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ArribaAbajoVII. Pormenores del estandarte de la Santa Liga (1571)

Cesáreo Fernández Duro


Gracias á la deferencia de los señores que componen el cabildo catedral de Toledo, y al estudioso afán del pintor de marina don Rafael Monleón, se me ofrece oportunidad de ampliar las noticias comunicadas á la Academia, en una de las sesiones pasadas, acerca de las insignias de la Santa Liga, noticias ya insertas en el Boletín correspondiente al mes de Octubre (tomo XIII, página 299).

Sabiendo que el día 7 de ese mes, como aniversario de la victoria de Lepanto y en cumplimiento de una de las cláusulas de institución de la fiesta conmemorativa, se cuelgan en la nave de la catedral las referidas insignias, el Sr. Monleón aceptó mi encargo de solicitar autorización para sacar copias fotográficas, concluídas que fueran las ceremonias religiosas, sin perjuicio de tomar, como ha tomado de su mano maestra, apuntes de todo aquello que la vista no aprecia en reproducciones hechas por la cámara oscura en escala reducida.

De las fotografías, obtenidas por el artista de la localidad D. Casiano Alguacil, juzgará la Academia viendo las copias que tengo gusto en ofrecer en este momento. Los esbozos del Sr. Monleón servirán, así lo espero, para obra de más importancia que perpetúe la idea del colorido y la ornamentación primorosa de aquellos venerandos trofeos.

Al descolgarlos se han rectificado las medidas, algo descuidadas en la descripción de los inventarios; se ha reconocido la seda adamascada del fondo, deteriorada por influencias del tiempo; se ha podido examinar la factura, admirando su riqueza tanto como su prolijidad.

Las insignias de la Liga, dicho está, son cinco. El estandarte de popa, la principal y más honorífica de ellas, conserva todavía la forma adoptada en el siglo XV, que daba á las enseñas reales el aspecto de un escudo puesto en alto, disminuído y redondeado el   —428→   lado opuesto del astil. El crucifijo colosal, las armas de las tres naciones coligadas y las del generalísimo D. Juan de Austria, tal como han sido descritas, son de pintura al óleo de gran corrección en el dibujo y de excelente gusto artístico; el fondo está completamente recamado de oro, de tal suerte, que apenas se distingue la tela, y brilla todavía como el de las letras y figuras de los códices miniados de la Edad Media.

Ciertas manchas acusadas por la fotografía en los bordes, son de otros tantos remiendos con que están reparadas las roturas, y aunque se buscó sin duda el damasco más semejante en color y tejido, desmerecen mucho en la comparación las dos calidades.

En la segunda fotografía descuella principalmente la flámula, advirtiéndose que tiene las puntas dobladas después de cubrir de alto á bajo uno de los arcos de la nave. Solo el crucifijo mide más de cuatro metros.

No es tan rica la ornamentación de oro del fondo, compuesta de rosetas y crucecillas alternadas; en cambio la rica cenefa de dibujo igual al de la anterior, muestra aún más el esmero del trabajo, por la proporcionada disminución con que se acomoda á la forma triangular de la insignia.

El tordano se diferencia de las otras en que sobre el fondo liso tiene pintados ocho trofeos de guerra compuestos de galeras destrozadas, cañones, arcabuces, banderines, alfanjes y escudos turquescos. El crucifijo y las armas de las tres naciones están ajustados en todas á un solo modelo, y aun pudiera asegurarse que pintados de la misma mano.

Advirtiendo que la pintura y dorado son idénticos en ambas caras y que los cordones y flecos de seda y oro corresponden al conjunto, teniendo las borlas no menos de 30 cm., se justifica la expresión anticipada del valor intrínseco de las banderas, digno presente del pontífice Pío V, como destinado á la empresa que principalmente ocupó el pensamiento de su santa vida.

Una de las caras del estandarte está ya perdida por los refuerzos y costuras con que se ha atendido á la conservación de la otra: por mucho que sea el cuidado con que se procure manejarlo, pasado como va estando el tejido, el traslado de un lugar á otro, los dobleces y el efecto mismo de la gravedad en el tiempo que están   —429→   colgadas las insignias -pesa la flámula sola 200 kg.- acrecer necesariamente el deterioro. El medio discurrido por el Capítulo de la Catedral de Gaeta, de poner entre cristales la bandera que supone fué de D. Juan de Austria, no es aplicable fácilmente á piezas de la medida que alcanzan las de Toledo, pero es de presumir, que los señores de este cabildo, idearán otros que conduzcan á prolongar los tres siglos largos que cuentan de existencia por su solícita custodia.

En las descripciones que de la galera real del príncipe hicieron Cristóbal Mosquera de Figueroa513 y Juan de Malara514, consta, que la pertigueta ó pertegusa, que así se llamaba por entonces el astil del estandarte, era obra de arte ó ingenio, como dispuesta á dar al viento la preciada señal. Por la galera, dicen ambos, no se veía otra cosa que cuadros y figuras alegóricas: Marte, armado con la espada de Vulcano y defendido con el escudo de Palas, en señal de que D. Juan vengaría los agravios de la cristiandad contra el poder de los infieles; Neptuno en su carro, con un mancebo vestido de capitán á quien entregaba las riendas de los caballos marinos, como alegoría del rey Felipe II confiando á D. Juan la empresa. En una parte se divisaba á Mercurio, con el dedo en la boca imponiendo silencio, en señal del recato y secreto que cumple al buen caudillo. En otras partes, Palas, armada, en muestra de saber y prudencia; Ulises, puesto al canto de las sirenas, tapándose los oídos con las manos; el Tiempo, en carro tirado de ciervos, con la Ocasión y un mancebo con insignias de capitán, que tenía con una mano asido el reloj del mismo Tiempo y con la otra los cabellos de la Ocasión misma..... Y sobre todo, era de ver «una viga muy grande, dorada, labrada de grutescos en el estanterol, hermosa columna fundada sobre tabernáculo, pieza asentada sobre el pedestal en dos delfines y tres tortugas que declaraban cuán templada ha de ir la velocidad con la tardanza.»

