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Jornada III

Escena I

Una tienda en el campo cananeo.

(Sale SÍSARA solo, alborotado, de noche; y habrá un bufete con luces que se mueva, como con ruido de temblor de tierra.)

SÍSARA
   ¿Qué es esto? ¿Qué temblor tan estupendo
la tierra está moviendo?
   Descuadernadas crujen en tal guerra
las peñas, por ser huesos de la tierra.
   Y al fiero terremoto,
5
tirita el monte y titubea el soto.
   Con sus polos parece
que el orbe sacudido se estremece,
   ya que greña de árboles confusa,
por cabello del monte se espeluza.
10
VOCES

(Dentro.)

    ¡Temblor, temblor!
SÍSARA
El campo ya se altera.
¡Oh, qué noche tan triste y agorera!
   ¡Otro presagio más! ¡Otro portento!
Mas, ya cesó el furioso movimiento,
   dejando en señas brutas
15
hendidas quiebras y asomadas grutas;
   quizá porque a matarme se provoca,
me abre el suelo un sepulcro en cada boca.
   Ya los hados repiten más severos
amenazas en trágicos agüeros,
20
   pero su amago fue burlada suerte,
en quien no teme al cielo ni a la muerte.
   Pero, que tiemble el mundo deste aliento
con que asolar intento
   al pueblo hebreo, que asaltarme piensa,
25
mientras se tiñe el globo en sombra densa,
   y duerme el Delio, epílogo de luces,
zabullido en cristales andaluces.
   Mas, velando aquí el alba ha de cogerme,
que aun no es soldado el capitán que duerme.
30
   Divertiré la noche en las memorias
de mis pasadas glorias.
   ¡Ay Jael, ay amor nunca logrado!
Llegó el rey a saberlo, y enojado,
   no me habla de corrido o de celoso;
35
su ofensa vio, mas la calló, su esposo;
   que, aunque darme la muerte ahora intenta,
ni su enojo me asombra ni amedrenta,
   porque en belleza tal, si bien se advierte,
¿qué es lo que busco yo?
JAEL

(Dentro.)

Tu propia muerte.
40
SÍSARA
   ¿Qué es esto? Pues ¿Jael aquí se esconde?
Voz de Jael es ésta que responde.
   Jael ¿qué da en sus favores?
JAEL

(Dentro.)

   A mores.
SÍSARA
¿Quién los veda o los divierte?
45
JAEL

(Dentro.)

    La muerte.
SÍSARA
¿Quién la causará cruel?
JAEL

(Dentro.)

   Jael.
SÍSARA
De esta suerte en el vergel
de la beldad más florida,
50
son áspides de mi vida
amores, muerte y Jael.
   Mas, ¿qué es lo que he de temer?
JAEL

(Dentro.)

Mujer.
SÍSARA
¿Quién podrá frustrar mi amor?
55
JAEL

(Dentro.)

Valor.
SISARA
   ¿Y el valor quién lo asegura?
JAEL

(Dentro.)

Hermosura.
SISARA
Pues morirá mi ventura
si tales daños le embisten,
60
que no hay a quien no conquisten
mujer, valor y hermosura.
   ¿Quién me traerá a tal despeño?
JAEL

(Dentro.)

Sueño.
SISARA
¿Quién cortará mi esperanza?
65
JAEL

(Dentro.)

Venganza.
SISARA
¿Y quién logrará tal daño?
JAEL

(Dentro.)

Engaño.
SISARA
Pues trágica voz me advierte
que han de fabricar mi muerte
70
sueño, venganza y engaño.
   Mas, ¿quién así respondió?
JAEL

(Dentro.)

Yo.

(Vase.)

(Aparece LA MUERTE con alas negras, un clavo en una mano y un mazo en la otra. TúrbaseSÍSARA y sacando hasta media espada, cae, y pasa por el aire LA MUERTE, tocando dentro una trompeta ronca.)

SISARA
   ¿Qué es esto?
tente, bulto funesto,
75
el corazón se pasma,
   erízase el cabello, muere el brío,
corriendo por los tuétanos un frío.
   Turbado estoy, mas quiero
a este monstruo... Detente... pues mi acero...
80

(Cae desmayado.)

Escena II

Salen el CAPITÁN 1.º, LIDORO, VIGOTE, soldados y criados.

LIDORO

(Dentro.)

   Voces da el general, acudid guardas,
aprestando los arcos y alabardas.

(Salen todos.)

    Mas, ¿qué es esto? ¡Ay de mí!
CAPITÁN 1.º
¡Válgame el cielo!
LIDORO
Difunto yace Sísara en el suelo,
   con el acero a la mitad desnudo.
85
CAPITÁN 1.º
Nadie matarle pudo,
   pues nadie entró a la tienda ni ha salido
della.
VIGOTE
La burla ha sido
   pesada y excesiva,
pues han dado con él patas arriba.
90
LIDORO
   Los pulsos todavía aun dan señales
de reliquias vitales.
VIGOTE
   Los míos se alborotan, pues ya quedo
con un gentil calenturón de miedo.
LIDORO
   ¡Oh bravo capitán, oh adalid mío!
95
¿qué hado o qué dios fue tan impío
   que cortando el valor a tus deseos,
frustró a Canaán tan célebres trofeos?
   ¿Qué deidad te embistió? Dilo, pues te hablo.
VIGOTE
Él vio alguna fantasma o algún diablo.
100
LIDORO
   Pues menos que algún dios jamás pudiera
abatir otro tu altivez guerrera,
   ni todo el universo
borrar tus triunfos o eclipsar tu esfuerzo.
CAPITÁN 1.º
   El temblor de la tierra no fue acaso;
105
presagio ha sido de este gran fracaso.
VIGOTE
   Ello fue así que en tan medrosa guerra
debo de temblar yo, pues soy de tierra.
LIDORO
   ¿Qué dirá el rey Jabín si es que es ensayo
de su cercana muerte este desmayo?
110
   ¿Qué dirá nuestro ejército, si mira
su laurel abrasado en triste pira?
   ¿El mundo qué dirá, viendo de este arte
rendido a Jano y desmayado a Marte?
VIGOTE
   Dirán que se murió, cuando se note.
115
Mas, ¿qué dirá Vigote,
   si la dicha fantasma le arremete,
con algún pescozón por alcahuete?
CAPITÁN 1.º
   Quizás volverá en sí, mas di, ¿qué haremos?
LIDORO
De Jabín a la tienda le llevemos;
120
   sepa su majestad lo que ha pasado,
y tú, trae esas luces. ¡Oh cruel hado!

