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ArribaAbajo- XL -


La requisa a los presos. -El cartelero. -Los reniegos. -Los planes del presidario


    Por su turno al otro día,
que fue lunes, le tocó
venir de guardia al presidio
al grandote Masramón;
esa mañana también  6200
después de nacer el sol,
lo mesmo que al patroncito
don Silvestre le ofreció,
el herrero del presidio
al Mellizo le sacó  6205
la cadena, y un grillete
livianito le dejó.

    En el istante después
que el herrero se largó.
con la cadena en la mano,  6210
ya el Mellizo principió.
-240-
a recibir parabienes
de los presos que al redor
se le juntaron, y entonces
Luis allí les afirmó  6215
que en un mes, a más tardar,
salía de la prisión:
sigún promesa formal.
del tribunal superior.

    Al oír esto, un presidario  6220
que estaba en la reunión
de los felicitadores
¡ché, ché!307 dijo, y se riyó;
diciéndole a Luis: -Amigo,
podrán largarlo, si no  6225
se les cuaja la memoria
a sus jueces, porque son
o se hacen olvidadizos;
ansí es, amigo, que yo
de esas promesas me río  6230
desengañao; y ya no
hago caso de ninguna
desde que se me ofreció
hace un año el que saldría
en libertá, y ya van dos  6235
y ocho meses há que sigo
apretao; y sabe Dios
si mi juez anda en el mundo
o el diablo se lo llevó.

    -Dice bien el compañero,  6240
dijo otro preso barbón;
pues a mí que siempre tuve
-241-
empeños y proteción,
mesmo, ansí, me han engañao.
fiero más de una ocasión;  6245
por lo que estoy convencido
que todos los jueces son
¡unos hijos de la gran
pulida que los parió!
y ¡ah, malhaya, en los infiernos  6250
los viese ardiendo en montón!

    Oyendo tales reniegos
motivaos o sin razón,
decía Luis entre sí:
qué me importa, dejenlós  6255
a esos diablos que me olviden;
lo que deseo es que no
se olvide de mí el alcaide;
y luego, a los jueces, yo
les sabré sacar el cuerpo308  6260
el viernes; espero en Dios.

    Don Silvestre en ese istante
a la crujía dentró,
otra vez con el herrero;
y que formase mandó  6265
en fila a los presidarios
mandato que se cumplió
con la más pronta y humilde
obedencia a Lobatón.

    Alviertan, que en el presidio  6270
se hace ansí una vez o dos
por semana, y luego, en esa
-242-
repentina formación,
va el herrero registrando
si están limadas o no  6275
las chavetas de los grillos,
o grilletes, porque son
muy diestros los presidarios,
tocante a esa operación
de sacarse las prisiones  6280
en cualesquier situación.

    Finalmente, don Silvestre,
la requisa309 presenció,
y no hallando novedá,
para la puerta rumbió  6285
en retirada; y entonces
junto al Mellizo pasó,
a quien sólo una mirada
de antoridá le pegó.

    Esa seriedá al istante  6290
el Mellizo la entendió,
pues, apenas don Silvestre
de la crujía salió,
Luis decía en sus adentros
«Andá, bellaco mandón,  6295
que no pierdo la esperanza
de montarte mansejón

    Esa mañana a las siete
o algo más se relevó
en el presidio la guardia:  6300
y a las nueve le tocó
la centinela en un patio
-243-
al soldado Masramón,
que al ver a Luis sin cadena
el Gallego se alegró.  6305

    El Mellizo que con ansia
estaba esperandoló,
para hacerle una tantiada,
luego no más se arrimó
a Cruz y le dijo: -Amigo,  6310
como se lo dije yo,
muy pronto voy a salir
en libertá, crealó
pues ya me ve sin cadena,
y el viernes, sepaseló,  6315
que en compaña de un soldao
saldré a pasiar, sí, señor
sin falta...

-Pues, aparcero,
dijo ufano Masramón:
el viernes, precisamente,  6320
acá de guardia entro yo;
de modo, que si usté gusta
el que salgamos los dos,
francamente, sin rodeos
desde ahora digameló  6325
pues, sin tapujos le alvierto,
que con esa prevención
del cabo310 del primer cuarto,
a costa de un rial o dos,
o algo más si es necesario,  6330
conseguiré, crealó,
-244-
que el viernes cuando usté salga
vaya en su compaña yo.
¿Qué le parece mi plan?

