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Universidad de Granada
La presencia de tierras altas y tierras bajas en un relieve fuertemente compartimentado, además de otros factores como las grandes diferencias climáticas entre la costa y el interior, así como la escasa ocupación humana, han favorecido, históricamente, la trashumancia en todo el ámbito mediterráneo258 desde épocas pretéritas. En el ámbito peninsular ibérico, la presencia de la Mesta castellana ha ensombrecido el estudio e incluso la noticia de la mera existencia de otras trashumancias externas a la Meseta castellana, dado el volumen de animales que aquella implicaba, la densidad y extensión de sus desplazamientos y los intereses institucionales que fue generando. Ha sido en los últimos años cuando se ha ido poniendo de relieve la importancia de las migraciones estacionales de ganado en el Mediterráneo ibérico, en el contexto de la estructura económica de cada comarca259. En el caso concreto del sureste almeriense y de la época morisca, fue el profesor Vincent quien primero llamó la atención sobre su importancia a comienzos de los años noventa260. A partir de ese momento, en los trabajos sobre agricultura se ha ido teniendo más en cuenta aquel tema condenado por los ilustrados261 y olvidado por todos los demás, han surgido análisis temáticos concretos262 e incluso se ha convocado un coloquio específico263.
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El propósito del presente trabajo es el análisis de la trashumancia en el sureste de la península desde un importante lugar de invernadero, la Tierra de Vera264, y desde otro de agostadero, la sierra de Baza. Las diferencias importantes entre los actores, los rebaños, las especies y las circunstancias de una y otra trashumancia nos permiten construir un modelo aplicable a todo el ámbito surestino. Los contratos de arrendamiento de los pastos, los llamados libros de herbajes, conservados en los archivos municipales de Vera y Baza nos ofrecen una visión suficientemente detallada de gran parte de la época morisca, entre 1528 y 1570.
La estructura económica de las comarcas del norte del Reino de Granada a partir de la conquista cristiana es diferente de la que está presente en las tierras del sur. Consecuencia de la mayor o menor permanencia de población neoconversa, así como de otros factores socioeconómicos, esas diferencias, en cuanto a la ganadería trashumante, se elucidan analizando quiénes son los propietarios de los rebaños que llegan a invernar en la Tierra de Vera y de aquellos que tienen la sierra de Baza como agostadero.
En la Tierra de Vera (cuadro 1), entre los años 1528 y 1571, anualmente, sólo el 18 por 100 de los propietarios que llegan con sus rebaños son moriscos y aportan únicamente el 5 por 100 de los ganados. En cambio, de los que llevan a Baza sus rebaños entre 1529 y 1551, las dos terceras partes son moriscos y llegan con igual proporción de reses (cuadro 2), En ambos casos es necesario precisar que los cuadros se elaboran a partir de los nombres citados en la documentación como dueños principales del ganado en los registros de herbajes. Sabemos que cada rebaño incluía reses de los criados del propietario principal, de sus pastores o de «quien quisiere265», por lo que es imposible llegar a saber quiénes serían todos los que intervienen en la trashumancia, aunque podemos afirmar con toda seguridad que, dada la elevada proporción de población morisca que habitaba en las comarcas en que se originaban los recorridos que terminaban en la sierra de Baza, fundamentalmente el río de Almería y la taha de Marchena266, es raro que ganaderos cristiano-viejos incluyesen sus animales en los rebaños de moriscos.