(Llévanlo los criados y uno coge las velas con que les va alumbrando.)

   ¡Oh inconstante fortuna!,
no el nocturno diamante de la luna
   con luminoso giro,
125
voltea por el célico zafiro
   más varia que tu rueda, pues previenes
volubles males a caducos bienes.

(Vase.)

(Asómase DINA al paño, embozada, de noche.)

VIGOTE
   Esto está ya oscuro, voyme.
¿Qué fuera, si este espantajo
130
que dio a Sísara la vuelta
me pegara algún porrazo?
Mas aquí he topado un bulto
más largo que un campanario.
Válgame un sastre sin uñas.
135

Escena III

Sale DINA.

DINA
¡Ah, Vigotillo, ah soldado!
VIGOTE
¡Esto es hecho! la fantasma
es amiga de mostachos,
ya que le pega a Vigote
ín capite calendario.
140
DINA
¿Hacia dónde estás?
VIGOTE
Estoy
entre narices y labios,
por ser Vigote. Mas diga,
¿es Ud. barbero acaso
que acude a raparlos?
DINA
Sí.
145
VIGOTE
¡Ay de mí! ¡que me ha topado!

(Encuentra con DINA que le coge y da gritos.)

¡Un jayán! ¡socorro, ayuda,
auxilio, favor y amparo!
¡Ay! que un diablo me arrastra.
¡Ay! que me lleva un endriago.
150
DINA
Calla, calla que soy Dina.
¿De qué das voces, menguado?
VIGOTE
Hablaras para mañana;
picarilla, juro a tantos
que estoy por molerte a coces
155
o por romperte los cascos.
DINA
¿Así pagas la fineza
de haber venido a tu campo,
de noche?
VIGOTE
¿No ves que ha poco
que con un hipocentauro
160
mayor que aquesa montaña
yo y Sísara peleamos?
Dio con Sísara en el suelo
y yo de dos cintarazos,
le rompí de la cabeza
165
unos diez o doce palmos,
con que fue rabo entre piernas
a curarse; mas, juzgando
que sus parientes y deudos
venían a darme un chasco,
170
pedí favor.
DINA
Miedo fue.
VIGOTE
Absit, miedo, ni pensarlo.
DINA
Yo y Jael hemos venido
mientras el nocturno manto
de gotas de oro salpican
175
las centellas de los astros.
Jael vino a ver al rey
y yo le seguí los pasos,
por gozar de tu presencia.
VIGOTE
Beso a vuesarced la mano
180
mi señora doña Dina,
por tan grande favorazo.

Escena IV

Sale el rey, de noche, escuchando.

JABÍN
Oscura veo la tienda
y escuché, si no me engaño,
decir en ella que a ver
185
al rey, Jael vino al campo.
Dioses, Sísara es leal;
mas ¿qué importa, si profano
aspiró ya a lo divino
de la beldad que idolatro?
190
Ya me atormentan sospechas
y mi celoso cuidado
ha de examinar la tienda,
por ver si, atrevido y falso,
Sísara la esconde aquí,
195
cuando yo el favor le gano,
según los pasos, acá.
VIGOTE
¿Que a la tienda del rey fue
Jael? De la reacción me espanto.
DINA
Habla paso, que oigo gente.
200
VIGOTE
Y uno se viene llegando.
JABÍN
Hola, ¿quién es? ¿con quién hablo?
DINA
Ay Vigote, éste es el rey,
y de un brazo me asió.
VIGOTE
Malo.
JABÍN
¿Quién eres?
VIGOTE
Di que Jael,
205
pues vino ella a visitarlo,
que es peor que sepa cómo
soy la horma de tu zapato.
Hazte Jael, que de noche
todos los gatos son pardos.
210
JABÍN
¿No respondes?
DINA

(Aparte.)

(Nuestro amor
quiero ocultar con mi engaño.)
Jael soy, Jabín invicto,
que obligada a tus halagos,
a tus finezas rendida,
215
vengo a lograr tus abrazos,
mientras ausente mi esposo
me concede bienes tantos.
JABÍN
¡Ay, Jael, no creo, no
esta ventura que alcanzo!
220
Mi grandeza admiro indigna,
mi bien, de favor tamaño.
¿Dónde hay dicha como aquésta?
¿Cuándo, en el solio más alto
la púrpura blasonara
225
favores tan soberanos?
No precio tanto en mi frente
aquel círculo dorado
que me rodea el copete
de piramidales rayos
230
cuanto esta fineza estimo,
cuanto este favor ensalzo.
Reina eres, ya te obedecen
los imperios que dilato,
desde el Líbano al Carmelo,
235
desde Azoret a Damasco.
DINA

(Aparte.)

   Turbada estoy. Ven Vigote,
mientras a Jael le traigo.
Finge tú y haz mi papel.
VIGOTE
¡Yo fingir! Pues si soy macho
240
y ella es hembra, ¿cómo puedo?...
DINA
Habla en tiple que volando
la traeré.
VlGOTE
No hagamos cosa
por donde yo pague el pato.
DINA
No temas, yo voy por ella.
245
VIGOTE

(Aparte.)