    -Lindo, amigo; pero no  6335
permitiré, dijo Luis,
que gaste usté cuando yo
siempre tengo algunos riales
aquí a su disposición.
Con que ansí, permitamé  6340
aviarlo; y ya le entregó
una cocorita311 rubia
de dos pesos de valor,
diciéndole: velay, tome
estos medios, gastelós;  6345
y si acaso no le alcanzan,
¡qué Cristo! digameló
al trairme las portaviandas.
Ahora, separemonós,
y luego platicaremos,  6350
si se presenta ocasión.
Con que, hasta luego, amigazo,
-Vaya, aparcero, con Dios,
dijo Cruz; y la comida,
ya usté sabe de que yo  6355
se la llevo en el istante
que la trai el changador.

    Dicho esto, se separaron
el Mellizo y Masramón.

    De propósito, lueguito  6360
Luis enfermo se fingió;
-245-
y, cuando las portaviandas
trajó Cruz, se las volvió
el presidario, y le dijo:
-Vaya, amigo, Masramón,  6365
y disfrute con su cabo
de esa comida, pues yo
acá estoy medio encogido,
sufriendo un retorcijón
en las tripas, y no pienso  6370
comer nada hasta que no
se me ablande la barriga
y se me pase el dolor;
para lo que le suplico
que me compre un rial de ron,  6375
y acabando de comer,
si puede, traigameló.

    Velay, tome una peseta;
el otro rial gasteló
en buen vino, y con su cabo  6380
a mi salú bebanló.

    Ansí fue; poco más tarde
Cruz con el Mellizo habló
otro rato, y por la reja
del presidio le escurrió  6385
como chispa, ocultamente,
la vejiga con el ron,
del cual dos terceras partes
ya las traiba Masramón
en el buche, pues de veras  6390
el hombre era chupador.

    Ansí en chispa, dijolé
al Mellizo: -Pues, señor,
-246-
he comido con el cabo
y me ha dao un alegrón  6395
al haberme prometido
y asigurado que yo,
el viernes cuando usté salga,
iré acompañandoló.

    Ahora, pues, hasta ese día  6400
temprano, creo que no
le veré a usté por acá,
por la siguiente razón...

    El miércoles a la tarde
de imaginaria entro yo,  6405
y en la cuadra del cuartel
pasaré de velador
la noche, sin pestañar;
y el jueves, por precisión
me lo llevaré durmiendo;  6410
pero el vieres, crealó,
aquí de guardiá estaré:
no faltaré, no, señor.

    Con que así, todo está dicho,
aparcero Luis, y adiós.  6415

    Y ya en no verse hasta el viernes
se conformaron los dos.
-[247]-



ArribaAbajo- XLI -


La pulpería. -La seducción. -La borrachera de Cruz. -Las entrañas del mellizo


    El jueves, la más inquieta
noche atariada pasó
Luis, hasta que se limó  6420
del grillete la chaveta,
y después la asiguró.

    Maniobra que es muy sencilla,
cuando hecha la limadura,
la chaveta se asigura  6425
con ponerle una estaquilla
abajo, en la ojaladura.

    Pues toda barra en la punta
por donde pasa el grillete,
tiene un ojal, y ahí se mete  6430
la chaveta, y se le junta
la estaquilla que la apriete.

    Por fin, el viernes llegó,
y cuando la presería
salió al trabajo ese día,  6435
el alcaide resolvió
mandar trair de la crujía

    Al nene312 Luis, y para eso
-248-
pidió a la guardia un soldao
veterano y apropiao,  6440
como para fiarle un preso
que iba a salir custodiao.

    Un cabo, luego, al istante
le presentó a Lobatón
en vez de un hombre, ¡un hombrón!  6445
y el alcaide... ¡qué gigante!
dijo, al ver a Masramón.

    Tan serio, tan bien plantao,
y que, a más de ser grandote,
las patillas y el bigote  6450
le daban el engestao
de un temible soldadote.

    Ansí, don Silvestre se hizo
para sí esta reflexión:
«Este hombre de un manotón  6455
hecho una plasta al Mellizo
lo mete entre el alzapón.

    Eso, si Luis quiere juir;
pero ¿qué necesidá
tiene de juir, cuando está  6460
de un día a otro por salir
en completa libertá?