En Baza, excepto en los inviernos de 1548 y 1549 en los que no llega ningún ganado debido a las malas condiciones climáticas de esos años, siempre los neoconversos poseen más de la mitad de los rebaños que trashuman (excepto en 1530, cuando únicamente son la tercera parte). Pero sus rebaños son numéricamente más pequeños que
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Propietarios moriscos | Propietarios crist.-viejos | |||||||
Año | N.º | % | Cabez. | % | N.º | % | Cabez. | % |
1528 | 8 | 33 | 2.355 | 14 | 16 | 67 | 16.285 | 86 |
1529 | 6 | 21 | 2.470 | 12 | 23 | 79 | 18.400 | 88 |
1530 | 12 | 63 | 3.380 | 36 | 7 | 37 | 6.000 | 64 |
1531 | 7 | 27 | 1.630 | 8 | 19 | 73 | 18.617 | 91 |
1532 | 10 | 26 | 3.350 | 14 | 29 | 74 | 21.360 | 86 |
1533 | 6 | 21 | 1.630 | 6 | 23 | 79 | 24.030 | 94 |
1534 | 3 | 12 | 1.000 | 4 | 22 | 88 | 22.587 | 96 |
1535 | 10 | 30 | 3.500 | 13 | 23 | 70 | 24.180 | 87 |
1536 | 13 | 34 | - | - | 25 | 66 | - | - |
1551 | 2 | 11 | 210 | 1 | 16 | 89 | 20.343 | 99 |
1552 | 3 | 17 | 690 | 0,5 | 15 | 83 | 14.896 | 99,5 |
1553 | 0 | 0 | 0 | 0 | 6 | 100 | 8.500 | 100 |
1554 | 10 | 56 | 2.556 | 11 | 8 | 44 | 20.792 | 89 |
1555 | 5 | 25 | 3.175 | 15 | 15 | 75 | 18.070 | 85 |
1556 | 5 | 23 | 1.130 | 9 | 17 | 77 | 20.210 | 91 |
1557 | 4 | 22 | 870 | 7 | 14 | 78 | 12.185 | 92 |
1558 | 2 | 12 | 231 | 2 | 15 | 88 | 13.858 | 98 |
1559 | 2 | 18 | 528 | 5 | 9 | 82 | 11.005 | 95 |
1560 | 2 | 28 | 150 | 2 | 5 | 72 | 8.080 | 98 |
1561 | 4 | 25 | 560 | 3 | 12 | 75 | 16.064 | 97 |
1562 | 1 | 7 | 90 | 0,05 | 14 | 93 | 16.709 | 99,9 |
1563 | 4 | 19 | 522 | 3 | 17 | 81 | 18.120 | |
1564 | 0 | 0 | 0 | 0 | 13 | 100 | 21.550 | 100 |
1565 | 0 | 0 | 0 | 0 | 14 | 100 | 17.690 | 100 |
1566 | 0 | 0 | 0 | 0 | 15 | 100 | 15.495 | 100 |
1567 | 0 | 0 | 0 | 0 | 6 | 100 | 10.500 | 1001 |
1568 | 0 | 0 | 0 | 0 | 12 | 100 | 14.339 | 100 |
1569 | 0 | 0 | 0 | 3 | 100 | 7.000 | 100 | |
1570 | 0 | 0 | 0 | 0 | 16 | 100 | 13.215 | 100 |
1571 | 0 | 0 | 0 | 0 | 16 | 100 | 13.215 | 100 |
Fuente: A. M. Vera, L-947, L-953. Faltan hojas del libro de herbajes.
los propios de los cristiano-viejos, ya que su proporción es, de media, ligeramente inferior. Esta circunstancia se hace patente especialmente en 1534, año en el que la mitad de los moriscos aportan únicamente el 36 por 100 de las cabezas de ganado. En cambio, en Vera predominan siempre los ganaderos cristiano-viejos y van desplazando
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Propietarios moriscos | Propietarios crist.-viejos | |||||||
Año | N.º | % | Cabez. | % | N.º | % | Cabez. | % |
1529 | 4 | 100 | 2.770 | 100 | 0 | 0 | 0 | 0 |
1530 | 1 | 33 | 1.000 | 86 | 2 | 66 | 160 | 14 |
1531 | 6 | 75 | 3.280 | 68 | 2 | 66 | 160 | 14 |
1532 | 6 | 75 | 4.400 | 72 | 2 | 25 | 1.700 | 28 |
1533 | 5 | 63 | 3.530 | 62 | 3 | 37 | 2.120 | 38 |
1534 | 4 | 50 | 2.850 | 36 | 4 | 50 | 5.120 | 64 |
1535 | 8 | 61 | 6.870 | 72 | 5 | 39 | 2.620 | 28 |
1536 | 6 | 100 | 4.580 | 100 | 0 | 0 | 0 | 0 |
1537 | 13 | 57 | 7.970 | 48 | 10 | 43 | 8.570 | 52 |
1538 | 9 | 69 | 5.895 | 63 | 4 | 31 | 3.454 | 37 |
1539 | 5 | 56 | 4.530 | 58 | 4 | 44 | 3.270 | 42 |
1540 | 3 | 50 | 1.810 | 36 | 3 | 50 | 3.150 | 64 |
1541 | 7 | 58 | 8.730 | 65 | 5 | 42 | 4.740 | 35 |
1542 | 4 | 67 | 3.055 | 67 | 2 | 33 | 1.515 | 33 |
1543 | 4 | 67 | 3.470 | 63 | 2 | 33 | 2.065 | 37 |
1544 | 3 | 50 | 2.500 | 47 | 3 | 50 | 2.780 | 53 |
1545 | 15 | 71 | 9.940 | 75 | 6 | 29 | 3.300 | 25 |
1546 | 7 | 70 | 5.420 | 68 | 3 | 30 | 2.570 | 32 |
1547 | 3 | 75 | 1.955 | 65 | 1 | 25 | 1.050 | 35 |
1548 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
1549 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
1550 | 4 | 67 | 3.380 | 69 | 2 | 33 | 1.500 | 31 |
1551 | 5 | 63 | 6.725 | 73 | 3 | 37 | 2.490 | 27 |
Fuente: A. M. Baza, Leg. 92, doc. 1.
progresivamente a los escasos propietarios moriscos, que a partir de 1556 únicamente aportan a las dehesas veratenses algunos pequeños rebaños de cabras y desaparecen definitivamente desde 1563. También es digno de tener en cuenta que la tendencia del número de reses que traen los integrantes de la comunidad cristiano-vieja aumenta progresivamente en todo el período.