   Fuese, y solo me ha dejado.
¿Qué va que lo echo a perder,
con que me cuelga en un palo?
JABÍN
Habla, mi bien, no en silencio
calle el rubí de tus labios.
250
VIGOTE

(Aparte.)

   ¡Rubí mis labios! ¡Por Dios
que los hubiera empeñado!
Mas, pues ya un rey me requiebra,
vaya de tiple y finjamos.
JABÍN
Pídeme cuanto quisieres
255
que un rey tienes por esclavo.
VIGOTE

(Aparte.)

   (Bueno va, si no gozo
de la ocasión, soy un asno.)

(Finge la voz.)

Sólo quisiera un favor
que las damas de mi garbo
260
piden poco y con melindre:
¿hay un diamantillo o algo?
JABÍN
Mis tesoros serán pocos
mas, pues en el campo estamos,
esta real cadena honre
265
de tu cuello el alabastro.
VIGOTE

(Aparte.)

   Si hubiera dicho pescuezo
de mugre, hubiera acertado.
Estimo el favor por Dios,
que esto es ganarlo burlando.
270
Si así lo hacen las mujeres
viven muy a lo barato.
JABÍN
No tengo con qué pagarte
el favor de tu retrato.
Mas volvíselo a Cineo,
275
cuando le encontré cazando
y juzgo tiene más celos
desde que anoche en tu cuarto
quiso matarte, y me halló
a tu defensa arriscado.
280
VIGOTE
Es mi marido un bobillo,
es Cineo un mentecato;
valiente ganga, por cierto,
tener a un rey por hermano.
JABÍN
Llégate a mí.
VIGOTE

(Aparte.)

Si me llego
285
dará en la trama el olfato
y estoy temiendo ya darle
alguna estocada de ajos.
JABÍN
Dame tus brazos, mi bien.
VIGOTE
No quiero darte a retazos
290
nada, pues soy toda tuya
del copete a los zancajos.
JABÍN
Una mano.
VIGOTE
Estoy con mudas
y te daré dos mil ascos.
JABÍN
No te me apartes tan lejos.
295

(Aparte.)

   Cerca me quiere. ¡A los galgos!
juro a Dios, que tiene traza
de embestirme este barbado.
JABÍN

(Aparte.)

   (No juzgué que era tan necia
Jael, mas es ordinario
300
ser muy raro lo discreto
en quien lo hermoso es tan raro.)
¿Tienes amor?
VIGOTE
Mucha cosa.
JABÍN
No es tu voz ésa.
Guardaos.
VIGOTE

(Aparte.)

   (Descuideme.) Estoy ronquilla
305
de que ayer me dio un catarro.
JABÍN
Traigan luces, Jael bella,
tu rostro admire yo claro,
sin que embargue tu esplendor
nocturno borrón opaco.
310
Voy por luces.

Escena V

VIGOTE
Acabose, si traen luces
verá el rostro de un monazo.
¡Pobre de mí si él me coge!
Tres tratos de cuerda o cuatro
315
me manda dar, que aunque es rey
es hombre de malos tratos.
Mas mientras sale a mandar
que traigan luces, me salgo.
Quede con él Jael perro,
320
pues con la cadena parto.

Escena VI

Sale JAEL sola de noche.

JAEL
Mientras ausente mi esposo
consulta oráculo sacro
en Jerusalén, yo vengo
ya con ánimo arrestado
325
de matar al rey o Sísara,
pues veo al pueblo judaico
acosado y afligido
de sus bélicos desgarros.
Veinte años ha ya que llora
330
sus mortandades y estragos,
y no sé qué ardor me anima
a que vengue sus agravios.
El deseo de prender
a Sísara o de matarlo,
335
no se me logró, escribiendo
el billete de su engaño,
pues cogió el papel Cineo
que quiso matarme airado,
pero como vio que el rey
340
y Sísara lo estorbaron,
no sé yo con qué designio
cogió al instante un caballo
y a Jerusalén partió
antes que el délfico carro
345
cuajase al cerúleo globo
de brilladores topacios;
mas cuando vuelva hallará
muerto al uno o quizá a ambos.
Pues vine a eso, busco al rey,
350
que en su tienda no lo hallo;
pierdo a Dina, vuelvo a oscuras
y por las señas reparo
que ésta es la tienda de Sísara.
No hay luz. Estará acostado.
355
Y pues no hay rumor, despierte
de mortífero letargo.
Mas traen luz, aquí me escondo.

(Escóndese.)

Escena VII

Sale el rey con una hacha.

JABÍN
Traigo en persona la luz
por no fiarme de nadie,
360
ya que su tienda ha dejado
Sísara sola y a oscuras,
sin guardas y sin soldados.
Pero, ¿dónde está Jael?

(La busca.)

¿Habrase escondido acaso?
365
Buscarela que la luz
fue enemiga del recato.
JAEL

(Aparte.)

   ¡Ay de mí! que el rey me halló.
JABÍN
¿Cuando tan solos estamos
te escondes, Jael, de mí?
370
¿Cuando me buscas tú y cuando
en señal de hacerte reina
mi real cadena consagro
a tu cuello, te retiras?
Tu nueva mudanza extraño.
375
JAEL
¿Qué es esto? ¿Yo estoy en mí?
Tus razones, rey, no alcanzo,
¿tú me has dado a mí cadena?
¿tú en tu vida me has hablado?
JABÍN
¿Eso me dices ahora,
380
después que en tiernos regalos
favoreciste mi amor?
JAEL

(Aparte.)