    Luego, yo; vamos a ver
por la orden que he recebido,
no dirán que no he cumplido  6465
ni faltao a mi deber,
si hoy el Mellizo ha salido.

    No hay, pues, por qué no dejarlo
-249-
que salga el mozo un ratito;
y, además, que al patroncito  6470
es preciso no engañarlo,
porque es muy buen amiguito.

    Sí, sí; lo voy a llamar
a Luis, pues ya son las diez,
y desde ahora hasta las tres  6475
de la tarde, puede andar
hoy por la primera vez.

    Eso sí, de limosnero
con una bolsa en el brazo
lo mandaré, por si acaso,  6480
que busque si algún pulpero
le da aunque sea un pan bazo313

    Después que estas reflexiones
el alcaide concluyó,
y que la bolsa dentró  6485
también en sus precauciones,
desde la puerta llamó...

    -¡Cabo de guardia. -Señor!
contestó un cabo arrogante.
-Mande usté que en el istante  6490
al preso Luis Salvador
me le pongan por delante.

    Lueguito se presentó
Luis, al lao de Masramón,
y allí el viejo Lobatón  6495
en la pareja miró,
a un poste, al lao de un horcón.
-250-

    Entonces, con altivez
al soldado le ordenó
-Vaya usté, custodieló  6500
a este preso, y a las tres
sin falta, traigameló...

    -Corriente: señor alcaide,
dijo Cruz; aquí estaré
a esa hora en punto, porque  6505
hasta ahora no dirá naide
que a mi obligación falté.

    Ahora, a usté alvertirle quiero,
díjole a Luis Lobatón;
que cumpla su obligación,  6510
pues sale de limosnero314
por la primera ocasión.

    Tome el saco: y salga ya,
sabiendo que son las diez;
y que sin falta, a las tres  6515
de la tarde, aquí estará
puntualmente: vaya, pues.

    Luis con la bolsa salió
diciendo entre sí: «¡A las tres,
viejo cochino, querés  6520
que vuelva a verte! ¡pues no!
¡hi-juna-pú... ya sabrés!»

    Tan fresco el viernes entró
-251-
Masramón a su servicio,
que, ni a despuntar el vicio315  6525
con un trago se animó
«Pues temprano, dijo, no
será bueno ni prudente,
que borracho me presente
al alcaide, de acá un rato;  6530
y ese diablo que no es ñato
me tome olor a aguardiente...
Pero, si Cristo clavao
en la cruz bendita y santa
pidió mojar la garganta,  6535
¿qué haré yo, pobre soldao,
estando desgañotao
como estoy por la sequía316?
De la cual me aliviaría,
si ahora lograse, por suerte,  6540
tomar algo chirle y fuerte,
aun cuando fuera lejía.

    O si pudiera largarme
hasta el boliche, allá en frente,
con dos dedos de aguardiente  6545
quizás podría aliviarme;
pero, no debo meniarme
de aquí, para no arrejar
a que me mande llamar
el alcaide redepente,  6550
y si no voy prontamente
ponga a otro hombre en mi lugar.»
-252-

    En esta lamentación
triste se hallaba el soldao,
al tiempo que fue llevao  6555
delante de Lobatón,
quien con un tono mandón
al Mellizo le entregó,
diciéndole: «Lleveló,
bajo la conformidá  6560
de que usté responderá
por el preso. Entiendaló.»

    Cuando apenas se largaron
del presidio puerta afuera,
al llegar a la primera.  6565
boca calle, la doblaron;
y lueguito se apariaron,
después de haber calculiao
Masramón, por decontao,
en empinar pronto el codo:  6570
y el Mellizo en pagar todo
hasta mamar al soldao.

    Este, cuando se arrimó
al costado del Mellizo,
diciendo: «¡No te preciso!»  6575
la bayoneta envainó;
y luego dijo: -Esto, yo,
aparcero, francamente,
lo hago ansí, porque la gente
no crea que voy llevando  6580
a un preso, sino de que ando
con un amigo o pariente.

    Luego, usté trai tan cubierto
su grillete, que no hay Cristo
-253-
que pueda háberselo visto:  6585
por Dios, que me caiga muerto317!
Pero sepa, que ahora alvierto
a modo de un retorcido
de tripas, que me ha venido,
sin duda alguna, porque  6590
a el alba me levanté,
y hasta ahora ni agua he bebido.

