçón se pone para este día, y queda muy bien puesta para adelante vna Cruz grande en la plaça.

Este día de la fiesta de la Cruz, o después en otro que fuere más a propósito, antes, o después de la Missa se leen, y explican las constituciones, ordenanças para remedio de la Idolatría, que son las comunes, que van al fin de   —156→   esta relación; añadiendo en cada pueblo las particulares que allí son menester. Estas constituciones quedan escritas en el libro de la Iglesia, con una copia de las Huacas, y Hechizeros que allí se hallaron. Y en vna tabla que se pone en público en la Iglesia, queda otra copia de los Hechizeros, y del oficio que cada vno tenía, para que el Cura tenga particular cuidado de ellos. Aunque después de consultado con el Señor Arçobispo a mandado, que la memoria de los Hechizeros quede en público, y la de las Huacas. Y errores de aquel pueblo en vn libro, que para ello tendrá el Cura para que sepa los errores, que les a de refutar.

No se puede dezir, sino se ve, y experimenta el consuelo, y contento, con que quedan los Indios acabada la visita; no tanto porque se vaya el Visitador, quanto de conocer sus engaños, y de quedar enseñados, y confesados. Verdad es que este aplauso, contento, y desengaño, es de ordinario, en el común del pueblo, chicos, y grandes, que eran los engañados, pero muchos de los viejos, como se ven notados, y afrentados, y perdido el crédito que tienen con todos, y lo que ellos más sienten, quebrado el banco de su interés, que todo le tienen librado en el vso, y exercicio de sus oficios, y ministerios gentílicos, y por otra parte tienen tan embevido, y connaturalizado el amor de sus Huacas, de sus idolatrías, supersticiones, y ceremonias127, quanto tienen por estraño, y ageno el amor, y conocimiento de los misterios de nuestra Fe, y todas las demás cosas de la Religión Cristiana, a penas se acaban algunos de desengañar, y son fáciles en bolver a sus errores, y nada descuidados en llevar tras sí, quantos pueden, enseñándolos, y exercitando de nuevos sus oficios, y ministerios. Pero todos los demás fácilmente se desengañan, y son más constantes en la verdad, que aprenden, y assí muestran grande agradecimiento a los Padres, y les piden   —157→   que buelvan otras vezes, y les preguntan quándo an de bolver, y quándo buelven los reciben con extraordinarias muestras de contento. Pero si es grande el contento con que quedan los Indios; mayor es el que llevan los que les enseñaron, y confessaron, viendo quán diferente queda aquel pueblo de lo que le hallaron, encaminado a la vida eterna, vt cognoscant te Deum verum, et quem misissiti Iesum Christum.