Porque todas las artes contribuyeran al adorno, se escribió en el pedestal del asta el siguiente soneto de Fernando de Herrera:

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   Diestra heróica de Carlo, que igual mira
Del cielo vivo en vos vuestra victoria,
Seguid, que ya el valor de toda historia
Rendido al vuestro, con dolor suspira.
Domad del alto piélago la ira,
Que es la tierra pequeña á vuestra gloria,
Dando el imperio á España y la memoria
Que por vos ora el Asia solo aspira.
No puede ser mayor la gloria vuestra,
Aunque es menor que vos; y vuestra fama
La grandeza del cielo abraza y cierra.
Podeis cumplir esta esperanza nuestra,
Que por ella Europa toda os llama,
Pues sois Neptuno en mar, Marte en la tierra.



Cuando llegó la ocasión solemne de afrontar la armada turca, se colocó D. Juan al lado del astil ocupando el lugar que al capitán general señalaban las ordenanzas navales. Juan Rufo nos lo dice también en lenguaje poético:


   Arrimado al católico estandarte
En la alta popa el buen D. Juan estaba



y cuidan los cronistas de añadir en buena prosa que si por caso se apartaba de aquel sitio, lo ocupaba al punto el lugarteniente D. Luís de Requesens.

De la colocación de las otras insignias hay también constancia por los grabados que se hicieron el año mismo de la batalla, en Roma y en Venecia, correspondiendo las indicaciones gráficas á los preceptos de las ordenanzas de galeras. Las circuladas el año de 1683 prescribían aún515.

«El juego (de insignias) de la galera capitana sea de ocho piezas, con pintura, á saber; flámula, todaro ú tordano, gallardete y pínelo ú rabo de gallo.

»Para la flámula grande se empleen cuarenta y ocho varas,   —431→   para tres paños de caída de á diez y seis varas y á los extremos de una vara de palo en que se fija, se pongan dos manzanas de madera (dorada) con dos cordones y cada uno con dos borlas y otro cordón con una borla muy grande que se amarra á la pena con otros tres cordones que de él penden, con que se amarra la vara referida por los extremos y el medio.

»Para el gallardete se den diez y ocho varas para tres paños de á seis varas. Este se fija en un asta en el garcés y al extremo del asta una manzana de madera.

»Para el rabo de gallo ó pínelo, que se fija en la pena de la entena, en un asta con su manzana, se den doce varas para un solo paño de este largo.

»Para el tordano, que pende del garcés y cae en derecho del árbol, con las mismas borlas y cordones que la flámula grande, se den dos paños de á veinte varas de largo.»

Ahora véase como corresponden las medidas de las insignias de la Catedral de Toledo.

Estandarte. Longitud 7,30 m.-Anchura en la vaina 4,42 m. -Anchura disminuída 3,27 m.

Flámula. Longitud 15,26 m. (18 vs 25).-Anchura en la vaina 4,70 m.-Anchura en las puntas 0,34 m.

Gallardete. Longitud 14,80 m. (17 vs 70).-Anchura en la vaina 1,25 m.-Anchura en la punta 0,34 m.

Rabo de gallo. Longitud 4,70 m. (5 vs 62).-Anchura en la vaina 1,95 m.-Anchura en las puntas 0,69.

Tordano. Longitud 23,80 m. (28 vs 46).-Anchura en la vaina 1,05 m.-Anchura en la punta 0,34 m.

Una interesante relación italiana, cuya existencia no he conocido hasta ahora516, da á entender que no es Gaeta la única ciudad que presume la guarda del verdadero estandarte de la Liga; Marsala, la antigua Lilibeo, cree también que lo posee por donación directa del vencedor de Lepanto.

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Según esta relación, disuelta la Liga en 1573, entró D. Juan de Austria con 80 galeras y 13.000 hombres en el puerto de Marsala, en escala de Túnez. La población acogió con grandes demostraciones de honor y afecto al hijo del Emperador, y D. Juan, queriendo corresponder al obsequio, donó al Monasterio de San Girolamo el gran estandarte que había recibido del Pontífice y arbolado en la galera Real al grito de victoria.

El estandarte se conserva en la iglesia del mencionado monasterio, en la capilla del lado del Evangelio, con el título de Crocefisso della Battaglia: tiénese en gran veneración, y ante él se hace fiesta anual el 7 de Octubre. Al lado del altar hay inscripción diciendo «come il Serenissimo Don Giovanni d'Austria portatosi di passo in Marsala, per controcambiare l'humilissimo ossequio prestatoli da questa Fedelissima Città, in pegno del suo amore nel 1573, lasciò in questo venerabile Monastero di San Girolamo l'accennato Crocifisso in tela, che sotto il titolo del Signore della Battaglia, s'adora in questa devotissima Cappella, a gloria della Religione et in memoria della munificentia di quel Serenissimo Principe, ove continuo esercita a pro dei Fedeli la pienezza delle sue Misericordie con evidentia di molti miracoli

El Sr. Salomón Marino explica que es el estandarte de tela roja, teniendo en el centro el crucifijo pegado sobre ella: al pie están representadas las imágenes de la Virgen María y de San Juan evangelista, y en el fondo el combate de las armadas cristiana y turca.

La descripción acredita que no es tal estandarte el de la Santa Liga.

9 de Noviembre 1888.

Cesáreo Fernández Duro