    -Pero, ¡qué casualidá!
dijo Luis; porque yo siento
en este mesmo momento  6595
igual incomodidá.
Siendo ansí, bueno será
que a una pulpería entremos,
donde solos nos sentemos
y como buenos amigos,  6600
sin mirones ni testigos,
la mañana tomaremos.

    Porque es pesada molienda
estar frente al mostrador,
de parao, cuando es mejor  6605
sentarse en cualquier trastienda;
aunque el pulpero nos venda
lo que valga dos, por tres,
muchísimo mejor es,
en la trastienda sentarse,  6610
tomar allí sin cansarse
y salir en paz después.

    -Bueno, pues: dijo impaciente
el soldado, por chupar;
-254-
sígame, vamos a entrar  6615
a esa trastienda, allí enfrente,
donde afortunadamente
es mi amigazo el pulpero,
porque fuimos compañeros
en un mesmo regimiento;  6620
y en su trastienda contenta
nos recebirá, aparcero.

    Convenidos, se apuraron
desde luego a caminar,
y al istante de llegar  6625
a la trastienda dentraron;
y allí al patrón lo encontraron,
el cual, viendo a Masramón
-¡Ché! le dijo, ¡en qué ocasión
se te ha ocurrido venir!  6630
Pues ahora acabo de abrir
un barrilito de Ron.

    -¡Qué suerte! Pues, camarada,
le dijo Cruz al pulpero;
traime acá un vaso, ligero...  6635
-Amigo, un vaso no es nada,
dijo Luis; de una sentada
yo me lo pienso secar318.
Siendo ansí, ¿a qué hemos de andar
con vueltas? Tráigase el frasco,  6640
patrón; pues naides le hace asco
al ron, cuando es rigular.

    El pulpero, ¡qué más quiso!
dos vasos luego llenó,
-255-
por los cuales le pagó  6645
una peseta el Mellizo;
pero, a Cruz no fue preciso
decirle: pruebe, aparcero;
porque del beso primero
que a su vaso le pegó,  6650
en el buche se lo echó
como en un resumidero.

    Después de eso, Masramón
le dijo a Luis: -Digamé,
aparcerito, ¿por qué  6655
lo veo medio tristón?

    -Amigo, es por la razón,
le dijo Luis, de que ayer
como no lo pude ver,
ni usté tampoco me vio,  6660
no pude decirle yo
lo que ahora le haré saber.

    Ayer, como siempre, vino.
trayéndome la comida
el changador, y en seguida  6665
me dijo, que mi padrino,
por estar fiero el camino,
y pantanoso un bañao,
el hombre se ha demorao,
y que sólo llegaría  6670
el domingo a mediodía;
por eso estoy disgustao.

    Pues usté se acordará
que por hoy, si yo salía,
derecho a casa quería  6675
-256-
que fuésemos: ¿no es verdá?
Pero, hoy ¿a qué? ¡si no está
allí más que el cocinero
y otro viejazo portero,
que nada nos pueden dar!  6680
Ansí, iremos a pasiar,
si es de su gusto, aparcero;

    O, al Güeco de Cabecita
vamos, a la pulpería
que tiene una hermana mía;  6685
adonde alguna cosita
nos ha de dar mi hermanita:
como ser un buen asao,
güevos fritos o pescao;
en fin, allá comeremos,  6690
y puede ser que logremos
algún matambre arrollao.

    -Pues, justamente, aparcero,
dijo Cruz; por ahí cerquita
al Güeco de Cabecita,  6695
tengo un pariente chanchero,
diaonde, si vamos primero
que a casa de su hermanita,
yo llevaré otra cosita,
de lo de mi amigo viejo:  6700
¿sabe lo qué? ¡un vino añejo
que a los muertos resucita!

    -Pues bien, amigo; rumbiemos,
si usté quiere, desde acá,
y comeremos allá,  6705
aunque dos pesos gastemos;
y allí entonces probaremos
-257-
ese resucitador
vino añejo superior,
después que ahigamos pelao  6710
un costillar adobao,
que es bocado ¡de mi flor!

    -Listo, dijo Masramón,
vamos; pero necesito
para abrir el apetito  6715
otra cañita319 de ron.
Pues, alcáncele, patrón;
díjole Luis al pulpero,
que no anduvo tan ligero
en llenarle a Cruz el vaso,  6720
como este en doblar el brazo
y echárselo al tragadero.