El número
de cabezas de ganado de los cuadros 1 y 2 no incluye las colmenas,
puesto que al estar presentes únicamente como trashumantes
en la Tierra de Vera, y ser todas propiedad de cristianos nuevos,
como sucede también en otras zonas del Reino de
Granada267,
distorsionarían los resultados. Estas circunstancias y el
elevado número
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La radicalización del enfrentamiento entre las dos comunidades que habitan en el Reino a partir de los años sesenta se salda, en el terreno de la trashumancia, con una «expulsión» de los moriscos de las zonas de pasto más codiciadas, que pasan a ser totalmente controladas por «señores de ganado» cristiano-viejos.
Por último, en los contratos de arrendamiento de herbajes, como cualquier otro contrato de obligación, las autoridades de los concejos de Vera y Baza siempre exigen a los intervinientes como principales la presencia de algún fiador reconocido por ellos. En casi todos los contratos, los garantes pertenecen a la misma comunidad religiosa de los pastores. Sea en Vera o en Baza, la garantía de pago se presta a los correligionarios y en muy pocas ocasiones a los de la comunidad de nuevos cristianos, aunque la importancia de las garantías económicas fuesen en este caso mucho menores ya que los rebaños son menos numerosos. Se trata, en definitiva, de otro ejemplo de la separación existente entre las dos comunidades, que progresivamente va impregnando todas las manifestaciones, en este caso legales, de la sociedad.
Los intereses y el poder económico separan claramente las dos comunidades que cohabitan en el Reino de Granada, no sólo en cuanto al control de las instituciones, sino también en cuanto a la propiedad de los medios de producción. En este sentido, un elemento de esos medios productivos, la forma de utilizar los pastizales por los rebaños, distingue también a cristiano-viejos y moriscos. A Vera llegan anualmente una media de catorce rebaños de lanar y cabrío, las especies predominantes (cuadro 3). Poco a poco se fue generando una mayor concentración en las manadas. Mientras en los años treinta casi siempre el número de rebaños supera la veintena, en los años cincuenta y sesenta únicamente en la mitad de los inviernos se supera la decena. Además, a partir de los años cincuenta, la media de cada uno sobrepasa siempre el millar de cabezas, mientras que en los años anteriores raramente ocurría.
La concentración de los rebaños está unida también a partir de los cincuenta al claro predominio del arrendamiento por dehesas completas frente al registro por cabeza que era común en los años treinta. Ambas circunstancias son una manifestación clara de la concentración de la propiedad ganadera, del control de las dehesas y de todos los mecanismos de la ganadería trashumante por parte de algunas pocas familias de la oligarquía ganadera cristiano-vieja que reside en las comarcas nororientales del Reino de Granada.
