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El gastrónomo sin dinero o Un día en vista alegre

Comedia en un acto, arreglada al español

Personas

D. CLEOFÁS, gastrónomo. - D. JUDAS, padre de DOÑA LUISA. - DOÑA LUISA, esposa de DON MANUEL. - D. MANUEL. - D. PASCUAL DE LA RIBERA. - D. GASPAR, su amigo. - EL FONDISTA. - ZAPATA, criado de D. PASCUAL. - OBREROS DE LA FÁBRICA. - UN ALGUACIL. - MOZOS DE LA FONDA. - CONVIDADOS.

(La acción empieza a las dos de la tarde)



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Acto único

El teatro figura el jardín de Vista Alegre: en el fondo la fachada interior del edificio con su emparrado y sus mesas: el portal, practicable, deja ver una casa acabada de construir en la acera opuesta.



Escena primera

EL FONDISTA, MOZOS: hombres y mujeres de Madrid esparcidos por el jardín y ocupados en diferentes cosas: unos tirando al blanco; otros paseándose; otros probando las fuerzas en la máquina; otros entrando y saliendo del belvedere; otros apeándose de algún coche o calesín, entran en la fonda, etc., etc.     FONDISTA. -�Vamos listo! (A un mozo.) �Se ha puesto ya la mesa en el salón?

     MOZO. -Ya está todo preparado. �Vaya, que hoy no nos dejan parar! �No han venido todavía los de la boda?

     FONDISTA. -Los convidados andan por ahí entreteniéndose en tirar al blanco y dar golpes a la máquina. D. Judas salió con los novios a dar un paseo por el pueblo, y enseñarles por la vigésima vez la casa que ha hecho construir ahí enfrente, para venir a pasar en ella la temporada de verano. Desde que determinó casar a su hija con un ingeniero de caminos y canales, le ha entrado el gusto por la arquitectura, y no sabe hablar de otra cosa que del orden jónico y de la fachada de su casa. Ya no tardarán en volver, y es preciso que todo esté pronto y servirles con exactitud; que un vecino rico y gastador puede dar mucha ganancia a la posesión. Habrá larga propina, y... �conque vamos, vamos, no dormirse! �Pues señor, gran día! �Cuánta gente ha cargado hoy! �Qué multitud de coches esta mañana! Parecía un infierno el portal. Y luego los novios y el padre... �Oh! Esos merecen toda mi atención... �Calle! Aquí vienen ya. �Oh, señores míos!

Escena II

Dichos, D. JUDAS, DOÑA LUISA, D. MANUEL.

     FONDISTA. -�Qué tal, señorita, se ha paseado mucho?

     LUISA. -No lo hemos hecho mal: hemos recorrido todo el pueblo, y por último se empeñó papá en entrar otra vez en casa...

     JUDAS. -Y el dichoso paseo me ha abierto un apetito, que...

     FONDISTA. -�Quiere usted que se saque la comida?

     MANUEL. -No; todavía es muy temprano.

     JUDAS. -Ustedes dirán lo que quieran; pero yo siento así..., un poco de..., pues..., de debilidad.

     FONDISTA. -�Debilidad? Pues eso se remedia con una copita de Jerez, o Peralta, o...

     JUDAS. -Y unos bizcochitos... �No es eso?

     FONDISTA. -Cabalmente. �Mozo!... �Juan!...

     MOZO. -Mande usted.

     FONDISTA. -Una copa de Jerez y bizcochos al Sr. D. Judas. �Ustedes quieren algo?

     LUISA. -Que la lleven arriba y subiremos a descansar...

     JUDAS. -Subid vosotros, si queréis, que yo me quedo por aquí. �Vamos con la copita!

     MOZO. -Voy corriendo. (Vase.)

     FONDISTA. -Volando. Ustedes, señores, míos, pueden mandar cuanto gusten: entre vecinos no debe haber cumplimientos. �Oh! Ha sido una idea peregrina, señor Judas, la de hacer construir esa casa ahí enfrente: aquí se vendrán ustedes a pasar las temporadas de verano...

     JUDAS. -Por supuesto. �Vaya si ha sido buena idea! Vea usted, vea usted. (Se llega al portal, y mira a su casa.) �Qué fachada! �Qué gusto en la arquitectura! �Qué sencillez! �Qué elegancia..., mi amigo! Todo griego..., como dirigida por este bribonzuelo. Sin embargo, he querido que tengamos aquí la comida, y no en mi casa, porque siempre estaremos mejor servidos, y aquello no se ha acabado de arreglar...

     FONDISTA. -Ha hecho usted perfectamente.

     JUDAS. -�Será abundante y escogida?

     FONDISTA. -Una comida como no se la presenta a usted el mejor cocinero de Madrid.

     MOZO. -Aquí está la copa.

     MANUEL. -Vaya, vamos arriba.

     JUDAS. -Vea usted, vea usted, vecino, qué vivo es mi yerno: es un guapo mozo; ha querido casarse con esa picarilla, y como es hombre de razón y de carrera, excelente ingeniero y gran poeta, y como ella se empeñó..., ha sido preciso, pues, porque si les hubiera dicho que no..., hubiera sucedido lo mismo que si hubiera dicho que sí..., y como a mí no me gusta andar en jaranas..., y si no, lo que pasó con aquella chica..., y de todo tuvo la culpa la tía Tartamuda...

     LUISA. -Vaya, papá, vamos, que están esperando.

     MANUEL. -�Ya se le ha pasado a usted la debilidad?

     JUDAS. -No tal; vamos, vamos... �Hombre, ya se me olvidaba!... �Sabe usted quién ha llegado a Madrid hace pocos días? D. Pascual de la Ribera...

     FONDISTA. -�Qué me dice usted! �D. Pascual de la Ribera, el amo de la fábrica..., de esa fábrica que hay aquí que da de comer a tantos!

     MANUEL. -�Ese hombre millonario tan ponderado?

     JUDAS. -El mismo. Dicen que es excelente sujeto.

     MANUEL. -Sí; pero el hombre más original y extravagante del mundo.

     FONDISTA. -Es verdad, muy extravagante. Con su fábrica da de comer a casi todo el pueblo; los pobres mozos rabian por conocer a su bienhechor, pues aún no ha venido ni siquiera una vez al pueblo, de manera que aquí nadie le conoce. �Oh! La primera vez que se presente será cosa que...