    Cuando entre los dos vaciaron
el frasco hasta la mitá,
dijieron; vámonos ya,  6725
y la trastienda dejaron
desde adonde enderezaron
de acuerdo a la chanchería;
y al dejar la pulpería
para largarse a comer,  6730
apenas podrían ser
las once y media del día.
-[258]-



ArribaAbajo- XLII -


El hueco de cabecita. -La plaza nueva. -La agonía de las ollas. -La hambruna. -La chanchería. -Los asesinatos. -La fuga


    Iban por la Plaza nueva,
cuando ya Luis maquinó
encender un cigarrillo  6735
en un candil que miró
prendido y relampaguiando,
arriba del mostrador
de una de aquellas esquinas,
a la cual Luis se metió  6740
con su aparcero, y le dijo
¡Eh, pucha, que hace calor!
Ansí, aquí de buena gana
tomara un refresco yo,
si usté gusta acompañarme.  6745

    A eso Cruz le contestó
-¿Refresco dice? No, amigo:
tome usté solo; que yo
tengo por vicio y virtú
el ser hombre seguidor  6750
de lo que empiezo a tomar.

    El Mellizo comprendió,
porque con una sangría320
-259-
pidió un vasito de ron,
que, ni bien se lo pusieron  6755
arriba del mostrador,
cuando el Gallego, de una hebra321
entero se lo embuchó.
¡La pu...janza, qué garganta,
tenía el tal Masramón!  6760

    Cuando salieron de allí,
el hambre los apuró,
porque eran las doce en punto;
pues San Nicolás322 tocó
la agonía de la ollas323,  6765
y ya en chaucha Masramón
iba escupiendo una babas,
a manera de almidón,
y echándoselas encima
él mesmo, por distración;  6770
que sufría en el encuentro,
ansí es que de cuando en cuando
pegaba su tropezón.

    Por fin, galguiando el soldao
y cuasi ciego llegó  6775
a la esquina del chancero,
que era viejo barrigón,
llamándose casualmente
don Cirilo Tinajón.
Además, era achacoso  6780
a causa de un burujón
-260-
que sufría en el encuentro
desde un golpe que se dio
al cair en un albañal,
cierta noche que salió  6785
de rezar una novena,
porque era muy santulón.

    Por fin, era el don Cirilo
pariente de Masramón,
un maturrango infeliz,  6790
trajinista, bonachón,
medio sordo o sordo y medio;
pero un hombre tan collón
que de todo se asustaba.

    Luego, era muy dormilón,  6795
pues ya estaba morronguiando
allí atrás del mostrador,
y por echarse a dormir,
al tiempo que Masramón
conociendo la sordera  6800
del viejo, se le metió
a la esquina y de cerquita:
¡Buenos días! le gritó.

    El chanchero sosprendido
los ojos se refregó;  6805
y después, con buen agrado,
cuando a Cruz lo conoció
(como acostumbran los sordos),
bajito le replicó
-¡Qué buenos días, pariente,  6810
viene a darme; si ya son
las doce y media! Adelante
¿Diaónde sale; ya comió?
-261-
-A eso es a lo que venimos
acá, dijo Masramón,  6815
con este amigo, que es mozo
platudito y gastador;
a quien le he dicho que usté
tiene un vino superior,
y también buenos bocaos...  6820
-Ya se ve, por el olor,
dijo Luis también a gritos;
y, si nos deja el patrón
que entremos a la trastienda,
allá sí, con gusto yo  6825
estos riales gastaré:
y encima del mostrador
le puso dos pesos fuertes,
diciéndole: -Guárdelos,
patrón viejo, como suyos;  6830
porque, de su casa yo
no me de ir sin redetir324
esos tejos325 y otros dos
si es preciso, a fin que usté.
nos quiera hacer el favor  6835
de darnos para comer
de lo bueno... lo mejor.
-¡Dos duros! dijo el chanchero
entre sí... Muy bien, señor;
comerán perfeutamente  6840
entren pues... Y les abrió
paso para la trastienda,
que era un rancho del grandor
de siete varas en cuadro,
-262-
sin enladrillao, y no  6845
tenía más que una puerta
a la calle, que la abrió
don Cirilo cuando entraron
el Mellizo y Masramón,
por otra puertita chica  6850
que usaba el viejo patrón
para pasar de la esquina
al cuarto del bodegón.