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Año | Hués./Baza | Cazor. | Filab. | Vélez | Úbeda/Jaén | Guad./Cene | Otros | Reb. | Media |
1528 | 2.000 | 6700 | 0 | 0 | 6.200 | 3.415 | 240 | 21 | 883 |
1529 | 8.820 | 6.040 | 0 | 0 | 2.300 | 1.400 | 650 | 31 | 673 |
1530 | 7.550 | 0 | 0 | 400 | 0 | 800 | 180 | 17 | 543 |
1531 | 5.550 | 9.600 | 0 | 3.000 | 0 | 850 | 657 | 20 | 983 |
1532 | 11.150 | 6.800 | 500 | 0 | 1.000 | 3.150 | 1.910 | 33 | 743 |
1533 | 19.450 | 3.700 | 0 | 500 | 0 | 1.630 | 50 | 27 | 938 |
1534 | 9.600 | 4.600 | 0 | 400 | 7.400 | 0 | 1.000 | 20 | 1.150 |
1535 | 6.920 | 4.900 | 430 | 1.500 | 0 | 1.820 | 11.610 | 32 | 849 |
1536 | No aparece el origen en casi ningún registro | 34 | 1.098 | ||||||
1549 | 14.300 | 18.600 | 1.310 | 600 | 0 | 0 | 3.790 | 21 | 1.838 |
1550 | 3.500 | 8.125 | 0 | 0 | 0 | 0 | 3.790 | 21 | 1.838 |
1551 | 10.055 | 4.000 | 60 | 0 | 0 | 0 | 4.000 | 6 | 3.186 |
1552 | 270 | 12.000 | 500 | 1.370 | 0 | 0 | 0 | 11 | 1.294 |
1553 | 2.800 | 5.550 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 5 | 1.670 |
1554 | 10.050 | 11.400 | 500 | 0 | 0 | 0 | 1.090 | 12 | 1.920 |
1555 | 10.150 | 8.700 | 0 | 700 | 0 | 0 | 1.460 | 18 | 1.167 |
1556 | 7.911 | 3.700 | 0 | 650 | 0 | 0 | 0 | 12 | 1.021 |
1557 | 6.061 | 0 | 0 | 2.200 | 0 | 4.000 | 0 | 9 | 1.370 |
1558 | 3.350 | 7.500 | 0 | 2.350 | 0 | 0 | 400 (1) | 12 | 1.133 |
1559 | 6.585 | 8.500 | 0 | 0 | 0 | 0 | 720 (1) | 9 | 1.756 |
1560 | 3.000 | 4.500 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 3 | 2.500 |
1561 | 9.000 | 7.000 | 0 | 0 | 0 | 0 | 300 (1) | 11 | 1.482 |
1562 | 7.050 | 8.600 | 0 | 980 | 0 | 0 | 0 | 13 | 1.279 |
1563 | 7.900 | 8.500 | 262 | 0 | 0 | 0 | 860 (2) | 14 | 1.252 |
1564 | 7.450 | 14.100 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 13 | 1.658 |
1565 | 7.660 | 8.000 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1.000 (3) | 14 | 1.190 |
1566 | 10.860 | 3.500 | 0 | 1.000 | 0 | 0 | 0 | 15 | 1.024 |
1567 | 5.000 | 5.500 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 6 | 1.750 |
1568 | 6.740 | 4.500 | 13 | 0 | 0 | 0 | 3.000 (4) | 11 | 1.296 |
1569 | 4.000 | 3.000 | 0 | 0 | 0 | 0 | 2.000 | 6 | 2.150 |
1570 | 9.400 | 1.500 | 0 | 0 | 0 | 0 | 2000 | 6 | 2.150 |
1571 | 8.000 | 3.000 | 0 | 2.000 | 0 | 0 | 0 | 6 | 2.167 |
1572 | 9.050 | 2.750 | 0 | 0 | 0 | 0 | 7.500 (5) | 6 | 3.217 |
1573 | 5.700 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 10.000 (5) | 6 | 2.616 |
(1) Fiñana; (2) Serón; (3) Caravaca; (4) Yeste; (5) Alcaraz; (6) Puede que no viniese ninguno.
Fuente: A. M. Vera, L-947, L-953.
Esta concentración se pone
también de manifiesto al observar la evolución de los
grandes rebaños a lo largo de la época morisca.
Independientemente del número de cabezas, se consideran como
tales a aquellos que, en los contratos, reflejan pagos
superiores
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Año | Total mrs. | % | N.º prop. | % |
1528 | 55.750 | 63 | 7 | 30 |
1529 | 42.600 | 49 | 6 | 21 |
1530 | 19.200 | 43 | 3 | 18 |
1531 | 91.200 | 83 | 9 | 36 |
1532 | 69.000 | 59 | 7 | 19 |
1533 | 84.000 | 70 | 5 | 18 |
1534 | 176.500 | 81 | 5 | 23 |
1535 | 57.500 | 60 | 7 | 12 |
1536 | 70.000 | 60 | 7 | 12 |
1549 | 80.000 | 49 | 7 | 25 |
1550 | 20.000 | 25 | 1 | 8 |
1551 | 78.000 | 55 | 3 | 11 |
1552 | 120.000 | 85 | 6 | 28 |
1553 | 50.000 | 75 | 3 | 50 |
1554 | 127.000 | 68 | 3 | 15 |
1555 | 180.000 | 85 | 10 | 42 |
1556 | 110.110 | 85 | 6 | 17 |
1557 | 64.300 | 56 | 5 | 24 |
1558 | 94.525 | 92 | 10 | 43 |
1559 | 134.250 | 93 | 6 | 54 |
1560 | 79.500 | 94 | 3 | 43 |
1561 | 142.000 | 89 | 6 | 37 |
1562 | 184.500 | 99 | 9 | 60 |
1563 | 163.250 | 85 | 6 | 28 |
1564 | 241.750 | 99 | 10 | 77 |
1565 | 164.500 | 98 | 9 | 64 |
1566 | 174.400 | 93 | 8 | 53 |
1567 | 128.400 | 99,9 | 5 | 83 |
1568 | 151.580 | 91 | 7 | 58 |
1569 | 96.400 | 100 | 3 | 100 |
1570 | 84.000 | 86 | 4 | 25 |
1571 | 127.500 | 95 | 6 | 37 |
1572 | 174.500 | 97 | 7 | 88 |
1573 | 117.000 | 78 | 4 | 36 |
Fuente: A. M. VERA, L-947, L-953.