     JUDAS. -En cuanto venga iré yo a hacerle mi visita; porque entre propietarios...

     LUISA. -Pero papá, hace dos horas que está aquí el Jerez, y usted...

     MANUEL. -Vaya, �viene usted arriba con nosotros?

     JUDAS. -No; subid vosotros... Vecino, vamos a dar un vistazo a la comida..., al instante subiré..., vamos con la copita. (Toma la copa y se va con el fondista hacia la cocina. D. MANUEL y DOÑA LUISA saludan a algunos de los que están por allí y se supone que son convidados: se reúnen y suben al salón.)

Escena III

D. CLEOFÁS, que entra por el fondo.

     No me han engañado... �Es una boda..., una boda! �Y no estoy yo convidado! Si he de dar crédito a cierta sutileza en el órgano nasal que la experiencia me ha dado..., aquí arde la antorcha de himeneo... �Oh lance apurado! En este siglo económico es imposible engordar, imposible; y en ese maldito Madrid hay tan poca filantropía, que me veo obligado a morirme de hambre... �Morirme de hambre! Cansado de rondar la calle de la Reina y los salones del químico D'Argensón; cansado de contemplar en ayunas la pastelería de Ceferino..., me dicen que en Vista Alegre hay convite de boda... Al instante abandono la ingrata corte y salgo a buscar fortuna extramuros. Pero la hora crítica se va acercando. �Ea, señor D. Cleofás, discurramos, raciocinemos! (Tocándose el estómago.) Vacío. (Tocándose el bolsillo.) Vacío..., y aquí se hallará de todo, menos comer de balde... �Hola!... Alguien viene... �Si será de la boda!

Escena IV

D. CLEOFÁS, D. JUDAS, sin verlo.

     JUDAS. -�Eh, ya van a llevar la comida..., cosa exquisita!... Algo han tardado; pero el pavo ha tenido la culpa.

     CLEOFÁS. -�Un pavo!... Esto empieza ya a ser interesante...

     JUDAS. -�Pero y mi casa! (Mirando a su casa.) �Qué perspectiva!... Cada vez estoy más contento. �Qué efecto hace desde aquí! �Maravilloso! Arquitectura jónica...

     CLEOFÁS. -�Hola! �Este es el dueño de la casa nueva! �Oh!...

     JUDAS. -Vaya; no me canso de mirarla... �Calla!... (Repara en D. CLEOFÁS.) �Qué hará este hombre! (D. CLEOFÁS saca un cuaderno y un lápiz y escribe.)

     CLEOFÁS. -Veinticuatro toesas..., pues, veinticuatro toesas..., se corta por aquí... (Poniéndose en frente de la casa de D. JUDAS.) y esta es la línea.

     JUDAS. -�Caballero, (Quitándose el sombrero.) caballero; con el permiso de usted!... (D. CLEOFÁS le hace señal con la mano y sigue escribiendo.) Caballero..., si tuviera usted la bondad de decirme a quién tengo el honor de hablar...

     CLEOFÁS. -Amigo, perdone usted; no había reparado. Soy el director de la comisión nombrada para construir la nueva carretera.

     JUDAS. -Ya. �Pero qué tiene que ver mi casa con la nueva carretera?

     CLEOFÁS. -�Ay, amigo! Ya veo que no entiende usted una jota de achaques de caminos. Se trata de dar una nueva dirección a este camino formando un ángulo obtuso desde el punto en que se halla, y construyendo una carretera que vaya a parar a la Mancha; de manera que, según hemos acordado, la dirección que lleva es esta...

     JUDAS. -�Cómo!... �Por allí!...

     CLEOFÁS. -No hay duda: aquella casa tiene que ir abajo. Mañana mismo se comunicará la orden al propietario.

     JUDAS. -�Mañana! �Ay, Dios mío! �Y tendrá usted valor para arruinar así a un hombre de bien?

     CLEOFÁS. -�Qué oigo? Amigo mío, �esa casa le pertenece a usted?

     JUDAS. -Sí, señor; acabo de hacerla construir con todas las reglas del gusto arquitectónico... �Vea usted!...

     CLEOFÁS. -�Dios mío, qué desgracia!... Amigo, crea usted que lo siento... lo siento..., lo siento en el alma; pero..., �cómo ha de ser!... Se necesitan precisamente veinticuatro toesas, y... lo más que puedo hacer por usted es que no se eche abajo más que media casa de la izquierda.

     JUDAS. -�Media casa! �Y de la izquierda! �Jesús! justamente la despensa, la cocina, y...

     CLEOFÁS. -�Qué dice usted! Seguramente son los sitios más interesantes de la casa.

     JUDAS. -�Y en qué día!... �Cuando venimos a celebrar la boda de mi hija, encontrarme con esto!

     CLEOFÁS. -(�El padre de la novia! �Bueno!) Conque su hija de usted...

     JUDAS. -Sí, señor; le había regalado esa casa para que se viniese a pasar a ella las temporadas de canícula...

     CLEOFÁS. -Ciertamente que su hija de usted se quedará estupefacta cuando vea que le abren una carretera en su posesión... �Desgracia!... Siento haber hablado a tan mala ocasión..., tal vez al momento de sentarse a la mesa...

     JUDAS. -Sin duda. Pero diga usted, señor director, �no habrá algún medio?...

     CLEOFÁS. -Es cosa muy delicada... Sin embargo..., si en lo que falta de día..., ya se ve..., como la línea..., tal vez..., me inspira usted un interés...

     MOZO. -(Dentro.) Sr. D. Judas, a comer.

     JUDAS. -Ya me llaman..., voy allá... (Va y vuelve.)

     CLEOFAS. -(�Se va a comer!)

     JUDAS. -(Si le pudiera hacer que comiera con nosotros, acaso allí conseguiríamos algo.) Señor director, si usted quisiese hacerme un favor...

     CLEOFÁS. -(�Ya le veo venir.) Cuanto esté de mi parte...

     JUDAS. -Que nos acompañe usted a comer...

     CLEOFÁS. -(Ya cayó.) Señor, sería mucho atrevimiento, sin tener el honor de conocer...

     JUDAS. -�Bah!, �bah!, �bah! Eso en la mesa, allí se hacen las verdaderas amistades, y allí... lo arreglaremos todo...

     CLEOFÁS. -Tiene usted razón: allí con el vaso en la mano...

     JUDAS. -No hay más que hablar. Vamos; verá usted a mi yerno. �Pero calle, si usted le conoce!...