    En ese cuarto, la yunta
de Luis y Cruz se sentó;  6855
y en una mesa estrechita
se acomodaron los dos,
sentándose frente a frente
en un banco Masramón
y en otro igual el Mellizo;  6860
que, ni bien se acomodó,
cuando muy afable al viejo
chanchero se dirigió
a gritos, diciendolé:
-Vamos a ver, pues, patrón  6865
para principiar, le pido
que nos haga por favor,
una fritada de güevos
con chorizos y jamón:
luego, un costillar de adobo,  6870
pan blanco, vino carlón,
aceitunas, dos chicholos,
queso fresco... y... Se acabó.

    Con esta balaca326 el viejo
-263-
muy contento se largó,  6875
puso un anafe a encender
con virutas y carbón;
y para no perder tiempo,
mientras el fuego prendió,
junto a la mesa el chanchero  6880
del cuerpo se desató
su delantar, que tenía
más cochambre327 que algodón,
y a la moda de su tierra
en la mesa lo tendió.  6885

    Luego, sobre el delantar,
como pudo, acomodó
dos cucharas de metal,
la una de cabo rabón,
la otra aujereada en el medio,  6890
pero no cosa mayor:
después, dos vasos de estaño,
y de su vino carlón
medio frasco hasta el gollete,
y al mesmo tiempo un porrón  6895
de agua fresca, que al mirarlo
hizo un gesto Masramón;
pero, que no hizo lo mesmo
el Mellizo, cuando vio
que el viejo puso un cuchillo  6900
de una tercia de largor,
puntiagudo como alesna,
aunque medio gastadón.

    Cuando el viejo todo aquello
-264-
en la mesa colocó,  6905
a poco rato después
que los güevos se friyó,
se vino con dos hogazas328
y en la mesa las soltó;
y, echando pringues de grasa,  6910
al mesmo tiempo plantó
el sartén con la fritada
de unos veinte o veintidós
güevos, con cuatro chorizos;
pero, ni bien colocó  6915
el sartén sobre la mesa,
cuando ya lo levantó
más limpio que una patena;
porque el buitre Masramón
a cucharadas los güevos  6920
se los tragaba de a dos...
¡Qué buche! ¡Barbaridá!
Y ¡qué pipa! ¡santo Dios!

    Ansí, luego el medio frasco
con los güevos se acabó;  6925
y, a que le pidieran otro,
el chanchero no esperó,
porque lo trujo al istante;
de lo que Luis se alegró,
reparando que bebía  6930
ahugándose Masramón.
Últimamente, el adobo,
y todo cuanto pidió
Luis que trujiera el chanchero,
lo trajo, y ahí se quedó  6935
-265-
de parao junto a la mesa
jipando329 de cansadón.

    Entonces le dijo Luis:
-Pero, siéntese, patrón,
aquí junto con nosotros,  6940
y descanse; si es que no
le debo algo por el gasto,

    -Ya estoy pagado, señor,
si usté no pide otra cosa,
el chanchero respondió.  6945

    -Nada más se nos ofrece,
el Mellizo replicó;
y, si no le molestamos,
eso sí, permitanós
acabar nuestra comida;  6950
y, apenas sean las dos
de la tarde, nos iremos
con mi amigo Masramón.
Con que, vaya a descansar
a su gusto, y dejenós.  6955

    El chanchero, que en su vida
ni una siesta perdonó
sin dormir, dijo: -Muy bien:
voy a sentarme... Y salió
renguiando330 para la esquina,  6960
donde cansao se sentó;
y sigún su maña vieja,
recostao al mostrador,
-266-
al istante de sentarse,
como un tronco se quedó.  6965

    En el momento que al viejo
los ronquidos le sintió,
y al mesmo tiempo que Cruz
a cabeciar principió,
bajo las asentaderas331  6970
el Mellizo se escondió
el cuchillo de la mesa.

