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ArribaAbajo El tesoro de Gastón

Palique


(Madrid Cómico, n.º 746, 5-VI-1897)

Menos gente nueva es D.ª Emilia Pardo Bazán, y su última novela, El tesoro de Gastón, es cuento de viejas.

D.ª Emilia escribía, illo tempore, novelas realistas, muy aceptables algunas, después cuentos entre los que hay algunos excelentes, pero ahora está dejada de la mano de Dios; y queriendo seguir la moda hace unos mamarrachos que tienen que parecérselo a ella misma.

Tanta filosofía estética, señora, viene a parar en que escribe usted folletines disimulados, y en que descubre usted ollas repletas de dinero como un Galland de menor cuantía.

También en Misericordia, la preciosa novela que Galdós acaba de publicar, se habla de tesoros escondidos... pero esos tesoros no parecen; en cambio parece el novelista de siempre, tan realista como hace veinte años, en lo que debe ser realista, y tan idealista como siempre en lo que es oportuno.

¡Ay D.ª a Emilia de sus pecados de usted! El toque no está en encontrar tesoros... ni en resucitar figurines, sino en que Dios nos haya hecho ricos de ingenio a su tiempo debido.

¡Y cómo escribe ahora estas novelas de folletón, como dice El Liberal, la Sra. D.ª Emilia!

¡Parece mentira que sea de la autora de Un viaje de novios la prosa de El tesoro de Gastón!

Señáleme usted mi línea de conducta- le dice Gastón a su novia.

La configuración de una muralla...

Imbuido por la ilusión, etc., etc.

Y lo peor no es eso; lo peor es lo cursi, lo radicalmente cursi del estilo. ¡Qué frases hechas de las que a Flaubert le hacían morir de risa, de las que Galdós con tanta gracia ridiculiza en Misericordia!

[...]

CLARÍN