     CLEOFÁS. -�Cómo!...

     JUDAS. -�Qué sorpresa tan agradable!... Mi yerno Manuel..., aquel joven ingeniero a quien usted examinó...

     CLEOFÁS. -Pero...

     JUDAS. -�Qué! Si con su plan de usted ya había perdido la cabeza. Pues; D. Manuel de Mendoza, de quien dio usted unos informes tan brillantes...

     CLEOFÁS. -�Ah!, sí, sí, ya; Manolito... (�Qué maldita casualidad!)

     JUDAS. -Aquí viene.

Escena V

D. CLEOFÁS, D. JUDAS, D. MANUEL.

     MANUEL. -Que estamos esperando a usted...

     JUDAS. -Ven... acá... �No me dijiste que el señor ingeniero que te examinó, y a quien debes tu destino, es el mismo que está encargado de la construcción de la nueva carretera?... Pues nos hace el honor de acompañarnos a la mesa... Aquí le tienes.

     MANUEL. -�Cómo! El señor de... No es él; usted se equivoca.

     CLEOFÁS. -Malo.

     JUDAS. -Sí, señor, y por más señas me acaba de instruir del nuevo plan que hace pasar la carretera por medio de mi casa.

     MANUEL. -�Qué carretera?... Señor, por Dios, si la nueva carretera pasa media legua de aquí...

     JUDAS. -�Cómo es eso!... Pues entonces...

     MANUEL. -Ya veo que están ustedes mal informados...

     JUDAS. -�Vaya, vaya! Pues qué, �así no más se derriban las casas?

     CLEOFÁS. -Hablemos claros: yo tenía que hablar al Sr. D. Manuel de un negocio importante, deseaba encontrar una manera nueva e ingeniosa de presentarme a usted, y he creído que ésta era bastante original...

     JUDAS. -Sí, señor; bastante original.

     MANUEL. -Puede usted hablar cuanto guste.

     CLEOFÁS. -Desearía que estuviésemos solos; es negocio de un momento.

     JUDAS. -Este hombre es loco. Vaya; deja al señor con sus veinticuatro toesas, y no tardes, que se enfría la comida.

Escena VI

D. CLEOFÁS, D. MANUEL.

     CLEOFÁS. -(�La comida! No perdamos tiempo.) Grandes eran los deseos que tenía de conocer a usted, Sr. D. Manuel, y de merecer su amistad; pero yo quería que nuestra entrevista no se efectuase por los vulgares medios del presentamiento: los amantes de las letras debemos formar una república aparte, y desdeñar la etiqueta profana: por eso me he valido de este medio, y a él debo la dicha de conocer hoy a un hombre tan célebre.

     MANUEL. -�Célebre!...

     CLEOFÁS. -Sí, señor, célebre. Un hombre que se casa y da un convite tiene muchos títulos a la celebridad.

     MANUEL. -Suplico a usted...

     CLEOFÁS. -(Abrazándole.) Cinco años hace que no soy feliz; pero al estrechar en mis brazos a un ingeniero sabio, a un poeta eminente, y sobre todo, a un hombre que convida a comer, siento que va a sonreírme la felicidad.

     MANUEL. -Yo agradezco infinito...

     CLEOFÁS. -�Ay! Si no hubiera sido por aquella tendera colorada, gorda y viuda, no gemiría yo en el celibato. -En fin, inspirado por tan sublime objeto, traigo aquí una composición epitalámica, que debe recitarse al fin de la comida, después de haber hecho resonar por los ángulos de la mesa el grito de ��bomba..., bomba!...�

     MANUEL. -�Señor, tanta bondad! (�Qué hombre tan original!)

     CLEOFÁS. -Yo había determinado llegarme allá sin cumplimientos, y declarar a usted mi amistad al tiempo de sentarse a la mesa: ese es el momento de conocer a los amigos, los verdaderos amigos.

     MANUEL. -(Este hombre es verdaderamente original.) No puedo menos de confesar a usted que me sorprende mucho...

     CLEOFÁS. -Pues nada debe sorprenderle a usted. Prescindiendo del rayo de simpatía que tan vivamente me ha herido, soy tan aficionado a bodas, que en sabiendo donde hay alguna me dejo arrastrar a ella por un impulso secreto, y... estos son los verdaderos sentimientos del hombre filantrópico y amante de la propagación. �Un día de boda! �Oh! Es el espectáculo que más me encanta. Así es que no pude resistir al entusiasmo que me ahogaba, y compuse... lo siguiente. (Saca una cartera con muchos papeles.) En el bautismo de... No; todavía no ha llegado ese caso.

     MANUEL. -Eso es lo que se llama una musa prevenida.

     CLEOFÁS. -Aquí está: oiga usted. (Lee.)

                                                                            
   �Prestadme el oído atentos,
que el numen sacro me inspira,
y entregar quiero a los vientos
mis dulcísimos acentos,
al son de la blanda lira.�

     MANUEL. -(�Calle! �Mis versos!) �Conque son de usted esos versos?

     CLEOFÁS. -Míos; �pues no ve usted, que los traigo en el bolsillo? Adelante. (Lee.)

                                                                            
   �No para cantar de amor
la aguda flecha terrible,
que con bárbaro rigor
clavó el vendado traidor
en mi corazón sensible.
   �Cuando oculto en los ojuelos
de Rosana encantadora,
para matarme de celos...
     MANUEL. -(Continúa.) hizo envidia de los cielos
a la pérfida traidora.
   �Ni a cantar del nuevo Marte
el firme valiente pecho,
que con la espada y el arte
llevó el francés estandarte
desde el Newa hasta el estrecho.
   �Tristes cantos de victoria,
huid de la mente mía;
que será mayor mi gloria
si eternizo en la memoria
el contento de este día.�

     (Riendo.) �Ah, ah, ah!... Muchas gracias, amigo mío, muchas gracias... �Ah, ah, ah! (Se va riendo y haciendo cortesías.)

Escena VII

D. CLEOFÁS.

     Estupefacto me ha dejado este hombre. �Qué quiere decir esto?... �Qué ha de ser! Aquel bribonzuelo a quien encargo los versos, me da los suyos y los ajenos. �Ah infame!... �Buena la hemos hecho! �Ah suerte enemiga! �Van a ponerse a comer..., a comer! �Y yo hambriento!... (Pasan mozos con fuentes de comida.) �Oh espectáculo!... �Y he de contentarme con el olor!... �Ingenio mío..., hambre mía..., inspiradme!... �Qué buscará este hombre?