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por 100 del total de herbajes en los años treinta, para pasar a casi un 90 por 100 en la década previa al conflicto bélico. Al mismo tiempo, aunque con una tendencia menos acusada, la proporción de propietarios sigue la misma orientación. De suponer una cifra en torno al 20 por 100 en la primera década, se eleva al 30 por 100 en la década de los cincuenta, para estar por encima de la mitad en los años sesenta. Pe ro si ponemos en relación ambos parámetros se percibe claramente que son muy pocos «señores de ganados» (casi siempre con cifras absolutas inferiores a la decena) los que generan las cifras de ingresos más elevadas.
Los «señores de ganados» del norte, además, controlan también los ejidos frente a los intereses de los concejos o de otros ganaderos enemigos aprovechando su posición dominante al negociar y formalizar los contratos. Presionan más y mejor a las autoridades, generan menores gastos de gestión a los mayordomos de propios e incluso se enfrentan a los intereses de otros ganaderos. Cuando algunos de ellos, en la primavera de 1565, antes de abandonar las dehesas, firman los contratos para los inviernos siguientes, los que las habían ocupado en años anteriores denuncian los acuerdos alegando que les asiste el derecho de posesión268 como hermanos del Honrado Concejo de la Mesta. En varias ocasiones consiguen que un juez de comisión de la Mesta dictamine en su favor y la sentencia sea aplicada por el concejo de Vera expulsando a los ganaderos a quienes se había arrendado previamente el ejido en cuestión269.
Muy distinto es el
comportamiento de los rebaños que llegan al término
de Baza (cuadro 5), con cifras que apuntan a una media de ocho
rebaños anuales compuestos por unos 600 ejemplares.
Únicamente en los años 1534, 1541 y 1547 se supera o
se aproxima la media al millar de reses. Este último
año merece una atención especial porque tres manadas
de cabras superan en total las 3.000 cabezas. Al contrario que en
Vera, no podemos hablar de una progresiva concentración sino
de una tendencia estable con presencia, eso sí, de las
típicas oscilaciones interanuales. Aunque los propietarios
moriscos con mayor número de cabezas forman parte de la
oligarquía de la comarca del bajo Andarax270,
en este caso no se emplea nunca el concepto de «señor de ganado» en la
documentación, y, sobre todo, su número y potencial
económico es escasamente representativo en
comparación con los residentes en el norte del Reino de
Granada. Únicamente aparecen en la documentación
bastetana tres ganaderos que pagan por el herbaje de sus cabras
más de 5.000 mrs., todos registrados en 1551: Pedro
Mazmudi, vecino de Rioja, con 1.370 cabras; su hermano
Martín con 1.700; y Diego el Ancarí, vecino de
Boloduy, con 1.655. ¿Significa esto que, al igual que en
Vera, se está produciendo una concentración en la
propiedad de los rebaños de los moriscos o en el control del
arrendamiento de los pastos frente al concejo? Para poder responder
detalladamente a esta cuestión deberíamos
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Año | R. Almería | Almanzora | Marchena | Vera | Otros | Reb. | Media |
1529 | 2.770 | 0 | 0 | 0 | 0 | 4 | 692 |
1530 | 1.000 | 0 | 0 | 0 | |||
1531 | 3.650 | 130 | 1.000 | 0 | 0 | 8 | 604 |
1532 | 2.500 | 200 | 3.400 | 0 | 0 | 8 | 762 |
1533 | 3.100 | 130 | 2.320 | 0 | 400 (2) | 8 | 706 |
1534 | 2.820 | 0 | 5.100 | 0 | 0 | 8 | 996 |
1535 | 5.200 | 180 | 3.950 | 0 | 0 | 13 | 730 |
1536 | 3.930 | 100 | 550 | 0 | 0 | 6 | 763 |
1537 | 5.330 | 350 | 4.995 | 600 (3) | 2.100 (4) | 19 | 870 |
1538 | 4.024 | 730 | 3.220 | 825 (5) | 550 (6) | 13 | 719 |
1539 | 2.960 | 0 | 2.620 | 1.420 (3) | 700 | 9 | 866 |
1540 | 3.390 | 0 | 1.570 | 0 | 0 | 6 | 827 |
1541 | 3.900 | 980 | 5.270 | 520 (3) | 0 | 12 | 1.122 |
1542 | 2.630 | 0 | 1.240 | 700 (3) | 0 | 6 | 762 |
1543 | 3.115 | 0 | 2.420 | 0 | 0 | 6 | 922 |
1544 | 4.000 | 0 | 1.280 | 0 | 0 | 6 | 880 |
1545 | 4.100 | 3.890 | 4.630 | 620 (3) | 0 | 21 | 630 |
1546 | 3.150 | 2.300 | 2.540 | 0 | 0 | 10 | 799 |
1547 | 1.980 | 0 | 1.025 | 0 | 0 | 3 | 1.001 |
1548 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
1549 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
1550 | 2.950 | 0 | 1.930 | 0 | 0 | 6 | 813 |
1551 | 3.630 | 480 | 2.805 | 0 | 600 | 12 | 766 |
(1) Baza; (2) Huéscar; (3) Antas; (4) 500 de Huéneja, 1.600 de Lorca; (5) 155 de Antas; (6) Lorca.