   (Si está loco o dementado.)
¿Yo te he visto? ¿yo te hablé?
JABÍN
Válgame el cielo ¿qué encanto
385
es éste, que no penetro?
¿No me quedaste aguardando
mientras fui por esta luz?
¿No te cogí por un brazo?
¿No gocé de tus favores?
390
¿No merecí tus agrados?
¿Cómo padeció mudanza
tu amor en tan breve espacio?
¿La luz acabó mis dichas?
¿La luz trocó mis halagos?
395
JAEL
¡Qué es esto, cielos!
JABÍN
¿Lo niegas?
JAEL
Sí.
JABÍN
¿No fue así?
JAEL
Todo es falso.
JABÍN
¿No me hablaste?
JAEL
No te he visto.
JABÍN
¿No fui por luz?
JAEL
Es engaño.
JABÍN
¿No dijiste?
JAEL
Nada he dicho.
400
JABÍN
¿Luego estoy loco?
JAEL
Estaraslo.
JABÍN
¿Pues, a quién di...?
JAEL
¿Qué sé yo?
JABÍN
¿La cadena?
JAEL
No sé cuándo.
JABÍN
¿No fuiste tú?
JAEL
¿Cómo pude?
JABÍN
¿Pues estoy loco?
JAEL
Estaraslo.
405
JABÍN
Loco estoy sin duda y loco'
aunque así me has engañado,
en gozar lo que me ofreces
ningún agravio te hago.
Ya me han dicho que no me amas
410
tus fingidos desengaños,
mas, ¡qué importa, si yo puedo
con gozarte, despreciarlos!
Tú has venido a mi poder
de noche y sola te hallo,
415
la ocasión me da el copete,
amor me rinde sus lauros,
y cuando logre mi gusto,
no me presumas liviano,
pues lo deshonesto queda
420
en mujer que me ha buscado.
Gozarete, vive el cielo,
a pesar de enredos tantos,
tiranizando por fuerza
lo que me niegas de grado.
425

(Llégase a ella, la coge de los brazos y sácale JAEL la espada de la cinta, con que lo hace retirarse, poniéndole la punta.)

JAEL
Aparta, bárbaro rey,
o desde la punta al gancho,
vive Dios, tiña en tu sangre
el acero de tu lado,
porque vestida transforme
430
de las flores destos prados
los lirios en amapolas,
los jazmines en acantos.
¿Qué es un rey? ¿qué es un monarca
para que se atreva osado
435
a eclipsar de mi decoro
los resplandores bizarros?
¿Qué importa estar en tus manos?;
tu poder, ¿qué importa si
siempre libre, siempre intacto,
440
no habrá de vencer mi honra
ese apetito villano,
por más que le acometieran
tan poderosos contrarios?
que, tal vez, suele arrojarse
445
un barquillo al mar salado
a conquistar los favores
del más proceloso charco,
y apenas de azules ondas
rasga el cristal quieto y manso,
450
cuando todo lo enfurecen
los alborotos del austro,
o como en montes de vidrio
se encrespa el mar, asaltando
esa celeste muralla
455
con escalas de alabastro
y aunque la embistan sañudos
gigantes de espuma blancos,
que el mar preñado de vientos
cuajó en cristalinos partos,
460
aunque en sus hombros de nieve
arroje el barco tan alto
que lo chamuscara el sol
a no subir tan mojado,
y aunque contra él conspiren
465
en cada espejo un amago,
en cada diamante un riesgo,
y en cada perla un desmayo,
siempre exento y siempre libre
va encima del agua el barco,
470
hollando en sus crespas iras
del mar el copete cano.
Así triunfará mi honor
a tus pensamientos vanos,
aunque el poder y la fuerza
475
te apadrinara en mi daño.
Dícesme que pues te busco
al desdoro me abalanzo,
mas vine a daros la muerte
si quieres que te hable claro.
480
Buscábate, por matarte,
pues fuera este justo pago
de las lágrimas y sangre
que en Judea has derramado,
no porque mi honestidad
485
solicite menoscabos,
ni de un príncipe el poder
ni la fuerza de un tirano,
ni la oferta de un imperio,
ni el desvío de un trabajo,
490
ni lo áspero de un rigor,
ni de un cariño lo blando,
ni la sombra de un deseo,
ni la niebla de un aplauso.
No me sigas: guarte, rey,
495
que a Dios tienes enojado
y el amar tu propia muerte
te cuesta ya ese presagio.

(Vase, arrojando la espada.)

Escena VIII

JABÍN
Detente, traidora, aguarda...
mas, ¡ay de mi!, que, arrojando
500
mi espada en el suelo, huye
y entre su horrores pardos
la noche su bulto esconde
la noche oculta sus pasos.
¡Qué mal concuerdan con esto
505
la cadena y el retrato!

(Tocan cajas destempladas.)

Mas, ¿qué trágico rumor
el aire entristece vago?

(Salen LIDORO y soldados.)

LIDORO
El árbitro de tus armas
y arrimo de tus estados,
510
Sísara, yace cadáver
en tu tienda desmayado.

(Rasga el rey las vestiduras.)

JABÍN
¡Oh, cuánto, ay de mí, me apuran
estos dioses, estos hados!
Vamos a ver mal tan grande,
515
a llorar mi muerte vamos.
Desdichas temo crueles,
temo afrentosos fracasos,
pues una mujer me quita
las armas (¡qué desacato!)
520
y las arroja por tierra.
¡Oh que agüero tan infausto!

(Vanse.)

Escena IX

Campo hebreo.

(Salen BARAC y soldados en orden, JOSÉ y sus capitanes.)

