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La presente descripción arranca del estado alcanzado por la exposición global sobre la materia en el vol. I de la Enciclopedia Lingüística Hispánica y su suplemento (ver Bibliografía); se beneficia de las soluciones que sus exposiciones aportan y discute los problemas que todavía dejan planteados. Remito a ellas para la historia y vicisitudes de dichas soluciones y planteamiento de estos problemas, así como para la bibliografía anterior, que no será tocada aquí más que en cuanto siga teniendo vigencia para la descripción y discusión propuestas.

Con referencia al estado lingüístico de la Península antes de la latinización y durante ella, véase en este mismo volumen la contribución del Prof. J. Untermann, Die althispanischen Sprachen. Respecto al proceso de la latinización, véase en el vol. anterior de esta misma obra la aportación del Prof. García y Bellido, Die Latinisierung Hispaniens. Ténganse también muy en cuenta, en lo que se relacionan con la presente las de los Profs. Polomé y Albertos y, especialmente para la diversificación del latín hispánico, la del Prof. Väänänen. Dados los campos que ellas cubren, el del presente trabajo queda acotado de acuerdo con el siguiente intento: estudiar del latín hispánico solamente características, lo mismo si son alteraciones propias que si se trata de innovaciones peculiares de lo que un día fue común y resultó luego alterado o sustituido en el resto de la latinidad; tomando, por su parte, a ésta en su sentido estricto, esto es, en cuanto, pese a posibles diferencias dialectales, todavía quepa considerar la lengua hablada en Hispania como ampliamente comprensible para los habitantes de las restantes regiones de la Romania: quedan fuera de dicho propósito, por tanto, los procesos de fragmentación posteriores al s. VII, así como las producciones medievales subsiguientes a dicha fecha, las cuales no serán atendidas sino en cuanto pueda considerarse testimonios de un estado de lengua anterior.

 

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Cf. José M.ª Solà Solé, Toponimia fenicio-púnica = Enciclopedia Lingüística-Hispánica I, Madrid 1959, pp. 495-499: id. «Ensayo de antroponimia fenicio-púnica de la Hispania antigua», Riv. Stud. Orient., 41, 1966, pp. 97 y ss.

 

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«Observaciones sobre la permanencia del sustrato púnico en la Península Ibérica», Actas del I Coloquio sobre Lenguas y Culturas prerromanas de la Península Ibérica, Salamanca, 1976, pp. 191-199.

 

4

Véanse en la Bibliografía sus diversas aportaciones -a partir de su Discurso de ingreso en la Academia Española de la Lengua, inclusivo al estudio de las relaciones del latín de Hispania con la lengua de Catón, Lucilio, Varrón, Columela y Séneca.

 

5

Por su formulación teorizante y programática parecen ser muy comprobatorios los siguientes párrafos del más reciente de todos los aludidos en la nota anterior (Implantación y desarrollo del latín en Hispania: los ejemplos de Varrón y Columela = Problemi attuali di scienza e di cultura. Colloquio italo-spagnolo sul tema Hispania romana, Roma, 1974, pp. 95-107, especialmente pp. 97-98 -los destacados son míos-): «Naturalmente que cuando en uno de esos autores hallamos una palabra que ha pervivido en Hispania exclusiva o predominantemente, nos limitamos a tomar a ese autor como ejemplo del latín de su época, sin pretender que el uso de tal palabra sea exclusivo del autor, ni que haya llegado a Hispania precisamente con él... Y el método que he aplicado, y que hoy voy a extender con nuevos ejemplos, consiste en considerar palabras latinas que se han conservado con los romances peninsulares y que salieron del uso general en Roma y en amplias áreas románicas, motivando de conservador arcaísmo el léxico peninsular».

 

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Aspectos léxicos de la romanización, Madrid, 1968, pp., respectivamente, 14, 15 y 18-19 -destacados también míos-: «Tres de los más grandes escritores latinos de la época precásica, Catón en la primera mitad del s. II, Lucilio en la segunda y Varrón en el s. I a. C., estuvieron en España». «... tendremos en los escritores latinos que estuvieron en la conquista de España... palabras, giros, usos gramaticales que con los soldados, comerciantes, empresarios de minas, colonos, agricultores, tomaban pie en nuestro suelo y constituían el germen primero de la futura romanidad peninsular». «Vemos, pues, en estas palabras de Catón que sobreviven cómo llegaban los colonos romanos con su agricultura, sus vasijas, su vieja repostería. Si nos acercamos ahora a los fragmentos de Lucilio, nos vamos a encontrar con fuertes términos de jerga soldadesca. El caballero latino escribió en sus sátiras recuerdos de su cargo en España, en aquella ocasión en que Escipión tuvo que comenzar por devolver moral y disciplina a su ejército... Son palabras expresivas y groseras, insultos o términos de jerga soldadesca, que reconocemos en Lucilio como antepasados de voces nuestras».

 

7

Cf. Enciclopedia Lingüística Hispánica I, citada, pp. 203-205.

 

8

En el propio lugar citado en la nota anterior destaqué que se trataba, en su origen, más bien de arcaísmos fonéticos y morfológicos, respectivamente. Pero sólo en su origen, pues resulta innegable que incluso en más de un caso, la contraposición posible con el vocablo evolucionado según la fonética clásica ha superado el carácter de meros dobletes y se ha lexicalizado: así en las oposiciones castellanas cuevacava y bogarvagar (de uacare).

 

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En las siguientes listas figura acompañados de traducción los términos cuyo arcaísmo consiste en el mantenimiento de la acepción a que dicha traducción corresponde. Van entre interrogantes aquellos cuya derivación o cuyo carácter arcaico no son presentados como seguros.

 

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Por la segunda hipótesis parece prudente inclinarse en los casos en que el término o la acepción acreditados singularmente en el autor hispano se han mantenido no sólo en los romances de aquí, sino que tienen correspondencia también en altas zonas marginales, por ejemplo, en rumano. Así, por ejemplo, he propuesto interpretar, en seguimiento de Buescu, la coincidencia entre la acepción «cansar», «endadar» de infatuare en un pasaje de Séneca padre y la de sus derivados -simples o compuestos- en las lenguas hispánicas y en el rumano, cf. más sobre «Rum. desfata port. esp. desenfadar» y Ne uos diutius infatuem, Sén. Suas. II 23), Romanica 6 (1973) 85-92.

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