Fuente: A. M. Baza, Leg. 92, doc. 1.
Las especies
Las especies del
ganado que trashuma nos permiten establecer también claras
diferencias entre el invernadero de Vera y el agostadero de Baza.
En el primero, la presencia predominante de lanar y cabrío
no puede hacernos perder de vista la llegada
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Año | Lanar | L/C | Cabr. | Total | Vac. | Cer. | Yeg. | Col. |
1528 | 11.200 | 4.300 | 3.055 | 18.555 | 300 | 0 | 0 | 0 |
1529 | 11.890 | 4.310 | 2.590 | 18.700 | 0 | 0 | 0 | 0 |
1530 | 4.100 | 3.350 | 1.480 | 8.930 | 150 | 0 | 11 | 0 |
1531 | 2.900 | 13.657 | 3.100 | 19.657 | 560 | 0 | 0 | 21 |
1532 | 11.400 | 6.250 | 6.860 | 24.510 | 200 | 0 | 0 | 21 |
1533 | 15.750 | 4.400 | 5.180 | 25.330 | 330 | 0 | 0 | 5 |
1534 | 14.000 | 8.600 | 400 | 23.000 | 587 | 300 | 0 | 121 |
1535 | 6.550 | 18.220 | 2.410 | 27.180 | 500 | 0 | 0 | 222 |
1536 | 37.322 | 0 | 0 | 0 | 555 | |||
1549 | 38.600 | 394 | 50 | 0 | 0 | |||
1550 | 14.395 | 120 | 363 | 18 | 0 | |||
1551 | 19.115 | 300 | 1.138 | 20 | 207 | |||
1552 | 14.240 | 566 | 780 | 60 | 26 | |||
1553 | 8.350 | 150 | 0 | 0 | 0 | |||
1554 | 23.040 | 308 | 0 | 0 | 95 | |||
1555 | 21.010 | 330 | 0 | 0 | 95 | |||
1556 | 12.261 | 588 | 0 | 0 | 63 | |||
1557 | 12.335 | 720 | 0 | 0 | 115 | |||
1558 | 13.600 | 489 | 0 | 0 | 114 | |||
1559 | 11.035 | 228 | 0 | 0 | 0 | |||
1560 | 7.680 | 150 | 300 | 0 | 0 | |||
1561 | 16.300 | 260 | 44 | 44 | 0 | |||
1562 | 16.630 | 169 | 0 | 0 | 78 | |||
1563 | 17.722 | 230 | 690 | 0 | 62 | |||
1564 | 21.550 | 0 | 0 | 0 | 28 | |||
1565 | 17.690 | 0 | 0 | 0 | 0 | |||
1566 | 15.360 | 135 | 0 | 0 | 30 | |||
1567 | 10.500 | 0 | 0 | 0 | 6 | |||
1568 | 14.253 | 0 | 70 | 16 | 69 | |||
1569 | 7.000 | 0 | 70 | 16 | 69 | |||
1570 | 12.900 | 0 | 0 | 215 | 0 | |||
1571 | 13.000 | 0 | 0 | 215 | 0 | |||
1572 | 19.300 | 0 | 0 | 0 | 0 | |||
1573 | 15.700 | 0 | 100 | 117 | 0 | |||
1574 | 30.840 | 35 | 170 | 25 | 0 |
Fuente: A. M. Vera, L-947, L-953.