BARAC
   Haya paz en esas cumbres
del galileo Tabor,
ya que el fénix esplendor
525
las baña en doradas lumbres.
   Ya entona sonora salva
de los pájaros el coro,
alternando en picos de oro
panegíricos del alba.
530
   Hoy la batalla he de dar
al cananeo cobarde,
antes que entibie la tarde
ese ardiente luminar.
JOSÉ
   Ya al son de caja y clarín,
535
guiados de tu valor,
vienen subiendo el Tabor
Zabulón y Neptalí.
   y no hay en las tribus dos,
más soldados que diez mil.
540
BARAC
Es el contrario gentil
y nuestro padrino Dios;
   bastará sólo un hebreo
para mil incircuncisos,
pues los divinos avisos
545
aseguran el trofeo.
JOSÉ
   Son trescientos mil contados
los contrarios.
BARAC
¡Qué más gloria!
Son trescientas mil victorias;
pues entre diez mil soldados
550
   les caben, si mal no cuento,
a cada cien treinta mil.
JOSÉ
Fuera incredulidad vil
dudar yo su vencimiento;
   no lo dudo, mas pondero
555
contándoles la ventaja.
BARAC
Pues nuestro ejército baja,
hoy perece este rey fiero.

(Sale CINEO por entre unas ramas, sin que lo note BARAC.)

CINEO

(Aparte.)

   Ya Barac el monte sube,
más intrépido que Marte
560
y yo vine a darle parte
de los deseos que tuve
   de ser su centurión.
Ser un capitán quisiera
de su campo, porque viera
565
desmentida su opinión.
   Yo le he de pedir, en fin,
cien soldados, con promesas
de traerle las cabezas
de Sísara y de Jabín.
570
   Morirá después Jael,
quedará mi honor vengado,
el duque desengañado
y victorioso Israel.
BARAC
   Muera, después de la guerra,
575
Cineo, entre los traidores,
matad su gente y pastores,
postrad sus casas en tierra,
   y sembrándolas de sal
porque fenezca su nombre,
580
no quede de tan mal hombre
rastro, indicio, ni señal.
JOSÉ
   Yo haré, señor, lo que ordenas,
pues justamente te enojas.
CINEO

(Aparte.)

   Penas, ¿quedan más congojas?
585
Congojas, ¿quedan más penas?
   ¿Que esto escuche mi valor,
mi lealtad y mi nobleza?
BARAC
Cortaranle la cabeza
por detrás como a traidor.
590
JOSÉ
   Así lo haré efectuar.
CINEO

(Aparte.)

   No quiero ahora pedirle
soldados, que es inducirle
a que me mande matar.
   Volvereme desde aquí
595
sin hablarle cosa alguna,
ya que mi cruel fortuna
quiere perseguirme así.
   Yo solo he de acometer
al cananeo escuadrón,
600
que quien va con la razón
a ninguno ha menester.
JOSÉ
   Será como lo dispones.
BARAC
Suenen, pues, ecos marciales;
gasten cóncavos metales
605
y azote el aire pendones.
   ¡Soldados, hoy la memoria
judaica, ha de florecer!
Dios quiere que una mujer
nos dé el triunfo y la victoria.
610

(Vanse tocando cajas y queda CINEO.)

Escena X

CINEO
   El caballo queda atado
a un acebuche frondoso
y mientras pace goloso
las esmeraldas del prado,
   siéntome sobre las flores
615

(Siéntase.)

que el ameno monte viste.
Ausente, celoso y triste
contemplaré sus colores.
   Mas no, sino las que animan
esta lámina cruel.
620

(Saca el retrato.)

¡Oh facciones de Jael!
¡Cuán ingratas me lastiman!
   ¡Oh bella tez! que el jazmín
con la púrpura concuerdas,
cómo, ¡ay de mí! me recuerdas
625
que te tuvo el rey Jabín.
   Mas ya tus matices rojos
mis tristes lágrimas borren,
pues ya por mojarlos corren
los arroyos de mis ojos.
630

(Llora.)

    Qué pena, por pena iguala,
por más que la angustia pese
que esta mujer me ofendiese
que esta mujer fuese mala;
   ¡oh cómo la muerte tarda
635
y me cansa ya la vida,
que una muerte pretendida
huye de aquel que la aguarda!

(Cantan dentro.)

MÚSICOS
   Ven, muerte, tan escondida
que no te sienta venir,
640
porque el gusto de morir
no me vuelva a dar la vida.
CINEO
   Ven, muerte, tan escondida
que no te sienta venir,
Déjame, vida, morir
645
que en tal mal está mi suerte
que solicito la muerte
por menos mal que el vivir.
Bien sé yo que me ha de huir
por ser muerte apetecida,
650
mas, si se esconde, impedida
de una vida que me enfada,
¡vete vida tan cansada!,
ven, muerte, tan escondida.
   Acuchilla halcón gallardo
655
la garza blanca y hermosa,
que con su sangre hecha rosa
le tiñó el ropaje pardo,
mas tan veloz, que aún no es tardo
entre el matar y el herir;
660
imítale el embestir
y porque te logre ¡oh muerte!
procura venir de suerte
que no te sienta venir.
   Caiga este golpe tan presto
665
que aun no le sienta caído,
porque mientras más sentido
tendrá menos de funesto.
Darasme tal gusto en esto
que otra vida he de adquirir,
670
y aunque no hay por qué vivir
en una muerte que apaga,
estoy temiendo que haga
por el gusto del morir.
   ¡Oh, quién dijera, mortales
675
que en agravios bien sentidos,
quedaran aborrecidos,
los espíritus vitales!
¡Ay de mí! que a tantos males
mi suerte está reducida;
680
muerte busco no sentida
en tan miserable extremo,
que si es que la gusto, temo
no me vuelva a dar la vida.
   No puedo más; con mi agravio
685
gimo, peso, lloro, siento,
ardo, padezco, reviento,
bramo, gimo, muero, rabio.

(Levántase dando voces, tira el retrato, saca la espada y acuchilla el viento y los árboles como loco furioso.)

¡Loco estoy, aparta, afuera!
¡Muera el rey y el general,
690
pues trata mi honra tan mal,
el fiero general, muera!

Escena XI

Salen BARAC, JOSÉ y soldados.