Escena VIII

D. CLEOFÁS, ZAPATA. Después, EL FONDISTA.

     ZAPATA. -�Mayordomo!... �eh, mayordomo!

     FONDISTA. -�Qué se ofrece?

     ZAPATA. -Tenga usted preparada una buena comida para tres: mi amo y dos amigos suyos.

     CLEOFÁS. -(�Todavía gentes que comen!)

     FONDISTA. -�De qué precio?

     ZAPATA. -De veinte reales, y que sea buena.

     FONDISTA. -Bien: �pero usted me responde de que vendrá su amo?

     ZAPATA. -Como que me ha dicho que pague antes. Cóbrese usted.

     FONDISTA. -Corriente. Voy a ello.

     ZAPATA. -Usted sírvale bien, y... no le pesará. Si usted supiera quién es..., pero tengo orden de no decirlo... Hombre de buen humor..., que derrama el dinero... No, no quedará usted descontento. Hace pocos días que llegamos a Madrid de ver unas posesiones que tiene ahí cerca...

     FONDISTA. -�Hombre!, me ha puesto usted en curiosidad..., Vaya, con franqueza, ya puede usted decir, que es como si cayera en un pozo... Vaya, �quién es su amo de usted?

     ZAPATA. -Pues señor, contando con la prudencia, discreción y sigilo de que creo se halla usted adornado...; pero cuidado con venderme, porque...

     FONDISTA. -No tenga usted miedo: adelante; vamos.

     ZAPATA. -Pues señor, contando siempre con dicho sigilo, y fiado en la palabra...

     FONDISTA. -Ya he dicho que sí, vamos, hombre.

     ZAPATA. -Pues señor, en ese caso, sepa usted que yo soy Zapata, y mi amo, el señor D. Pascual de la Ribera.

     FONDISTA. -�El Sr. D. Pascual de la Ribera!... �Jesús!... �El dueño de la fábrica!...

     ZAPATA. -�Hombre, silencio, que me pierde usted!

     FONDISTA. -�Sr. Zapata! �Conque tendré en mi casa a su amo de usted? �Jesús, qué dicha! �Y a qué hora vendrá?

     ZAPATA. -No sé de cierto; pero me parece que hasta dentro de una hora... Pero cuidado, con hablar una palabra: no quiere que se sepa en la fábrica, porque es enemigo de cumplimientos, y se ha empeñado en que no lo han de conocer... �Conque cuidado!

     FONDISTA. -Descuide usted: voy a dar mis disposiciones. A la orden, Sr. Zapata.

     ZAPATA. -Vaya usted con Dios. (El fondista se entra en la fonda. ZAPATA se va después de haber registrado con atención el jardín y las salas de comer.)

Escena IX

D. CLEOFÁS.

     Pues señor, ya está visto: hoy come todo el mundo, menos yo... �Pero qué digo? La ocasión es favorable..., la fortuna me convida... y sería el primer convite que he rehusado. �Oh tú, genio protector de los que no han comido, yo imploro tu socorro: arma de intrepidez mi frente, y haz que circule por todo mi ser la actividad de mi estómago! Audacia, prontitud; he aquí los medios. Comer; he aquí el objeto: objeto tan sublime lo disculpa y autoriza todo: pues señor..., comamos. D. Pascual de la Ribera no vendrá hasta dentro de una hora...; pero también dijo, si no me engaño, que podría venir antes. Ya se ve..., por una parte la prudencia..., por otra (Tentándose el estómago.) consideraciones no menos poderosas... Vamos, todo me obliga a apresurar la ejecución. �Hola!... Mozo, mozo... D. Pascual de la Ribera, Zapata, dueño de la fábrica, gastador... �Oh Dios mío! �Qué memoria hay cuando se está en ayunas!

Escena X

D. CLEOFÁS, EL FONDISTA.

     FONDISTA. -�Qué se ofrece?

     CLEOFÁS. -�Cómo, querido! Pues qué, �no le han avisado a usted? Vamos, ya veo que ese bribón de Zapata lo habrá hecho todo al revés.

     FONDISTA. -�Calle! �Es usted el Sr. D.Pascual de la Ribera? Perdone usted que no le haya conocido... Ya se ve, como no le he visto nunca..., y como el Sr. Zapata me dijo que hasta dentro de una hora no vendría usted...

     CLEOFÁS. -�Zapata!... Hombre, Zapata es un alcornoque. Pero le advierto a usted, querido, que estoy de prisa, y que cuento con su discreción.

     FONDISTA. -�Oh! En cuanto a eso, no tenga usted cuidado, que no desplegaré mis labios.

     CLEOFÁS. -�Supongo que le habrá pagado a usted?

     FONDISTA. -Sí, señor.

     CLEOFÁS. -�Y que le habrá dicho a usted que la comida ha ser buena y escogida?

     FONDISTA. -Lo mejor de casa.

     CLEOFÁS. -Todo bien aderezado: mire usted que tengo un paladar delicadísimo... (Ahora comería guijarros.) Siempre he gustado de tener buena mesa... y siempre de prisa; me gusta la comida muy caliente... Conque vamos, pronto, prontito.

     FONDISTA. -Voy; pero �y los dos amigos que debían venir con usted?

     CLEOFÁS. -(�Por vida de los amigos, que ya no me acordaba!) Ya no pueden tardar. (�Otro inconveniente tenemos!)

     FONDISTA. -Mientras llegan voy a disponer la mesa en una de esas salas.

     CLEOFÁS. -�Salas!... �Qué salas ni qué niño muerto! Estoy cansado de salas. Aquí, aquí, al aire libre se tiene más apetito... (Y es más fácil la retirada, en caso de sorpresa.)

     FONDISTA. -�Pero señor, aquí!...

     CLEOFÁS. -Aquí he dicho, sí, señor.

     FONDISTA. -Pues voy, con el permiso de usted. (Y los pobres muchachos de la fábrica �se han de quedar sin conocer a su protector?... Yo les voy a avisar para que vengan a verle...; pero después de lo que me ha encargado... �Y qué importa?... Quiero darles ese gusto, y también será para él una sorpresa muy agradable... Voy, voy.)