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En los años treinta, cuando en la Tierra de Vera los arrendamientos de pastos para los rebaños de lanar y cabrío se realizaban fundamentalmente por cabeza en lugar de por ejidos completos, se especificaba si la manada era ovina o caprina. Ello nos permite conocer que en esos años, la llegada fundamental era de lanar. La importancia de esa especie debe mantenerse durante toda la época morisca, ya que los intereses laneros eran los predominantes entre los «señores de ganado» cristianos residentes en Baza, Orce o Huéscar. La carga ganadera de ovino-caprino se mantiene alrededor de los 15 a 20.000 cabezas. En esa tendencia se presentan inviernos de crecimiento inusitado, como 1536 y 1549, en los que se superan las 37.000, y años de fuertes caídas como en 1530, 1553 y 1560, consecuencia de malos otoños de lluvias en la comarca de Vera o de mejores condiciones en los pastos de otras comarcas costeras del sureste, como puede ser la Tierra de Almería. Entre los años malos destaca 1569, en el que con toda seguridad la situación prebélica y el inicio de la guerra provocó la ausencia total de trashumancia. En este sentido, las 7.000 cabezas que se recogen en el cuadro para ese invierno corresponden a contratos realizados en años anteriores con un plazo largo que dudamos que se cumpliesen. Una vez terminada la guerra y puesta en marcha la repoblación filipina, el negocio trashumante vuelve a tomar nuevos bríos a partir de 1574.
Francisco de Santolaya, regidor y vecino de Baza, es uno de los «señores de ganado» vacuno trashumante asiduo de las dehesas veratenses. La presencia de ganado vacuno es otra característica que nos permite distinguir los pastizales de la Tierra de Vera respecto de los bastetanos. Con la llegada de unas 300 reses de media anual hasta 1566, desde este año desaparecen para ser, incluso ya en la época de la repoblación filipina, únicamente testimoniales. La vinculación de este tipo de trashumancia a los ganaderos y mayorales moriscos residentes en el marquesado del Cenete es clara. Son muestra de ello las 150 reses que en el invierno de 1556 trae Juan el Candilí, propias de Juan Alcadí, alguacil y vecino de Aldeire, o las 50 que registra Almid, vecino de Caniles de Baza. Al igual que ocurre con los otros tipos de rebaños trashumantes propios de conversos, la inseguridad de los caminos en los años previos a la guerra de las Alpujarras dificultaría lógicamente el movimiento de las manadas de vacas.
Como puede suponerse, por motivos religiosos, el ganado de cerda que llega a Vera es propiedad únicamente de ganaderos cristiano-viejos. Las piaras aparecen de forma esporádica en los primeros años de la década de los cincuenta, alcanzando en el año 1551 un máximo de más de 1.100 ejemplares, repartidos en torno a una decena de piaras, algunas de ellas muy numerosas.
Las yeguas que trashuman son escasamente representativas hasta los años setenta, cuando procedentes de la ciudad de Lorca, sustituyen y compensan el descenso del ganado lanar que procedía del propio Reino de Granada. La escasez de demanda de pastizales en estos años puede que favoreciese su bajo precio y compensase la trashumancia de esta especie.
Como fue puesto ya
de relieve por B. Vincent, las colmenas son trasladadas en el
invierno, desde el 30 de noviembre hasta finales de marzo, para que
«pastasen» en el
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A la Sierra de Baza, los ganaderos, sean moriscos o perteneciesen a la comunidad cristiano-vieja, únicamente llevan a agostar rebaños de cabrío, la especie predominante en los lugares costeros de las comarcas orientales del Reino de Granada.
La procedencia de los rebaños de ganado lanar y cabrío que llegan a Vera (cuadro 3) presenta en los años treinta una clara dispersión. En esta década el origen geográfico tiene como focos principales la comarca de Baza-Huéscar, al norte de la actual provincia de Granada, y la zona de Cazorla, además llegan importantes contingentes del marquesado de Los Vélez, al norte de la actual provincia de Almería, Úbeda y Jaén, comarca de Guadix y el marquesado del Cenete, así como otros orígenes menos significativos. En 1535 en muchos de los registros no se indica el origen, por ello es tan elevada la cifra de la columna referente a otros. Ello no indica, por tanto, que la dispersión aumentase.
Pero, a partir de 1550 se produce una concentración en el origen, paralelo a la que observábamos que se producía en cuanto al número de propietarios y al volumen de los rebaños. La comarca de Baza-Huéscar y el Adelantamiento de Cazorla concentrarán la práctica totalidad de las procedencias. Únicamente sigue teniendo cierta importancia el marquesado de Los Vélez, además de un único año, 1557, en el que llegan 4.000 cabezas del Cenete. Es de destacar también la aparición de una trashumancia de mayor recorrido en la década previa a la guerra: rebaños que llegan desde Caravaca, Yeste y, ya en época de la repoblación, después de la guerra, de Alcaraz. Un origen exterior al Reino de Granada que se va a imponer y a mantener en años sucesivos de la década de los setenta. Tanto en el caso del origen norteño granadino, como en el exterior al Reino, la trashumancia está relacionada con los lavaderos de lanas de Huéscar y con el comercio de lana que controlan los genoveses y que éstos exportan a través del puerto de Cartagena271.