BARAC
   ¿Qué dices? ¿que muera yo?
CINEO
¡Muera el general!
JOSÉ
¡Oh aleve!
BARAC
Matadlo pues, que se atreve
695
al juez, que Dios le dio.
   Traedme aquí unas prisiones.

(Riñe CINEO con los soldados como un loco y vase uno.)

CINEO
¡Muera el general!
BARAC
No, que vive mi valor,
a pesar de tus traiciones.
700

(Llega uno por detrás y coge a CINEO los brazos.)

SOLDADO
   Ya los brazos ligaré.
JOSÉ
Mátalo o préndelo en pena
de tal culpa.

(Saca el SOLDADO las esposas.)

BARAC
Esa cadena
le impida el villano pie.

(Pónenle la cadena.)

   Las manos también le atad.
705
Que, en venciendo al enemigo,
juro de darle el castigo
que merece esta maldad.
   Dos son con ésta las veces
que darme muerte intentaste;
710
mira si hay muerte que baste
a la pena que mereces.
   En tu casa, traidor, pudo
tu malicia derribarme,
donde vi que por matarme
715
libraste el puñal desnudo;
   y ahora a mi propio real
vienes con la espada afuera,
diciendo a voces que muera.
CINEO
¡Muera, muera el general!
720
BARAC
   Dime, traidor, dime, aleve,
¿qué furor te precipita,
qué atrevimiento te incita,
o qué frenesí te mueve?
   Pero no lo digas, no
725
que será afrentosa mengua
que lo pronuncie la lengua
y no lo castigue yo.
   Llevadle y dejadle aún vida,
que espere trance más fuerte,
730
que a veces suele ser muerte
una vida aborrecida.
JOSÉ

(A CINEO.)

    Lástima tengo de ti.
CAPITÁN 1.º
Compasión me da Cineo.
CINEO
¿Qué es esto, cielos, que veo?
735
Cielos, ¿cómo estoy en mí?

(Llévanle.)

Escena XII

Salen BATO y MOSCO con una tinaja.

BATO
   Leche han tenido las cabras
que es un juicio.
Tené bien, no se derrame,
que muesama me mandó
740
que en un odre le guardase
de aqueste branco licor.
Finádome estó de risa,
Mosco, de lo que os pasó,
¡Que Mosco errando las ubres
745
hoy ordeñare un cabrón!
MOSCO
Mentís, no fue sino cabra.
BATO
Con más barba que un oidor.

(Sale DINA con unas botellas.)

DINA
Dura todavía el pleito
de que el chivato ordeñó.
750
MOSCO
Si fuera cabrón ¿qué leche
tuviera o comierais vos?
BATO
Comiera por vos, la leche
la perra que vos parió.
MOSCO
Arre allá, Bato, mira
755
que si me enojo, que soy
un dimoño.
DINA
Henchid, aprisa
la bota, para el señor,
que aunque ésta se exprimió ayer,
no estará aún aceda.
BATO
No,
760
si el cabrón es primerizo
tendrá la leche mejor.

(Danle la bota y vanse BATO y MOSCO.)

DINA
Extrañas cosas anoche
pasaron al rey de Azor,
dando a tan varios enredos
765
mis engaños ocasión.
Mas aquí viene Vigote,
a quien la cadena dio,
juzgando que era Jael
por su disfrazada voz.
770
Diome cuenta del suceso
mas de la cadena no.
Él, demás de ser bellaco,
es un gentil socarrón.

Escena XIII

Sale VIGOTE.

VIGOTE
¿Hay azotes por acá? porque la
775
otra vez, por Dios,
que aquel tronco fue mi amigo,
sin querer le abracé yo.
DINA
Si el rey sabe que tú fuiste
quien la cadena le hurtó,
780
te ahorca; mejor será
repartirla entre los dos.
VIGOTE
¡Oh qué bobilla es la Dina!
¿Quién la cadena mentó?
Azotes, dije; si quieres
785
verás qué lindos los doy.
DINA
Pues, ¿a qué vienes? cuitado.
VIGOTE
¿A qué? A pedirte un favor,
hoy que salgo a pelear
con el hebreo escuadrón;
790
del paroxismo mortal
ya Sísara se alentó,
que, pálido y asombrado,
hace tripas del temor;
mas los dioses quieren hoy
795
que estos judigüelos mueran
a manos de su valor.
Docientos te he de traer
cautivos, de ellos dispón:
uno para tu escudero,
800
otro para tu bufón,
otro para maestresala,
otro para ser cantor,
otro que sea portero,
otro que sea limpión,
805
otro que barra la casa,
otro que friegue el perol,
otro que ande en la cocina,
otro que sople el fogón.
Ve contando hasta docientos,
810
mira no haya algún error;
otro que te haga la barba
cuando creciera el vellón,
otro que el cojín te lleve,
otro que...
DINA
Calla, hablador.
815
Mira que viene Jael,
y presumo que nos vio.
VIGOTE
¿Qué dices?
DINA
Vete, que sale.
VIGOTE
¿Sale ya?... Afufón.

(Vase.)

Escena XIV

Sale JAEL.

JAEL
¡Oh! ¡cómo tarda mi esposo!
820
En mi amante corazón
siento no sé qué desdichas,
que adivina mi temor.
DINA
Notable melancolía
es tuya; ¿qué pasión
825
tan pesarosa te rinde
a tal tristeza?
JAEL
La flor,
que abrigada de las sombras
de la noche, se durmió:
aunque la pueble de aljófar
830
el matutino candor
y afeiten copos de plata
su rozagante arrebol,
siempre, Dina, yacen tristes
su vanidad y primor,
835
mientras con amantes rayos
no la galantea el sol.
Yo soy flor y el sol Cineo:
es precisa mi aflicción
y mi tristeza forzosa,
840
mientras no le ve mi amor.
DINA
Dos días ha que Cineo
de tus ojos se ausentó.
JAEL
¡Amor los cuenta más bien!
Dos siglos, Dina, ellos son.
845
DINA
Si quieres que te divierta
por un instrumento voy
en que cantarte.
JAEL
Pues, ve.
Mas, ¿qué bélico atambor
alborota con sus ecos
850
la diáfana región?