Escena XI

D. CLEOFÁS.

     �Y yo que no me acordaba ya de esos dos benditos amigos!... Siempre se olvida algo. Pues señor, necesito dos..., �y dónde los podré encontrar? Toma, los primeros que vea; amigos para comer, siempre se encuentran. Luego dirán que no es caprichosa la fortuna: yo venía a procurar que me convidasen, y salimos con que tengo que convidar. Pues señor, ruede la bola: convidemos hoy, y mañana Dios abrirá camino. (Pasa uno por delante de la puerta) �Hola! Allí va uno... No; no va decente, y ese no me conviene; no porque sea orgulloso, nada de eso; pero el decoro... Vaya, voy a recorrer estos alrededores, y los dos primeros fraques o levitas que se me presenten vienen por los cabezones a comer conmigo.

Escena XII

D. PASCUAL, D. GASPAR.

     GASPAR. -�Pero no me dirás qué idea te ha dado hoy de venir a comer a Vista Alegre? �Te decides al fin a visitar la fábrica?

     PASCUAL. -No pienso en eso. No quiero que los mozos me conozcan sino por mi nombre.

     GASPAR. -Pero esa es una rareza de las mayores. �Qué tendría de malo que conocieran al que les da de comer y mantiene con su fábrica casi todo el pueblo?

     PASCUAL. -�Y a mí para qué necesitan conocerme?

     GASPAR. -Así no extraño que todos te llamen original y te tengan por un hombre extravagante.

     PASCUAL. -�Y qué me importa lo que digan de mí?

     GASPAR. -Sí, pero muchas veces es preciso...

     PASCUAL. -Yo no transijo nunca con las opiniones de los vanos. Yo quiero hacer bien, sin dar la cara.

     GASPAR. -Ya, pero... En fin, haz lo que quieras. �Hombre, cuánto siento que el marqués no haya venido con nosotros!

     PASCUAL. -Tiene que acompañar a cierta dama a los toros, y su galantería no le ha permitido faltar. Pero comeremos los dos; y hagámoslo pronto, que sentiría mucho perder mi apuesta.

     GASPAR. -�Qué apuesta es esa? Nada me has dicho.

     PASCUAL. -Que mi primo el alcalde de corte se empeñó anoche en que habíamos de ir hoy mi mujer y yo a comer con él por ser sus días y tener gentes convidadas. Yo, que soy poco amigo de convites, le dije que no quería ir; él lo tomó por empeño, y me aseguró que no me dejaría comer en otra parte que en su casa, que averiguaría dónde iba y enviaría un alguacil con orden de que me llevase preso. De aquí se armó una disputa, que concluyó por apostar un refresco. Ya ves que hasta ahora la victoria es mía. �Cómo se ha de figurar que me ha dado la gana de venir a Vista Alegre! Imposible.

     GASPAR. -�Por eso enviaste a Zapata con tanta prisa a reconocer el campo y preparar los víveres?

     PASCUAL. -Por eso. Conque entremos a ver...

Escena XIII

D. GASPAR, D. PASCUAL, D. CLEOFÁS.

     CLEOFÁS. -�No encuentro nada convidable! Yo rabio. Pero... (Los ve.) �Calle! Esto es hecho; que hayan comido o no, ya no se me escaparán. (Los saluda.)

     GASPAR. -�Qué querrá este hombre?

     PASCUAL. -�Toma! Esa facha y esos saludos en una fonda ya se sabe lo que indican: hambre.

     GASPAR. -Me parece que aciertas.

     PASCUAL. -Pues ya que la comida está encargada para tres, y el marqués no viene, soy de opinión que demos acogida a este pobre diablo, que estará muerto de hambre.

     CLEOFÁS. -(Con muchas reverencias.) Caballeros, aunque no tengo el honor de conocer a ustedes, me tomo la libertad... Ya se ve, mi proposición sin duda alguna parecera indiscreta, porque a la verdad, las circunstancias son extraordinarias y nuevas para ustedes. y sobre todo para mí...

     PASCUAL. -(�Qué tal! �Ves lo que te dije?)

     CLEOFÁS. -Hay personas que, sin saber por qué, petan al primer vistazo... y yo aseguro a ustedes que desde el momento que los vi me simpatizaron de tal modo, que...

     PASCUAL. -Ya entiendo, usted viene a pedirnos que...

     CLEOFÁS. -Que me hagan ustedes el honor de comer conmigo.

     GASPAR. -�Qué dice usted!

     PÁSCUAL. -(Cierto que me ha sorprendido.)

     CLEOFÁS. -Ya conozco que este rasgo les parecerá a ustedes original; pero amigos, es de carácter. Yo amo sobre manera la sociedad, la buena sociedad; �oh! y es seguro que hoy, si no hubiera sido por ustedes, me hubiera quedado sin comer.

     PASCUAL. -Agradecemos infinito, amigo mío, el honor que usted nos dispensa, pero nos es absolutamente imposible...

     GASPAR. -Tenemos nuestra comida dispuesta.

     CLEOFÁS. -(�Haya testarudos!... �Ay si estuviera yo en su lugar!)

Escena XIV

D. GASPAR, D. PASCUAL, D. CLEOFÁS, EL FONDISTA.

     FONDISTA. -(Vaya, estos serán los amigos.) Sr. D. Pascual de la Ribera, todo está pronto; cuando usted guste...

     CLEOFÁS. -Bien, bien, querido, espere usted un poco.

     PASCUAL. -�Cómo! �Es usted D. Pascual de la Ribera?

     CLEOFÁS. -Sí, señor; pero...

     PASCUAL. -D. Pascual de la Ribera, �el dueño de esa fábrica?

     CLEOFÁS. -Sí, señor, el mismo; pero le suplico a usted que no me nombre... Soy enemigo de cumplimientos; y si llegaran a saber los de la fábrica que estoy aquí, vendrían a manifestarme su gratitud en una ocasión que... a laverdad no me sería nada lisonjero.

     PASCUAL. -(�Hay cosa más singular!)

     GASPAR. -(�Ah! �Esto es demasiado!)

     PASCUAL. -(�Calla! �No ves que es un loco? Es preciso divertirnos a su costa.)

     CLEOFÁS. -Conque, señores, �puedo esperar el honor de?... Vamos sin cumplimientos..., una comida regular...

     FONDISTA. -�Cómo regular! Lo mejor que hay en casa. Vaya, pues poco me encargaría el Sr. Zapata...

     PASCUAL. -(�Calle! Es nuestra comida la que nos ofrece...)