    A ese tiempo, Masramón
estaba ya como una uva,
o lo mesmo que un pichón  6975
de loro, que la cabeza
menea bamboleador:
porque aquel su ponderao
vino resucitador
era puro aguardientazo,  6980
mezclado con ¡qué sé yo!...
de suerte que, a lo infinito,
el pobre Cruz se apedó
y a bostezar soñoliento
por la tranca principió.  6985

    A eso de la una y tres cuartos,
cuando el sueño lo apuró,
y después que enteramente
hasta el buche se llenó,
el soldao le dijo a Luis,  6990
en un tono secarrón
-Aparcero, es tardecito,
vamos retirandonós.
-267-

    -¡Qué tarde ha de ser, amigo!
el Mellizo contestó;  6995
le parece a usté no más
nos iremos a las dos,
ansí que medio asentemos
los chorizos...

-No, señor,
no me parece: que es tarde,  7000
el soldado replicó;
y el presidio está lejazos
no embrome, pues; vamonós,
y, por su madre, no me haga
faltar, a mi obligación...  7005
Pero se dejaba estar
en su banco Masramón.

    Todo el volcán del infierno
Luis entre el cuerpo sintió,
al conocerle al soldao  7010
la firme resolución
de arriarlo para el presidio,
diciéndole: «vamonós,
y no me haga, por su madre,
faltar a mi obligación».  7015

    Las entrañas al Mellizo,
cuando ansí Cruz lo apuró,
le comenzaron a hervir,
y le ardía el corazón
al fuego de los istintos  7020
feroces de saltiador;
pero su ira y su despecho
un istante sofrenó
para decirle al soldao:
-268-

    -Bueno, amigo, vamonós;  7025
déjeme armar un cigarro...
Pero, ¡ahi-juna! lo que armó
fue medirlo bien a Cruz,
pues que ni tiempo le dio
para levantarse nunca,  7030
porque el Tigre le prendió
una sola puñalada
tan mortal y tan feroz
que le rompió dos costillas,
y al lado del corazón  7035
¡hasta la mesma virola332
el cuchillo le sumió!

    Ni ¡Jesús! dijo el soldao:
solo apenas se ladió,
y allí sin dar un suspiro  7040
muerto en el suelo quedó.

    El chanchero, aunque era sordo
como un tapial, dispertó
por su desgracia al istante
en que Masramón cayó,  7045
muerto allí junto a la mesa,
adonde se agazapó
junto al dijunto el Mellizo,
esperando a que el patrón
se arrimase sin gritar,  7050
para trajinarseló.

    Ansí fue; el viejo renguiando
a la mesa se arrimó;
luego que dos bultos vido
-269-
abajo, y se presumió  7055
que allí Luis y su pariente
mamaos estaban los dos,
sin poderse levantar...
Pero ¡ah, Cristo! cuando vio
que estaba muerto el soldao,  7060
el viejo sólo exclamó:
¡Virgen mía del socorro!
cuando ya Luis lo cazó
del pecho de la camisa;
pero el tiempo le faltó  7065
para matarlo parao;
pues, tan fiero se asustó
el viejo, al verle los ojos
al Tigre, que se cayó
de espaldas acidentao;  7070
y en las uñas le dejó
las tiras de la camisa.

    Ansí mesmo el saltiador,
bajo de un sobaco al viejo
el cuchillo le enterró  7075
puñalada que el chanchero
entonces no la sintió,
porque, mas muerto que vivo,
fue que antes se desmayó.

    La puerta de la trastienda  7080
entonces Luis la cerró,
y saliendo por la esquina,
de abajo del mostrador,
donde tenía su cama
el chinchero, le robó  7085
el cuchillo, un poncho lindo,
-270-
veinte riales del cajón,
un buen rebenque, un yesquero;
y en pago, allí le dejó
el dijunto y el grillete,  7090
diciendo: «Ahora, vamonós.»

    Era el rigor de la siesta,
cuando el Mellizo salió
a la calle apresurao,
y disierta la encontró,  7095
de modo que a bocha-libre333,
a medio correr, llegó
luego al güeco de los Hornos,
donde por fortuna vio
a un caballo atao a soga  7100
con bozal y maniador,
cuyo animal se colige
que sería de algún pión
que allí estaría durmiendo;
porque Luis fue y desató  7105
el caballo, sin que naides
saliera a impedirseló.

    Ansí no más con bozal,
en pelos se le sentó
más livianito que un gato;  7110
y entonces recién salió
en camisa y calzoncillos
un hombre que le gritó
«¡Suelte, amigo, ese caballo!»
Cuando ya Luis se largó  7115
sobre el pingo echando chispas
-271-
como cuhete volador
pues, en colino de su dicha,
el flete era superior.
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