El origen del
ganado vacuno está más localizado: los contingentes
más numerosos los aporta la comarca de Baza, Cúllar,
Caniles, Orce y Huéscar, es decir el norte de la provincia
de Granada, con algunas aportaciones de reses procedentes del
marquesado
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Los moriscos propietarios de las colmenas que llegan a la Tierra de Vera residen en núcleos muy pequeños, la mayoría despoblados hoy, de la sierra de Los Filabres y el valle del río Almanzora casi en su totalidad: Lubrín, Benimina, Benizalón, Tahalí, etc.
La procedencia, en cambio, de los rebaños de cabras que invernan en Baza (cuadro 5) está más localizada. A lo largo de todo el período el río de Almería y la comarca de Níjar, así como la taha de Marchena destacan y se mantienen como el origen de la casi totalidad de las reses. Únicamente algunos años llegan rebaños procedentes de Lorca y de la Tierra de Vera (en concreto de Antas), cuya importancia numérica no es significativa en el conjunto. Esta trashumancia se mantiene en los años sesenta, puesto que el concejo sigue ingresando en 1567 cerca de 100.000 mrs. procedentes de los herbajes272, pero que únicamente representa el 11 por 100 de los ingresos, mientras que años atrás, en los cincuenta, los pastizales suponían la casi totalidad de las finanzas concejales. A partir de 1570 no llegan ningunos rebaños al agostadero bastetano: la guerra termina definitivamente con una forma de vida, la del sur, la de los moriscos pequeños ganaderos.
El fracasado ensayo de convivencia pacífica entre dos comunidades religiosas distintas y cada vez socialmente más distanciadas que se cierra en 1570 termina también con dos formas diferentes de entender las relaciones económicas que se establecen entre los hombres y que tienen como base el medio geográfico que las sustenta. Se enfrentan dos formas de organizar la ganadería y de entender la trashumancia casi antagónicas: los que habitan en las comarcas del sur en el valle del Andarax, en el campo de Níjar, que van con sus rebaños de cabras hasta Baza, e incluso los que desde el valle del río Almanzora o la sierra de Filabres llevan sus colmenas hasta Vera; y los del norte, los que habitan en las zonas más septentrionales y orientales del Reino de Granada que llevan sus ovejas y sus vacas hasta los pastizales de la Tierra de Vera e incluso hasta las dehesas de la Tierra de Almería. Aquéllos, pertenecientes básicamente a la comunidad neoconversa; éstos, integrantes de la minoría dominante cristiano-vieja. Aquellos, los del sur, la entienden como un negocio que tiene en cuenta claramente las posibilidades de un medio hostil, en el marco de una economía de subsistencia en la que la cabra es la especie dominante. Los del norte, en cambio, desarrollan la ganadería trashumante como un negocio especulativo a gran escala, negocio controlado por los oligarcas, los «señores de ganado», en los que la oveja es la más destacada, y cuya producción de lana se destina íntegra a la exportación.
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También son importantes otras diferencias que señalamos a continuación:
-Los rebaños que llegan a invernar a la Tierra de Vera son más importantes, con mayor número de cabezas. En ellos se va produciendo, además, una concentración de la propiedad al final de la época morisca. Una concentración que se produce también en el origen geográfico, fundamentalmente en el ganado lanar. Al contrario, los rebaños de los moriscos que residen en el valle del río de Almería o en la taha de Marchena son numéricamente más pequeños y no se puede observar una concentración.
-Cuando en el Reino de Granada, las circunstancias políticas se complican y se enrarece la convivencia entre los neoconversos y los cristiano-viejos, en la década de los sesenta, entre los «señores de ganado» que llegan a Vera se va generando una corriente trashumante que tiene su origen geográfico en tierras de Murcia y de Albacete, en zonas externas al Reino de Granada, corriente que se mantendrá después de la guerra, como una de las principales.
-También es necesario destacar la trashumancia de colmenas hacia la Tierra de Vera, todas propias de moriscos, procedentes de lugares cercanos. Presenta grandes oscilaciones, con picos importantes en algunos años, como en 1536 cuando llevan más del medio centenar. Este movimiento trashumante desaparece también de forma definitiva en los años sesenta para no recuperarse más, ya que la apicultura fue puesta en práctica raramente por los integrantes de la comunidad cristiano-vieja o por los repobladores.
En definitiva, la forma de entender la trashumancia y la ocupación del espacio es un aspecto más que distingue y enfrenta a dos comunidades, la neoconversa y la cristianovieja.