     CLEOFÁS. -Vaya, señores, por el amor de Dios, que me asesinan los cumplimientos. En la mesa es donde se hacen mejor las amistades. Conque fuera ceremonias. �Se dignan ustedes?...

     PASCUAL. -Sí, señor; admitimos con el mayor gusto.

     CLEOFÁS. -Eso es: viva la franqueza. �Patrón, vamos, listo, la comida!

     FONDISTA. -Se está poniendo la mesa. (Ponen la mesa en el jardín.) (Ya no tardarán los mozos de la fábrica; �qué sorpresa para él!) Sr. D. Pascual, tengo preparada una cosa para usted que le va a sorprender muy agradablemente.

     CLEOFÁS. -Bueno, bueno. Nada hay que me sorprenda tan agradablemente como el aspecto de la comida: hágame usted marchar así mucho tiempo de sorpresa en sorpresa, y no quiero más.

     PASCUAL. -Sr. D. Pascual, he admitido su convite de usted; pero ha de ser con la condición de que mañana martes me hará usted el favor de comer en mi casa.

     CLEOFÁS. -�Oh, amigo! Es muy justo: no faltaré.

     PASCUAL. -(Aparte a GASPAR.) Anda tú, convídale también.

     GASPAR. -Amigo mío, yo no quiero ser menos: espero que pasado mañana miércoles tendrá usted la bondad de acompañarme...

     CLEOFÁS. -También es muy justo: no faltaré. Vamos, señores, a la mesa. (D. PASCUAL y D. GASPAR se sientan y hacen plato.) Pues señor, esto no se presenta mal. No sólo he asegurado la pitanza de hoy, sino también la de mañana y la de pasado mañana. �Ay fortuna, no te vuelvas suegra!

Escena XV

Dichos, LOS MOZOS DE LA FÁBRICA. (Los mozos en esta escena deben hablar casi a un tiempo, siempre rodeándole y siguiéndole sin dejarle escapar.)

     FONDISTA. -Ese es (Aparte a los mozos, señalándoles a D. CLEOFÁS.)

     MOZOS. -�Señor, Sr. D. Pascual! (Rodeando a D. CLEOFÁS, que iba a sentarse.)

     UNOS. -�Qué dicha para nosotros!...

     OTROS. -�Cuántos deseos teníamos!...

     CLEOFÁS. -�Qué es esto, señor, quiénes son ustedes?

     MOZO 1�. -Señor, somos los empleados en la fábrica.

     CLEOFÁS. -�Ay Dios mío!

     MOZO 1�. -Que hemos sabido que estaba usted en el pueblo, y venimos...

     MOZO 2�. -�Eran tantos los deseos que teníamos de conocer a usted!...

     MOZO 1�. -Venimos de parte del director a que venga usted allá a comer...

     PASCUAL. -(�Qué tal! No me escapo de mala. Él recibirá los cumplimientos en lugar mío.) (Siguen comiendo.)

     CLEOFÁS. -(Mirando a la mesa.) Sí; pero reparen ustedes que la comida... En fin, ahora no puede ser; díganle ustedes que después me pasaré por allá.

     MOZO 1�. -Pero señor, �no quiere usted darnos ese gusto?

     MOZO 2�. -Nos ha encargado tanto...

     MOZO 1�. -Vaya, señor, véngase usted...

     MOZO 2�. -Véngase usted con nosotros...

     MOZOS. -�Véngase usted, señor!...

     CLEOFÁS. -�Maldita sea la fábrica!... Por Dios, señores, que se enfría..., déjenme ustedes... (�Qué aprisa comen aquellos condenados!)

     PASCUAL. -(Me da risa ver lo apurado que está.)

     MOZO 1�. -Verá usted la fábrica, y...

     MOZO 2�. -Lo adelantado que está, y...

     MOZO 1�. -Tan bien arregladito todo...

     MOZO 2�. -Verá usted el corralón nuevo...

     MOZOS. -Sí, señor: vaya, véngase usted...

     CLEOFÁS. -Si he dicho que luego iré. �Haya moler! Luego iré... Déjenme ustedes ahora comer.

     MOZO 2�. -Pero señor, si nos encargó que no le dejásemos a usted comer aquí...

     MOZO 1�. -Y que no volviéramos sin llevarle a usted...

     MOZO 2�. -Que tenía que hablarle a usted sobre los pesebres del corralón grande...

     MOZO 1�. -Y que si quería usted que recibiese al hijo del tío Cascarilla...

     MOZO 2�. -Y que tenía que leerle a usted unas cuentas...

     CLEOFÁS. -�Por vida de mi abuela! �Cómo he de decir que luego iré, y me leerá aunque sea un tomo en folio? �Pero por San Juan bendito!...

     MOZO 1�. -Pero yo no sé qué le hemos de decir cuando vea...

     MOZO 2�. -Ya se ve: cuando vea que vamos solos...

     CLEOFÁS. -�Cáspita! �No he dicho que le digáis que iré, iré, iré..., que me espere allá?

     MOZO 1�. -�Conque nos vamos?...

     CLEOFÁS. -Sí, señor, váyanse ustedes, que yo en acabando de comer...

     MOZO 2�. -Pues señor, no deje usted de pasarse por allá...

     MOZO 1�. -Es verdad; no deje usted de ir...

     MOZO 2�. -Tendremos tanto gusto...

     MOZO 1. -Ya se ve: como nunca le hemos visto a usted...

     MOZOS. -No deje usted de ir...

     CLEOFÁS. -Iré, iré... Vayan ustedes con Dios.

     MOZO 2�. -Sí, señor... Conque...

     MOZO 1�. -Conque...

     CLEOFÁS. -Agur, agur; hasta luego.

     MOZO 2�. -Para servir a usted, señor amo...

     MOZO 1�. -Para servir a usted; hasta luego...

     MOZOS. -Quede usted con Dios, señor amo...

     CLEOFÁS. -Adiós, adiós.

     MOZOS. -�Viva el Sr. D. Pascual!... �Viva el señor amo!...

     OTROS. -�Viva!...

Escena XVI

Dichos, D. JUDAS, apresurado.

     JUDAS. -�Qué es esto, señor! �Qué alboroto es este?

     FONDISTA. -�Qué! �No lo sabe usted? El Sr. D. Pascual de la Ribera..., aquél...

     JUDAS. -�Hombre! �Cuál es?

     FONDISTA. -�Toma! Ese, ese...