(Tocan cajas y trompetas de guerra.)

DINA
El ejército de Israel
baja del monte Tabor,
y el cananeo le espera
con más potente escuadrón
855
que las arenas del golfo,
que los átomos del sol.
JAEL
Dar quieren ya la batalla;
ven acá y verémoslos
de este repecho. ¡Dios mío,
860
salga Israel vencedor!

(Suben a un montecillo.)

Escena XV

Al son de cajas y clarines salen SÍSARA y sus soldados, en orden de acometer, con espadas y rodeles. Bajan por el monte, BARAC, JOSÉ y los hebreos de la misma suerte hasta que están frente a frente los ejércitos; en el teatro están tocando cajas y clarines.

BARAC
   ¡Bárbaro capitán, caudillo fiero,
que a Israel con pesado yugo abrumas,
toquen alarma ya, bulla el acero,
bufe el caballo, encréspense las plumas
865
que hoy verás a tu ejército guerrero
alzar, sangriento mar, rojas espumas,
pues te avisan que bajo a que se rompa
el ronco parche y la sonante trompa!
   ¿Viste torrente de cristal lucido,
870
que, espumándose en cándidos fervores,
arrasa, desde un monte despedido,
sus yerbas, plantas, árboles y flores,
si al formar un horrísono ruido
en los troncos que quiebra sus rigores,
875
asombrados entonces de la hazaña
se pasma el valle y tiembla la montaña?
   Pues así yo de tu ira provocado,
pues así el pueblo de rigor cautivo,
así de tus injurias yo, irritado,
880
así el pueblo en tu ofensa vengativo,
así yo ahora en mi piedad negado,
así el pueblo a sus daños más altivo,
podremos hoy con espíritus valientes
romper tu campo y asolar tus gentes.
885
SÍSARA
   ¡Caduco general, viejo arrogante!
¿qué locura o delirio así te mueve,
a que en tus canas yo pise triunfante,
madejas de cristal, hebras de nieve?
Mas ya que, mariposa, es ignorante,
890
ese tropel que a mi valor se atreve,
hoy que a mi horrendo ejército le igualas,
serán cenizas las que fueron alas.
   ¿Viste el rayo brillar, sierpe de llamas
que, silbando, abortó trueno sonoro,
895
que ostentando centellas por escamas
dejó entre nieve y nieve la piel de oro;
al fresco almendro, que en sus verdes ramas
de diamantes logró blanco tesoro,
hiriéndole con estallido ronco
900
le hace pavesas de la copa al tronco?
   Pues así, de este alfanje al corvo rayo
asolaré feroz tus flores vanas,
si, almendro al decrépito desmayo
en vez de blanca flor, brotaste canas.
905
Veinte años ha que esta tragedia ensayo,
si de morirse todos tienen ganas,
yo más he muerto por distintos modos;
hoy mato esos diez mil y mueren todos.
BARAC
   De tu arrogancia, bárbaro, me irrito,
910
SÍSARA
Yo haré que llores vanidad tan loca.
BARAC
Hable el brío.
SÍSARA
A las armas me remito.
BARAC
Yo también. ¡Toca al arma!
SÍSARA
¡Al arma toca!

Escena XVI

Vase la batalla, entrando y saliendo dos veces, y en la segunda CINEO con la lanza.

CINEO
Como yo no me hallaba con delito
hallé en mis guardas resistencia poca,
915
y rompiendo cadena y eslabones
vengo a vengarme desde mis prisiones.
   Éste es el rey de Azor, que aquí se apea
de su carro... Matarelo...

(Salen LIDORO y el rey armados.)

JABÍN
Hoy el trofeo
es nuestro, pues mi espada le granjea.
920
CINEO
¡Muere, bárbaro!
JABÍN
Tente, Cineo,
que matar a un amigo es acción fea.
Soñé que me matabas.
CINEO
Ya lo creo.
LIDORO
Quita que le defiendo yo y soy valiente.
CINEO
¡Mucho más lo es quien su deshonra siente!
925

(Retíralos hiriendo. Baja del monte JAEL con DINA.)

JABÍN
Herísteme.
JAEL
¡Ay, Dios! ¿Qué veo?
Mi esposo es el que arremete
al rey Jabín, que, herido,
ya las espaldas le vuelve.
DINA
Ya pelean los dos campos.
930
JAEL
Ya la batalla se enciende
y una ciega polvareda
el bajo viento oscurece.

(Suenan dentro truenos, ruido y granizo.)

Mas ¿qué horrible tempestad
movió el cielo de repente?;
935
parece que se desploman
los dos cristalinos ejes;
sobre el cananeo, sólo,
la piedra y los rayos llueven;
contra Canaán se conjura
940
la claraboya celeste.
Lanzas de cristal le arroja,
rayos le vibra la nieve.
De la tempestad huyendo
van las cananeas huestes,
945
porque el viento y el granizo
les da en los rostros y frentes.
Combátenles los hebreos
y con denuedo valiente
siguen, matan, atropellan,
950
cortan, rompen, postran, hieren.
¡Oh, cómo se tornan rojas
las florecillas silvestres!
Los campos inundan golfos
de fugitivos claveles.
955
Mas, vencido y destrozado
acá un caballero viene,
todo abollado el escudo,
y sin pluma el capacete,
llenas de lodo las botas
960
y de sudores la frente.

Escena XVII

Sale SÍSARA.

