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Cervantes : Bulletin of the Cervantes Society of America

Volume XX, Number 1, Spring 2000

Fotografía

Cervantes

Bulletin of the CERVANTES SOCIETY OF AMERICA

THE CERVANTES SOCIETY OF AMERICA

President
CARROLL B. JOHNSON

Vice President
EDWARD H. FRIEDMAN

Secretary-Treasurer
THERESA SEARS

Executive Council

ELLEN ANDERSON MW NINA COX DAVIS
MARINA BROWNLEENE PATRICIA KENWORTHY
ANTHONY CARDENASPC GEORGE MARISCAL
MICHAEL MCGAHASE ILUMINADA AMAT
ADRIENNE MARTINSW JOSEPH V. RICAPITO

Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America

Editor: DANIEL EISENBERG

Managing Editor: FRED JEHLE

Book Review Editor: WILLIAM H. CLAMURRO

Editorial Board

JOHN J. ALLEN MYRIAM YVONNE JEHENSON
ANTONIO BERNATCARROLL B. JOHNSON
PATRIZIA CAMPANAFRANCISCO MÁRQUEZ VILLANUEVA
PETER DUNNFRANCISCO RICO
JAIME FERNÁNDEZGEORGE SHIPLEY
EDWARD H. FRIEDMANALISON P. WEBER
AURELIO GONZÁLEZDIANA DE ARMAS WILSON

Cervantes, official organ of the Cervantes Society of America, publishes scholarly articles in English and Spanish on Cervantes's life and works, reviews and notes of interest to cervantistas. Twice yearly. Subscription to Cervantes is a part of membership in the Cervantes Society of America, which also publishes a Newsletter. $20.00 a year for individuals, $40.00 for institutions, $30.00 for couples, and $10.00 for students. Membership is open to all persons interested in Cervantes. For membership and subscription, send check in dollars to DR. THERESA SEARS, Department of Romance Languages, University of North Carolina at Greensboro, Greensboro, NC 27402-6170. Manuscripts should be sent in duplicate, together with a self-addressed envelope and return postage, to DR. DANIEL EISENBERG, Editor, Cervantes, Regents College, 7 Columbia Circle, Albany, NY 12203-5157. The SOCIETY requires anonymous submissions, therefore the author's name should not appear on the manuscript; instead, a cover sheet with the author's name, address, and the title of the article should accompany the article. References to the author's own work should be couched in the third person. Books for review should be sent to DR. WILLIAM CLAMURRO, Division of Foreign Languages, Emporia State University, Emporia, Kansas 66801-5087.

Copyright © 2000 by the Cervantes Society of America.





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ArribaAbajoRincón del editor


ArribaAbajo La hija de Diego de Miranda

El confuso, el chapucero de Cervantes no volvía a leer lo escrito. No lo corregía, y consecuencia de tal falta de esmero son los famosos errores del texto. El rucio de Sancho, que desaparece y reaparece. Se pone el sol dos veces, sin haberse levantado (Don Quijote, I, 37 y 42). La mujer de Sancho: ¿Teresa o Juana?

En la segunda parte de Don Quijote, escarmentado por los comentarios sobre el primero, Cervantes se cuida mejor. Pero todavía se le escapan errores gordos. Uno de los clásicos «gazapos» de Don Quijote se encuentra en el capítulo II, 16. El autosatisfecho Diego de Miranda, orgulloso incluso de su modestia, comenta a DQ que «paso la vida con mi mujer, y con mis hijos, y con mis amigos.» Pero pocas líneas después, no tiene sino «un hijo, que, a no tenerle, quizá me juzgara más dichoso de lo que soy.» Y de allí, el grito en el cielo.

Pero hay otra explicación.

Nada de lo que dice el Caballero del Verde Gabán excluye que tenga una hija. Incluso podría tener varias, pero válganos una. Aunque tenga un solo «hijo,» todavía puede tener «hijos.»

Que esta hija no aparezca en la obra no tiene por qué sorprendernos. La mujer de don Diego apenas se ve. Ella y su hijo salen a recibir a Don Quijote, y «la señora» le recibe no con palabras, sino con «muestras de mucho amor y de mucha cortesía.» Y a continuación, la muda doña Cristina se ocupa en poner las mesas (II, 18).

La hija de don Diego no tiene nada que hacer. No es necesario que salude a los visitantes importantes. Si la madre no tiene nada   —6→   que decir, ¿cómo podría interesar a un gran señor una hija, que además carece de los estudios de su hermano? En la casa bien ordenada, como vemos en Cervantes, las mozas están guardadas como un tesoro. Hay que protegerlas de sí mismas. Porque si una casada demuestra «mucho amor» con un desconocido, ¿qué haría una hija, acaso en edad de merecer?

Incluso la hija invisible explica la insistencia de don Diego en que los libros de caballerías no pasen los umbrales de su puerta. A él no le interesan ni le entretienen, y su hijo se ocupa de la poesía. A quienes podrían interesar estos libros es a las mujeres, y el peligro que las lecturas caballerescas representaban para las doncellas fue comentado por varios críticos de su tiempo.

Así que hemos descubierto y rescatado a otra mujer cervantina -la más callada e invisible de todas. Sin poder salir de casa, sin voz, incluso sin nombre. Desde luego, sin amor paternal. Otra de las tristes, reprimidas mujeres cervantinas.





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