     JUDAS. -�Qué me dice usted! �Ese! �Jesús! �Y yo que le tomé por un loco, y le dije...! �Jesús, qué ignorancia la mía!...

     CLEOFÁS. -(Procurando echar a los mozos.) �Pero por San Pascual Bailón! �No se hacen ustedes cargo de que sin comer?... (Mirando a la mesa.) (�Ay! �Qué adelantados van los malditos!) No tengan ustedes cuidado, que después iré...; pero ahora se está enfriando, y... (�Cómo devoran!) Vayan ustedes con Dios...

     MOZOS. -�Viva el señor amo!...

     CLEOFÁS. -Vayan ustedes con Dios.

     MOZOS. -�Viva, viva!...

Escena XVII

Dichos, menos LOS MOZOS.

     CLEOFÁS. -�Otra tenemos! (D. CLEOFÁS, libre ya de los mozos, se dirige a la mesa; pero D. JUDAS le detiene en el camino, abrazándole con muchos extremos.) �Hombre de dos mil santos!

     JUDAS. -�Sr. D. Pascual, mi amigo!...

     CLEOFÁS. -�Por el amor de Dios!...

     JUDAS. -Permítame usted que le diga...

     CLEOFÁS. -No tengo tiempo.

     JUDAS. -�Oh! Eso no: no me separaré de usted hasta que me permita reparar la falta grosera que cometí.

     CLEOFÁS. -Si está usted perdonado.

     JUDAS. -No, señor; eso no basta...

Escena XVIII

Dichos, D. MANUEL, apresurado.

     MANUEL. -Pero padre, �qué hace usted aquí?

     JUDAS. -No basta... (Sin oírle.) No hay remedio; es preciso que suba usted a comer con nosotros un poco de jaletina...

     CLEOFÁS. -Jaletina sin haber comido.

     JUDAS. -No sabe usted los deseos que tenía de conocerle... Vamos, suba usted... suba usted...

     CLEOFÁS. -Ahora es imposible. He convidado a esos dos amigos, y... tenemos prisa, conque... (�Dios mío! �A dos carrillos!)

     JUDAS. -Pues a lo menos, mañana ha de comer usted conmigo.

     CLEOFÁS. -Mañana... Estoy convidado.

     JUDAS. -Pues pasado mañana.

     CLEOFÁS. -Estoy convidado.

     JUDAS. -Hombre, pues el jueves.

     CLEOFÁS. -El jueves..., bien; no faltaré. Pero por ahora consideraciones de mayor entidad...

     JUDAS. -�Cuánto me alegro!... (Al fin D. CLEOFÁS procura desasirse de D. JUDAS, y va a la mesa; pero D. MANUEL, que ha estado informándose del fondista, corre a su encuentro y lo abraza.)

     MANUEL. -�Sr. D. Pascual, mi dueño!

     CLEOFÁS. -�Piedad, señor, piedad!

     MANUEL. -Puedo esperar...

     CLEOFÁS. -Sí, señor. (Queriendo ir a la mesa.)

     MANUEL. -Que me perdone usted...

     CLEOFÁS. -Sí, señor. (Ídem.)

     MANUEL. -Aquella grosería.

     CLEOFÁS. -Sí, señor. (Ídem.)

     MANUEL. -Como no tenía el gusto de conocer a usted...

     CLEOFÁS. -(�Ay! �Qué trabajo es ser rico!) �Quiere usted dejarme comer en paz?

     MANUEL. -Es necesario que me prometa usted comer conmigo mañana.

     CLEOFÁS. -Mañana no puede ser: estoy convidado.

     MANUEL. -Pues pasado mañana.

     CLEOFÁS. -Estoy convidado.

     MANUEL. -El jueves.

     CLEOFÁS. -Estoy convidado.

     MANUEL. -El viernes...

     CLEOFÁS. -El viernes..., no faltaré.

     MANUEL. -Sin falta.

     CLEOFÁS. -Sin falta. Pero hoy es lunes... y yo también como los lunes; conque si usted quiere dejarme...

     MANUEL. -�Sr. D. Pascual! (Va a abrazarlo, pero D. CLEOFÁS se escapa por debajo.)

Escena XIX

Dichos, VARIOS CONVIDADOS, DOÑA LUISA.

     CONVIDADO 1�. -Sr. D. Pascual, (Al tiempo de ir D. CLEOFÁS a la mesa le rodean los convidados de la boda.) celebro mucho...

     CLEOFÁS. -�Misericordia!... �Misericordia!...

     MANUEL. -(A LUISA.) Ahí tienes a D. Pascual de la Ribera, el amo de esa fábrica, hombre millonario. Yo no le conocía, y le tomé esta mañana por un loco; pero ya he reparado mi falta convidándole a comer el viernes. Es un excelente sujeto, (A los convidados.) Este es el Sr. D. Pascual...

     JUDAS. -(A Ídem.) Aquí tienen ustedes el hombre que tanto deseábamos conocer, y que me hace el honor de comer conmigo el jueves; es muy digno del aprecio general por sus virtudes; y yo espero que me cuente en el número de sus verdaderos amigos, porque lo soy suyo de corazón, (Le abraza.) de corazón.

     CLEOFÁS. -Yo suplico a ustedes que me dejen comer, porque los cumplimientos en ayunas sientan muy mal; y después me entregaré a ustedes para que me descuarticen si les da la gana. Tengan ustedes compasión, que estoy con el chocolate, y... con dos mil de a caballo... �Jesús! �Jesús! �Jesús!... (Al fin se escapa, llega a la mesa y se sienta.) �Hola! Parece que no han perdido ustedes el tiempo. Felizmente yo estoy acostumbrado a comer de prisa; a ver, a ver... (Se hace plato.)

Escena XX

Dichos, UN ALGUACIL.

     ALGUACIL. -�Quién es aquí el Sr. D. Pascual de la Ribera? (Al fondista.)

     FONDISTA. -Aquél, aquél que está allí...

     CLEOFÁS. -(A un mozo que quiere llevarle el plato.) �Eh, eh, mozo, mozo, espera, hombre!... �Cáspita, qué vivo eres de genio! (Al llegar el tenedor a la boca, el alguacil le detiene el brazo, y con la otra mano le quita el plato y se lo da al mozo.)

     ALGUACIL. -Sr. D. Pascual...

     CLEOFÁS. -�Qué se ofrece?... �Qué es esto!...