SÍSARA
Muerto vengo, de sed rabio,
hermosa Jael, pues siempre
tu belleza idolatré:
si es que amores se agradecen
965
hazme dar agua que muero
y mi espíritu fallece.
JAEL
No tengo una gota de agua,
sólo hay leche.
SÍSARA
Dame leche
que expiro.
970
JAEL

(A DINA.)

   Ve por la bota
donde guardármela sueles.

(Vase DINA.)

SÍSARA
Perdí todo en esta guerra;
los ya ganados laureles
la tempestad me turbó.
975
JAEL
Dios los hebreos defiende.

(Sale DINA con la bota y un vaso.)

DINA
Bebe del licor nevado
de este vaso.
JAEL
Toma y bebe.

(Bebe.)

SÍSARA
Volví en mí; mas el cansancio
me rinde. Si no te ofendes,
980
descansaré un poco aquí.
JAEL
Sobre aquella alfombra puedes
y aquel cojín recostarte.
SÍSARA
Si a buscarme alguien viniere
no digas que estoy aquí.
JAEL
No.
985
SÍSARA
Ya el sueño me entorpece.

(Vase.)

JAEL
Dejémosle descansar.
DINA
Hazle tú agora que sueñe.

(Vase.)

SÍSARA

(Habla entre sueños.)

¿Matarme, ingrata? Esto es,
el amar su propia muerte.
990

(Sale JAEL con un clavo y un mazo.)

JAEL
Hoy triunfa el pueblo de Dios
si le taladro las sienes;
este clavo se las paso
a Sísara, mientras duerme.

(Clávale las sienes.)

SÍSARA
¡Muerto soy...!
JAEL
¡Barac, victoria!
995
El pueblo judaico vence
que Dios quiere en sus contrarios
que mujer los atropelle.

Escena XVIII

Sale CINEO, ensangrentada la lanza, y traen desmayado y lleno de sangre al rey.

CINEO
Entrad aquí ese cadáver
en quien vengué los reveses
1000
con que ofendía mi honor,
y esta lanza se ensangriente
en la cómplice también.
¡Muere, ingrata, muere, aleve

(Sigue a JAEL con la lanza y huyendo ella, tropieza CINEO en el cuerpo de SÍSARA.)

JAEL
¡Mira que no te he ofendido!
1005
¡Esposo, señor, detente!
CINEO
Mas ¿qué espectáculo miro?
O ¿qué cadáver es éste?
Suspenso estoy.

Escena XIX

Salen BARAC, JOSÉ y soldados.

BARAC
Aquí entró
Sísara, ¿mas el rebelde
1010
Cineo está libre aquí?
CINEO
Mátame, que aquí me tienes,
mas mi lealtad te diga
muerto el rey; para que pienses
que, cuando en mi casa al cuello
1015
te puse el puñal luciente,
fue juzgando que eras él,
pues las venganzas crueles
de mi honor, le perseguían,
por sospechas evidentes.
1020
JAEL
Pues a los dos satisfago
con decir que fingí siempre
amor a éste que maté,
por matarle solamente,
que en el camarín por eso
1025
leíste los dos papeles.
CINEO
¿Y el retrato?
DINA
Fue mi culpa
y venciéronme intereses.
BARAC
¿Y el manto real?
CINEO
Yo le hurté
al rey que aquí ves: direte
1030
lo que hay en eso, después
que me perdones clemente.
BARAC
Sois leales y sois nobles,
Yo soy el malo; engañeme.
CINEO
Perdona mis sequedades,
1035
bella Jael, que, imprudente,
me arrebataron los celos
y no fue el indicio leve.
BARAC
Vamos, que con triunfo y palma
nos aguarda ya la gente.
1040
De Jael es la victoria.
Triunfe Jael, pues le debe
Palestina sus trofeos
y Judea sus laureles.

(Llevan arrastrando a SÍSARA.)

CINEO
Señor, el rey no se lleve
1045
así, porque fue mi amigo.
BARAC
Hazlo tú como quisieres.

(Vanse gritando, «¡Victoria! ¡Viva Israel!»)

Escena XX

Vuelve en sí el rey.

JABÍN
¡Oh, qué largo paroxismo
tuvo mi espíritu ausente!
Toda la sangre me falta,
1050
pues en la campiña verde
nube de nácar llovió
sus líquidos rosicleres.
Aquí solo me han dejado.
¿Dónde está Cineo? Fuese.
1055
Por muerto me dejarían
los hebreos; mas ya quieren
los dioses darme la vida,
porque mis agravios vengue;
flaco estoy, mas por librarme
1060
será fuerza que me aliente;
ya estoy en pie, la cabeza
toda se me desvanece.
Guárdese de mí Judea
que guerras más insolentes
1065
le depara mi venganza.
Áspid soy; víbora, sierpe,
que, ofendida, al que la pisa,
ponzoñosa el pie le muerde.

(Vase.)

Escena XXI

Sale el triunfo. Todos los soldados coronados de laureles y palmas en las manos. Detrás JAEL en medio de CINEO y BARAC a caballo, con plumas y laureles; tocan cajas, clarines y chirimías, mientras salen todos y puestos en el teatro cantan los MÚSICOS, que también vienen en el triunfo.

MÚSICOS
   ¡Viva la hermosa Jael
1070
que es con verdad peregrina,
claro lustre en Palestina,
gloria ilustre de Israel!
   La femenil valentía
rompió a Sísara la frente,
1075
Sísara fue la serpiente
y será Jael María.
BARAC
   Ya la profetisa aguarda
con aplausos más alegres
TODOS
¡Viva, viva, viva!
CINEO
Y aquí fin tiene
1080
esta sagrada historia
del amar su propia muerte.
El Doctor Juan de Espinosa
Medrano, aquél a quien debe
el Seminario Antoniano
1085
créditos que lo engrandecen,
la sacó a luz, cuando era
colegial actual, y quiere
que le perdonéis las faltas
si en tal pluma caber pueden.
1090