     ALGUACIL. -Tenga usted la bondad de venir conmigo.

     CLEOFÁS. -En comiendo iré donde usted quiera.

     ALGUACIL. -No, señor. La orden que tengo es de llevarme a usted a Madrid en el momento, en calidad de preso, a disposición de su señoría, sin permitirle absolutamente que coma.

     PASCUAL. -(Esto es cosa de mi primo. �Qué tal! �Mira si se ha descuidado!)

     GASPAR. -(Este hombre te ha servido hoy de mucho.)

     CLEOFÁS. -�Sin permitirme que coma! Hombre, no he visto nunca esa ley en la Novísima Recopilación.

     ALGUACIL. -Esa es la orden que traigo.

     CLEOFÁS. -(Se levanta.) Pues señor, todo el infierno se ha soltado hoy para dejarme sin comer... Hasta la curia.

     PASCUAL. -(�Y qué partido tomará ahora este buen hombre?)

     CLEOFÁS. -Pero señor alguacil, déjeme usted comer siquiera un calabacín, y usted puede echar un trago...

     ALGUACIL. -Señor, no me es posible. Ya ve usted que me comprometo...

     JUDAS. -Estoy aturdido. (A los convidados.) �Qué será esto?... Un hombre como don Pascual... preso... Debe ser cosa muy gorda.

     MANUEL. -Alguna calumnia, sin duda...

     JUDAS. -O alguna quiebra fraudulenta...

     CLEOFÁS. -Pero señor alguacil, sepamos qué quiere usted conmigo.

     ALGUACIL. -Señor, me ha mandado su señoría terminantemente que en el momento conduzca preso a Madrid al Sr. D. Pascual de la Ribera.

     CLEOFÁS. -�Y es tan grande mi delito que me condenan a muerte de hambre? �Ni siquiera merezco que me ahorquen después de comer?

     ALGUACIL. -Yo no sé nada. Conque... cuando usted guste...

     CLEOFÁS. -(Pues señor, �qué haré en este lance? �Descubrir que no soy D. Pascual y pasar por embustero, o ir a la cárcel? De todos modos, este Cancerbero no me deja comer... No, no; más vale soltar la mascarilla que ir a poder de don Fermín.) �Conque no hay remedio? �Usted se halla decidido a no dejarme comer?

     ALGUACIL. -No puedo menos: esa es la orden, y...

     CLEOFÁS. -�Ni siquiera una chuletita?

     ALGUACIL. -Nada: no me es posible.

     CLEOFÁS. -Pues señor, una vez que no hay remedio, escuche usted una palabrita aparte. (Habla aparte con el alguacil.) Voy a declararle a usted un secreto. Sepa usted que yo no soy D. Pascual de la Ribera, ni lo he soñado.

     ALGUACIL. -�Cómo es eso?

     CLEOFÁS. -Escuche usted, hombre de Dios. Esa comida que ve usted la encargó un criado de D. Pascual, de orden de su amo, el cual ya no puede tardar. Yo oí el recado... �Yo, poéticamente hambriento!, y me dejé llevar de la tentación de fingirme D. Pascual y pedir la comida. Déjeme usted engullir un poco, por San Juan Ante-portam-latinam, y yo le aseguro a usted que antes de diez minutos tiene usted aquí a ese D. Pascual...

     ALGUACIL. -No ve usted que está bien conocido que ese es un ardid de que se vale usted..., un subterfugio...

     CLEOFÁS. -Pero hombre de Satanás, �tengo yo cara de ser rico, ni de llamarme don Pascual? Míreme usted con reflexión.

     ALGUACIL. -No logra usted sorprenderme. Patrón...

     CLEOFÁS. -�Hombre, que me pierde usted!

     ALGUACIL. -Patrón. Diga usted...

     CLEOFÁS. -�Por las once mil vírgenes!...

     ALGUACIL. -El señor, �quién es?

     FONDISTA. -El Sr. D. Pascual de la Ribera.

     ALGUACIL. -(A D. CLEOFÁS.) �Lo ve usted? Señores, �este caballero no es el Sr. don Pascual de la Ribera?

     PASCUAL. -(Levantándose.) No señor. (Quitan la mesa.)

     CLEOFÁS. -(Al alguacil.) �Lo ve usted?

     PASCUAL. -D. Pascual de la Ribera soy yo.

     TODOS. -�Cómo!

     CLEOFÁS. -(Esto faltaba para coronar la fiesta...)

     PASCUAL. -Yo; sí, señores. Doy por recibidos los obsequios que ustedes me han prodigado en mi representante, y me ofrezco a su disposición.

     GASPAR. -Sí; pero vámonos pronto, no lo huelan los de la fábrica y vuelvan de nuevo.

     PASCUAL. -Vamos, señor alguacil: ya puede usted contarle a mi primo que por muy listo que ha andado, he ganado yo la apuesta, y he comido delante de usted. (A D. CLEOFÁS.) Amigo mío, usted me ha libertado de la tempestad, y yo le doy las gracias.

     GASPAR. -(A D. CLEOFÁS.) Sr. D. Pascual de la Ribera, a la disposición de usted. �Ah! �ah! �ah!

     TODOS. -Adiós, Sr. D. Pascual de la Ribera. �Ah! �ah! �ah!... (Vanse.)

     FONDISTA. -(Ofreciéndole un papel con palillos.) �Quiere usted un palillo, Sr. D. Pascual?

     CLEOFÁS. -Señor estofado, no abuse usted del hambre pública. Vaya usted enhoramala.

Escena XXI

D. CLEOFÁS.

     �Adiós, Vista Alegre... para los que han comido: triste y funesta para mí! �Caiga sobre ti mi gástrica maldición! �Yo quedarme sin comer!... Si encontrase alguno que me convidara a cenar... (Al público, dirigiéndose a la derecha.) �No hay nadie por aquí que guste de cenar acompañado?... Nada. (A la izquierda.) �Ni por aquí tampoco?... No hay remisión. (Al medio.) Por aquí me parece que hay más filantropía... Me engañé. �Conque será posible que hoy ayune tan bárbaramente, a pesar de los repetidos esfuerzos de mi genio gastronómico? �Será posible que cuantos me rodean se hallen tan poco dispuestos a satisfacer las reclamaciones de mi desierto estómago? Será posible que... (Mirando de repente a la tertulia.) �Hola! �Es a mí? �A cenar? Allá voy. Señores, con el permiso de ustedes.

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